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martes, 30 de junio de 2015

DE FOTOGRAFÍAS Y DE FOTÓGRAFOS EN ZÁRATE DEL 1900

Es innegable que las antiguas fotografías siempre nos han fascinado pues ellas reflejan los ecos aun recientes del pasado; crean un sugerente efecto que nos traslada a épocas anteriores y a situaciones diferentes y generan nostalgia. Esas añejas y descoloridas imágenes nos permiten volver a ver un fragmento del pasado congelado en el tiempo; observar cómo eran las costumbres y las actividades diarias; reconocer a las familias y personajes zarateños de antaño o asistir a los acontecimientos sociales relevantes de nuestra comunidad muchos años después de haber sucedido. Tan solo nos permiten apreciar un detalle restringido de las situaciones que reflejan pero ello, indudablemente, incita al observador a conocer cómo se iniciaba o continuaba la escena o qué historias se esconden tras el reducido marco espacial de la fotografía.









Orígenes de la fotografía en la Argentina

El nacimiento oficial de la fotografía se produjo en agosto de 1839 cuando, en la Academia de Ciencias de París, se presentó el primer procedimiento de fijación de imágenes. Creado por Joseph Nicéphore Niépce fue perfeccionado, luego, por Louis Daguerre quien logró reducir los tiempos de exposición y obtener instantáneas de gran nitidez. Se trataba de imágenes únicas -no era posible obtener copias- impresas en placas de cobre, cubiertas de plata y protegidas por costosos estuches; su inventor bautizó con su apellido el método y las imágenes obtenidas: daguerrotipia y daguerrotipo respectivamente.

Muy pronto el daguerrotipo se difundió por las principales ciudades europeas y del mundo y llegó al Río de la Plata cuatro años después de su presentación oficial en París. En junio de 1843 el español Gregorio Ibarra inició sus actividades en Buenos Aires como daguerrotipista y a él se sumaron, poco después, los norteamericanos John Elliot y John Bennet y el inglés Robert Leys.
Estos fotógrafos eran itinerantes, se establecían por poco tiempo en un determinado pueblo o ciudad realizando giras continentales; ello determinó que las principales ciudades de nuestro país también contaran con su daguerrotipista. En 1846 el italiano Aristide Stephani abrió la primera galería en Corrientes, ciudad en la que actuaron también Anselmo Fleurquin y Joaquín Olarán; en 1855, el alemán Adolfo Alexander llegó desde Chile para hacer daguerrotipos en San Juan y Mendoza; en 1856, Amadeo Jacques, más tarde rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, era daguerrotipista en Santa Fe y en Tucumán. 
Desiderio Aguiar -sanjuanino-; Fergusson -inglés- y Walter Bradley -norteamericano- fotografiaron a las principales familias de ganaderos de Dolores, Chascomús, Campana, Baradero, Salto y Colón. Familias zarateñas también fueron retratadas por este último estudio alrededor de 1900 tal como lo testimonian las fotografías que más adelante se exponen.
El noventa por ciento de estos profesionales se dedicaron a la retratísitca y, hoy, gracias a sus trabajos pueden conocerse los rostros de algunos personajes de nuestra historia, entre ellos: el general José de San Martín en Francia; Doña Manuelita Rosas; Doña Mariquita Sánchez de Thompson, el general Justo José de Urquiza; Don Domingo Faustino Sarmiento…

Simultáneamente a esta producción intimista y ya iniciada la década de 1850 vieron la luz numerosas imágenes de Buenos Aires capturadas con este método por Charles De Forest Fredricks, norteamericano que llegó al Río de la Plata luego de haber sido daguerrotipista itinerante en Venezuela, el Brasil y el Uruguay.   
En nuestro país, como en Europa y Estados Unidos, se retrataron también enfermos y muertos; los profesionales, entre ellos Thomas Columbus Helsby, ofrecían a sus clientes “una imagen exacta de la persona querida, que después se puede copiar a la conveniencia en pincel, guardando así perfectamente las facciones y dándole el aspecto de la vida.”
En la década de 1850 llega la fotografía tal cual la conocemos hoy; encontró entonces su camino comercial definitivo ya que se logró bajar el tiempo de exposición y obtener el ansiado retrato fotográfico. La retratística posada en los estudios se convirtió en el principal segmento redituable del negocio; en Buenos Aires se destacaron los estudios del inglés Henry Fox Talbot y del francés Disdéri quienes popularizaron la fotografía llevándola a precios económicos, circunstancia que permitió a las familias porteñas contar con imágenes que enviaban a sus lejanos parientes en Europa.
Disdéri patentó en 1854 su revolucionaria “carte-de-visite” que permitía al cliente contar con doce pequeños retratos en distintas poses por un precio muy inferior al daguerrotipo; entre 1865 y 1870 las mismas fueron el único proceso fotográfico ya que eran utilizadas como tarjetas de presentación.
Dos años antes Juan Camaña trajo a Buenos Aires la novedad de los daguerrotipos estereoscópicos, un par de imágenes aparentemente idénticas que, miradas por un visor incluido en el estuche, producían un efecto de relieve pero las mismas tuvieron escasa difusión por su alto costo.
Gracias a la fotografía se documentaron los grandes acontecimientos del Siglo XIX: Antonio Pozzo documentó en 1857 el nacimiento de la primera línea férrea con la primera locomotora argentina “La Porteña”, retrató al Cacique Pincén -prisionero, con su lanza- y la Campaña del Desierto; el relevamiento de la ciudad de La Plata fue documentado por Tomás Bradley y las tomas bélicas de la Guerra contra el Paraguay estuvieron a cargo de Casa Bates.

