sábado, 23 de abril de 2022

Elisa Abella busca promover el acercamiento de las personas a la lectura

 

La concejal de Juntos presentó en el Concejo Deliberante un proyecto de ordenanza que impulsa la creación de la Feria del Libro campanense, estableciendo junio como mes de celebración.

 A fin de promover el acercamiento de las personas a la lectura, la concejal de Juntos, Elisa Abella, presentó en el Honorable Concejo Deliberante (HCD) un proyecto de ordenanza que impulsa la creación de la Feria del Libro campanense. El expediente, que fue girado en la última sesión a la comisión de Cultura y Educación para ser tratado por los ediles, responde a la Ley Nacional 25.446 que establece que el Estado debe poner en práctica políticas públicas y estrategias para fomentar la cultura, educación, lectura, como también el impulso de la creación y difusión del libro argentino. 

 Así lo detalló Elisa Abella en el documento presentado, quien consideró que “el libro y la lectura, son factores culturales y educativos imprescindibles tanto para la inclusión social como para el desarrollo”. Tal lo explicó la edil, el evento que se celebrará en junio, surge con el propósito de ofrecer ambientes propicios que promuevan el contacto directo con los libros, fomentando así la creación de acciones enfocadas en la formación de lectores. 

 Cabe recordar que la primera Feria del Libro ya se realizó el año pasado en la ciudad que fue organizada en su gestión al frente de la Secretaría de Inclusión, Educación y Cultura y, a partir de esta ordenanza se busca que tenga una fecha fija y quede establecida en el calendario. 


 “Siguiendo con los lineamientos del intendente Sebastián Abella, tenemos un compromiso muy fuerte de responder a las inquietudes y necesidades de los lectores como así también de ampliar los horizontes culturales y esta Feria del Libro tiene esa tendencia”, enfatizó. Además, consideró como “muy importante” la promoción y difusión de autores, especialmente los campanenses, para que todos los ciudadanos “podamos enriquecernos con sus producciones” además de “fortalecer la literatura local y el mercado editorial en general”.

 Entusiasmada con la propuesta, Elisa Abella manifestó que “impulsamos este espacio para generar un acceso a la literatura tanto para desarrollar habilidades y fortalecer el acervo cultural de los vecinos y la ciudad”. Dicha Feria del Libro será abierta al público y dispondrá de una estructura organizativa compuesta por una Comisión Organizadora, un Consejo Asesor y un Consejo Curador, siendo la Secretaría de Inclusión, Educación y Cultura del Municipio la autoridad de aplicación.

El remero coloniense Marcos Sarraute consiguió dos medallas de oro en Perú

 


El remero coloniense Marcos Sarraute, consiguió dos medallas de oro, en la primera competencia América de Océano, disputada en Perú.

 Ganó los seis kilómetros individuales masculinos y los 6 kilómetros doble mixto, junto a la remera Romina Cetraro. Esta modalidad realizada en esta oportunidad por Perú, en el Océano Pacíficos, será agregada a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. 

 Este año el certamen reunió, en el distrito de Chorrillos, a más de 100 deportistas de Ecuador, Estados Unidos, Paraguay, Colombia, México, Bahamas, Barbados, Uruguay, Brasil y Chile. Nuevamente el remo uruguayo a través de un deportista del departamento, obtiene medallas internacionales.

Acto conmemorativo del 197ª aniversario del Desembarco de los Treinta y Tres Orientales

 


En la plazoleta Lavalleja de la capital departamental se desarrolló el acto conmemorativo al 197ª aniversario del Desembarco de los Treinta y Tres Orientales, con la presencia del Intendente de Colonia Doctor Carlos Moreira Reisch, autoridades departamentales, nacionales, civiles, militares, representantes consulares, alumnos y docentes y abanderados de Las Escuelas Nª 90 Juan Antonio Lavalleja, Nª 1 José Gervasio Artigas, Nª 2 José Pedro Varela, Nª 131, Jardín de Infantes Nª 132 Alicia Pardini, Colegio San Gabriel Habilitado Nª 11, Escuela Técnica de Colonia, Centro Regional de Profesores del Suroeste, Jefatura de Policía, Batallón "Oriental" de Infantería Mecanizado Nª 4, Prefectura de Colonia.

