Es
innegable que las antiguas fotografías siempre nos han fascinado pues ellas reflejan
los ecos aun recientes del pasado; crean un sugerente efecto que nos traslada a
épocas anteriores y a situaciones diferentes y generan nostalgia. Esas añejas y
descoloridas imágenes nos permiten volver a ver un fragmento del pasado
congelado en el tiempo; observar cómo eran las costumbres y las actividades
diarias; reconocer a las familias y personajes zarateños de antaño o asistir a
los acontecimientos sociales relevantes de nuestra comunidad muchos años
después de haber sucedido. Tan solo nos permiten apreciar un detalle
restringido de las situaciones que reflejan pero ello, indudablemente, incita
al observador a conocer cómo se iniciaba o continuaba la escena o qué historias
se esconden tras el reducido marco espacial de la fotografía.
Orígenes de la fotografía en la Argentina
El nacimiento
oficial de la fotografía se produjo en agosto de 1839 cuando, en la Academia de
Ciencias de París, se presentó el primer procedimiento de fijación de imágenes.
Creado por Joseph Nicéphore Niépce fue perfeccionado, luego, por Louis Daguerre
quien logró reducir los tiempos de exposición y obtener instantáneas de gran
nitidez. Se trataba de imágenes únicas -no era posible obtener copias- impresas
en placas de cobre, cubiertas de plata y protegidas por costosos estuches; su
inventor bautizó con su apellido el método y las imágenes obtenidas:
daguerrotipia y daguerrotipo respectivamente.
Muy pronto el daguerrotipo se difundió por las principales ciudades
europeas y del mundo y llegó al Río de la Plata cuatro años después de su
presentación oficial en París. En junio de 1843 el español Gregorio Ibarra inició sus actividades en
Buenos Aires como daguerrotipista y a él se sumaron, poco después, los norteamericanos
John Elliot y John Bennet y el inglés Robert Leys.
Estos fotógrafos eran itinerantes, se establecían por poco tiempo en
un determinado pueblo o ciudad realizando giras continentales; ello determinó
que las principales ciudades de nuestro país también contaran con su
daguerrotipista. En 1846 el italiano
Aristide Stephani abrió la primera galería en Corrientes, ciudad en la que
actuaron también Anselmo Fleurquin y Joaquín Olarán; en 1855, el alemán Adolfo
Alexander llegó desde Chile para hacer daguerrotipos en San Juan y
Mendoza; en 1856, Amadeo Jacques, más tarde rector del Colegio Nacional de
Buenos Aires, era daguerrotipista en Santa Fe y en Tucumán.
Desiderio Aguiar -sanjuanino-; Fergusson -inglés- y Walter Bradley -norteamericano- fotografiaron a las principales familias de ganaderos de Dolores, Chascomús, Campana, Baradero, Salto y Colón. Familias zarateñas también fueron retratadas por este último estudio alrededor de 1900 tal como lo testimonian las fotografías que más adelante se exponen.
Desiderio Aguiar -sanjuanino-; Fergusson -inglés- y Walter Bradley -norteamericano- fotografiaron a las principales familias de ganaderos de Dolores, Chascomús, Campana, Baradero, Salto y Colón. Familias zarateñas también fueron retratadas por este último estudio alrededor de 1900 tal como lo testimonian las fotografías que más adelante se exponen.
El noventa por
ciento de estos profesionales se dedicaron a la retratísitca y, hoy, gracias a
sus trabajos pueden conocerse los rostros de algunos personajes de nuestra
historia, entre ellos: el general José de San Martín en Francia; Doña Manuelita
Rosas; Doña Mariquita Sánchez de Thompson, el general Justo José de Urquiza;
Don Domingo Faustino Sarmiento…
Simultáneamente
a esta producción intimista y ya iniciada la década de 1850 vieron la luz
numerosas imágenes de Buenos Aires capturadas con este método por Charles De
Forest Fredricks, norteamericano que llegó al Río de la Plata luego de
haber sido daguerrotipista itinerante en Venezuela, el Brasil y el
Uruguay.
En nuestro país, como en Europa y
Estados Unidos, se retrataron también enfermos y muertos; los profesionales,
entre ellos Thomas Columbus Helsby, ofrecían a sus clientes “una imagen exacta de la persona querida, que después
se puede copiar a la conveniencia en pincel, guardando así perfectamente las
facciones y dándole el aspecto de la vida.”
En la década de 1850 llega la fotografía tal cual la conocemos hoy;
encontró entonces su camino comercial definitivo ya que se logró bajar el tiempo
de exposición y obtener el ansiado retrato fotográfico. La retratística posada
en los estudios se convirtió en el principal segmento redituable del negocio; en
Buenos Aires se destacaron los estudios del inglés Henry Fox Talbot y del
francés Disdéri quienes popularizaron la fotografía llevándola a precios
económicos, circunstancia que permitió a las familias porteñas contar con
imágenes que enviaban a sus lejanos parientes en Europa.
