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viernes, 4 de junio de 2021

Así fue como investigadores aficionados descubrieron lo que ocultó el laboratorio de Wuhan

 

Rowan Jacobsen / Newsweek Internacional
Rowan Jacobsen / Newsweek Internacional vie, 4 de junio de 2021 2:11 p. m. DURANTE la mayor parte del año pasado, la idea de que la pandemia del coronavirus pudo haber sido desatada por un accidente de laboratorio en Wuhan, China, fue desestimada en gran medida y se le consideró como una teoría conspiratoria racista del movimiento de la derecha. A principios de 2020, The Washington Post acusó al senador estadounidense Tom Cotton de “echar leña al fuego en una teoría conspiratoria que ha sido desmentida repetidamente por expertos”. 

CNN se incorporó al debate con la pieza informativa titulada "Cómo desmentir las teorías conspiratorias y la desinformación sobre el coronavirus proveniente de amigos y familiares". La mayoría de los medios noticiosos más populares, desde el The New York Times (“teoría marginal”) hasta NPR (“Científicos desmienten la teoría del accidente de laboratorio”), se mostraron igualmente desdeñosos. Newsweek fue una excepción al informar, en abril de 2020, que el Laboratorio de Virología de Wuhan (LVW) participaba en investigaciones de ganancia de función y podría haber sido el sitio donde se produjo la fuga; Mother Jones, Business Insider, el NY Post y FOX News también fueron excepciones. Sin embargo, en los últimos días la historia ha incursionado en el discurso público. El presidente estadounidense Joe Biden ha exigido una investigación a los organismos de inteligencia de su país. Y los medios convencionales, en un sorprendente cambio de dirección, consideran esta posibilidad con enorme seriedad. 

 La razón del repentino cambio de actitud es clara: durante las semanas y meses de la pandemia, la cantidad de pruebas sustanciales que señalan al laboratorio de Wuhan continúa aumentando, hasta el punto en que se ha vuelto demasiado grande como para pasarla por alto. Quienes se encargaron de descubrir estas pruebas no son periodistas ni espías ni científicos. Son un grupo de investigadores aficionados, con pocos recursos y mucha curiosidad, además de la disposición a dedicar días a explorar la internet en busca de pistas. 

Durante toda la pandemia, alrededor de dos docenas de corresponsales, muchos de ellos anónimos, que trabajaron independientemente desde muchos países distintos, han descubierto oscuros documentos, han enlazado la información y la han explicado en largos hilos de Twitter, en una especie de lluvia de ideas colectiva y de fuente abierta que fue, en parte, ciencia forense, en parte periodismo ciudadano, y algo totalmente nuevo. Se hacen llamar DRASTIC, siglas de Decentralized Radical Autonomous Search Team Investigating Covid-19 (Equipo de Búsqueda Radical Autónomo que Investiga el Covid-19). Durante mucho tiempo, los descubrimientos de DRASTIC se limitaron al extraño mundo de Twitter, y eran conocidos únicamente por unos cuantos seguidores nerds. 

Estos investigadores se toparon con una buena cantidad de callejones sin salida, se enfrascaron en ocasionales disputas con científicos que no estaban de acuerdo con sus interpretaciones y produjeron en tiempo real una gran cantidad de información sin filtrar. Gradualmente, la calidad de su investigación y el rigor de su pensamiento atrajeron a más seguidores, entre ellos, muchos científicos y periodistas profesionales. Gracias a DRASTIC ahora sabemos que el Instituto de Virología de Wuhan tenía una amplia colección de coronavirus reunidos tras muchos años de búsqueda en cuevas de murciélagos, y que muchos de ellos, como el pariente más cercano que se conoce del SARS-CoV-2, el virus que provocó la pandemia, provenían de un pozo de mina donde, en 2012, tres hombres murieron debido a una enfermedad que, se sospecha, era semejante al SARS. Ahora sabemos que el LVW trabajaba activamente con estos virus, utilizando protocolos de seguridad inadecuados, en formas que pudieron haber desencadenado la pandemia, y que el laboratorio y las autoridades chinas han trabajado arduamente para ocultar esas actividades.

 Sabemos que los primeros casos aparecieron semanas antes del brote en el mercado de Huanan, que alguna vez se consideró como la zona cero. Por supuesto, nada de esto demuestra que la pandemia haya iniciado en el laboratorio de Wuhan: es totalmente posible que no haya sido así. Sin embargo, las pruebas reunidas por DRASTIC equivalen a lo que los fiscales denominan causa probable, es decir, un argumento sólido y basado en pruebas a favor de una investigación completa. No se sabe si los mejores esfuerzos de Estados Unidos y otras naciones para investigar la hipótesis de la fuga en el laboratorio producirán pruebas inequívocas en un sentido o en otro, al menos, sin la plena cooperación de China, lo cual es poco probable. EXTRAÑAS COINCIDENCIAS 

 El joven indio que se hace llamar The Seeker (el buscador) tiene poco menos de 30 años, vive en alguna parte del este de India y utiliza una pieza de arte tribal de su región de Bengala Occidental en su icono de Twitter, señala en un correo electrónico. Su carrera ha sido una mezcla de arquitectura, pintura y cinematografía; su madre y su hermana dicen que es un khichdi, que significa una mezcla de ingredientes dispares que se suman para producir algo sorprendente y delicioso. Siendo un voraz autodidacta, se convirtió en experto en la búsqueda en los oscuros callejones de la red, muy lejos de los lugares bien iluminados patrullados por Google, en busca de información sobre cualquier tema que le interesara. Publicaba frecuentemente en Reddit, donde ha acumulado la enorme cantidad de 750,000 puntos de karma. Eso fue lo único que The Seeker le reveló a Newsweek mediante correo electrónico y mensajes; él prefiere mantener su anonimato. Al igual que la mayoría de las personas que seguían las noticias al inicio de la pandemia, The Seeker creía inicialmente que el virus había pasado de los animales salvajes a los seres humanos en un mercado de Wuhan. (El 27 de marzo tuiteó: “Nadie quiere ver morir a sus padres, su abuelo y su abuela por un estúpido virus proveniente de un mercado de animales exóticos”). 

Él creía esto porque era lo que la prensa establecida le decía, y la prensa establecida lo creía porque eso era lo que decía un puñado de científicos. La biografía en Twitter de The Seeker. Las personas responsables de revelar la historia de la fuga del laboratorio de Wuhan no son periodistas ni espías ni científicos. Son investigadores aficionados con pocos recursos y mucha curiosidad y disposición a dedicar días a explorar la internet en busca de pruebas. Imagen: Twitter La biografía en Twitter de The Seeker. Las personas responsables de revelar la historia de la fuga del laboratorio de Wuhan no son periodistas ni espías ni científicos. 

Son investigadores aficionados con pocos recursos y mucha curiosidad y disposición a dedicar días a explorar la internet en busca de pruebas. Imagen: Twitter Uno de los principales científicos de ese grupo era un biólogo llamado Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, un grupo de investigación sin fines de lucro que dirigía un amplio programa internacional para estudiar patógenos naturales con el potencial de provocar una pandemia. Daszak había colaborado durante años con Shi Zhengli, directora del Instituto de Virología de Wuhan (IVW) y renombrada viróloga de murciélagos. Daszak fue coautor, junto con Shi, de casi una docena de artículos y le canalizó a esta última al menos 600,000 dólares de subvenciones del gobierno estadounidense. 

 Como la pandemia surgió prácticamente a las puertas del laboratorio con la mayor colección de coronavirus del mundo, provocando especulaciones de que el IVW podría estar involucrado, Daszak y otros 26 científicos firmaron una carta que fue publicada en The Lancet el 19 de febrero de 2020. “Nos unimos para condenar claramente las teorías conspiratorias que sugieren que el covid-19 no tiene un origen natural”, se lee en dicha carta. Ahora sabemos, gracias a una solicitud amparada por la Ley de Libertad de Información, que Daszak orquestó la carta para evitar que se hablara de una fuga en el laboratorio. Él fue quien la escribió, que se puso en contacto con otros científicos para que la firmaran, y quien trabajó tras bambalinas para hacer que la carta pareciera representar el punto de vista de una amplia gama de científicos. 

