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jueves, 23 de diciembre de 2021

Mercedes Vigil Chile: crónica de una muerte anunciada.

 

 Todo indica que el sub continente seguirá el espiral descendente que comenzó con el experimento cubano y convirtió la isla en una cárcel. Este domingo los chilenos han entregado la conducción del país a una coalición liderada por el Partido Comunista. 

 El presidente Gabriel Boric representa a una izquierda radical que sigue aferrada a elementos fundamentales de la ortodoxia. Aun los revisionistas más moderados de la ideología marxista leninista le asignan al Partido Comunista la función de diseñar el camino para llegar al socialismo real. Si esto no bastara, el proceso constituyente que transita el país trasandino anticipa la muerte del modelo liberal que ha llevado al país a niveles de desarrollo formidables.

 Esto habilitará al nuevo presidente bolivariano para desarrollar una agenda ideológica que carga millones de muertos y ha fracasado en todo país donde se ha aplicado. Sorprenderse por este resultado electoral es no comprender el impacto del marxismo cultural que avanza hace 60 años, ante la inoperancia del resto del sistema político regional.

 La Escuela de Frankfurt lleva más de medio siglo sembrando intelectuales marxistas ante el silencio abrumador de varias generaciones de políticos que se han obsesionado por el economicismo. Ciegos ante el avance marxista, los liberales se abrazaron a la idea de que una economía venturosa es suficiente para fortalecer la república. En esa postura nihilista, la debilidad del presidente Sebastián Piñera fue el caldo de cultivo ideal para abrir las puertas del Palacio de la Monea a un mediocre vendedor de espejuelos sin más mérito que alimentar quimeras.

 Porque si algo saben los marxistas es que el homo sapiens es propenso a flaquear frente a sus emociones y las alientan, prometiendo lo imposible. Somos herederos del humanismo filosófico y nuestras naciones han sido fundadas sobre un sistema de valores que coloca al individuo y a sus derechos fundamentales en el centro de las políticas. Hoy, tras décadas de un marxismo cultural, la filosofía humanista agoniza ante un marxismo que coloca a la revolución en la cúspide de sus metas y para alcanzarla, justifica los medios más cueles. 

 El avance sostenido de una poderosa casta intelectual marxista ha herido de muerte al humanismo y hoy impera un relativismo atroz, que todo lo subsume ante un fin superior que es el triunfo de la revolución. Padecemos un embrutecimiento ciudadano apabullante que legitima a dictadores como Diaz Canel o Maduro, bajo el poder implacable de la ideología. En tanto cubanos y venezolanos carecen de alimentos básicos, los chilenos marchan tras un hombre que promete repartir bienes materiales, sin explicar de dónde va a sacar aquello que ha de repartir. 

Este ferviente bolivariano, ha anunciado políticas colectivistas que diezmarán los sectores productivos, lo que vaticina para los chilenos el mismo futuro de privaciones que padecen sus hermanos bolivarianos. Uruguay está en manos de una Coalición que dirige nuestra economía en base al libre mercado, pero necesitamos políticas claras para contrarrestar el legado marxista que ha colonizado la mente de varias generaciones de ciudadanos en toda la región, y también en nuestro país. 

 El Estado ha crecido mastodónticamente y hoy maneja áreas sensibles en la formación de los valores que guían a la sociedad. La filosofía marxista se apropió de los centros de estudio y colisiona con el humanismo republicano. En tal escenario, es imprescindible reestablecer nuestros valores y trasmitirlos, de cara a una sociedad que se ha vuelto anómica al extremo. Porque los valores no son cualidades innatas, sino que están en estrecho vínculo con la cultura y la educación. A esta falta de educación en valores, se le suma una hiper inflación legislativa que va en el camino contrario al humanismo filosófico. 

Los derechos humanos son manipulados y el auge de las políticas identitarias hacen de la victimización histórica, causa suficiente para otorgar privilegios tribales, atribuyendo cualidades especiales a las naturales peculiaridades, que nos hacen diferentes e irrepetibles. Debemos volver a los principios humanistas, fundamentales para la supervivencia republicana. 