Disdéri patentó en 1854 su revolucionaria
“carte-de-visite” que permitía al cliente contar con doce pequeños retratos en
distintas poses por un precio muy inferior al daguerrotipo; entre 1865 y 1870
las mismas fueron el único proceso
fotográfico ya que eran utilizadas como tarjetas de presentación.
Dos años antes Juan Camaña trajo a Buenos
Aires la novedad de los daguerrotipos estereoscópicos, un par de imágenes aparentemente
idénticas que, miradas por un visor incluido en el estuche, producían un efecto
de relieve pero las mismas tuvieron escasa difusión por su alto costo.
Gracias a la
fotografía se documentaron los grandes acontecimientos del Siglo XIX: Antonio Pozzo
documentó en 1857 el nacimiento de la primera línea férrea con la primera locomotora
argentina “La Porteña”, retrató al Cacique Pincén -prisionero, con su lanza- y la
Campaña del Desierto; el relevamiento de la ciudad de La Plata fue documentado
por Tomás Bradley y las tomas bélicas de la Guerra contra el Paraguay estuvieron
a cargo de Casa Bates.
Zárate y sus primeros fotógrafos
Hacia 1906 la población urbana en Zárate ascendía a
10.071 habitantes, el doble de la detectada una década atrás al levantarse el
Censo de 1895; y entre las profesiones y oficios que arrojó el Censo Municipal
realizado por entonces ya se menciona la existencia de tres fotógrafos
extranjeros, presumiblemente -conforme a investigaciones realizadas- ellos
serían: Juan Armand, Fernando Lissoni y Valerio Calderoni.
Juan Armand
El 27 de
diciembre de 1864 nació en Garone (Francia) y en 1887 llegó a la Argentina.
Inició su profesión de fotógrafo en 1903 instalándose en Zárate en un espacio
alquilado en la calle Independencia N° 665 mudándose, luego, a su local propio
ubicado en la misma calle pero al 760, que fuera construido como una de las primeras
casa de altos en 1910 y que aún conserva sus rasgos estilísticos de origen.
En 1885 se
casó con Juana Perret Revol y de esta unión nacieron cinco hijos. Fue fotógrafo
del Colegio de la Sagrada Familia. Falleció el 17 de octubre de 1919, a los 55
años, quedando al frente de su estudio su hija Olga y, más tarde, Nilda y Alia.
No solo su
estudio fotográfico se especializó en retratos individuales y familiares sino
que sacó su cámara para realizar una serie excepcional de vistas de sitios y
establecimientos emblemáticos de Zárate en los primeros años del Siglo XX
Fernando Lissoni
Nació en Milán
(Italia) el 27 de enero de 1875 y en 1897 llegó a Buenos Aires con su esposa,
la pianista Ester Lampartti, formando parte de Compañía Imazzo del Teatro
Lírico de la cual Lisssoni era el pintor escenográfico dedicándose, además, a
la litografía.
Se instaló
como fotógrafo en Zárate en 1905 en la calle Justa lima de Atucha, entre
Belgrano e Ituzaingó. Dictaba clases de dibujo en la Escuela N° 1 en forma
honoraria y realizó trabajos ornamentales en la Iglesia Nuestra Señora del
Carmen de los que da cuenta el periódico “El Eco de Zárate” en su edición de
fecha 6 de junio de 1904 refiriendo “…El
señor Fernando Lissoni ha dado ya principio en estos días a la pintura
imitación mármol del zócalo en el interior de la iglesia hasta una altura de
cerca de dos metros. Además de esto, se lavará y barnizará el gran portón de
entrada y la puerta cancel interior…”
Los estudios o
atelieres donde se tomaban los retratos en las primeras décadas del Siglo XX
contaban
con una
profusa escenografía: muebles, columnas, balaustradas y cortinados de
terciopelo
conformándose
una puesta en escena que procuraba conferir un entorno social elevado
al retratado
ofreciendo, además, servicio de peluquería para las damas y de préstamo de
vestuario
Valerio Calderoni
Nació en
Italia en 1866 y de joven emigró a la Argentina junto a sus progenitores;
inicialmente navegó en los vapores que realizaban la carrera desde Paraguay y
Matto Grosso (Brasil) y luego, en el año 1893, ingresó en la Fábrica de Papel
“La Argentina” hasta 1929, fecha en que se retiró.
Contrajo
enlace con Doña Ángela Devoto y fue jefe de una familia numerosa, compuesta de
siete varones y una mujer. En el año 1915 se instaló con su estudio fotográfico
en la calle Justa Lima de Atucha N° 151 trasladándose, más tarde, a un edificio
de su propiedad ubicado en la calle Florestano Andrade esquina General Paz.