"Esta declaración no tendrá el logotipo de EcoHealth Alliance y no podrá identificarse como procedente de cualquier organización o persona", escribió en su presentación a los firmantes. Científicos cuyo trabajo se había traslapado con el del IVW acordaron no firmarla, de manera que pudieran "publicarla en una forma que no se relacionara con nuestra colaboración". Sin embargo, en ese momento no había ningún indicio del papel de Daszak como organizador. La carta ayudó a que este apareciera en todos los medios de comunicación, donde calificó la posibilidad de una filtración en el laboratorio como “ridícula”, “sin bases” y “puras tonterías”. 

También atacó a los científicos que publicaron pruebas que señalaban al laboratorio. Parte de la razón por la que la teoría del laboratorio no tenía sentido, afirmó, fue que el laboratorio de Wuhan no cultivaba ningún virus ni remotamente parecido al SARS-CoV-2. (Daszak no ha respondido a las solicitudes de comentarios hechos por Newsweek). Durante mucho tiempo, Daszak tuvo una influencia sorprendente. Pocas personas en los medios lo cuestionaban o señalaban que su carrera y organización sufrirían un profundo daño si resultaba que su trabajo había formado parte indirectamente de la pandemia. Su cómplice involuntario fue Donald Trump, quien adoptó la teoría, convirtiendo lo que debía haber sido una cuestión científica en un tema político. 

 Cuando el gobierno de Trump canceló los contratos con EcoHealth Alliance en los que se habían gastado millones de dólares en investigaciones sobre nuevos virus, 60 Minutes difundió un segmento en el que se presentaba a Daszak como un mártir de la maquinaria conspiratoria de la derecha. Para los derechistas de todas partes parecía una cuestión muy simple: el enemigo de mi enemigo es mi amigo: por lo tanto, la teoría de la fuga del laboratorio es una tontería. UN OLORCILLO A CENSURA Para principios de 2020, The Seeker comenzaba a cuestionar ese punto de vista. Había comenzado a interactuar con personas que estaban socavando los puntos de vista generalmente aceptados. 

 Una parte importante fue una extensa publicación en Medium hecha por Yuri Deigin, el empresario canadiense de la longevidad, en la que se hablaba del RaTG13, un virus que Shi Zhengli había revelado al mundo en un artículo publicado el 3 de febrero en la revista Nature. En ese artículo, Shi presentó el primer análisis amplio del SARS-CoV-2, que aparentemente había salido de la nada; el virus no se parecía a nada que se hubiera visto antes, incluido el primer SARS, que provocó la muerte de 774 personas de 2002 a 2004. 

Sin embargo, en su artículo Shi también presentó el RaTG13, un virus con una configuración genética similar a la del SARS-CoV-2, lo que lo convertía en el único pariente cercano del virus hasta ese momento. En el artículo no se presentaban datos precisos sobre el origen del RaTG13. No se indicaba exactamente dónde o cuándo se había encontrado; solo que se había detectado previamente en un murciélago de la provincia de Yunnan, en el sur de China. El artículo suscitó la sospecha de Deigin. Se preguntó si el SARS-CoV-2 podría haber surgido por alguna mezcla y ajuste genéticos realizados en un laboratorio que trabajara con el RaTG13 o con virus relacionados. Su publicación fue convincente y amplia. The Seeker publicó la teoría de Deigin en el sitio Reddit, que de inmediato suspendió permanentemente su cuenta. Ese temprano olorcillo a censura despertó la curiosidad de The Seeker, y lo llevó a leer más sobre las ideas del grupo en Twitter. 

“Encontré a un animado grupo de personas ansiosas de debatir y explorar el tema”, declaró a Newsweek por correo electrónico. Se trataba de un grupo ecléctico. Había empresarios, ingenieros y una microbióloga de la Universidad de Innsbruck llamada Rossana Segreto. Ninguno de ellos se conocía previamente; se acercaron al foro después de concluir, cada uno por su cuenta, que la opinión generalizada sobre los orígenes del covid-19 no tenía sentido. Las conversaciones eran moderadas por un bromista coordinador que vivía en algún lugar de Asia, se identificaba con el seudónimo de Billy Bostickson y cuyo icono de Twitter era la caricatura de un mono de laboratorio molido a golpes. The Seeker encajó perfectamente en el grupo. 

“Ellos me ayudaron a ponerme al corriente en el debate y comencé a informarme”, dice. “Antes de darme cuenta me enganché en el misterio”. En parte, lo impulsaba la curiosidad, pero también un creciente sentido del deber cívico. “El covid-19 le ha quitado la vida a incontables personas y ha devastado a muchas otras. Pero también ha dejado muchas pistas que no se han seguido. La humanidad merece respuestas”. Peter Daszak, miembro del equipo de la OMS, sale de su hotel después de que el equipo de dicha organización concluyera su investigación sobre los orígenes del coronavirus que provoca el covid-19 en Wuhan, el 10 de febrero de 2021. Hector Retamal/AFP Peter Daszak, miembro del equipo de la OMS, sale de su hotel después de que el equipo de dicha organización concluyera su investigación sobre los orígenes del coronavirus que provoca el covid-19 en Wuhan, el 10 de febrero de 2021. Hector Retamal/AFP The Seeker y el resto del grupo estaban cada vez más convencidos de que el RaTG13 podría ser la clave para obtener algunas de esas respuestas.

 En un vibrante hilo, media docena de participantes analizaron sus misterios, explorando la internet y los artículos anteriores del IVW en busca de pistas. Si hubo un momento en el que el equipo DRASTIC se fusionó para formar algo más que sus partes separadas, ese momento sería ese hilo. En tiempo real, y a la vista de todo el mundo, analizaron los datos, pusieron a prueba varias hipótesis, se corrigieron unos a otros y lograron varios aciertos directos. Los hechos clave se conjuntaron rápidamente. La secuencia genética del RaTG13 coincidía perfectamente con una pequeña pieza de código genético publicado como parte de un artículo que Shi Zhengli escribió años antes, pero que nunca se volvió a mencionar. El código provenía de un virus que el IVW había encontrado en un murciélago de Yunnan. Tras relacionar detalles clave de ambos artículos con antiguas notas periodísticas, el equipo DRASTIC determinó que el RaTG13 provenía de un pozo de mina del condado de Mojiang, en la provincia de Yunnan, donde seis hombres que recogían guano de murciélago en 2012 habían enfermado de neumonía. 

Tres de ellos murieron. DRASTIC se preguntó si esos habían sido los primeros casos de seres humanos infectados con un precursor del SARS-CoV-2, quizás el RaTG13 o algo parecido a él. En un perfil que apareció en Scientific American, Shi Zhengli reconoció haber trabajado en un pozo de mina del condado de Mojiang donde varios mineros habían muerto. Sin embargo, evitó relacionar este hecho con el RaTG13 (una omisión que también había cometido en sus artículos científicos), afirmando que lo que había matado a los mineros era un hongo que se hallaba en la caverna. ¿UNA CORAZONADA? Esa explicación no convenció al grupo DRASTIC. 

Ellos sospechaban que un virus parecido al SARS, y no un hongo, había provocado la muerte de los mineros y que, por alguna razón, el IVW trataba de ocultar ese hecho. Se trataba de una corazonada, y no tenían ninguna forma de demostrarlo. En ese punto, The Seeker reveló sus poderes de investigación al grupo. En sus exploraciones en línea había descubierto recientemente una enorme base de datos china de publicaciones académicas y tesis llamada CNKI. Ahora se preguntaba si en algún lugar de ese enorme circuito podría haber información sobre los mineros enfermos. Trabajando hasta la madrugada en su mesa de noche con su teléfono y su computadora portátil, impulsado por el chai y utilizando caracteres chinos con la ayuda de Google Translate, ingresó “Mojiang”, el condado donde se localizaba la mina, en combinación con cualquier otra palabra que se le ocurriera y que pudiera ser relevante, traduciendo inmediatamente al inglés cada tanda de resultados. “Mojiang + neumonía”; “Mojiang + LVW”; “Mojiang + murciélagos”; “Mojiang + SARS”. 

