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sábado, 24 de julio de 2021

Quién es quién en el magnicidio de Jovenel Moïse

Al menos 26 personas han sido detenidas y 10 están prófugas de un asesinato que involucra a ciudadanos de Estados Unidos, Colombia, Ecuador o Venezuela SANTIAGO TORRADO | CATALINA OQUENDO
Desde que el presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue torturado y asesinado a tiros en su domicilio de Puerto Príncipe la madrugada del 7 de julio, las investigaciones transnacionales han arrojado un saldo de al menos 26 detenidos y diez prófugos, en una trama que involucra también a ciudadanos de Estados Unidos, Colombia, Ecuador y Venezuela. 

Estos son algunos de los principales implicados en el magnicidio que ha sacudido al continente. La trama en Haití En la convulsa nación caribeña, donde la guardia presidencial sobrevivió sin heridas el ataque de un comando armado a la residencia presidencial, la justicia ya ha apuntado a varios de los cerebros de la operación, en una investigación que arroja algunas certezas y varias inconsistencias. Estos son los algunos de ellos: Christian Emmanuel Sanon, un médico y pastor evangélico haitiano, de 63 años que llevaba dos décadas viviendo en el sur de la Florida. Sin muchas conexiones en las altas esferas políticas del país caribeño aspiraba a sustituir a Moïse en el poder. 

Así lo señalaron a menos de una semana del magnicidio las autoridades caribeñas al acusarlo de ser el autor intelectual y de haber sido la primera persona a la que llamaron varios miembros del comando que perpetró el crimen cuando se vieron acorralados. Sanon fue detenido en Haití, a donde había llegado a principios de junio en un avión privado, acompañado de un pequeño grupo de mercenarios colombianos, de acuerdo con la policía. 

Ya el 12 de mayo había sostenido un encuentro en Fort Lauderdale con el objetivo de plantear su visión para reconstruir la nación caribeña. Entre los asistentes estaban un par de empresarios de Florida, otras dos piezas de las investigaciones como parte de la conexión en Miami: el ecuatoriano Walter Veintemilla y el venezolano Antonio Intriago. El jefe de la policía haitiana, Leon Charles, supervisa la seguridad del funeral de Jovenel Moïse el 23 de julio. El jefe de la policía haitiana, Leon Charles, supervisa la seguridad del funeral de Jovenel Moïse el 23 de julio.

 Poco después emergió en las investigaciones trasnacionales el nombre de Joseph Félix Badio, un exfuncionario del ministerio de justicia de Haití que sigue prófugo y, según la policía colombiana, fue quien dio la orden a los exmilitares para asesinar al presidente. De acuerdo con el director de la policía de Colombia, el general Jorge Luis Vargas, tres días antes del magnicidio les informó a Duberney Capador y German Rivera, los reclutadores colombianos, que la orden ya no era arrestar sino matar a Moïse. Badio trabajaba en la Unidad de Lucha contra la Corrupción (ULCC) y fue destituido el 17 de mayo de 2021 “por infracciones a normas éticas”, según las autoridades haitianas. El exsenador haitiano John Joël Joseph, un conocido opositor al partido del fallecido presidente Moïse, al que llegó a comparar con la covid-19, también está implicado. 

La policía haitiana acusa al político, en paradero desconocido, de proporcionar las armas utilizadas en el ataque. La guardia presidencial que sobrevivió sin rasguños el ataque de un comando armado ha estado desde el principio en el ojo del huracán. Dimitri Hérard, el jefe de seguridad del Palacio Nacional, capturado el 14 de julio después de haberse negado a comparecer, estaba en el punto de mira de los investigadores desde antes del magnicidio por supuesto tráfico de armas. Junto al jefe de seguridad de Moïse, Jean Laguel Civil, son sospechosos de permitir que el presidente fuera torturado y asesinado en su vivienda sin que hubiera siquiera un intercambio de disparos.

 A Hérard también lo investigan en Colombia, pues el país sudamericano fue un lugar de tránsito en siete ocasiones en que viajó a Ecuador, Panamá y República Dominicana, escalas en las que llegó a permanecer hasta un par de días. El primero de esos viajes fue el 19 de enero y el último el 29 de mayo, de acuerdo con la policía colombiana. Hérard se formó en 2012 en Ecuador, en la Academia Militar Eloy Alfaro, y “se movilizaba por el mundo con una cédula de identidad de Ecuador legítimamente obtenida”, según confirmó este jueves el presidente Guillermo Lasso en una entrevista con CNN. Además de Hérard, hay varios policías haitianos capturados. 