 El acto comenzó con las estrofas del Himno Nacional, palabras del Jefe de Policía de Colonia Comisario General (R) Jhonny Diego Sosa, ofrenda floral en el busto que4 recuerda al Brigadier General Juan Antonio Lavalleja por parte del Intendente Moreira, Jefe de Policía, Inspectora Departamental de Educación Inicial Maestra Fabiana López y el alumno abanderado de la Escuela Nª 90, Ignacio Martínez. Luego alumnos de la Escuela Nª 90, realizaron una participación artística, para dar cierre al acto entonando la Marcha Mi Bandera. Link descarga audio y video: https://bit.ly/3KZq8Xd

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Un mal ejemplo. Sobre la dolarización en Ecuador y su inviabilidad en Argentina

Federico Rudistein - Damián Bil OME – CEICS 17 abril 2022, 

 El Aromo Semanas atrás, Javier Milei instaló en la agenda política el debate sobre la dolarización de la economía. Conspicuos economistas liberales, como el mismo José Luis Espert y Roberto Cachanosky, señalaron que la medida es impracticable /1 Aun así, los defensores de este disparate insisten en destacar casos supuestamente exitosos, como el de Ecuador. Aquí, dicen, se habría conseguido la estabilidad y la armonía económica luego de los convulsionados años de finales de la década de 1990. 

Algo similar a lo que habría ocurrido en la Argentina diez años antes, con la Convertibilidad establecida en 1991, ideada por el entonces Ministro de Economía Domingo Cavallo (quien tuvo su papel en la medida en Ecuador). No obstante, a poco de revisar el funcionamiento de la economía de este país, menos compleja que la argentina, no parece que la dolarización sea la quimera que plantean algunos anarcocapitalistas para resolver las contradicciones locales. Revisemos un poco cómo se procesó este fenómeno para evidenciar sus límites como medida “mágica”. 

 El caso testigo Hay que señalar que el objeto de la declaración es político: instalar el discurso de la “barbarie” para dar vía libre a un plan intermedio, muy probablemente corporizado en la figura de Carlos Melconián. Los apologistas de esta política olvidan mencionar que la dolarización solo se dio de forma íntegra en economías muy pequeñas y dependientes de un solo sector por lo general primario, o en micro países que funcionan como paraísos financieros.

 Estos son (sin contar, claro, a los Estados Unidos) Micronesia, Islas Marshall, Palau, Timor Oriental, Zimbabwe, El Salvador, Panamá, Bonaire, Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, y Ecuador; además de algunos “protectorados” norteamericanos de ultramar (como Guam). Entre ellos, reúnen menos personas que las que habitan en territorio argentino.

 De todas las naciones listadas, la economía más relevante es la de Ecuador. Aunque cabe aclarar que no es un actor de peso internacional: su PBI se encuentra en el puesto 61 a nivel mundial. No obstante, es tomada como ejemplo a partir de la actuación del padre de la convertibilidad argentina (Domingo Cavallo) y por su supuesta estabilidad. Si bien durante el efímero gobierno de Bucaram ya habían existido propuestas al estilo “convertibilidad”, la idea de la dolarización se presentó como perentoria a fin de estabilizar una crisis colosal y la posibilidad de una hiperinflación. 

 Desde 1998 la mayoría de entidades bancarias estuvieron en problemas, empezando por el Filanbanco, que pasó a manos del Estado. Luego se sucedió la quiebra del Banco del Progreso o del Pacífico, entre otros. De hecho, durante la crisis el 70% de las instituciones financieras privadas quebraron o pasaron al Estado / 2 El estado ecuatoriano ya había prevenido estos problemas y, eliminando la independencia del Banco Central, había establecido la posibilidad de “otorgar créditos de estabilidad y de solvencia a las instituciones financieras…”. Económicamente, esto significó salvatajes por casi 1.600 millones de dólares y emisiones de bonos por parte de la Agencia de Garantías de Depósitos por 1.400 millones de dólares.

 Se calcula que todas estas transferencias al sistema financiero representaron el 15,3% del PBI de 1999. A la sucesión de quiebras se le agregó una brutal devaluación, producto del estallido de emisión monetaria para sostener esas transferencias. Si Bucaram planteaba una convertibilidad de 4.000 sucres por dólar, entre 1998 y 2000 el salto fue de 5.437 a 25.000 sucres por dólar, quitando el 78% del poder adquisitivo a quienes poseían recursos en la moneda local. 

Los números de desempleo y de pobreza son elocuentes con este panorama económico y social. La dolarización se sancionó bajo el mandato de Jamil Mahuad en enero de 2000, luego de la crisis de fines de los ’90, precedida por la caída del precio internacional del petróleo y una serie de eventos naturales, políticos y sociales que fueron minando la dinámica económica y dispararon la inflación al 52% en 1999 y 96% al finalizar el año de adopción del dólar /3 En ese entonces, la medida se justificaba a partir de ciertas consignas que a nosotros nos resultan familiares, tales como “la falta de alternativas”, “detener la inflación”, “responder a la dolarización espontanea”, “ganar estabilidad monetaria”, “atraer inversión extranjera” o “reactivar la producción”.