Porque los valores morales poseen una importancia cognoscitiva, motivacional y normativa vital para la inserción del individuo en toda sociedad, incorporando conductas que facilitan la convivencia y, por lo tanto, no deben ser subsidiarios a ninguna ideología. Neutralizar el germen marxista que ha colonizado nuestras instituciones es un asunto de supervivencia. Necesitamos políticas claras que nos recaten de ideologías nefastas que han hecho de la libertad un privilegio, trayendo destrucción y miseria allá a donde han alcanzado el poder. Mercedes Vigil

viernes, 2 de julio de 2021

En qué se diferencia el comunismo de China del que hubo en la Unión Soviética (y cuánto influyó en América Latina)

 

  • Gerardo Lissardy
  • BBC News Mundo



El 1 de octubre de 1949, Mao Tse Tung instauró la República Popular de China (RPC), sobre la base de las teorías de Marx y Lenin. Cuando Mijaíl Gorbachov visitó Pekín en mayo de 1989 para concretar la primera cumbre chino-soviética en 30 años, los dos mayores Estados comunistas del mundo enfrentaban encrucijadas históricas.

 En la plaza de Tiananmén de esa ciudad, estudiantes y trabajadores reclamaban reformas democráticas, en protestas descritas como el mayor desafío al Estado comunista en China desde la revolución de 1949. Gorbachov, por su lado, impulsaba transformaciones políticas y económicas en la Unión Soviética (URSS) que, de hecho, inspiraban a muchos de los manifestantes en Pekín. Sin embargo, pocos meses después ese mismo año, comenzaría el sorpresivo desplome de la URSS con la caída del Muro de Berlín que separaba al mundo entre Este y Oeste. 

 En cambio, el Partido Comunista Chino (PCCh) saldó sus divisiones internas sobre cómo responder a las protestas domésticas con un triunfo de su línea dura, y la consiguiente masacre de manifestantes en Tiananmén estremeció al mundo.

domingo, 23 de mayo de 2021

El alcalde Jadue lleva al Partido Comunista de vuelta a la primera línea de la política chilena

 

El comunista lidera las encuestas rumbo a las elecciones de noviembre y aspira a llegar a La Moneda en 2022
ROCÍO MONTES Santiago De Chile - 23 MAY 2021 - 00:12 GMT-3 

Nunca en su historia el Partido Comunista chileno (PC) tuvo como ahora a un candidato presidencial tan cerca de La Moneda. Ni siquiera cuando Unidad Popular, del socialista Salvador Allende, representaba el 17% de las fuerzas políticas que conformaban el Gobierno. A seis meses de las presidenciales chilenas del 21 de noviembre, la carta del PC, el alcalde Daniel Jadue, un licenciado en Arquitectura y Sociología, lidera la intención de voto. De 53 años y de origen árabe, encabeza las preferencias con el 19,2% de respaldo, según la encuesta de Activa Research. 

Los resultados del fin de semana pasado –donde votó solo el 43% del electorado– dan buenos aires para la candidatura que aún saborea una evidente victoria política de la izquierda. Jadue deberá medirse el 18 de julio en las primarias con otro aspirante de la izquierda, el diputado Gabriel Boric, del Frente Amplio. 

Para su equipo, el alcalde ha fichado a expertos que jugaron papeles fundamentales en los gobiernos de centroizquierda, como el economista Gonzalo Martner, que formó parte del Gobierno de Ricardo Lagos y fue presidente del Partido Socialista en 2005. De acuerdo a Martner, existen dos hitos que explican la posición actual del PC: “La decisión de Bachelet de incluirlos en el bloque de Gobierno y el fin del sistema electoral binominal en la misma Administración”, que se aplica por primera vez en 2018. Considera también fundamental la emergencia de liderazgos jóvenes como el de la diputada Camilla Vallejo, una de las líderes estudiantiles de 2011. En 2019, con la experiencia de haber sido Gobierno, los comunistas se adhieren a las movilizaciones, lo que genera un clima político favorable a Jadue. “Conecta muy bien con la rebelión de 2019 y se instala como figura”, opina Martner. 