Desde el mismo momento en que se conoció el ataque, circulaban versiones sobre la participación de integrantes de la fuerza pública. Este martes, León Charles, comandante de la policía de Haití, confirmó que gracias a las declaraciones de los exmilitares colombianos identificaron y capturaron a Boni Grégoire, Clifton Hyppolite y Dominique Cauvin, como partícipes del asesinato. “Cauvin asistió a todas las reuniones de planificación del asesinato del Presidente de la República. Estas reuniones se organizaron con Reynaldo Corvington (otro agente detenido), que ya fue capturado”, aseguró Charles.

 Los mercenarios colombianos Por lo menos 24 mercenarios colombianos –18 capturados, tres muertos y tres prófugos– llegaron hasta Haití. Varios de sus familiares han insistido en que fueron contratados como personal de seguridad, no como sicarios. Al menos dos de los exmilitares que ayudaron a reclutar a sus compañeros sabían que debían asesinar a Moïse, mientras que otros habrían viajado engañados.

 Estos son algunos de ellos: Duberney Capador, un exmilitar colombiano de 40 años, es quien reclutó al grupo de soldados retirados. Según la policía de Colombia también conocía el plan de asesinar al presidente Moïse. Oriundo de Génova, Quindío, en el eje cafetero, se había retirado del Ejército en 2019 después de dos décadas de servicio. Tenía entrenamiento en fuerzas especiales y era uno de los exmilitares que recibió la formación que el Ejército de Estados Unidos da a las tropas colombianas.

 Capador murió en enfrentamientos con la policía haitiana un día después del magnicidio. Alcanzó a comunicarse con su hermana a través de Whatsapp y le dijo que estaba acorralado pero negociaría una salida. El excapitán del Ejército Germán Rivera es, según la policía colombiana, otro de los reclutadores y conocedor del plan contra Moïse. “Sabemos que Germán Rivera y Duberney Capador participaron en la planeación y organización de lo que inicialmente era una supuesta operación de arresto del presidente de Haití y para ello contactaron a más personas en nuestro país”, dijo el general Jorge Luis Vargas. Según esas informaciones, Rivera también fue informado de los avances de una reunión en Miami en la que se concretó la contratación de los mercenarios. 

Recibió 50.000 dólares para los gastos de alojamiento y mantenimiento del grupo de colombianos en Haití. Otro eslabón clave entre los mercenarios colombianos es Mario Antonio Palacios, uno de los por lo menos tres exmilitares que aún están fugitivos. Palacios se ha convertido en uno de los hombres más buscados de Haití. Según algunas versiones, ingresó la noche del crimen a la residencia presidencial junto a Capador y Mauricio Javier Romero, otros miembros del comando armado que murieron abatidos luego del crimen, de manera que su testimonio podría aclarar lo que ocurrió. Conexión Miami La investigación para buscar a los presuntos autores intelectuales y financiadores del magnicidio ha llevado a los investigadores hasta Miami.

Según las autoridades haitianas, en esa ciudad se realizó una reunión que fue clave en el plan. Varios de los señalados aseguran que los encuentros buscaban planear una transición gubernamental en Haití, pero no un asesinato. Según la Policía de Haití, en esta reunión en Miami se planeó el magnicidio de Jovenel Moïse.

La primera de varias conexiones con Miami, el destino de buena parte de la diáspora haitiana, emergió a las pocas horas del magnicidio. Junto a los mercenarios detenidos en Puerto Príncipe luego del crimen también se entregaron James Solages (35 años) y Joseph Vincent (55), dos ciudadanos estadounidenses de origen haitiano que acompañaron al comando armado. Residentes del sur de la Florida, ambos han declarado que su papel se limitaba a ser intérpretes de los colombianos –pues en Haití se habla creole–, y que creían que el grupo iba a arrestar al presidente Moïse, no a asesinarlo. 

 Parte de las investigaciones también han apuntado a las empresas que intermediaron en el reclutamiento y traslado de los exmilitares colombianos, en particular una de ellas, Security LLC (Counter Terrorist Unit Federal Academy), con sede justamente en Florida. El gerente de CTU es un venezolano radicado en Miami, Antonio ‘Tony’ Intriago. La Policía de Colombia “ratificó” que Intriago participó en reuniones de planeación para contratar a los mercenarios. En esos encuentros estuvieron también Sanon, Solages y el colombiano Arcángel Pretelt (buscado). 