 Los pro-dolarización señalan que desde 2001 Ecuador habría mejorado ciertos indicadores económicos y sociales, sobre todo vinculado al control de la inflación, aumento del PBI y del superávit, estabilidad financiera, aumento de la inversión extranjera, incremento de las reservas, entre otras. No obstante, como veremos, omiten referencias a situaciones negativas de la dinámica económica y social ecuatoriana. Pero lo más importante, en términos metodológicos y empíricos, es que se atribuyen los resultados satisfactorios a un simple cambio de moneda, en un salto lógico, cuando el proceso económico en las últimas décadas se vincula con otros factores estructurales. 

A propósito, quienes colocan a Ecuador como ejemplo, olvidan citar un caso menos “feliz”, como el de El Salvador. Como señala Martínez Torres, el país adoptó la dolarización en 2001. Entre ese año y 2014, la tasa de crecimiento del PBI se redujo en un 20% con relación a las dos últimas décadas del siglo XX, siendo este país centroamericano uno de los que menos creció en dicho período en la región de América Latina y El Caribe /4. Es decir, el cambio de signo monetario no asegura una dinámica “virtuosa” como quieren los defensores de la medida. Una economía muy primaria Retomando el caso de Ecuador, para comprender los efectos de este proceso debemos revisar su estructura. 

Como señalamos, su economía se ubica según el tamaño del PBI en el puesto 61 del mundo. En relación a otras de la región, con datos desde los ’90 a la actualidad, representa un 5% del tamaño de la economía del Brasil o casi un 8% de la mexicana. En las últimas décadas, redujo en casi dos puntos su distancia con la Argentina (de 14,3% en los ’90 a 16% durante el siglo XXI), pero debido más al estancamiento de nuestro país que a una virtud del Ecuador. Por su parte, serían necesarios 208 PBI de Ecuador para alcanzar el tamaño de los Estados Unidos. 

Como todas las naciones que adoptaron la dolarización, es una economía con una escala de acumulación más bien pequeña. A su vez, su estructura económica es relativamente sencilla, comparada incluso con otros países vecinos. Por ejemplo, el porcentaje de exportaciones manufactureras sobre el total de las ventas externas del país se mantuvo en las dos décadas de este siglo en torno al 5 – 10%. Por su parte, en Perú el promedio fue del 15% y en Colombia del 28% (mismo rango que la Argentina) /5.

 El crecimiento de su economía en los últimos años se explica no por el cambio del billete, sino por el alza internacional de los precios de los commodities, tal como le sucedió a varios otros países de América Latina. En efecto, los sectores de cierta competitividad se asientan casi exclusivamente en la actividad primaria. Desde mediados de los ’90, no hay año en el cual la exportación de bienes primarios y de manufacturas de recursos naturales baje del 90% del valor total. Le siguen, lejos, las manufacturas de tecnología media con un 3%. Si tomamos la matriz de comercio exterior de 2019 con cierta desagregación, nos encontramos con que el 39% del valor de exportaciones correspondieron a petróleo y derivados, un 25% a pescados y productos del mar, un 15% a bananas y sus procesados, un 4% a flores, 3% cacao y subproductos, y recién en sexto lugar aparece un ítem industrial como las manufacturas de metales con un escaso 2%. 

La explotación forestal, minerales diversos, frutas, alimentos, productos agrícolas, aceites vegetales agregaron entre todos un 7%. Como señalan varios, se benefició del ascenso de los precios de los commodities (como también sufrió el ciclo de precios deprimidos en los ’90). A partir de datos de CEPAL (que toma información del FMI y Banco Mundial), se observa que el precio internacional de las bananas no paró de crecer desde 2001. Esta fruta se cotizaba a valores FOB en puertos norteamericanos a 422 dólares la tonelada. En 2011, tocó los 975 dólares; y en los últimos dos años su promedio fue de 1.211 dólares. 

El precio de referencia del pescado también se incrementó en más de dos veces desde 2001, y si bien tuvo un leve descenso en los últimos tres años, sus valores son aun elevados en términos históricos. Por último, el petróleo siguió un curso más conocido: un pico entre 2008 y 2013, donde sobrepasó los 100 dólares el barril, para luego caer de manera considerable hasta 2016. En los últimos años repuntó y se ubicó en un valor promedio de 69 dólares (2021), aunque un 33% por debajo del techo señalado.

 La evolución del precio del petróleo es factor determinante de la situación de Ecuador, al punto que algunos establecen una relación directamente proporcional entre la evolución de este indicador y del riesgo país. Otro elemento relevante es el envío de remesas, por emigrantes ecuatorianos o familiares, desde el exterior (principalmente de los Estados Unidos, Europa, Canadá, México, Perú, Colombia, entre otros). De 2000 a 2009, las mismas se ubicaron en un promedio de 2.200 millones de dólares al año, casi un 6% del PBI. De 2010 a 2020 fueron de 2.733 millones anual promedio, aunque para ese entonces representó un 3% del PBI. 

