WASHINGTON ABDALA·SÁBADO, 22 DE ABRIL DE 2017
La escena es espantosa. El matador abrazado del cuerpo del niño al que le disparó, lo mató y luego se suicidó. Del niño que secuestraron ayer hablo... Ambos cuerpos abrazados. Un final que ayer no queríamos concientizar. Mientras nuestras vidas seguían, ellos consumaban la tragedia. El asesino digo. Todo una locura. Ahora a cargar con las culpas todos los que rodearon la situación. Los que veían y no entendían y no hablaban. Los que comprendían algo pero les parecía que no pasaba nada. Los que fueron permisivos con el niño. Los que fueron ausentes. Los amigos que no fueron atentos a lo que se estaba incubando. No sé si se vió venir algo así, pero quizás si, quizás no. No lo sé. Solo sé que arranco el fin de semana con esta tragedia que ayer me la imaginaba. Y sigo sin entender al ser humano en su peor faceta. No me da la cabeza para entender nada. No entiendo, no entiendo, no entiendo. Y sin embargo hay que seguir viviendo poniendo cara de que todo está bien. Son esos momentos de frustración interna como sociedad en que uno no sabe que miércoles hacer. Lamento mucho el final, me lo intuía y mi desesperación de ayer es fruto de que uno está bicho y sabe cuando el delirio se apodera de las mentes y termina así. Lamento mucho en serio.