Con una tarjeta de crédito de CTU se pagaron 19 billetes aéreos desde Bogotá hasta República Dominicana, para algunos de los exmilitares colombianos. Desde Caracas, el presidente venezolano Nicolás Maduro ha vinculado a Intriago a la oposición política, mientras en Bogotá la Presidencia ha desmentido las versiones de que Iván Duque se había reunido con él en Florida. En un comunicado, señaló que el sábado 10 de febrero de 2018 en Miami, “en el acercamiento propio de un evento público de campaña, el entonces candidato accedió a saludar y tomarse fotografías con algunos de los asistentes” entre los que estaba el venezolano. Además del papel de la firma CTU Security, entre las conexiones con Miami también está el ecuatoriano Walter Veintemilla, de 53 años, quien dirige Worldwide Capital Lending Group, una compañía de préstamos a la que recurrieron Intriago y Sanon, según las autoridades. 

El abogado de Veintemilla, Robert Nicholson, le dijo al Miami Herald que su cliente otorgó dos préstamos a la compañía de Intriago y a Sanon para financiar lo que creía era un plan para reemplazar a Moïse con un Gobierno interino en una transición pacífica, pero que nunca hubo ninguna discusión sobre un asesinato. Según el abogado, las múltiples reuniones con Sanon en Florida se limitaban a estrategias para financiar proyectos de infraestructura y sus aspiraciones políticas en Haití. 

 Arcángel Pretelt, considerado el eslabón perdido en la investigación, ha sido mencionado por la policía colombiana como uno de los hombres que participó en las reuniones con Intriago, Sanon y Solages. También conocido como Gabriel Pérez, es un empresario oriundo de Cali (Colombia) que vive en Estados Unidos. Experto en asuntos de seguridad, fue mencionado por los exmilitares colombianos como uno de los hombres que influenció a los políticos haitianos para el operativo.

viernes, 16 de julio de 2021

“El nuevo amanecer de Haití”: el sanguinario y ambicioso plan del hombre que orquestó el asesinato de Jovenel Moise

 

Una investigación reveló paso a paso cómo Christian Emmanuel Sanon reclutó fuerzas para tomar la presidencia del país caribeño tras el asesinato del mandatario
En una espaciosa sala de reuniones con vista al juzgado de Fort Lauderdale en Florida, fue donde tomó forma el plan para “salvar Haití”.

 Un incentivo de 83 mil millones de dólares ayudaría a reinventar la nación más pobre del hemisferio occidental, con inversiones en carreteras, redes eléctricas, puertos marítimos y aeropuertos. A los asistentes de la reunión del 12 de mayo, se les dijo que “el nuevo amanecer de Haití”, estaría dirigido por Christian Emmanuel Sanon, un haitiano-estadounidense de 63 años que se describe a sí mismo como pastor y médico físico, que se encuentra detenido en Haití vinculado con la investigación sobre el asesinato del presidente Jovenel Moise. 

 La misión de Sanon durante esa reunión era convertir “Haití en una sociedad libre y abierta”, dijo Parnell Duverger de 70 años, un profesor jubilado quien asistió a la presentación en Fort Lauderdale y además, había redactado el plan de reurbanización presentado por Sanon. Entre los asistentes a la reunión de Sanon se encontraban Walter Veintemilla, un financista de Florida que invierte en proyectos de infraestructura y Antonio “Tony” Intriago, el dueño de una firma de seguridad local también en Florida. Del encuentro surgió una propuesta ambiciosa que quedó por escrito, la cual fue compartida el mes siguiente entre Sanon y los dos dueños de negocios y a la que finalmente The Washington Post tuvo acceso. 

 Una empresa propiedad de Veintemilla, Worldwide Investment Development Group y CTU Security de Intriago reclutaría y reuniría un equipo privado de seguridad para proteger a Sanon hasta que se convirtiera en presidente de Haití. Esto según los detalles del borrador sin firmar obtenido por el Post. En última instancia, Sanon les reembolsaría sus servicios utilizando los activos del país, según el texto del contrato que circuló el 22 de junio.

 El documento presenta los préstamos propuestos por un total de más de 860.000 dólares para municiones, equipo, transporte y alojamiento para el personal. Además, enumera las fechas de los gastos durante mayo y junio. Tres cuartos de ese monto de dinero serían cubiertos por Worldwide, según muestra el desglose, y el resto por CTU. Las revelaciones de un gran plan para reconstruir Haití respaldado por Sanon y otros, así como el borrador del contrato y la lista de costos agregan una nueva dimensión financiera a la agitada investigación sobre un asesinato presidencial que ha trastornado el frágil Estado caribeño, dejándolo sin timón en medio de una disputa de liderazgo. Las autoridades haitianas y colombianas, junto con el FBI y la Interpol, están luchando para desentrañar un elenco de sospechosos que, según dicen, incluye a un ex informante de la Administración de Control de Drogas (DEA) apodado “Whisky”, un político de la oposición, mercenarios colombianos y haitianos estadounidenses del sur de Florida. 