Tal es su importancia que prácticamente el petróleo y las bananas más las remesas determinan tanto el nivel de reservas internacionales en el Banco Central (que no fue “quemado” por los dolarizadores) como la dinámica de la balanza de pagos del país. Si bien en los últimos años se recuperó de la mano del incremento de los envíos y del repunte del precio del petróleo, en el período 2014-17 Ecuador se encontró con serias dificultades financieras por la caída de ambos indicadores, con un rojo de balanza de 2.305,5 millones de dólares. 

Es justamente en ese lapso cuando se produce la transición entre los gobiernos de Rafael Correa y Lenin Moreno, marcado por una profundización del ajuste social por la crisis. Este último punto guarda relación con los niveles de endeudamiento. Entre 2008 y 2010, luego de renegociar dos series de bonos Global, la deuda se redujo para 2012 al 18% del PBI, un nivel bajo para los países de la región. Pero otra vez, la caída de precios del petróleo y de las remesas obligó a recurrir crecientemente a financiamiento exterior. Según las estadísticas de CEPAL, la misma pasó en 2020 a 56.893 millones de dólares, un 57% del PBI. El Banco Central de Ecuador informa 38.786 millones entre pública y privada (puesto que se habrían refinanciado/condonado 15.800 millones, que es prácticamente la diferencia con el cálculo de la CEPAL), representando un 40% del PBI. 

Sea cual fuere el valor real, lo interesante aquí es remarcar que aun cuando redujeron su deuda por acuerdos y refinanciaciones, el fenómeno volvió a tomar fuerza en el momento en que los recursos tradicionales cayeron. Es decir, algo similar a lo ocurrido en la Argentina, sin dolarización. Sobre la inversión extranjera, la misma afluyó al Ecuador, pero en sintonía con el nivel que recibió toda la región. Incluso, fue inferior a la de varios otros países: entre 2000 y 2019 solo representó el 1% del PBI /6 A su vez, se concentró en los sectores competitivos, es decir en los primarios. Como ocurre en otros de la región, la inversión foránea se realiza donde hay negocio rentable, como minería y petróleo y en actividades de transporte o comunicaciones. Uno de los pocos ítems que destacan orgullosos los apologistas de la dolarización es el del control de precios internos. 

Después de un tormentoso cierre de la década del ’90, la inflación en Ecuador se “planchó” en un promedio del 3% anual. Algunos estudios en base a modelos indican que de no adoptar la medida, la inflación hubiera sido moderadamente superior. De todas formas, advierten que no debe idealizarse la dolarización: durante las décadas de 2000 y 2010 la mayor parte de los países de América Latina, salvo contadas excepciones, redujeron sus tasas de inflación a valores cercanos: por caso, Chile o Perú alrededor del 3%, México 4%, Colombia o Guatemala 5%, o los casos más extremos dentro de la moderación como pueden ser Brasil con 6% y Uruguay con 9%; ninguno de ellos modificando su moneda. Incluso otro país “dolarizado”, como El Salvador, logra el cambio de patrón de inflación al menos un lustro antes de adoptar la divisa norteamericana como moneda oficial /7 El crédito también se vio afectado. 

Cierto es que disminuyeron las tasas de interés; pero por la necesidad de los bancos que lograron atravesar la crisis de disponer de liquidez ante la falta de un prestamista de última instancia (imposibilidad estatal de emitir) y la baja rentabilidad en actividades no tradicionales, el efecto real fue la orientación crediticia hacia la actividad petrolera (profundizando la matriz productiva) o hacia el consumo y comercio privado, con destacadas consecuencias en la balanza de pagos. Por último, a nivel social no parece que Ecuador, como la mayoría de los países de la región, tenga mucho de qué congraciarse. 

Aunque hay trabajos que muestran una mejoría de los ingresos en relación a la canasta básica de bienes en las últimas décadas /8, esto solo se constata para los sectores registrados de mejores condiciones. Como en otras latitudes de la región, la masa de la población ecuatoriana se encuentra ocupada en formas de subempleo (57,3% de los ocupados) o directamente en la informalidad. Según la OIT, en 2019 un 63% del empleo en el país era informal, seis puntos mayor al promedio de América Latina – Caribe, o quince más que el de Brasil. La pobreza ascendió en 2021 al casi 40%, con un 11% de pobreza extrema. 