Cada búsqueda producía miles de resultados y media docena de bases de datos de revistas, libros, periódicos, tesis de maestría, disertaciones doctorales. Noche tras noche, The Seeker exploró todos esos resultados, pero nunca encontró nada útil. Cuando se le agotó la energía, hizo una pausa para jugar videojuegos y beber más chai. Estaba a punto de darse por vencido, dice, cuando dio en el blanco: una tesis de maestría de 60 páginas escrita en 2013 por un estudiante de la Universidad de Medicina titulada “El análisis de seis pacientes con neumonía grave provocada por virus desconocidos”. El documento describía con todo detalle las condiciones y el tratamiento paso por paso de los mineros. También mencionaba al presunto culpable: “Provocada por [un coronavirus] semejante al SARS proveniente del murciélago de herradura chino, o de otros murciélagos”.

 El 18 de mayo de 2020, The Seeker publicó el enlace sin muchos aspavientos, y continuó con una segunda tesis de un estudiante de licenciatura del Centro para el Control de Enfermedades de China, donde se confirmaba gran parte de la información del primer documento. Cuatro de los mineros habían dado positivo en la prueba de anticuerpos de una infección parecida al SARS. Y el IVW había realizado pruebas con las muestras de todos ellos. (Poco después de que The Seeker publicara las tesis, China cambió los controles de acceso a CNKI (Infraestructura Nacional del Conocimiento de China, una base de datos de publicaciones académicas de ese país) para que nadie pudiera realizar de nuevo esa búsqueda). 

 Si un virus semejante al SARS había surgido en 2012, había sido encubierto, y el IVW había enviado personas a la mina para recoger más muestras y llevarlas de vuelta a Wuhan, esta noticia debía haber aparecido en primera plana al día siguiente. En cambio, no se publicó ni una sola nota en varias semanas. En el Reino Unido aparecieron unas cuantas notas, entre ellas, un artículo en el Sunday Times. Los medios estadounidenses hicieron caso omiso. “Definitivamente, yo esperaba que apareciera en todos los espacios noticiosos”, admite The Seeker. “Me sorprendió la falta general de interés en los hechos o en la razón. 

Y todavía me desconcierta que, aun con todos sus recursos, los medios de investigación corporativos estén terriblemente a la zaga”. En esta ilustración, creada en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., se revela la morfología ultraestructural que muestran los coronavirus. Imagen: CDC En esta ilustración, creada en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., se revela la morfología ultraestructural que muestran los coronavirus. Imagen: CDC En unos cuantos días, DRASTIC logró localizar las coordenadas de la misteriosa mina de Mojiang, pero no lograría atraer la atención de los medios sino hasta finales de 2020, cuando inició una carrera para llegar ahí. El primer intento lo hizo John Sudworth de la BBC, que encontró el camino bloqueado por camiones y guardias. (Sudworth pronto sería obligado a salir de China debido a ese reportaje). AP lo intentó por esas mismas fechas, pero tampoco tuvo suerte. Más tarde, equipos de NBC, CBS, Today y otros medios también encontraron el camino bloqueado por camiones, árboles y hombres furiosos. 

A algunos les dijeron que era peligroso seguir porque había elefantes salvajes. Finalmente, un reportero de The Wall Street Journal llegó a la entrada de la mina viajando en una bicicleta de montaña, solo para ser detenido durante cinco horas para ser interrogado. Los secretos de la mina aún no han sido descubiertos. UN ENORME JUEGO DE SUDOKU Aunque la revelación de la mina de Moijang realizada en mayo de 2020 no llegó a ninguna parte en los medios, atrajo nuevos miembros a DRASTIC, lo que permitió al grupo expandir sus labores de recopilación de inteligencia para abarcar desde la genética viral hasta los protocolos de seguridad en los laboratorios biológicos. El 21 de mayo de 2020, Billy Bostickson llamó al grupo “DRASTIC Research”. También comenzó a dividir al equipo en subgrupos que se enfocarían en distintos aspectos del caso. Pronto comenzaron a publicar regularmente sus descubrimientos, los cuales hacían que la participación del laboratorio pareciera más probable. Un miembro clave del equipo fue Francisco de Asís de Ribera, un científico de datos de Madrid con un gran talento en la minería de grandes conjuntos de datos. 

Con el paso de los años, el IVW había publicado en distintos medios y formatos una gran cantidad de información sobre sus proyectos de cacería de virus. Ribera comenzó a armarlo todo en “un enorme juego de Sudoku”, buscando espacios donde pudiera hallar algunas de las piezas faltantes, armando lentamente un amplio mapa de todo el programa del IVW en relación con los virus. Él y The Seeker conformaron un formidable equipo, The Seeker al desenterrar nuevas piezas del rompecabezas y Ribera haciéndolas encajar en su lugar. (“Siempre he considerado que Francisco y yo somos como el detective McNulty y el detective Freamon de The Wire”, bromeó The Seeker en un mensaje enviado a Newsweek). 

 Ribera fue el responsable de resolver otra pieza del rompecabezas del RaTG13. ¿Acaso el LVW había trabajado activamente en el RaTG13 durante los siete años desde su descubrimiento? Peter Daszak lo negó: nunca habían usado el virus porque no era lo suficientemente similar al SARS original. “Pensamos que era interesante, pero que no planteaba un riesgo alto”, declaró a Wired. “Así que no hicimos nada al respecto y lo dejamos en el congelador”. Ribera desmintió esa declaración. Cuando se publica un nuevo artículo científico sobre genética, los autores deben integrar las secuencias genéticas correspondientes a una base de datos internacional. 

Al examinar algunas etiquetas de metadatos que habían sido integradas accidentalmente por el IVW junto con sus secuencias genéticas del RaTG13, Ribera descubrió que los científicos del laboratorio habían estudiado activamente el virus en 2017 y 2018; no lo habían metido en un congelador y se habían olvidado de él después de todo. De hecho, el IVW había estado muy interesado en el RaTG13 y en todo lo que proviniera del pozo de mina de Mojiang. A partir de su gigantesco juego de Sudoku, Ribera determinó que, en el lapso de varios años, habían hecho al menos siete diferentes viajes a la mina y que habían recolectado miles de muestras. Ribera conjetura que, en 2012 y 2013, su tecnología no era lo suficiente buena para hallar al virus que había matado a los mineros, por lo que volvieron varias veces conforme mejoraban las técnicas. 

 También hizo una audaz predicción. Al hacer referencias cruzadas de trozos de información provenientes de varias fuentes, Rivera infirió en un hilo de Twitter con fecha del 1 de agosto de 2020, que un grupo de ocho virus relacionados con el SARS, los cuales fueron mencionados brevemente en una oscura sección de un artículo del IVW, también provenían de la mina de Mojiang. En otras palabras, no habían encontrado un pariente del SARS-CoV-2 en ese pozo de mina, sino que habían encontrado nueve. En noviembre de 2020, Shi Zhengli confirmó muchas de las sospechas de DRASTIC sobre la cueva de Mojiang en un apéndice de su artículo original sobre el RaTG13 y en una charla realizada en febrero de 2021. La viróloga china Shi Zhengli, en el interior del laboratorio P4 en Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en China, en febrero de 2017. Foto: Johannes Eisele/AFP/Getty Desde luego, la única razón que tenía Ribera para realizar esas investigaciones sherlockianas era que el IVW no había compartido los datos que los investigadores habían solicitado.

 El IVW mantenía una base de datos en su sitio web con toda la información sobre los virus de su colección, incluida la que no había sido publicada, pero esa página del sitio web ha estado vacía durante algún tiempo. En enero de 2021, cuando se le preguntó sobre la base de datos perdida, Shi Zhengli explicó que se había colocado fuera de línea durante la pandemia debido a que el servidor web del IVW se había convertido en blanco de ataques en línea. Sin embargo, una vez más, DRASTIC halló huecos en esta explicación: la base de datos había sido retirada el 12 de septiembre de 2019, poco antes del inicio de la pandemia, y mucho tiempo antes de que el IVW pudiera convertirse en blanco de ataques. Otras bases de datos arrojaron distintas pruebas. 