Zárate y sus primeros fotógrafos

Hacia 1906 la población urbana en Zárate ascendía a 10.071 habitantes, el doble de la detectada una década atrás al levantarse el Censo de 1895; y entre las profesiones y oficios que arrojó el Censo Municipal realizado por entonces ya se menciona la existencia de tres fotógrafos extranjeros, presumiblemente -conforme a investigaciones realizadas- ellos serían: Juan Armand, Fernando Lissoni y Valerio Calderoni.

Juan Armand

El 27 de diciembre de 1864 nació en Garone (Francia) y en 1887 llegó a la Argentina. Inició su profesión de fotógrafo en 1903 instalándose en Zárate en un espacio alquilado en la calle Independencia N° 665 mudándose, luego, a su local propio ubicado en la misma calle pero al 760, que fuera construido como una de las primeras casa de altos en 1910 y que aún conserva sus rasgos estilísticos de origen.

En 1885 se casó con Juana Perret Revol y de esta unión nacieron cinco hijos. Fue fotógrafo del Colegio de la Sagrada Familia. Falleció el 17 de octubre de 1919, a los 55 años, quedando al frente de su estudio su hija Olga y, más tarde, Nilda y Alia.

No solo su estudio fotográfico se especializó en retratos individuales y familiares sino que sacó su cámara para realizar una serie excepcional de vistas de sitios y establecimientos emblemáticos de Zárate en los primeros años del Siglo XX


Fernando Lissoni

Nació en Milán (Italia) el 27 de enero de 1875 y en 1897 llegó a Buenos Aires con su esposa, la pianista Ester Lampartti, formando parte de Compañía Imazzo del Teatro Lírico de la cual Lisssoni era el pintor escenográfico dedicándose, además, a la litografía.


Se instaló como fotógrafo en Zárate en 1905 en la calle Justa lima de Atucha, entre Belgrano e Ituzaingó. Dictaba clases de dibujo en la Escuela N° 1 en forma honoraria y realizó trabajos ornamentales en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen de los que da cuenta el periódico “El Eco de Zárate” en su edición de fecha 6 de junio de 1904 refiriendo “…El señor Fernando Lissoni ha dado ya principio en estos días a la pintura imitación mármol del zócalo en el interior de la iglesia hasta una altura de cerca de dos metros. Además de esto, se lavará y barnizará el gran portón de entrada y la puerta cancel interior…”


Los estudios o atelieres donde se tomaban los retratos en las primeras décadas del Siglo XX contaban
con una profusa escenografía: muebles, columnas, balaustradas y cortinados de terciopelo
conformándose una puesta en escena que procuraba conferir un entorno social elevado
al retratado ofreciendo, además, servicio de peluquería para las damas y de préstamo de vestuario


Valerio Calderoni

Nació en Italia en 1866 y de joven emigró a la Argentina junto a sus progenitores; inicialmente navegó en los vapores que realizaban la carrera desde Paraguay y Matto Grosso (Brasil) y luego, en el año 1893, ingresó en la Fábrica de Papel “La Argentina” hasta 1929, fecha en que se retiró.

Contrajo enlace con Doña Ángela Devoto y fue jefe de una familia numerosa, compuesta de siete varones y una mujer. En el año 1915 se instaló con su estudio fotográfico en la calle Justa Lima de Atucha N° 151 trasladándose, más tarde, a un edificio de su propiedad ubicado en la calle Florestano Andrade esquina General Paz.

A nivel local fue fotógrafo del Regimiento N° 8 de Infantería; del Parque de Artillería y de las escuelas del distrito. A nivel nacional fue reportero gráfico de las publicaciones “PBT”, “Caras y Caretas” y “Fray Mocho”. Falleció a la edad de 91 años el 26 de agosto de 1957.

