Ivette Leyva Una compañía de fabricación de vagones de carga de ferrocarril cerró sus puertas en Alabama solo meses después de recibir USD$ 10 millones en dinero del Programa de Protección de Cheques de Pago (PPP) , y poco después trasladó la operación a México, reveló una investigación de ProPublica. FreightCar America, con 550 empleados, operaba en Muscle Shoals, Alabama. Era la última fábrica de FreightCar en Estados Unidos, una empresa de 120 años con sede en Chicago que había estado reduciendo su presencia en el país durante años.
“Cuando abrió la planta mexicana, al principio nos dijeron que solo ayudarían a [la planta de] Shoals y fabricarían piezas para los trenes”, dijo Robert Bulman, quien trabajó en la planta de Alabama durante siete años antes de ser despedido el año pasado. "Pero todo el tiempo fue una trampa”.
Tras recibir el préstamo PPP -por la cantidad máxima permitida-, la compañía anunció el cierre de la fábrica de Alabama y trasladó la producción a su operación de Castaños, México, atribuyendo la mudanza a la pandemia de COVID-19 y sus efectos en la demanda de vagones.
Jim Meyer, director ejecutivo de FreightCar America, dijo en un correo electrónico a ProPublica que no tenía la intención de cerrar la planta cuando recibió el dinero de PPP y que el dinero permitió a la empresa mantener a los trabajadores en el trabajo durante la mayor parte de 2020 a pesar de una fuerte crisis caída en los nuevos pedidos.
Más de 500 despidos
Al conceder la primera ronda de préstamos PPP, la Administración de Pequeños Negocios (SBA, por sus siglas en inglés), requería que los prestatarios gasten el 75% de los fondos en nómina durante ocho semanas. En el caso de FreightCar America, los despidos ocurrieron después.
FreightCar despidió a 550 personas -con indemnizaciones- por el cierre de la planta de Shoals, lo cual excedería el límite ostensible de 500 empleados establecido por el PPP. Pero FreightCar aprovechó también de una laguna legal incorporada al PPP.
Los estándares de tamaño alternativo de la SBA le permitieron calificar para el préstamo con hasta 1,500 trabajadores, señaló ProPublica.
En una conferencia sobre resultados de la empresa en agosto, los ejecutivos explicaron que los recursos del préstamo habían compensado parte del costo del traslado a México. Chris Eppel, entonces director financiero de la empresa, dijo que el dinero también "compensó parcialmente" las pérdidas operativas y las compras de inventario.
Durante todo ese proceso, el CEO Meyer siguió recibiendo su salario base de USD$ 500,000 en 2020, más opciones sobre acciones por un valor cercano a eso y un bono de USD$ 1 millón por obtener un préstamo de USD$ 40 millones de una compañía de inversión privada.