En las solicitudes y otorgamientos de subvenciones del IVW, The Seeker halló descripciones detalladas de los planes de investigación del Instituto, y estas eran condenatorias: había proyectos en marcha para probar la ineficacia de nuevos virus semejantes al SARS que descubrieron en células humanas y en animales de laboratorio, para ver cómo podrían mutar al pasar de una especie a otra, y para recombinar genéticamente partes de virus distintos, todo lo cual se realizó con niveles de bioseguridad deplorables. Estaban presentes todos los elementos para provocar un desastre. Desde luego, eso no prueba que haya ocurrido algún desastre. 

A menos que se cuente con los improbables testimonios de testigos oculares, quizá nunca lo sepamos. Pero todas las pruebas que DRASTIC ha encontrado señalan en la misma dirección: el Instituto de Virología de Wuhan ha pasado años recolectando peligrosos coronavirus, algunos de los cuales nunca ha revelado al mundo. Ha sometido a pruebas activamente a esos virus para determinar su capacidad de infectar a las personas, así como cuáles mutaciones pueden ser necesarias para mejorar esa capacidad, probablemente, con el objetivo final de producir una vacuna que protegiera contra todos ellos. Y el esfuerzo que se realiza actualmente para encubrir esto implica que algo pudo haber salido mal. EN LA CORRIENTE DOMINANTE A principios de 2021, DRASTIC había generado tanta información que nadie podía mantenerse al corriente, ni siquiera sus propios investigadores, por lo que lanzaron su propio sitio web como repositorio.

 El sitio contiene suficientes artículos científicos, hilos de Twitter, traducciones de documentos en chino y enlaces a artículos como para mantener ocupado por meses a un detective curioso. Un número cada vez mayor de esos detectives son periodistas y científicos profesionales. “Rossana Segreto y Yuri Deigin son mis héroes”, dice el escritor Nicholson Baker, que publicó un influyente artículo sobre la teoría de la fuga del laboratorio en la revista New York. “Ellos analizaron las investigaciones, realizaron inspiradas conexiones y descubrieron piezas cruciales de la historia que tenían que ser contadas. Puede decirse lo mismo de Mona Rahalkar y Billy Bostickson. Sacaron los trapos sucios de la ciencia en forma colectiva”. 

 El periodista británico Ian Birrell está de acuerdo. “No hay duda de que sus esfuerzos colectivos… han sido cruciales para desafiar a China y al orden establecido científico con el fin de garantizar que la teoría de la fuga del laboratorio se investigue adecuadamente”, escribió en Unherd. “Ha sido fascinante ver, en el curso de mis investigaciones realizadas el año pasado, cómo este grupo de activistas, en conjunto con algunos científicos valientes, ha hecho que la hipótesis de la fuga del laboratorio vea la luz”. Una de esas científicas fue Alina Chan, bióloga molecular del Instituto Broad del MIT y Harvard que reconoció el valor de la información que generaba DRASTIC y comenzó a interpretarla para científicos y no científicos en lúcidas explicaciones publicadas en Twitter, lo que la convirtió en una estrella de la comunicación científica. 

Chan reconoció los logros del grupo en un largo hilo de Twitter. “Sin el trabajo realizado por el equipo DRASTIC, realmente no sé dónde estaríamos ahora con respecto a los orígenes del covid-19”, escribió, y añadió que “el trabajo de estos elementos ajenos al área… ha tenido un considerable impacto en el discurso científico”. Ese discurso científico cambió repentinamente el 6 de enero de 2021, cuando Jesse Bloom, virólogo de la Universidad de Washington y uno de los investigadores más respetados del país acerca del covid-19, se convirtió en la primera figura científica importante en legitimar públicamente las aportaciones de DRASTIC. “Sí, sigo el trabajo”, tuiteó, haciendo que el orden científico establecido se estremeciera. “No estoy de acuerdo [con] todo, pero algunas partes parecen importantes y correctas”. Bloom destacó el artículo de Mona Rahalkar sobre la mina de Mojiang, y añadió que, en los primeros días de la pandemia, “pensé que el escape del laboratorio era muy improbable. Con base en el trabajo posterior, ahora pienso que es bastante plausible”. 

 Otros científicos presionaron a Bloom para que reconsiderara, pero mantuvo su opinión, y el muro de silencio comenzó a desmoronarse. El 17 de mayo, científicos de Harvard, Yale, MIT, Stanford y otras importantes instituciones y personas, entre ellas Chan, se unieron a Bloom en una carta publicada en Science donde se hacía un llamado a realizar una investigación detallada sobre el laboratorio de Wuhan. Casi el mismo día, The Seeker atacó de nuevo. Tras entrar en una base de datos alojada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China, buscó todas las tesis supervisadas por Shi Zhengli. Bum. Tres resultados. “Lo logré en mi primer intento”, dice. “No estoy seguro de por qué nadie más pensó antes en esto, pero creo que nadie lo estaba buscando”. Si acaso hubiera algún resto de duda sobre el patrón de engaños del IVW, estas nuevas tesis lo descartarían de inmediato. 

En ellas se indica que los investigadores del Instituto nunca habían creído que un hongo había provocado la muerte de los mineros de Mojiang, lo que contradice las afirmaciones de Shi en Scientific American y en otras publicaciones. De hecho, los investigadores del IVW estaban tan preocupados por un nuevo brote de un virus parecido al SARS que hicieron pruebas de sangre a los habitantes de los poblados cercanos para detectar otros posibles casos. 

Y habían conocido las secuencias de los otros ocho virus parecidos al SARS provenientes de la mina, lo que pudo haber ayudado a los científicos a saber más acerca del SARS-CoV-2 en los primeros días, mucho antes de que iniciara la pandemia, pero se habían guardado la información para ellos mismos, hasta que DRASTIC los puso en evidencia. Pocos días después de las nuevas revelaciones y de la carta publicada en Science, cada vez más académicos, políticos e incluso los medios convencionales comenzaron a tomar en serio la teoría de la fuga del laboratorio, lo que culminó el 26 de mayo cuando el presidente estadounidense Joe Biden ordenó a los organismos de inteligencia de su país “que redoblaran sus esfuerzos para recopilar y analizar información que pudiera acercarnos a una conclusión definitiva”. 

Biden prometió que “Estados Unidos también seguirá trabajando con socios de ideas afines en todo el mundo para presionar a China para que participe en una investigación internacional plena, transparente y basada en evidencias y para que proporcione acceso a todos los datos y pruebas relevantes”. Hasta ahora, China se ha mostrado indiferente a la idea. Es posible que nunca coopere con una investigación. Sin embargo, ahora está claro que la cuestión de si un laboratorio biológico pudo haber provocado esta pandemia (y pudiera provocar la próxima) será analizada en una forma que no habría sido posible si un grupo radical y descentralizado de intrusos no hubiera desafiado al statu quo. Esta es una lección que The Seeker no olvidará pronto. “Ya no veo a la ciencia como un ámbito exclusivo”, escribió a Newsweek. “Todos pueden marcar una diferencia. N —∞— Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek

viernes, 28 de mayo de 2021

La agencia de inteligencia de EEUU tiene material que podría determinar si el coronavirus se originó en el laboratorio de Wuhan

 

Los responsables del área le pidieron a Joe Biden un plazo de 90 días para analizar mediante procesos informáticos todos los elementos que disponen para arrojar luz sobre el surgimiento del COVID-19 en China
El pedido del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para que se investigaran en un plazo de 90 días los orígenes del coronavirus se produjo después de que la inteligencia del país comunicara a la Casa Blanca que disponen de gran cantidad de pruebas sin examinar que podrían arrojar luz sobre este asunto. Así lo reveló este viernes The New York Times, que asegura que los servicios de inteligencia del país le pidieron a Biden tiempo adicional para analizar mediante procesos informáticos todo el material que disponen. 

 Según el diario, que cita como fuente a los funcionarios de inteligencia, estos servicios tratarán de aplicar una cantidad “extraordinaria” de recursos informáticos para comprobar si el SARS-CoV-2 se filtró accidentalmente de un laboratorio de Wuhan, en China, epicentro de la pandemia. El laboratorio P4 del Instituto de Virología de Wuhan, en la provincia central de Hubei, China 

 Estas investigaciones sugieren que el Gobierno de EE. UU. puede no haber agotado las bases de datos que dispone de las comunicaciones chinas, el movimiento de trabajadores en el citado laboratorio y el patrón de cómo se originó el brote de la enfermedad en la ciudad de Wuhan. La iniciativa de Biden, que ha generado un intercambio de acusaciones en Beijing y Washington, tiene como objetivo presionar a los países aliados y a las agencias de inteligencia estadounidenses para que extraigan información existente sobre el tema, como interceptaciones, testigos o evidencias biológicas, así como buscar alguna prueba que pueda determinar si el China encubrió un accidente.