A nivel local
fue fotógrafo del Regimiento N° 8 de Infantería; del Parque de Artillería y de
las escuelas del distrito. A nivel nacional fue reportero gráfico de las
publicaciones “PBT”, “Caras y Caretas” y “Fray Mocho”. Falleció a la edad de 91
años el 26 de agosto de 1957.
Cándido Sanz
Nació el 11 de
abril de 1885 en Alcoy, Valencia (España) y llegó a nuestro país en 1909. Se
empleó en “Foto Bixio”, de Capital Federal, como retocador de negativos
fotográficos. En 1913 se casó con Doña María López y de este matrimonio
nacieron cinco hijos.
En 1917
instaló en Zárate su estudio fotográfico “Foto París” en la calle Justa Lima de
Atucha N° 21 y, más tarde, en el N° 275 de la misma arteria. Falleció el 3 de
febrero de 1964, a la edad de 79 años, quedando al frente del atelier su hija
Luz.
Memoria y preservación
A estos
pioneros de la fotografía en Zárate se sumaron otros fotógrafos que nos legaron
imágenes únicas que valen oro; así puede mencionarse a Pedro Perinetti (calle
Ituzaingó al 900); a G. Arp; a Humberto Piemonte (19 de marzo N° 163) y, a
partir de la década de 1940, a Ángel Schiavetta (Justa Lima N° 37) por cuyo estudio desfiló gran parte de la
sociedad zarateña de entonces.
Estudio fotográfico
Ángel Schiavetta (Justa Lima de Atucha 37 / Zárate)
Fotografías de Zárate en la década de 1960
En su trabajo “Reconstruyendo la vida social
del pasado. Orígenes de la fotografía en Chivilcoy (Argentina), como auxiliar
de la investigación antropológica” la Dra. María Amanda Caggiano señala: “El hombre ha intentado resguardar su pasado
de diferentes maneras y la fotografía nos orienta la mirada hacia el patrimonio
de una generación pretérita. Registra lugares que recrean paisajes
generacionales, la vida familiar, usos y costumbres de la vida cotidiana, en
fin, un eslabón que se convierte en una herramienta útil para intentar
comprender el pasado. La fotografía no sólo cumple una función referencial,
sino que constituye una forma de acercar imágenes, permitiéndonos vagar dentro
de ellas y reactivar sus ideas. A través de la fotografía se ha logrado
prolongar la apariencia de las cosas, enriqueciendo con la toma de conciencia
de la dimensión cultural y didáctica de las imágenes que ayudan a conservar la memoria.
La fotografía es una variable más para intentar una aproximación a la
reconstrucción de las formas de vida del pasado y establecer una cronología
relativa.”
Desde sus orígenes la fotografía se convirtió en
un registro y espejo de la vida y en uno de los documentos más fehacientes de
la historia. Solo la fotografía puede capturar el tiempo y detenerlo.
reseña quiere ser no solamente una breve
historia de la fotografía sino también un homenaje -necesariamente arbitrario
como toda selección- a los primeros fotógrafos que fijaron de modo imperecedero
imágenes de nuestra ciudad desde los inicios del Siglo XX. Gracias a su ingenio
y dedicación un rostro de Zárate se va revelando en estas y tantas otras
fotografías que muestran escenas familiares, de los ámbitos deportivos y
educativos, de edificios y sitios…
Ellas proporcionan a investigadores e
historiadores locales un valioso material documental y a aquellos que no lo son
le brindan la nostalgia de un Zárate que ya no existe pero que es el fundamento
del nuestro.
Cuántos vecinos, lugares y paisajes de nuestra
ciudad habrán desfilado bajo su objetivo. Realmente no lo conocemos en su total
dimensión. Solo esperamos que los descendientes de los vecinos de ese entonces
conserven esas viejas y amarillentas fotografías y que, antes de decidir su
destrucción, las hagan llegar al Museo Histórico de Zárate
Arq. Silvia Irene
Baccino
Fuentes
consultadas
“La fotografía. 150 años en la Argentina”. Patricia Faure. Magazine Semanal. Noviembre de 1993
“Reconstruyendo la vida social del pasado.
Orígenes de la fotografía en Chivilcoy (Argentina), como auxiliar en la
investigación antropológica”. Dra. María
Amanda Caggiano. CONICET, UNLP. IMIACH / Año 2000. II Congreso Latinoamericano
de Historia de la Fotografía. Universidad Nacional de Chile. Santiago, Chile
“La fotografía en la Historia Argentina”. Clarín Proyectos Especiales. 2005 Clarín AGEA
“El Museo y sus diez años”. 1991 – 2001. Museo Histórico de Zárate. Impreso en Buenos Aires / Septiembre 2001
“La fotografía histórica como fuente de
información documental”. Alberto Bayod Camarero. Historiador /
Instituto Aragonés de Antropología. Ponencia impartida durante el “Curso de
Técnicas de investigación en patrimonio inmaterial”, celebrado en Dároca los
días 11 y 12 de diciembre de 2010.