Si bien las pensiones y jubilaciones ascienden desde 2012-13, casi un 57% de los adultos mayores no reciben un ingreso suficiente para su subsistencia (dos puntos más que el promedio latinoamericano). ¿Una receta para Argentina? Luego de este recorrido, no encontramos que la dolarización haya modificado sustancialmente la situación del Ecuador. Con su “nueva” moneda, la evolución de sus indicadores económicos (exportaciones, inversión extranjera, endeudamiento, etc.) no fue más allá del promedio de la región. 

A nivel social, aunque se registró una mejora parcial en algunos ítems, la masa de la población continuó sufriendo las malas condiciones de antaño en términos de empleo, jubilaciones, ingresos, etc. Nada muy distinto a lo que predomina en la mayor parte del subcontinente. Los momentos, pasajeros, de bonanza o tranquilidad económica no estuvieron dados por la adopción del billete verde, si no por el mentado “viento de cola”. O sea, el alza de los precios de las principales mercancías de exportación como el petróleo, las bananas y los frutos de mar, entre otras. La dolarización apenas si pudo estabilizar algunos indicadores macro, y de forma bastante modesta, no mejor que otras “recetas” burguesas en la región durante el período. 

 En este sentido, los argumentos que defienden la dolarización o bien pecan de una profunda ignorancia acerca de la naturaleza del dinero, cayendo en una ilusión monetaria al suponer que un simple cambio de moneda puede resolver problemas que se encuentran tanto en la estructura productiva de la economía como en la configuración de la sociedad. O bien, lo que es más probable, buscan contrabandear un feroz ajuste que ni siquiera va a ser soportado por su clase social. Porque atarse a una moneda de una economía más dinámica implica alinearse con su productividad. 

Ya vimos con la Convertibilidad que eso es, a la larga, imposible. Por eso debe sostenerse de forma artificial, por endeudamiento. En el mientras tanto, si no se alcanza la productividad que respalda la paridad, se acumula un déficit que termina en estallido. O se debe proceder al ajuste, ya que “dolarizar” significa también alinear los costos internos. Sobre todo, el público. Imagine el lector la magnitud del ajuste en un país como la Argentina, donde cerca de la mitad de la población depende directa o indirectamente del Estado.

 Es que ese es el objetivo de fondo. La dolarización no es más que un violento plan de ajuste sobre la clase obrera. Y al igual que en Ecuador, de adoptarse, no va a transformar la estructura productiva de la Argentina, que es el verdadero problema. Será un episodio más de la larga decadencia de nuestras condiciones de vida. Pero del otro lado del espectro burgués tampoco hay solución. Ni Cambiemos, ni los kirchneristas, ni el peronismo clásico tienen solución. Resolver los problemas reales precisa efectuar medidas en la economía real.

 Solo la remoción de la burguesía de su rol conductor de la sociedad, la concentración y planificación productiva y la apuesta a ramas específicas de alto contenido tecnológico, permitirían incrementar la productividad y mejorar las condiciones de vida de la población.

Notas 1) Cronista, 26/3/22, https://tinyurl.com/mrxyhcz3; Infobae, 29/3/22, https://tinyurl.com/mtjn3f9n. 2) Acosta, Alberto y Cajas Guijarro, John: “Ecuador… 20 años no es nada: a dos décadas del mito dolarizador”, Revista Economía, Vol. 72, n° 115, 2020. 3) Un análisis detallado de las condiciones de la dolarización puede leerse en Díaz Orellano, Paola: “Análisis sobre la dolarización y su impacto en el sistema financiero ecuatoriano”, Revista de Investigación en Modelos Financieros, Año 10, Vol. II, 2021; y Batalla, Ronaldo y Logroño, Eduardo: Análisis del proceso de dolarización y su futuro en Ecuador, Tesis de Economía, Quito, Universidad Central del Ecuador, 2021. 4) Martínez Torres, Alejandro: Los efectos macroeconómicos de la sustitución de moneda en Ecuador (2000-2014). Un análisis econométrico con series de tiempo, Tesis de Economía, Quito, Pontificia Universidad Católica de Ecuador, 2020. 5) La información de este acápite corresponde a datos de CEPALStats, Instituto Nacional de Estadísticas del Ecuador, Banco Central del Ecuador y Banco Mundial. 6) Primicias, 16/12/2019, https://tinyurl.com/53kczuax. 7) Ver Martínez Torres, op cit. 8) Quito, Madeleine; Rodríguez, Evelyn, et al.: “Evolución del precio de la canasta básica del Ecuador. Análisis del período 2000-2019”, Revista Científica y Tecnológica UPSE, Vol. 8, n° 2, diciembre 2021.

URUGUAY: PARAÍSO AL QUE TODOS QUIEREN INGRESAR…. ¿O QUERÉS QUE TE CUENTE?