 Un comunicado emitido por un abogado de Veintemilla, Robert N. Nicholson, dijo que Sanon se acercó a su cliente para obtener fondos de infraestructura y “expresó su intención de ayudar a lograr un cambio pacífico en el liderazgo de Haití con el fin de mejorar las condiciones de vida de los haitianos”. En el comunicado dijo que una de las firmas de Veintemilla, Worldwide Capital Lending Group, “ayudó a otorgar un préstamo a CTU” para respaldar los esfuerzos de Sanon, incluso proporcionando seguridad privada para él y “otros dignatarios haitianos debido a la violencia en curso en Haití”. “En ningún momento durante ninguna reunión o conversación con el señor Sanon o con cualquiera de sus representantes hubo mención, discusión o sugerencia de un complot de asesinato contra el presidente Moise o la intención de usar la fuerza para lograr un cambio de liderazgo en Haití”. Nicholson también dijo que el documento obtenido por The Post que muestra más de 860.000 dólares en préstamos a Sanon era una “solicitud de financiamiento”.

 “No estoy diciendo que ninguna de estas cantidades no se pagó. Pero incluye cientos de miles de dólares que no se proporcionaron”, dijo. The Post pudo corroborar algunas de las transacciones financieras en la lista de costos a través de entrevistas con proveedores, así como detalles proporcionados por las autoridades policiales sobre el viaje del grupo de ex militares colombianos presuntamente reclutados para la trama y que ahora están arrestados, muertos o en fuga. Intriago no respondió a las llamadas y mensajes dejados en su negocio y dos direcciones residenciales. The Post no pudo contactar a algún abogado de Sanon y los familiares no respondieron al correo de voz ni a los mensajes de texto. 

 No hay evidencia en el contrato obtenido por The Post, o de las personas entrevistadas para este informe, de un objetivo de matar al presidente. La persona familiarizada con la reunión y el contrato, así como Duverger, dicen que los asistentes a la reunión esperaban crecientes protestas y la presión pública eventualmente obligaría al presidente haitiano a renunciar. El presidente de Colombia, Iván Duque, dijo a una estación de radio local el jueves que a la mayoría de los colombianos involucrados en el operativo se les dijo que iban como guardaespaldas, pero que un grupo más pequeño de ellos tenía conocimiento detallado de los planes de asesinato.

 Dijo que la información se basó en el testimonio de hombres que fueron reclutados y finalmente no fueron, así como de un sujeto que había ido a Haití y regresó a Colombia antes del homicidio, así como familiares de los involucrados. Al anunciar la detención de Sanon, las autoridades haitianas afirmaron que lo llamaron sospechosos que huían de la casa del presidente la noche del asesinato del 7 de julio, y que Sanon, a su vez, se puso en contacto con dos hombres anónimos a quienes la Policía haitiana describe como “autores intelectuales” del asesinato. 

Los cuerpos de seguridad no han anunciado ningún cargo contra Sanon. Funcionarios colombianos han dicho que al menos dos de sus ciudadanos, uno asesinado por las fuerzas haitianas a raíz del magnicidio y el otro arrestado, ambos ex militares, habían estado en contacto con la CTU de Intriago. El miércoles, los funcionarios haitianos sacaron una foto que, según dijeron, mostraba una reunión en República Dominicana, donde Sanon, Veintemilla e Intriago se sentaron en una mesa con otros hombres. Las autoridades afirmaron, sin proporcionar pruebas detalladas, que los hombres estaban planeando el asesinato. El jefe de la policía haitiana, Leon Charles, ha afirmado que Worldwide “supuestamente recaudó dinero para que estos tipos pudieran continuar con este acto criminal, el asesinato del presidente”. 

 Según un análisis de imágenes encontradas en internet por The Post, la foto que, según funcionarios haitianos, mostraba una reunión en República Dominicana, parece mostrar una sala de conferencias en un edificio en Fort Lauderdale. El abogado de Veintemilla dijo que los representantes de Worldwide Capital Lending Group nunca asistieron a una reunión en Haití o República Dominicana. Duverger aseguró que Moise, quien había negado las acusaciones de grupos de derechos humanos de estar vinculado a bandas callejeras violentas, era visto por Sanon como un “bandido legal” que era parte del problema de Haití. Pero dijo que no tenía conocimiento de ningún plan de asesinato, un acto que describió como un “crimen bárbaro”. 