 No obstante, el diario afirma que el esfuerzo por obtener evidencias de las comunicaciones interceptadas dentro de China, un objetivo notoriamente difícil, ha dado poco resultado. Instituto de Virología de Wuhan.  Antiguos funcionarios de inteligencia y otros han dicho que dudan mucho de que alguien encuentre un correo electrónico, un mensaje de texto o un documento que aporte pruebas de un accidente de laboratorio.

 La teoría de que el virus surgió en un laboratorio de Wuhan volvió a ser considerada después de que el diario The Wall Street Journal publicara recientemente un informe en el que presuntamente se destapaba que varios investigadores del Instituto de Virología de la ciudad se enfermaron en noviembre de 2019. El lunes, China calificó como “falsas” estas informaciones, pero Biden recalcó el jueves que Washington y sus socios “presionarán” a Beijing para que participe en una investigación internacional “completa y transparente”. (Con información de EFE)

jueves, 27 de mayo de 2021

Pese a las sospechas crecientes, China se niega a una investigación plena de su laboratorio en Wuhan y lanza una propuesta insólita

 

La respuesta forma parte de la estrategia del régimen de Beijing en el exterior. Por medio de sus voceros, intentó victimizarse y acusar a las potencias de distraer la atención
El régimen chino conducido por Xi Jinping cuestionó este jueves los pedidos de una investigación transparente sobre el Instituto de Virología de Wuhan -el laboratorio de aquella ciudad china que está bajo la lupa internacional- para intentar determinar si fue allí donde se originó el coronavirus y se filtró a la población -accidentalmente o no- lo que derivó en una pandemia que hasta el momento se cobró la vida de 3.500.000 personas en todo el mundo y causó graves deterioros en las economías de todos los países. 

Además, propuso una impracticable e insólita medida: investigar a todos los laboratorios del mundo. Ayer, fue el gobierno norteamericano de Joe Biden el que ordenó a sus agencias de inteligencia a que investigaran en profundidad el asunto y le prepararan un informe en 90 días para conocer si el virus que provoca la enfermedad COVID-19 pudo ser una creación humana y no natural, como intenta imponer en su narrativa Beijing para deslindar responsabilidades. Este jueves, por medio del vocero de la cancillería china, el régimen negó responsabilidades e intentó un insólito argumento para distraer la atención del asunto exigiendo que también los Estados Unidos debían abrir las puertas de sus laboratorios.

 China criticó el jueves a la administración Biden por su renovado impulso para investigar los orígenes del coronavirus y dijo que a la Casa Blanca “no le importan los hechos o la verdad, ni le interesa un rastreo científico serio del origen”. Desde el inicio de la pandemia, los esfuerzos del régimen de Xi Jinping por tapar lo que ocurría provocó que la población mundial no supiera la gravedad de la enfermedad que atacó a la población de Wuhan primero y luego fue extendiéndose por todo el territorio. A tal punto que semanas después de conocerse el brote todavía no habían informado a las autoridades mundiales sobre lo ocurrido. El jefe del régimen chino, Xi Jinping. Su gobierno impidió que se investigara profundamente el Instituto de Virología de Wuhan y desde un comienzo bloqueó los intentos de saber cómo se originó el coronavirus 

 El jefe del régimen chino, Xi Jinping. Su gobierno impidió que se investigara profundamente el Instituto de Virología de Wuhan y desde un comienzo bloqueó los intentos de saber cómo se originó el coronavirus 

 Recientemente, un informe de inteligencia de EEUU afirma que tres investigadores del Instituto de Virología de Wuhan se enfermaron en noviembre de 2019 y tuvieron que recibir atención hospitalaria. Esta información va en sintonía con los expertos que denuncian que el virus escapó del laboratorio en la ciudad china. El hecho fue revelado por el diario The Wall Street Journal. 

 Los comentarios del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Zhao Lijian, fueron en respuesta al anuncio del miércoles de Biden que ordenó a la comunidad de inteligencia de su país a que ”redoble sus esfuerzos” para determinar cómo comenzó la pandemia, incluida la investigación de si el patógeno surgió de un accidente de laboratorio en aquella ciudad china..

 Zhao respondió en una conferencia y pidió a los Estados Unidos “hacer lo mismo que China e inmediatamente cooperar con la Organización Mundial de la Salud en la investigación de rastreo de origen de manera científica”, informó la agencia de noticias The Associated Press. China reaccionó con enojo a la decisión de la administración Biden de investigar más detenidamente los orígenes de la pandemia de coronavirus y uno de los diplomáticos más agresivos del país dijo que a Estados Unidos “no le importan los hechos y la verdad, ni le interesan los hechos, ni el rastreo de origen científico serio, pero quiere utilizar la epidemia para participar en la estigmatización y la manipulación política, y eludir la responsabilidad”.

 Incluso, Zhao fue más allá e hizo referencia a una afirmación infundada de que el ejército estadounidense creó el coronavirus y lo instó a “hacer lo mismo que China e inmediatamente cooperar con la Organización Mundial de la Salud en la investigación de rastreo de origen de manera científica”, abriendo sus laboratorios. Pero Zhao no fue el único funcionario del régimen al que se le ordenó fustigar la hipótesis que Beijing no quiere que se investigue. La Embajada de China en Estados Unidos ha alertado de que las investigaciones sobre el origen del coronavirus únicamente “socavan la lucha contra la pandemia” después de que Biden solicitara una revisión de la información de Inteligencia sobre el surgimiento del virus en un plazo de 90 días. Una niebla recubre los accesos del Instituto de Virología de Wuhan. Meses antes de comenzar la pandemia, algunos científicos del laboratorio presentaron síntomas compatibles con COVID-19. Las sospechas sobre ese instituto crecen (Reuters) Una niebla recubre los accesos del Instituto de Virología de Wuhan. Meses antes de comenzar la pandemia, algunos científicos del laboratorio presentaron síntomas compatibles con COVID-19. Las sospechas sobre ese instituto crecen 

 En un comunicado, los diplomáticos del país asiático en los Estados Unidos han señalado que “algunas fuerzas políticas se han centrado en la manipulación y el juego de culpas”. A medida que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se prepara para comenzar la segunda fase de estudio sobre el origen del coronavirus, China debió soportar una mayor presión para ofrecer acceso a las delegaciones ante las acusaciones de que el virus salió de un laboratorio de la ciudad de Wuhan. 

 Beijing ha negado en repetidas ocasiones dichas acusaciones y ha señalado que tanto Estados Unidos como otros países están tratando de desviar la atención de sus “propios fracasos” para contener la pandemia de COVID-19. La Embajada de China ha afirmado que apoya “un estudio comprensivo de todos los casos tempranos de COVID-19 en todo el mundo y una pesquisa exhaustiva de los laboratorios de biología en todo el mundo”. 

El diario propagandístico The Global Times -dependiente del Partido Comunista Chino (PCC)- ha matizado en este sentido que si la “teoría del laboratorio” sigue investigándose, Estados Unidos también debería permitir que se investigaran sus instalaciones. (Con información de medios, The Associated Press y Europa Press).-

sábado, 22 de mayo de 2021

Dos expertos chinos que identificaron el coronavirus alertan del peligro del virus de la gripe H5N8

 

El patógeno ha provocado brotes letales en millones de aves en medio mundo y ha llegado a dar el salto a siete personas
MANUEL ANSEDE 22 MAY 2021 - 18:30 GMT-3 

El escritor Benito Pérez Galdós hizo una advertencia en 1884, al inicio de una plaga de cólera en España: “Las epidemias, por lo visto, sienten también su decadencia, como las razas reales y aun las plebeyas, lo cual sería un gran consuelo para la humanidad si la historia no nos enseñase que tras el acabamiento de una peste viene la aparición de otra”. 

