La tensión entre los países vecinos, las expresiones de apoyo y bienvenida del chavismo a la guerrilla y el recelo por la presencia de funcionarios extranjeros a ambos lados de la frontera es una bomba de tiempo
Por
Sebastiana Barráez
Una peligrosa guerra fría, hasta ahora, y que establece como sitio de conflicto la frontera colombo venezolana, se ha venido intensificado en los últimos meses; por una parte, Venezuela aliada a Rusia y por otra Colombia con Estados Unidos. La tensión entre los países vecinos, las manifiestas expresiones de apoyo y bienvenida de Nicolás Maduro a la guerrilla colombiana, el recelo por la presencia de funcionarios extranjeros, a ambos lados de la frontera, es una bomba de tiempo.
Hace casi tres meses la presencia en Caracas del viceprimer ministro ruso, Yuri Borísov, ahora la visita del jefe del Comando Sur, Craig Faller.
La vieja Rusia se relame por volver a ser el poderoso imperio, que en el siglo XX jugó papel importante en las guerras mundiales y puso sus ojos sobre el continente americano, hasta el que extendió el discurso del comunismo y encontró un escenario fácil en las ambiciones de Fidel Castro, que con un grupo de barbudos llegó al poder y avivó a masas de hombres y mujeres con un discurso de justicia social.
Y detrás del dictador isleño llegó Hugo Chávez a gobernar a un país con problemas sociales, que se contradecían con una poderosa industria petrolera, proliferación de universidades, centros de investigación, servicios públicos baratos, la gasolina más económica del mundo, una Fuerza Armada que demostraba ser capaz defender el territorio y otras bondades.
El discurso de Chávez prometió igualdad, justicia social y repartió algunas bondades que animaron a los sectores más pobres del país y al oportunismo de las más pudientes.
Como por arte de magia, 20 años después, Venezuela es de los países más pobres y corruptos, con la mayor inflación del continente; con casi todo el país sin combustible mientras se tiene acceso a él a precios cuyo litro no es ni el salario mínimo; millones de personas que han huido del país; el sistema de educación destruido y el servicio hospitalario reducido al mínimo; secuestro, violación y asesinato de adversarios políticos; y el territorio y la soberanía comprometida.
Y en ese sombrío escenario, Venezuela se ha convertido en un peligro para el continente, por sus alianzas con grupos como la guerrilla de mano con el narcotráfico, iraníes adquiriendo propiedades y obteniendo documentos de identificación, la presencia de rusos en actividades ocultas en la frontera, el entrenamiento de grupos armados, mientras la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se ocupa de imagen, color y discurso.
Rusia vs EEUU
El 30 de marzo de 2021 Venezuela anuncia, con fanfarria incluida, que reforzó sus relaciones con Rusia, durante la visita a Caracas del Viceprimer ministro ruso, Yuri Borísov, recibido por Nicolás Maduro; firmaron “doce acuerdos en materia financiera, energética, comercial, militar, alimentaria, de salud y otros campos”, a lo cual el mandatario venezolano consideró: “Creo que esta reunión ha sido una de las mejores, la mejor reunión de la comisión de alto nivel Rusia-Venezuela”.
Estados Unidos observa, no sin cierta desconfianza, esa presencia de rusos, chinos, árabes, iraníes en territorio venezolano. Y acaba de enviar a Colombia, al Jefe del Comando Sur, el polémico almirante Craig Faller, quien sostuvo reunión con el presidente Iván Duque, el Ministro de Defensa Diego Molano, el Consejero Presidencial para la Seguridad Nacional de Colombia Rafael Guarín y el embajador Goldberg de EEUU.
El primer mandatario reiteró que “Colombia es uno de sus aliados más importantes de la región en la búsqueda por garantizar la seguridad y la lucha contra el narcotráfico, así como una democracia respetuosa de los derechos humanos”.