 

Luis E. Sabini Fernández 15 abril 2022

 
El Uruguay es tan importante como para firmar de igual a igual tratados de asociación militar con EE.UU.; como dice un artículo de la prensa uruguaya, “Visita del mayor general Cornish demuestra la solidez de las relaciones militares entre EE.UU. y Uruguay.” ¡Q l p! , diría, Mendieta el amigo entrañable de Inodoro. 

 Pero no solo de autobombo vive la opinión pública uruguaya. Mario Vargas Llosa, otro conspicuo representante de la Gran Democracia del Norte, ha declarado con toda la sapiencia que alberga pertenecer a redes como el Interamerican Institute for Democracy y la Fundación para la Libertad (ambas con asiento en Miami, Florida, EE.UU.), que aunque todo el continente está amenazado de una fiebre castrocomunista, Uruguay, y únicamente Uruguay, está a salvo de semejante amenaza porque “representa el verdadero progreso”. 

 No estoy en condiciones de calibrar las perspectivas de cada país de las 3 Américas, pero sí me permito dos observaciones: en primer lugar, llama la atención que MVLL vea tantos problemas en casi todos los países del continente americano y exceptúe de ellos a EE.UU. que entiendo vive una crisis cada vez más intensa y una geopolítica cada vez más problemática, y en segundo lugar, que se pueden hasta compartir algunas aprensiones sobre destino y perspectivas de todas las naciones colonizadas y neocolonizadas del continente; otras son francamente incompartibles como su apuesta al Chile anterior a Boric, es decir a la continuidad de un pinochetismo atenuado. 

Pero es mi interés concentrarme en el juicio de don Mario sobre el país que me vio nacer; “el paisito”. En primerísimo lugar, los elogios tienen a menudo un efecto que no se invoca y a veces ni se imagina; son adormecedores, traicionan nuestra psiquis; y cuando se repiten una y otra vez, adquieren rasgos de política, enceguecedora, enervante, con sus más diversos ropajes. Crucemos los elogios que nos prodiga MVLL, los que ya repasamos someramente con motivo de la visita del comandante Sur de EE.UU.,[1] Barry Cornish, con, por ejemplo, los del Institute of Economics and Peace (IEP), dedicado al modelado de sociedades “pacíficas”, estableciendo sus “tablas de posiciones” (cualquier parecido con fomento a la competencia es pura coincidencia). Este año, “afortunadamente” según el IEP, Uruguay ha trepado al puesto no. 30 en una tabla de 163 estados.

 No es poca cosa; es la mejor posición entre países de los llamados “latinoamericanos” (Costa Rica, segundo, por ejemplo, ocupa el 39º.) El IEP no saca de la galera estos resultados. Cuidan muchísimos factores, suponemos que con solvencia. Presentamos a continuación el pasaje del “informe” de Rosendo Fraga que resume la evaluación: “A fines de febrero, el IEP de Australia lanzó el Positive Peace Report (PPR), un informe que analiza, desde 2009, la paz positiva en 163 países. Por paz positiva el PPR entiende las actitudes, instituciones y estructuras necesarias para la creación de sociedades pacíficas.

 Según el PPR, los países con niveles más altos de paz positiva son más resilientes, tienen en general economías robustas y prósperas, un mejor desempeño medioambiental, mayores niveles de bienestar y felicidad, una fuerte cohesión social y una mayor satisfacción con el nivel de vida. En otras palabras, la paz positiva puede describirse como la creación de un entorno óptimo para que florezca el potencial humano.” Vayamos por partes, descuartizando tanta calidad de vida: “economías robustas y prósperas”. Tal vez se refiera, en nuestro caso, al proceso de extranjerización de la tierra y de la economía en general, cada vez más en manos transnacionales. 

Tal vez se refiera a algo más doméstico; la proliferación de deliveries, que nos ha permitido instalar en Uruguay los equivalentes a los conductores de rickshaw, que veíamos con conmiseración en películas sobre India, Japón y otras lejanías. “Un mejor desempeño ambiental”. Esto debe tener que ver no solo con el descuido sistemático de la calidad del agua, ocasionada por su puesta al servicio de producción de celulosa, que significa volcar a los ríos los contaminantes y efluentes de las usinas del ramo (de las que, tomando únicamente la última, instalándose sobre el río Negro, tendremos un volumen de agua usada muy por encima de cien millones de litros diarios (leyó bien, los ceros son más de ocho), que volverán al río muy disminuidos en volumen, y a la vez, muy contaminados.