 El economista dice, sobre los resultados del fin de semana pasado, que “no es el Partido Comunista el que se puso al centro de la escena política, sino un candidato presidencial comunista”. Sobre sus posiciones, Martner señala que el candidato Jadue no tiene nada que ver con Maduro ni el régimen cubano ni nicaragüense, de los que el economista es crítico. A comienzos de abril, en una reunión con pequeños empresarios, Jadue confesó que uno de los fracasos que no le gustaría repetir si llegara a La Moneda sería “el capitalismo de Estado de la Unión Soviética”, lo que calificó como un “fracaso brutal”. Las placas tectónicas de la izquierda en Chile no han dejado de moverse. Una alianza entre socialistas de centroizquierda con los comunistas y el Frente Amplio con miras a las presidenciales estuvo viva el miércoles solo por dos horas. 

Esto habría originado un histórico acuerdo de la izquierda sin el centro, algo que no sucede desde hace medio siglo en Chile. Los socialistas acusaron el engaño. “No se humilla al partido de Salvador Allende”, dijo el presidente del partido, Álvaro Elizalde. Es una historia en desarrollo con un final incierto. Existe consenso en que las opciones del candidato del PC, sin el centroizquierda, no construirán una mayoría. Marta Lagos, fundadora y directora ejecutiva de Latinobarómetro, señala que los resultados del fin de semana pasados para el Partido Comunista “no fueron una victoria electoral, sino política”. La analista se refiere a los 28 de los 155 escaños, un 18%, logrados en el constituyente por la alianza entre los comunistas y el Frente Amplio, un conglomerado de partidos de izquierda nacidos tras las movilizaciones.

 El PC por si solo “obtuvo 4,99%”, lo que equivale a siete puestos, apunta Lagos. Podría concluirse que no fueron castigados de la misma forma que las organizaciones tradicionales de la transición; el bloque de la derecha obtuvo 37 puestos (un 23,8% que lo deja sin opciones de veto) y los 25 asientos para centroizquierda (16,1%). Si se mira el resultado con la elección de concejales del mismo fin de semana, en la que los partidos se miden con el resto y se observa el poder territorial de cada organización, se observa una distribución semejante a la que había en Chile: la derecha alcanza un 33,14% en votos, la centroizquierda un 34,15% y la izquierda un 23,77%. El PC obtiene un 9,23%, un crecimiento respecto al 6% obtenido en los comicios de 2016. 

 La derecha chilena se queda sin opciones de veto en el articulado de la nueva Constitución Irací Hassler: “Chile tiene un modelo de abusos y debe poner la dignidad en el centro” “El resultado habría pasado desapercibido si no tuviera un candidato presidencial”, explica Lagos. La alta abstención –un 57%– afectó sobre todo al centro, que volverá a movilizarse rumbo a las presidenciales de noviembre. “Chile no se corrió a la izquierda, sino que enfrenta una dispersión de mil minorías”, asegura la encuestadora, que reconoce los importantes triunfos políticos y electorales del PC, como la victoria en la municipalidad de Santiago que la economista Irací Hassler le arrebató a la derecha. El PC chileno tiene una larga historia desde su fundación, en 1922, como recuerda Ernesto Ottone, catedrático del Colegio de Estudios Mundiales de París y militante hasta inicios de los ochenta. 

De inicio, porque tuvo un antecedente anterior a la Revolución Rusa con el Partido Obrero Socialista de 1911, fundado por Luis Emilio Recaberren, quien solo después aceptó las 21 condiciones de la Internacional Comunista. “Desde entonces sigue la historia del Partido Comunista mundial, pero como tuvo una vida anterior, vive una especie de esquizofrenia. Tiene una doctrina revolucionaria ­marxista-leninista, dictadura del proletariado. Por otra, tiene una práctica mutualista, sindicalista, reformadora. No solo hace doctrina, también hace política”, asegura Ottone. Muy pronto alcanzó parlamentarios y se constituyó en una de las fuerzas políticas del país. “El PC chileno fue el más importante, con más influencia y capacidad de movilización y organización de América Latina”, afirma el especialista. “Los momentos pletóricos fueron desde 1938 a 1948 –con la fundación del Frente Popular y los gobiernos radicales–y, después desde su legalización en 1957, hasta el golpe de Estado de 1973”. En 1970, al inicio de la Administración de Allende, “tenía más de 150.000 militantes”, recuerda Ottone. El exmilitante considera que la organización siempre tuvo un comportamiento contradictorio. En 1968, por ejemplo, apoyó la invasión de la URSS a Checoslovaquia. 