Dos científicos chinos, George Fu Gao y Weifeng Shi, también recuerdan este jueves en la revista Science que tras la covid puede llegar otra pandemia, como ocurre siempre desde hace milenios. Y los investigadores señalan a un sospechoso: el virus de la gripe aviar H5N8. El patógeno es un viejo conocido. Lleva circulando por Europa desde 2014, causando brotes que han afectado a millones de aves silvestres y de corral, según la agencia europea dedicada al control de las enfermedades infecciosas, el ECDC. El 20 de febrero de 2021, Rusia alertó de que el virus había dado por primera vez el salto a los humanos. 

Siete trabajadores se infectaron en una gigantesca granja con 900.000 gallinas ponedoras en la región de Astracán, en el sur del país. Ninguno de los siete tuvo síntomas. El virus también está en España. El Ministerio de Agricultura ha declarado en los últimos meses tres brotes en aves silvestres, tras la aparición en noviembre de un halcón peregrino moribundo en Noja (Cantabria) y el hallazgo en enero de tres cigüeñas y un ganso muertos en las Marismas del Ampurdán (Girona) y de los restos de otro ganso en la Laguna Grande de Villafáfila (Zamora).

 El ministerio envió un mensaje tranquilizador tras comunicar este último suceso, el 5 de febrero: “La detección de este caso no implica un riesgo para la salud pública, ya que los estudios genéticos basados en el análisis de las secuencias de virus completo muestran que se trata de un virus aviar sin afinidad específica por los seres humanos”. Los científicos chinos George Fu Gao y Weifeng Shi alertan de que los virus de gripe aviar pueden provocar “pandemias desastrosas” Los dos expertos chinos son menos optimistas. “La propagación mundial de los virus de la gripe aviar H5N8 es un problema de salud pública”, advierten en la revista Science. George Fu Gao es el director general del Centro Chino de Control y Prevención de Enfermedades y Weifeng Shi es el director del Laboratorio de Referencia de Enfermedades Emergentes Infecciosas de las Universidades de Shandong. Ambos participaron en la identificación del nuevo coronavirus en diciembre de 2019. 

A su juicio, los virus de gripe aviar pueden provocar “pandemias desastrosas” en los humanos. Al menos 46 países de Europa, Asia y África han declarado brotes letales de H5N8 en aves. Los investigadores chinos subrayan que el virus de los siete trabajadores rusos pertenecía al subgrupo 2.3.4.4b, con unas mutaciones “preocupantes” que parecen aumentar su afinidad por las células humanas. Esta misma variante del virus ha provocado el sacrificio de más de 20 millones de aves de corral en Corea del Sur y Japón, advierten Fu Gao y Shi. “Es imperativo que no se ignore la propagación mundial y el riesgo potencial de los virus de gripe aviar H5N8 para las aves de corral, las aves silvestres y para la salud pública global”, alertan. 

 Una científica toma muestras de un pato silvestre en un laboratorio de Rostock (Alemania), tras un brote de H5N8 en 2014. Una científica toma muestras de un pato silvestre en un laboratorio de Rostock (Alemania), tras un brote de H5N8 en 2014.CARSTEN KOALL / GETTY IMAGES A la veterinaria Elisa Pérez, experta en virus emergentes, le sorprende la señal de alarma enviada por los dos expertos chinos. La viróloga, del Centro de Investigación en Sanidad Animal (Valdeolmos, Comunidad de Madrid), recuerda que la agencia europea ECDC hizo el 24 de febrero una evaluación del riesgo y llegó a la conclusión de que era “bajo” para los trabajadores del sector avícola y “muy bajo” para la población general.

 La organización detalló entonces que se habían registrado 1.700 brotes de H5N8 o de virus similares en aves desde octubre de 2020 en la UE y en su entorno, con unas 1.900 personas implicadas en actividades peligrosas —como el sacrificio de animales infectados— en siete países, sin detectarse ni un solo caso en humanos. “Si el virus entra en una macrogranja no hay quien lo pare. Es una bomba de relojería”, advierte la viróloga Elisa Pérez El 23 de marzo, de hecho, el Ministerio de Agricultura y las comunidades autónomas decidieron rebajar las estrictas normas de bioseguridad que estaban en vigor, como la prohibición de tener aves domésticas al aire libre. Las autoridades, en un mensaje enviado a los veterinarios especializados, justificaron su decisión en “la disminución del riesgo de introducción de la influenza [gripe] aviar en España tras la finalización del periodo migratorio de aves silvestres invernantes desde países del Norte y Centro de Europa” y en la ausencia de casos desde enero. Pérez destaca un rasgo “muy llamativo” de la gripe H5N8: también mata a las aves silvestres. “Son el reservorio natural de los virus de la gripe y es muy raro que tengan síntomas graves, pero este año ha sido una masacre en el norte de Europa”, explica. La viróloga solo recuerda otros dos casos similares: la gripe H5N1 a comienzos del siglo XXI y una oleada de brotes del mismo subtipo H5N8 en los años 2016 y 2017 en Europa. Pérez señala a las explotaciones avícolas gigantescas. “En granjas como la de Rusia, con casi un millón de pollos en el mismo sitio, hay un riesgo altísimo de mutación. Si el virus entra en una macrogranja no hay quien lo pare. 

Es una bomba de relojería”, advierte. Los dos expertos chinos, sin embargo, opinan que la sustitución de las pequeñas granjas familiares por grandes explotaciones industriales, teóricamente con estrictas medidas de bioseguridad, ayudará a reducir el riesgo de salto de virus de las aves a los humanos. En España, la empresa Rujamar anunció en 2019 una inversión de 25 millones de euros para construir una macrogranja con 1,35 millones de gallinas en San Clemente (Cuenca). En las explotaciones españolas hay unos 46 millones de gallinas ponedoras, según el censo oficial, con más de 817 millones de aves sacrificadas para carne en 2019. “El virus de la gripe tiene la potencialidad de generar una pandemia mucho peor de la que estamos sufriendo ahora”, coincide la viróloga María Montoya Al igual que el nuevo coronavirus tiene sus características espículas, los virus de la gripe presentan dos proteínas en su superficie, hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N), con diferentes subtipos numerados, de ahí el nombre H5N8. La viróloga María Montoya, del CSIC, recuerda que los virus con H5 saltan de vez en cuando de las aves a las personas. El H5N1 ha provocado cientos de casos en humanos, muchos de ellos letales, desde su identificación en Hong Kong en 1997. Montoya subraya que una cosa es brincar de las aves a los humanos y otra muy diferente es pasar de humano a humano.

 “Las veces que H5 ha saltado a las personas ha sido bastante devastador pero, por suerte, la transmisión de humano a humano no ha sido eficiente”, explica la investigadora. “En el momento en el que aparezcan mutaciones que le den transmisibilidad de humano a humano, puede ser una nueva pandemia”, advierte. La viróloga recalca que la capacidad de mutación del virus de la gripe es “muchísimo mayor” que la de los coronavirus. 

“Tiene la potencialidad de generar una pandemia mucho peor de la que estamos sufriendo ahora, pero puede ocurrir el mes que viene o dentro de 100 años”, señala. Montoya recuerda que su institución, el CSIC, ha perdido los dos principales laboratorios que investigaban el virus de la gripe en España, tras la jubilación de los virólogos Juan Ortín, en 2016, y Amelia Nieto, en 2020. “Para hacer frente a una posible pandemia de gripe necesitamos que se apoye a grupos de investigación en estos temas, que son estratégicos”, reivindica Montoya

martes, 18 de mayo de 2021

Descubrieron el “talón de Aquiles” del coronavirus para evitar que se multiplique en el cuerpo

 

Investigadores suizos e irlandeses hallaron un mecanismo por el que se podría inhibir la replicación del SARS-CoV-2 en el organismo. El freno a la producción de proteínas reduciría la réplica viral y podría abrir el camino al desarrollo de medicamentos antivirales que aprovechen esa debilidad
Mientras muchos países intentan sin éxito vacunar a la mayor parte de sus poblaciones para ganarle la carrera a las segundas olas de la pandemia en los diferentes territorios, un reciente hallazgo de la ciencia podría ser el puntapié para el estudio de fármacos efectivos a la hora de tratar la enfermedad COVID-19 causada por el nuevo coronavirus. Investigadores de la Universidad Politécnica Federal de Zúrich, en Suiza, descubrieron un importante “punto débil” del coronavirus causante del COVID-19 con el que se puede inhibir su multiplicación y, con ello, abrir el camino al desarrollo de medicamentos antivirales que aprovechen esa debilidad. 