Sanon tenía una clara ambición de liderar Haití, dijo Duverger, pero “no explicó cómo iba a lograrlo”. “No dio un cronograma”, dijo Duverger, y agregó que no habría participado en una discusión sobre un derrocamiento violento del Gobierno. “La política en Haití [es] muy turbia. Haití es un país violento”. Pocos días después de la reunión de Fort Lauderdale, Sanon, Veintemilla e Intriago intentaron formalizar un plan de seguridad, según el borrador de otro contrato sin firmar. Ese borrador, fechado el 17 de mayo, dice que Worldwide y CTU proporcionarán “protección de seguridad personal” a Sanon, incluido el montaje y entrenamiento de un equipo en “planificación de misiones” y “operaciones de convoyes”. La persona familiarizada con el plan de seguridad dijo que los borradores de los contratos obtenidos por The Post eran auténticos.

 El contrato describe la “amplia experiencia de CTU en operaciones especiales militares y policiales”, incluso en Irak, Bolivia y Colombia, además de otros países. “Basándose en la experiencia de toda una vida en la guerra de operaciones especiales y convencionales”, establece el contrato, “CTU ha reunido un equipo dedicado” cuyas especialidades incluyen la guerra urbana, el asalto aéreo y el combate cuerpo a cuerpo. El documento no fue firmado - tenía líneas de firma para Veintemilla y Sanon pero no para Intriago porque CTU fue descrito como un subcontratista - y se modificó un borrador posterior del documento, también obtenido por The Post, para agregar otros detalles. Una nota a pie de página en el contrato también indica que Worldwide “proporcionará financiamiento para la operación de inicio” si Sanon lo solicita.

 La persona familiarizada con la reunión y algunos aspectos del plan de seguridad, hablando bajo condición de anonimato para discutir detalles financieros confidenciales, dijo que la intención de la fuerza de seguridad privada era proteger a Sanon, no lanzar una ofensiva. Sin embargo, la persona reconoció que Sanon y algunos de sus asociados esperaban un levantamiento popular en Haití que resultaría en la renuncia de Moise. Incluso mientras Sanon y las dos firmas trabajaban para negociar un acuerdo formal como sugieren los borradores, avanzaron para reunir rápidamente la fuerza de seguridad privada, muestra un recuento de costos. El 19 de mayo, se alquiló un avión por 15.477 dólares, el primero de los tres vuelos que figuran en una hoja de cálculo de gastos. Incluye un costo de 15.000 dólares el 3 de junio por “tornillos y clavos”, un término para municiones, según la persona familiarizada con el plan de seguridad. Hay gastos de 200.000 por “20 Tropas Personales” al día siguiente, así como 26.485.00 por 20 vuelos. 

 Según las autoridades colombianas, un grupo de al menos 11 de los colombianos viajó a Santo Domingo desde Bogotá en el vuelo 252 de Avianca en la misma fecha. A fines de junio, Sanon, Veintemilla e Intriago todavía estaban tratando de formalizar un acuerdo comercial, según muestran los documentos. El 22 de junio, un correo electrónico enviado a los tres hombres contenía el último borrador, ahora con referencias a la expectativa de que Sanon asumiera el control del Gobierno haitiano. El correo electrónico se envió desde una dirección identificada en el contrato como Sanon. 

 El borrador especificaba que las compañías desplegarían un número indeterminado de oficiales militares privados en la capital haitiana de Puerto Príncipe, dentro de las 72 horas posteriores al nombramiento de Sanon como presidente, las tarifas semanales estarían estipuladas entre 1.500 y 3.000 dólares por oficial, según muestra el documento. “Las Partes acuerdan que la fuente de financiamiento de los montos adeudados al Consultor de conformidad con este acuerdo será el producto de los activos monetarios incautados por Haití debido a los esfuerzos del Consultor y/o su Subcontratista”, declara.

 Según los metadatos del documento del 22 de junio, originalmente fue escrito por “walterv wwmlg.com”, que es el sitio web de otro de los negocios de Veintemilla, Worldwide Mortgage Lending Group. Las últimas ediciones conocidas del documento fueron realizadas el 22 de junio por alguien identificado en los campos de edición como “HLM”, muestran los metadatos. Haití Lives Matter es el nombre de un sitio web vinculado a Sanon. Las autoridades policiales haitianas dicen que en una redada en la casa de Sanon en Haití después del asesinato se descubrió un alijo de municiones, incluidas unas 20 cajas de balas de 9 mm y 12 mm, seis pistoleras, dos automóviles y placas de la República Dominicana. los investigadores también encontraron una gorra de la DEA. 