Con una larga tradición institucional, el PC chileno apoyó después la línea moderada de la Unidad Popular de Allende, a diferencia del partido del presidente, el socialista, con una posición más radical. Con el golpe de Estado de 1973, el PC sufrió una tremenda represión: fueron asesinadas dos directivas nacionales y una de la juventud. A finales de la década, el partido fue influido por la lucha armada, tanto la cubana como la nicaragüense. “La tendencia militarista termina con la formación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez –que atentó contra Pinochet en 1986–, y se separa de su historia tradicional. Adquiere posiciones radicales”, asegura Ottone, quien formaba parte de los sectores internos derrotados, y quien renunció en 1981. Con el retorno a la democracia, la organización quedó fuera de los primeros gobiernos de la Concertación y del Parlamento. 

Los comunistas no creyeron en el pacto de gobernabilidad del centro con la izquierda y optaron por la oposición, críticos de la transición, lo que los condujo al aislamiento en los primeros 15 años de democracia. Existe una segunda versión: fue la Democracia Cristiana quien vetó un acuerdo con el PC, pues lo consideraban inviable. Un acuerdo con la Concertación en 2008 permitió al PC conseguir dos alcaldes. Un año después, el partido obtuvo tres diputados. Guillermo Teillier, actual presidente del partido, llegó al Congreso. En 2013, se sumaron a la alianza que llevó al poder por segunda vez a Michelle Bachelet. Era la primera vez que regresaban a La Moneda desde el golpe, y lo hicieron con varios ministros. Obtuvieron seis diputados de la mano de la centroizquierda. Actualmente, el PC tiene nueve diputados y un candidato presidencial expectante, el alcalde Jadue.

miércoles, 18 de abril de 2018

El comunismo Socialismo solo se mantiene con sangre del pueblo

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El 6 de noviembre se cumplieron 20 años de la publicación de una obra de referencia sobre el terror comunista: “El libro negro del comunismo”, publicado por Harvard University Press en Francia. Lenin: números, datos e imágenes de los crímenes del primer dictador comunista ‘La verdadera historia soviética’: excelente documental sobre los crímenes comunistas

 Esta obra fue realizada por un equipo de profesores e investigadores del Centro Nacional para la Investigación Científica, la institución científica más importante de Francia. Hace tiempo que quería trasladar a una entrada las cifras de asesinados por el comunismo que indica ese libro por cada país, actualizándolas en la medida de lo posible, pues en estas últimas dos décadas esa ideología totalitaria ha seguido provocando muertes en diversos puntos del mundo. Os ofrezco aquí un listado por países, ordenados por los que han tenido un mayor número de víctimas. Cito “El libro negro del comunismo” por sus siglas, ELNDC. Las cifras que indico en letras grandes son el resultado de añadir a las estimaciones de esa obra las de otros estudios más recientes.

 Cifras por país: China: 82 millones de muertos URSS: más de 21 millones de muertos Corea del Norte: 4,6 millones de muertos Vietnam: 3,8 millones de muertos Camboya: 2,4 millones de muertos Afganistán: 1,5 millones de muertos Yugoslavia: 1.172.000 muertos Alemania: 815.000 muertos Mozambique: 729.000 muertos Etiopía: 725.000 muertos Rumanía: 435.000 muertos Checoslovaquia: 262.082 muertos Venezuela: más de 252.000 muertos Polonia: más de 235.000 muertos Hungría: 210.000 muertos Angola: 125.000 muertos Colombia: 105.419 muertos Albania: 100.000 muertos Rhodesia / Zimbabue: más de 50.000 muertos Laos: 45.000 muertos Bulgaria: 31.150 muertos Cuba: 73.000 muertos Perú: 37.840 muertos Mongolia: 35.000 muertos Filipinas: 22.799 muertos Grecia: 15.401 muertos Nicaragua: 5.000 muertos España: al menos 4.176 muertos Argentina: 1.501 muertos Yemen del Sur: 1.000 muertos Israel: 83 muertos Uruguay: 66 muertos Alemania Occidental y Berlín Occidental: 35 muertos Estados Unidos: 10 muertos TOTAL: Más de 120 millones de muertos http://www.outono.net/elentir/2017/12/17/los-mas-de-100-millones-de-muertos-que-causo-el-comunismo-divididos-por-paises/

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