La excusa para la presencia del almirante Craig Faller es que está al mando del rol que cumple el FBI en la investigación del carro bomba que estalló en la Brigada 30 del Ejército Nacional en Cúcuta, Norte de Santander, Colombia. El Ministro de defensa Molano le dijo a un medio colombiano que el FBI participaría en la investigación, mientras el Departamento de Estado dijo, a través de un comunicado: “Estados Unidos se enorgullece de su asociación de larga data con el Ejército colombiano, que incluye entrenamiento y ejercicios conjuntos”.
Mientras tanto el canciller venezolano Jorge Arreaza, quien se encuentra en Moscú, publica: “Agradecemos al hermano Canciller de Rusia, Sergey Lavrov, por recibirnos para revisar nuestra alianza estratégica integral y compartir visiones sobre temas geopolíticos regionales y globales”.
Reacciona Venezuela
Hace unas horas Nicolás Maduro dijo, en el Campo de Carabobo: “En Colombia los mafiosos han tomado el poder y han impuesto la división entre el pueblo de Colombia y Venezuela, nunca antes estuvimos tan separados producto de la política antibolivariana, del odio de la oligarquía que gobierna Colombia”.
El Ministro de la Defensa venezolano, GJ Vladimir Padrino López expresa que “mientras el Jefe del Comando Sur visita Puerto Carreño en Colombia, se realizan ejercicios Tradewinds 2021 en Guyana con presencia de militares estadounidenses ¿Casual? No debe verse sino como un acto injerencista en medio de la sistemática desestabilización contra Venezuela”.
El titular castrense venezolano publica el desagrado por la presencia del almirante Craig Faller a Colombia: “La Fuerza Armada Nacional Bolivariana expresa su más categórico rechazo por la visita a Colombia del Almirante Craig Faller, Jefe del Comando Sur de los Estados Unidos de Norteamérica”.
Padrino hace énfasis: “Muy especialmente repudia su presencia irónica e inverosímil, en Puerto Carreño, Departamento del Vichada, aledaño al Departamento del Arauca, región toda limítrofe con Venezuela”.
Pero más aun cuando agrega que en esa zona están “los grupos irregulares armados colombianos que operan desde hace décadas con la aquiescencia del gobierno colombiano y la deliberada ausencia de sus fuerzas militares, lo que les ha permitido desarrollar los delitos de narcotráfico, contrabando, secuestro y extorsión, entre otros, que afectan gravemente la paz, la tranquilidad y el desarrollo de las poblaciones venezolanas”.
Llama la atención que pretenda imponer quién puede o no visitar territorio colombiano. Aunque en la frontera hay grupos paramilitares, guerrilleros y bandas criminales,
Padrino insiste en ocultar la mención de la guerrilla colombiana que además, en el caso de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) es la responsable de herir, secuestrar y asesinar a soldados venezolanos.
A través de un comunicado, que suscribe el GJ Padrino López, se atreve a especular: “Sin duda alguna, esta visita no obedece a razones de cooperación bilateral en materia de seguridad y defensa con el vecino país, sino que se constituye en un acto más de injerencismo y provocación por parte del imperio norteamericano, cuyas acciones siempre tienen oscuros intereses como telón de fondo”.
No lo hace de manera irónica, pero lo parece ante la realidad que se vive en territorio venezolano con la crisis económica, social y del COVID-19, cuando asegura que “paradójicamente, en los actuales momentos el pueblo neogranadino padece una terrible crisis humanitaria a causa de la COVID-19 y la brutal represión de su fuerza pública, que pretende con violencia de Estado y paramilitar, acallar el descontento generalizado”.
“Reiteramos nuestra preocupación por la recurrencia en Suramérica de este funcionario militar estadounidense, que sistemáticamente se ha entrometido en los asuntos internos de nuestra nación mediante actuaciones y opiniones que persiguen su desestabilización”.
Y finaliza diciendo: “Nos mantendremos alerta para garantizar la integridad territorial, la soberanía e independencia de la patria”.