 En videos que presuntamente fueron grabados por residentes cerca de la casa de Moise la mañana del asesinato, se escucha al menos a un presunto agresor gritando que el ataque fue una “operación de la DEA”. Los funcionarios estadounidenses han negado rotundamente la afirmación de que la DEA estuvo involucrada y los funcionarios haitianos descartaron la posibilidad. Sanon se describió a sí mismo como médico y director de una fundación filantrópica que operaba en Haití y la República Dominicana en una declaración de bancarrota de 2013 en Florida, según muestran los registros judiciales. 

Dijo que sus ingresos eran de 5.000 dólares al mes. Un portavoz del Departamento de Salud de Florida dijo que la agencia no pudo encontrar ninguna evidencia de que alguien con el nombre de Sanon tuviera alguna vez licencia para ejercer la medicina en Florida. Sanon informó en el caso de quiebra que era copropietario de una fundación humanitaria llamada Organización Roma Haití, así como una iglesia evangélica y una empresa de telecomunicaciones con sede en Tabarre, Haití. Duverger, profesor retirado de economía en Broward College en Fort Lauderdale, dijo que conoció a Sanon en Estados Unidos a través de un amigo en común en 2016. Sanon, dijo Duverger, se había enamorado del plan de 30 años de Duverger para transformar Haití. 

 Duverger dijo que desarrolló el plan como resultado de su objetivo desde hace mucho tiempo de ayudar a reactivar la economía de Haití y presentó una versión del plan en la reunión del 12 de mayo con dos empresas, ingenieros e inversores. Un borrador del plan obtenido por The Post carece de detalles técnicos y es en gran parte una colección de mapas y viñetas. Requiere proyectos de saneamiento, mejores aeropuertos y puertos marítimos. Sanon, en las reuniones de Zoom en Haití, también había buscado el apoyo de líderes empresariales y otros para su posible liderazgo, dijo Duverger. Uno de los proveedores que figuran en el libro mayor financiero obtenido por The Post fue Maxime Sada. Durante una entrevista reciente con el diario mientras estaba en Miami para recibir atención médica, Sada dijo que conoció a Sanon en octubre. 

Un agente de bienes raíces llevó a Sanon al Maxime Boutique Hotel en Puerto Príncipe que Sada había estado tratando de vender, dijo el mismo Sada. Dijo que llegó a un acuerdo preliminar con Sanon en noviembre y que habían acudido a un notario para formalizar una oferta de 3.8 millones de dólares. Sanon había reservado “varias habitaciones” en su hotel, presentándose como un inversionista que también había comprado recientemente un hospital en Haití. 

Sanon afirmó que las personas que iban y venían, incluidas las que Sada describió como “extranjeras”, formaban parte del personal médico de ese hospital. En un momento, Sada dijo que Sanon hablaba mal de Moise, una figura controvertida en Haití, pero a quien Sada consideraba un “amigo”. “Le dije, ‘No hables mal del presidente’”, dijo Sada. Sanon también mencionó que quería ser presidente de Haití, dijo Sada. “Le dije: ‘Ya sabes, la gente del extranjero, la gente... no te querrán’. “Esa fue la primera y última vez que lo discutimos”, dijo Sada. Dijo que Sanon se presentó a sí mismo como pastor. “Él rezaba, rezaba, rezaba durante cada comida, siempre rezando”, dijo Sada. A medida que pasaban las semanas y Sanon viajaba entre Florida y Haití, Sada comenzó a presionarlo para que cumpliera con el pago inicial que había prometido para el hotel, además de pagar decenas de miles de dólares en facturas de habitaciones. 

 Un correo electrónico del hotel obtenido por The Post el 26 de junio advierte a Sanon que “no se servirán alimentos ni bebidas a su personal y servicios en el futuro. Necesitamos una tarjeta de crédito si desean comprar algo. Como ya sabe, su factura ha subido.” Sada dijo que había recibido dos pagos por facturas de hotel, por 5.000 dólares el 12 de mayo y 20.000 el 19 de mayo, que se ajustan a un registro de pagos obtenido por The Post. En mayo, dijo, Sanon llegó al hotel con Intriago, a quien Sanon describió como un socio comercial. Sada dijo que mencionó lo que entonces era una cuenta pendiente de 32.000 dólares. “Tony dijo que no se preocupara; dijo que él se encargaría de eso”, dijo Sada. Aseguró que seguía presionando a Sanón e Intriago para que pagaran. La última noticia de ellos, dijo, fue a principios de julio. [Tony] “dijo que se iría de vacaciones el 4 de julio y ‘cuando regrese me haré cargo del resto de la factura’”, dijo Sada. “Pero nunca lo hizo”. 