 Según informó la televisión suiza RTS, el equipo científico, con colaboración de expertos de las universidades de Berna, Lausana y Cork, en Irlanda, consiguió hallar un método teórico para frenar el mecanismo de producción de proteínas que podría ser la base para futuros fármacos contra el coronavirus SARS-CoV-2. El freno a la producción de proteínas reduciría la réplica viral del SARS-CoV-2 en células infectadas, un “talón de Aquiles” hasta ahora desconocido en un coronavirus contra el que muy pocos fármacos se mostraron eficaces, por lo que la ciencia se centró en el desarrollo de vacunas y no tanto en terapias. 

 Según explican los científicos suizos e irlandeses, su hallazgo se basa en el hecho de que las células producen proteínas mediante uno de sus elementos, el ribosoma, que las sintetiza mediante la lectura del ARN en secuencias de tres letras. Investigadores hallaron un método teórico para frenar el mecanismo de producción de proteínas que podría ser la base para futuros fármacos contra el coronavirus SARS-CoV-2 (NIAID/National Institutes of Health vía AP) Investigadores hallaron un método teórico para frenar el mecanismo de producción de proteínas que podría ser la base para futuros fármacos contra el coronavirus SARS-CoV-2 (NIAID/National Institutes of Health vía AP) Para replicarse en una célula infectada, los virus necesitan que el ribosoma tenga una anomalía en esa lectura del código genético del ARN, denominada “cambio de marco” (“frameshifting”), mediante la cual solo lea una o dos letras del ácido ribonucleico en una secuencia. 

 Tanto el coronavirus causante del COVID-19, como el VIH que provoca el sida, necesitan de estos “cambios de marco”, en general raros en las células humanas, para reproducirse, por lo que cualquier componente que consiga garantizar que esa lectura incorrecta del ARN nunca se produzca puede debilitar significativamente al virus. “En términos generales, los tratamientos para las infecciones virales pueden dirigirse al virus, el huésped o los síntomas subyacentes de la infección. 

Los tratamientos antivirales funcionan interrumpiendo el ciclo de vida viral. Para el SARS-CoV-2, el ciclo de vida se puede dividir en tres etapas: entrada y tráfico de la célula huésped, replicación del genoma viral y empaquetamiento y salida de nuevos viriones”, apuntaron los investigadores en la revista Science. Un enfoque antivírico alternativo es, según los científicos, “apuntar a las vías de la célula huésped que son esenciales para la replicación del virus, como la síntesis de proteínas”. Los virus dependen completamente del anfitrión para la traducción y desarrollaron una variedad de formas de explotar esta maquinaria para su uso.

 En las células humanas, la traducción se puede dividir en cuatro fases: inicio, alargamiento, terminación y reciclaje del ribosoma. Un enfoque antivírico alternativo es, según los científicos, "apuntar a las vías de la célula huésped que son esenciales para la replicación del virus, como la síntesis de proteínas" (Efe) Un enfoque antivírico alternativo es, según los científicos, "apuntar a las vías de la célula huésped que son esenciales para la replicación del virus, como la síntesis de proteínas" (Efe) El estudio reveló este camino a seguir para atacar el virus, aunque no concreta qué componente o fármaco determinado podría eliminar las lecturas incorrectas del ARN, algo que quedaría ahora en manos de investigadores farmacéuticos. Además, muchos virus dependen de vías de propagación del huésped similares, lo que lleva a que algunos antivirales tengan un amplio espectro de actividad contra múltiples virus. 

De hecho, en la práctica, muchos de los estudios de fármacos contra el COVID-19 constituyeron lo que se considera una “re prueba”, es decir, evaluar el uso de drogas ya aprobadas para otros fines -o combinaciones de ellas- para tratar el nuevo coronavirus, lo que sugiere que los antivirales descubiertos en la carrera para tratar COVID-19 pueden ser útiles para futuras epidemias. A pesar del lanzamiento de vacunas en varios países, el descubrimiento de antivirales para tratar el SARS-CoV-2 sigue siendo importante. Ya existen preocupaciones sobre la aparición de variantes del SARS-CoV-2 que pueden ser menos susceptibles a las vacunas actuales. (Con información de Efe)

martes, 2 de febrero de 2021

LA CIENCIA MAYESTÁTICA

Luis E. Sabini Fernández - 29 ene 21 https://revistafuturos.noblogs.org/ La defensa de la racionalidad científica, de la ciencia ante todo, una confianza a toda prueba en el desarrollo científico y sus necesarios aciertos en constante expansión caracterizan trabajos que han aparecido recientemente en Brecha; “Los negacionistas” de Marcelo Aguiar Pardo (8/1/2’21) y “La verdad y la vigencia de la ciencia (aunque mercantilizada)” de Álvaro Díaz Berenguer (22/1/2021). Nos dice Díaz Berenguer:

 “[…] se va despejando la niebla y por ahora no hay disponible un tratamiento eficaz para el virus fuera de toda duda; se llega a la conclusión de que sólo se podría prevenir a través de la vacuna. Pero también sólo el tiempo dirá si esto es cierto.” Hace bien Díaz Berenguer curándose en salud. Porque si uno lee contratos como el firmado entre los estados de la UE y una compañía farmacéutica clave, la transnacional de origen alemán, Curevac AG, respecto de responsabilidades civiles o penales por daños ocasionados a población civil con la vacunación, vemos que la parte farmacéutica está bien cubierta, no así los individuos sometidos a esos tratamientos.[1] “[…] hay no obstante una incertidumbre sustancial en torno a estos esfuerzos, en particular con respecto a: […]si el Producto podría tener síntomas de efectos adversos inaceptables más allá de lo que se documentara en los ensayos clínicos en curso y en los planeados.” Y más adelante, se insiste en cubrir al laboratorio: “La Comisión y los Estados Miembros participantes reconocen que el uso de los Productos se producirá en condiciones epidémicas que requieren ese uso y que, por consiguiente, la administración del Producto se llevará a cabo bajo la responsabilidad exclusiva de los Estados Miembros participantes." No conformes con esto, el consorcio farmacéutico se reasegura en otro artículo, ahora exclusivamente como firmante del convenio con la UE y no como ”partes contratantes”, eludiendo toda ulterioridad, secuela, o lo que fuere: “[…] a la luz de las circunstancias extraordinarias de la ejecución y el rendimiento de este APA, el contratista, en particular, no garantiza que los Productos muestren suficiente eficacia para prevenir una infección COVID-19 y/o que no presenten síntomas inaceptables de eventos adversos […]”. [2]

 _________________RECUADRO_________________________________________ SOBRE DEMOCRATICIDADES Y PROGRESISMOS CONSAGRADOS Estimo que no sólo se registra una coincidencia en esa visión de lo científico en nuestros autores −aunque con matices en el caso de Díaz Berenguer, que advierte la mercantilización de la ciencia− sino también una cierta visión común de lo democrático. Aguiar Pardo confía en primorosos mapas inteligentes de ourworldindata al que se refiere cálidamente. Yo me permito usar un democratómetro más casero: Brecha anuncia en su edición de papel (22/1/2021): “La polémica iniciada hace dos semanas con la columna “Los negacionistas” de Marcelo Aguiar Pardo, continúa. Por razones de espacio, los nuevos aportes serán publicados sólo en el sitio web del semanario y serán de acceso libre. Nota de la edición.” Ante semejante anuncio publicado con precisión dentro del artículo de Álvaro Díaz Berenguer, imaginé que al remitir al lector a: “COLUMNAS DE OPINIÓN. DEBATE ABIERTO: LECTURAS DE LA PANDEMIA”, iban a aparecer, bajo ese triple título, la réplica a “Los negacionistas” que ya apareciera en papel, de Marcelo Marchese (“La dictadura global”), u otra, mía (“Porqué la nota ‘Los negacionistas’ hace agua”) asimismo enviada a Brecha, y, por la actualidad de la cuestión, imaginé terceras notas… Iluso de mí. El debate democrático parece a veces contar con un solo contendiente: en Brecha digital sólo aparecen nuevas intervenciones del autor de la primera nota, de la nota inicial. Así es fácil el debate. _______FIN RECUADRO______________________________________________ Algo significativo es que Aguiar Pardo y Díaz Berenguer −ambos sin duda vehiculizan la visión que un periódico progresista como Brecha alumbra− tienen una confianza sin límites en la ciencia. Que compartimos. Pero que por un pase de prestidigitación transfieren a los científicos y a las instituciones que practican ciencia e incluso a aquellas que la administran, como la OMS. Esta “extensión” es lo que NO resulta aceptable. Porque con los planteos de nuestros autores, tal vez inconscientemente, se absolutizan los apoyos, se abdica del pensamiento crítico, que precisamente se invoca para enfrentar a la ciencia con otras creencias, las religiosas o las esotéricas, por ejemplo.