  
Cándido Sanz

Nació el 11 de abril de 1885 en Alcoy, Valencia (España) y llegó a nuestro país en 1909. Se empleó en “Foto Bixio”, de Capital Federal, como retocador de negativos fotográficos. En 1913 se casó con Doña María López y de este matrimonio nacieron cinco hijos.

En 1917 instaló en Zárate su estudio fotográfico “Foto París” en la calle Justa Lima de Atucha N° 21 y, más tarde, en el N° 275 de la misma arteria. Falleció el 3 de febrero de 1964, a la edad de 79 años, quedando al frente del atelier su hija Luz.

Memoria y preservación

A estos pioneros de la fotografía en Zárate se sumaron otros fotógrafos que nos legaron imágenes únicas que valen oro; así puede mencionarse a Pedro Perinetti (calle Ituzaingó al 900); a G. Arp; a Humberto Piemonte (19 de marzo N° 163) y, a partir de la década de 1940, a Ángel Schiavetta (Justa Lima N° 37) por cuyo estudio desfiló gran parte de la sociedad zarateña de entonces.
 
  
Estudio fotográfico Ángel Schiavetta (Justa Lima de Atucha 37 / Zárate)
 Fotografías de Zárate en la década de 1960
En su trabajo “Reconstruyendo la vida social del pasado. Orígenes de la fotografía en Chivilcoy (Argentina), como auxiliar de la investigación antropológica” la Dra. María Amanda Caggiano señala: “El hombre ha intentado resguardar su pasado de diferentes maneras y la fotografía nos orienta la mirada hacia el patrimonio de una generación pretérita. Registra lugares que recrean paisajes generacionales, la vida familiar, usos y costumbres de la vida cotidiana, en fin, un eslabón que se convierte en una herramienta útil para intentar comprender el pasado. La fotografía no sólo cumple una función referencial, sino que constituye una forma de acercar imágenes, permitiéndonos vagar dentro de ellas y reactivar sus ideas. A través de la fotografía se ha logrado prolongar la apariencia de las cosas, enriqueciendo con la toma de conciencia de la dimensión cultural y didáctica de las imágenes que ayudan a conservar la memoria. La fotografía es una variable más para intentar una aproximación a la reconstrucción de las formas de vida del pasado y establecer una cronología relativa.”

Desde sus orígenes la fotografía se convirtió en un registro y espejo de la vida y en uno de los documentos más fehacientes de la historia. Solo la fotografía puede capturar el tiempo y detenerlo.


reseña quiere ser no solamente una breve historia de la fotografía sino también un homenaje -necesariamente arbitrario como toda selección- a los primeros fotógrafos que fijaron de modo imperecedero imágenes de nuestra ciudad desde los inicios del Siglo XX. Gracias a su ingenio y dedicación un rostro de Zárate se va revelando en estas y tantas otras fotografías que muestran escenas familiares, de los ámbitos deportivos y educativos, de edificios y sitios…

Ellas proporcionan a investigadores e historiadores locales un valioso material documental y a aquellos que no lo son le brindan la nostalgia de un Zárate que ya no existe pero que es el fundamento del nuestro.

Cuántos vecinos, lugares y paisajes de nuestra ciudad habrán desfilado bajo su objetivo. Realmente no lo conocemos en su total dimensión. Solo esperamos que los descendientes de los vecinos de ese entonces conserven esas viejas y amarillentas fotografías y que, antes de decidir su destrucción, las hagan llegar al Museo Histórico de Zárate


Arq. Silvia Irene Baccino



Fuentes consultadas

“La fotografía. 150 años en la Argentina”. Patricia Faure. Magazine Semanal. Noviembre de 1993

“Reconstruyendo la vida social del pasado. Orígenes de la fotografía en Chivilcoy (Argentina), como auxiliar en la investigación antropológica”. Dra. María Amanda Caggiano. CONICET, UNLP. IMIACH / Año 2000. II Congreso Latinoamericano de Historia de la Fotografía. Universidad Nacional de Chile. Santiago, Chile

“La fotografía en la Historia Argentina”. Clarín Proyectos Especiales. 2005 Clarín AGEA

“El Museo y sus diez años”. 1991 – 2001. Museo Histórico de Zárate. Impreso en Buenos Aires / Septiembre 2001

“La fotografía histórica como fuente de información documental”.  Alberto Bayod Camarero. Historiador / Instituto Aragonés de Antropología. Ponencia impartida durante el “Curso de Técnicas de investigación en patrimonio inmaterial”, celebrado en Dároca los días 11 y 12 de diciembre de 2010.



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