 Sada comentó que se sorprendió cuando se enteró de que las autoridades haitianas habían detenido a Sanon en relación con el asesinato. “No tenía ni idea”, dijo. “El presidente. Era mi amigo”. Cualquiera que hayan sido los objetivos de la operación, para los colombianos reclutados el ingresar a Haití, hasta ahora ha significado captura, muerte o huida. A principios de abril, en la ciudad de Armenia, Duberney Capador Giraldo, un veterano militar colombiano de 40 años, le contó a su hermana sobre una nueva perspectiva laboral. Se había celebrado un contrato con una empresa que brindaba seguridad a personas importantes en Haití, recuerda que dijo. Pagan bien, y el “megaproyecto”, podría durar incluso un par de años, dijo a su hermana, Yenny Carolina Capador Giraldo. La mujer lo ayudó a empacar una maleta, con camisas, pantalones, botas, lentes de sol, un sombrero.

 El 6 de mayo, día de su partida, ella le dio un fuerte abrazo. “Se fue feliz, con una maleta llena de sueños”, dijo. Viajó a Bogotá, luego a Panamá y luego a República Dominicana, según muestran los registros de vuelo. Le envió a su hermana fotos de él mismo cerca del océano en Punta Cana, las olas rompiendo en la orilla. Una vez que llegó a Haití, el 11 de mayo, su hermana dijo que parecía entusiasmado con el progreso que estaba haciendo con el proyecto, dijo. Nunca mencionó a su empleador. Pero le había enviado una foto. 

En él, lleva una camisa negra con CTU bordada en hilo blanco. Le contó a su hermana lo que parecían ser días laborales típicos: firmar contratos, organizar personal y evaluar las condiciones de trabajo. Todo parecía normal, hasta aproximadamente la mañana del 7 de julio, cuando él le envió un mensaje de WhatsApp. “Nos tienen en una casa”. “Nos están disparando. Estamos tratando de negociar un escape”. Las autoridades haitianas ahora dicen que fue uno de los tres sospechosos colombianos asesinados después del magnicidio. Pero en sus últimas horas, le había dicho a su hermana que no se preocupara. “Esto es para lo que fuimos forjados”, dijo. Le pidió que cuidara de su madre. © The Washington Post

martes, 13 de julio de 2021

Oliver Stone desmonta la versión oficial del asesinato de JFK con los documentos gubernamentales desclasificados

 

El cineasta presenta un espléndido documental con el material del Gobierno estadounidense que se puede consultar desde 2017 y que echa por tierra los mitos de la bala mágica y de Lee Harvey Oswald como único francotirador
GREGORIO BELINCHÓN Cannes - 13 JUL 2021 - 12:47 GMT-3 

 Es probable que nunca se sepa quién estaba en realidad detrás del asesinato, el 22 de noviembre de 1963, del presidente John Fitzgerald Kennedy. Pero Oliver Stone (Nueva York, 74 años) lleva más de media vida luchando por desmontar la incongruente versión oficial —en realidad, tanto de ese episodio como de otros relacionados con los rincones oscuros de Estados Unidos—. Han pasado ya 30 años del estreno de su JFK: caso abierto, que abrió los ojos a muchos de sus compatriotas, y de una manera u otra nunca ha olvidado el magnicidio en la pantalla, como demostró en, por ejemplo, la serie documental La historia no contada de los Estados Unidos. 

Ahora, por fin, tiene las pruebas, gracias a que el entonces presidente Donald Trump desclasificara en 2017 2.800 informes secretos con más de tres millones de documentos (aunque aún siguen sin ser accesibles otros 200, los considerados el núcleo oscuro de las pesquisas). Y con ellos estrena en Cannes JFK Revisited: Through The Looking Glass, dos horas espectaculares que acaban señalando a la CIA y al FBI si no como culpables, sí como manipuladores de todas las pruebas. 

Los secretos del caso Kennedy: el aviso desoído del FBI y la conspiración que vieron los soviéticos Trump libera 2.800 informes secretos sobre Kennedy, pero deja oculto el núcleo más sensible En realidad este nuevo impulso sobre el caso Kennedy no nació de Stone, sino de su productor habitual, Rob Wilson, y el guion parte del libro de James DiEugenio sobre el asesinato. En el festival se proyecta, en la sección Cannes Première, la versión de dos horas (que será la que se estrene en España, donde ya tiene distribución; en EE UU, mientas, sigue sin comprador), pero existe una de cuatro que fue la que vio Thierry Frémaux, el delegado general del certamen. 