 No captar así que los aparatos científicos actuales (y los históricos) están condicionados en sus desarrollos científicos (algo que sin embargo Díaz Berenguer intuye), pero más aún en sus aplicaciones tecnológicas, nos introduce en un mundo “perfecto”, que ya deberíamos saber, es siempre perfecto. Cuando una biólogo investigador perteneciente a los planteles de Monsanto sostiene con orgullo profesional su visión de la ingeniería genética, precisando que llevar a cabo algunas transgénesis, por ejemplo en la soja o el maíz, es una bicoca, una menudencia; que él y los suyos aspiran a algo más alto, trascendente; generar (¿o construir?) una quimera,[3] más allá de la penosa ignorancia en mitología, nos revela cuáles son sus aspiraciones, no las de ese investigador, fatuo, sino las de sus mandantes. Parafraseando a Aguiar Pardo, podríamos decir que en el mundo de las PTOI [personas tecooptimistas irremediables] lo que avanza irrefrenable en el mundo es lo democrático.

 Nuestro autor nos remite precisamente a datos presuntamente objetivos de la organización intergubernamental IDEA (International Institute for Democracy and Electoral Assistance) con sede en Estocolmo. Con envidiable celo democrático este instituto nos relata el avance incontenible de la democracia en el mundo: hace apenas unas décadas, el 68% eran gobiernos no democráticos y el 26% democráticos (suponemos que el 6% faltante tendría una caracterización intermedia) y el informe nos tranquiliza que hoy, apenas un 20% de los gobiernos del mundo son no democráticos. ¿Un optimismo primermundiano envidiable o tal vez temible?

 Por su ceguera ante el estado calamitoso de nuestro presente planetario. Los ricos viven cada vez más democráticamente; los pobres, cada vez peor. En el lapso señalado como gran avance, tenemos los destrozos políticos, jurídicos, territoriales y no olvidemos, de cuerpos humanos, libios, sirios, libaneses, palestinos, yemenitas, sudaneses, congoleses, afganos, nigerianos, nigerinos, malienses, ruandeses, oriundos de Myanmar, Burundi, de los pequeños enclaves territoriales generalmente islámicos dentro de “las Rusias”, como Chechenia, Daguestán, Ingusetia, Abjasia, y tantas otras etnias y poblaciones reprimidas, destrozadas. Como expresión del empeoramiento, no del mejoramiento de los pobres del mundo, las condiciones migratorias han empeorado respecto de las peripecias de nuestros abuelos y bisabuelos, cruzando el Atlántico: hoy en día, retrotrayéndonos casi a tiempos de esclavitud, la población abandona desesperada su territorio, algo que casi nadie haría si puede sobrevivir al menos allí, y desesperados, masivamente se embarcan en pateras, en camiones o trenes, a pie, abandonando la periferia del globo para ver si encuentran un sitio en los países “centrales”. A diferencia de las migraciones europeas del siglo pasado estos emprendimientos llevan a menudo la muerte consigo. Hablamos sobre todo de población de origen afro o musulmán, de los sobrevivientes de los tsunamis índicos o caribeños. 

 También podríamos señalar que buena parte de la población uzbeka tiene que conformarse con la contaminación generalizada de su territorio. Y lo mismo, los congoleses, los ruandeses, los nigerinos, los mozambiqueños, los malauíes y tantos otros. Podríamos agregar muchos más ejemplos, reseñar muchas más etnias en estado desesperante. Nombrar países, comunidades lingüísticas desquiciadas con la colonización y la neocolonización, la contaminación resultante de diversos proyectos transnacionales, todos presentados como la panacea para carencias locales, aunque dichos proyectos resultan exclusivamente panacea para sus inversores. 

 Tenemos que agregar aspectos crudamente materiales: la desertificación de territorios (a menudo áridos en su etapa previa); su acidificación; la plastificación del mar océano planetario (y la consiguiente ruina de la pesca, en primer lugar como comida saludable y en segundo lugar como ocupación viable). Los países más empobrecidos de África: Senegal, Tanzania, Eritrea Etiopía, Benín, Mali, Chad, Guinea-Bissau, Ruanda, Liberia, Uganda, Burkina Faso, Togo, Sierra Leona, RDCongo, Madagascar, Níger, Mozambique, RCAfricana, Malawi, Burundi; los más empobrecidos del “Nuevo Mundo: hondureños, guatemaltecos, panameños, nicaragüenses, salvadoreños, portorriqueños, haitianos, y tantos isleños viviendo vidas miserables… Qué decir del nivel de vida, no ya democrático sino material, cotidiano, de buena parte de la sociedad filipina, de la indonesia, y tantas etnias perseguidas como minorías (a veces compuestas por millones de seres humanos, como los Karen, los shan, los tamiles) o incluso de poblaciones mayoritarias, aplastadas en sus existencias cotidianas, como en Bangladesh, por ejemplo. No es verdad que lo democrático haya avanzado en la realidad. 

Aunque sí en los papeles. Pero si resulta preocupante la invocación a un desarrollo institucional más bien formal, que se da de bruces contra las condiciones reales de existencia y sobrevivencia de tamaña cantidad de humanidad, resulta todavía mucho peor, no ya los sueños democráticos en las periferias más esquilmadas sino además, el brutal debilitamiento de lo democrático, entre nosotros, los que nos consideramos pertenecer a lo más democrático del planeta. Basta vez el proceso cumplido, cumpliéndose con la pandemia decretada de covid 19 para advertirlo. Porque no hay juego libre de opiniones; hay una verdad revelada por especialistas médicos y una política mediática desplegada para insuflar miedo. Basada en que lo que se le opone es: “La fantasía del complot mundial, este contrarrelato del control sanitario creado artificialmente para dominarnos, es además de inverosímil, maquiavélico y de una debilidad argumental inquietante. 

Su matriz conspirativa, esencialmente dogmática, lejos de promover la duda y el escepticismo sanos, que están en la esencia de la mentalidad científica fomenta un estado de sospecha permanente y erosiona la confianza en los sistemas de salud […]” (Aguiar Pardo, 8 ene 2021). Significativamente, la OMS, los gobiernos que la acompañan y las redes institucionales médicas que definen la línea oficial no encuentran objetores salvo en la extrema derecha; terraplanista, nazis, receptores de alienígenas. Nunca han tropezado con críticos válidos al aborregamiento.



 Ni necesitan discriminar sobre muertos y muertos, sobre enfermos y enfermos, para dimensionar con la mayor precisión un embate que se proclama eje de nuestras vidas. Apenas eso que barrunta Díaz Berenguer, “mercantilización de la ciencia”, ¿no aparecerá en las vacunas, negocio del siglo si lo hay? [1] EUROPEAN COMMISSION Directorate-General for Health and Food Safety. ADVANCE PURCHASE AGREEMENT (“APA”) for the development, production, advance, purchase and supply of a COVID-19 vaccine for EU Member States. [2] Todos los pasajes transcritos provienen del acuerdo indicado, su traducción al castellano, https://contraelencierro.blogspot.com/2021/01/contrato-de-compra-de-la-vacuna-de-la.html. El original en inglés: . [3] Declaraciones públicas de Esteban Hopp, investigador argentino reclutado por Monsanto para la instauración de alimentos transgénicos en Argentina, a fines del s XX.

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