 Pero el deterioro del agua del país también tiene que ver con producción obtenida mediante agrotóxicos, también en furiosa expansión modernizadora. Por eso, el río Negro debería actualizar su nombre como Verde. Pero no ecológico, precisamente… Pero lo del “buen desempeño ambiental”, ¿tal vez se refiera a nuestra política con los desechos sólidos? No existe ni la menor recuperación de vidrio, por ejemplo; un invento milenario de extraordinaria limpieza y recuperabilidad total en la inmensa mayoría de países con cierto desempeño ambiental. Uruguay ha abandonado su producción o reducido a su mínima expresión: satelizándose a los grandes productores transnacionales de envases plásticos (ésos sí, gravemente contaminantes). 

Los envases de vidrio se tiran a la basura, a los perversa o humorísticamente llamados “rellenos sanitarios”. Y, en verdad, con las bolsas plásticas “para todo”, Uruguay “resistió” no muy heroicamente, por cierto, su abandono. “mayores niveles de bienestar y felicidad”. Estimamos que el presentador Fraga o el informe se refiere al grado de obesidad de la población que abarca todas las edades pero no todas las capas sociales, puesto que la obesidad es una enfermedad de la pobreza que ha tenido enorme éxito evitando el hambre, que constituía un grito desgarrado ante la injusticia distributiva, en tanto la obesidad −por esas magias de la medicina moderna− atrofia la voz (de la protesta). 

 Pero también es posible que los invocados avances en niveles de bienestar y felicidad obedezcan a otras causas; por ejemplo, al suicidio, en el cual, pese a las esquivas estadísticas uruguayas al respecto, figuramos entre los que más tenemos por cantidad de habitantes en todo el continente (junto con Cuba). Cabe empero, hurgar en otras causas, también probables, como la cantidad de accidentes de ruta y muertes así llamadas “accidentales”: aquí otra vez fallan las estadísticas, como si se tratara de un país más de cuarto que de tercer mundo, pero tal vez las estadísticas se empleen y se desplieguen sólo para mostrarnos que cada vez tenemos más vehículos motorizados per cápita. Algo que consideraremos sin riesgo de duda, como un verdadero adelanto. “actitudes, instituciones y estructuras necesarias para la creación de sociedades pacíficas”. 

 Ya sea el Institute for Democracy o el Institute of Economics and Peace, ¿y por qué no? hasta los mandos militares de EE.UU., pueden considerar clave para los éxitos señalados la relación campo/ciudad que tenemos como población, y nuestra relación con la tierra. El país tiene una población rural que no llega al 5%, proporción que es incluso menor a la de los estados más modernos, como Francia o el Reino Unido, que rondan el 10%. Como nos consta que países “con retraso” según la jerga económica dominante tienen una población agraria del 30%, del 50% y hasta del 70% (caso Afganistán), resulta clara nuestra posición de vanguardia mundial en el dominio del asfalto sobre el barro. ¿Seremos realmente más modernos que Francia o Inglaterra? Si asociamos estos guarismos y porcentajes con los de extranjerización de la tierra, podríamos a arribar no a puertos de modernidad sino de colonialidad, caramba… Esta retahíla de ítem que hemos recorrido, ¿serán factores que reflejen la realidad o la embellezcan? Con la pregunta sobreviene el porqué. ¿Por qué se nos pinta de un modo tan positivo, cuando es tan manifiesto que eso es “una pinturita” y no la realidad? Una “pinturita” borra de la vista a la multitud de los “sin techo”, la deserción escolar, la omnipresencia de la limosna pública, la expansión de cuidacoches como desocupación encubierta… Mi impresión que desde hace ya mucho tiempo, la dirección política, la de largo plazo, estadounidense, ha elegido a Costa Rica y a Uruguay como escaparates mediáticos de la democracia occidental, tengan mucho, poco o nada que ver con lo real. Sencillamente por la carencia de chorros de sangre suficientes para ocupar la primera página. Esa “política del escaparate” tiene un enorme inconveniente para los así pintados: creérsela. 

Porque eso introduce un principio de pereza mental en los habitantes del país en cuestión. Hay países, como Argentina, en que nada puede estar peor de lo que ya está (aunque empeore), pero ante tamaña situación crítica, hay como una necesidad de resistencia.[2] En otros, como Uruguay, todo parece estar sobre ruedas, altísimo nivel cultural, político, educacional, moral, democraticidad, nivel de cuidado ambiental, modernización, grado inversor, capacidad mediadora, y se nos incapacita para ver lo que nos falta. Retomemos las descripciones panglossianas de los institutes: “mayor satisfacción con el nivel de vida”. Como se trata de mayores (y menores) grados de satisfacción entendemos que atiende a una suma algebraica entre lo que ganamos y lo que perdemos… No vamos a andar preguntándole a la gente cómo se satisface (o no). 