Y lo que aparece en pantalla es demoledor. “Lo he hecho porque es importante, porque en 1963 aquel asesinato marcó a una generación. Kennedy fue el último presidente estadounidense que luchó de verdad por la paz mundial”, cuenta Stone. “Kennedy avanzó en unas posibles relaciones con Cuba, negoció con la URSS el tratado de no proliferación nuclear, empezó a pensar en sacar a EE UU de la guerra de Vietnam. Era anticolonialista. El mismo Robert McNamara, su secretario de Defensa, lo confirmó en sus memorias. Insisto, Kennedy ha sido el último presidente que de verdad intentó cambiar las cosas, y eso se volvió en su contra”. ¿Quién mató a Kennedy? Lee Harvey Oswald probablemente no, según los informes de tres investigaciones gubernamentales en distintas décadas. 

Un general retirado recuerda ante la cámara: “Kennedy tenía demasiados enemigos”. Stone explica: “En realidad, no sé qué pasó, pero sí lo que no pasó. Y en el documental retrato también el ambiente de aquella época. Dudo que hoy la Administración Biden haga algo más [por aclarar el crimen], sospecho que ni se le pasa por la mente”. Y su productor subraya: “En octubre de 2017, Donald Trump prorrogó el secreto oficial de esos 200 documentos. Y después anunció otros dos años más... Seguimos igual. Técnicamente hoy el Gobierno está incumpliendo la ley”. 

 “En la autopsia se realizaron decenas de manipulaciones, se usó un cerebro que no era el del presidente, desaparecieron fotos En la pantalla, se analiza prueba a prueba, también los documentos oficiales y el testimonio de los historiadores que ya han buceado en esos tres millones de documentos. “Ahí tenéis las trayectorias de las balas, la famosa bala mágica [que primero atravesó a Kennedy y luego dio vueltas por el cuerpo del gobernador de Texas, John Connally], el rifle, las fotos, las relaciones de Oswald con la CIA”, insiste Stone. 

 Tras centrarse en la investigación de la comisión Warren, nombrada tras el asesinato, que retorció, obvió y manipuló las pruebas, Stone repasa el material aportado por la investigación de 1975, realizada por House Select Committee on Assassinations, así como el trabajo de la que reevaluó desde 1992 los documentos, para categorizarlos tras el estreno en 1991 de la película, que se centraba en el fiscal Jim Garrison. Como ejemplo hilarante de la primera comisión, uno de sus integrantes, Gerald Ford, que llegó a ser presidente, hasta retocó el croquis de la autopsia para mover la entrada de un disparo; semanas después, el agujero retornó a su sitio original. Varios de los historiadores y expertos que accedieron en los noventa a los informes aparecen en pantalla subrayando las increíbles contradicciones en los horarios de, por ejemplo, la cadena de custodia de las balas y del casquillo encontrados en Dallas. Uno de los proyectiles apareció en una camilla donde había reposado horas antes el cadáver del presidente (nadie sabe por qué no se descubrió antes). 

Y la bala mágica, la que acabó en el muslo de Connally, sigue intacta, a pesar de todo el recorrido que hizo por dos cuerpos. “En la autopsia se realizaron decenas de manipulaciones, se usó un cerebro que no era el del presidente, desaparecieron fotos”, enumera Stone, que en pantalla solo aparece para dar cierta gravitas a la acción en Dallas. En algún comentario cae en cierta teoría conspiranoica que no ayuda a la película. En ese análisis minucioso de los documentos, Stone abre otra puerta: la de la vida de Oswald. 

Y, también con papeles oficiales, muestra que había otros dos planes similares de magnicidio en Chicago y Tampa (Florida) que incluían a otro par de tipos que cargarían con la culpa. Experto tras experto, todos señalan a la CIA, porque en aquel momento realizaba su propia política exterior, y el presidente quiso acabar con su reinado. Dos ejemplos: la agencia se planteó que Kennedy apoyara un golpe de Estado contra el presidente De Gaulle, asegurándole que todos los militares franceses estaban en su contra por su intención de acabar con la guerra de Argelia; y la CIA lo engañó cuando, desobedeciendo sus órdenes, los servicios secretos estadounidenses entregaron a Patrice Lumumba —primer ministro del Congo derrocado en un golpe militar por Mobutu, y al que JFK había prometido protección— a sus enemigos para que lo asesinaran. 

Todo está documentado y grabado. Al final, queda un extraño sabor entre el público que el cineasta explica: “Es más importante que sepamos por qué asesinaron a Kennedy que el quién. Y lo fue por su anhelo de paz. Hoy, ¿por qué queremos enemigos?, ¿por qué mantenemos una política hostil contra Rusia, China, Irán o Cuba? Necesitamos relaciones estables con esos países porque la amenaza principal que sufrimos ahora es el calentamiento global. Y es un problema mundial que necesita soluciones mundiales. Los países, las personas, están por encima de presidentes o dictadores”.

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