Porque algo tenemos ya resuelto: ganamos permanentemente en celulares y en usinas mediáticas que nos mantienen permanentemente alimentados con mensajes. En tiempos pretéritos, sagaces campesinos aprendieron a sobrealimentar a gansos, atosigándolos para hacer más apetecible su hígado: así se obtuvo el tan renombrado paté: una delicatesse. Hoy, somos, pero no solo en Uruguay, como gansos; alimentaria y mediáticamente atosigados. 

 Carlos Vaz Ferreira, maestro del pensar, nos puso en guardia contra “el colonialismo mental”. Parece que todavía tendría que seguir advirtiéndonos… [1] En su tarea de gendarme planetario, asumida con gozo y suficiencia desde 1945, EE.UU. ha repartido el mundo entero en comandos regionales –como si fueran las comisarías de una megalópolis−, tradicionalmente seis; comando N, en y para América del Norte, Comando Europa (Eurasia occidental), Africom, Comando Central, en el corazón del Cercano Oriente, Comando Sur para América del Sur y suponemos Antártida, y Comando del Pacífico. Hay que agregar hoy otros cinco, sobrevenidos con la tecnología de punta, cibernética y espacio extraterrestre. [2] Y aunque la dramaticidad habitual argentina esté teñida por cierto ombliguismo porteño que hace que por momentos se piense en Buenosaireslandia, aquella resistencia se manifiesta, existe, tanto contra el centralismo como contra el entreguismo.

EL PROBLEMA de los COMBUSTIBLES en URUGUAY

 

Por Jorge Nelson Chagas Fausto
No, no me voy a referir al posible aumento de los combustibles. Ni tampoco la pertinencia o no, de que exista un ente como ANCAP, si es bueno o no para la población que exista un monopolio de este tipo.

 Voy por otro lado. En realidad, el problema de los combustibles no es un tema nuevo en Uruguay y paradojalmente, la izquierda – que hoy defiende el monopolio a capa y espada- se opuso firmemente a la creación de ANCAP. Me refiero, por supuesto, a la izquierda política, comunistas y socialistas. En aquel momento no existía la Federación de ANCAP, que se fundó recién en el año 1944. Imagino que al hacer esta afirmación más de uno podría quedar patitieso. 

Pero los datos históricos son irrefutables y esto no implica que tanto la izquierda política como los sindicatos estén actuando bien o mal en su actual postura. En el principio de la cuestión fue el Partido Colorado- el batllismo más concretamente - el que tuvo el protagonismo. Desde muy temprano el batllismo tomó conciencia de la peligrosa dependencia del país en el abastecimiento de combustibles. Batlle y Ordóñez y su ministro Eduardo Acevedo (1857-1948) habían creado el Instituto de Química Industrial y propiciado investigaciones sobre carburantes nuevos, como las que realizaron José Cerdeiras Alonso y el químico Ángel Goslino .

 Uruguay asistió a un temprano y acelerado proceso de urbanización que lo fue desvinculando de las fuentes de provisión energética tradicionales. A su vez, los artefactos modernos (cocinas, estufas, calefactores, refrigeradores, transporte automotor, etc.) demandaban nuevas formas de energía, a la vez, que transformaban los hábitos de consumo energético. La leña y el carbón eran consumidos en cantidades importantes, fundamentalmente en el medio rural, pero no resultaban alternativas como sustitución de los combustibles importados.

 Por dos motivos: la explotación depredadora de los montes indígenas y la insuficiente o prácticamente inexistente política de repoblación forestal. No se producía el carbón ni el petróleo que consumían las industrias, los transportes, la generación de energía eléctrica y la población en general. Uruguay debía importar el carbón casi en totalidad desde un único mercado abastecedor: Gran Bretaña. Una gran parte de la demanda era generada por empresas pertenecientes a capitales ingleses como los ferrocarriles, la Compañía del Gas, la Compañía de Aguas Corrientes. 

 El mercado, a su vez, estaba dominado por compañías importadoras del mismo origen (la Wilson, Sons & Co, entre otras) que fijaban los precios a su antojo. Pero a principios del siglo XX, con la difusión del automóvil, más la constante ampliación de la red vial, hicieron ingresar al Uruguay a la era del petróleo. Esto no implicó cambios sustanciales.

 El país siguió siendo tan dependiente del petróleo como antes del carbón. Esto lo volvía vulnerable ante cualquier interrupción de su suministro. Algo que podía producirse por circunstancias sobre las que no podía influir en absoluto. La fijación de los precios, que incidía en la Balanza de Pagos, también escapaba a la regulación gubernamental. El mercado nacional de derivados del petróleo estaba en manos de abastecedores extranjeros.Estos fijaban precios y condiciones apoyados en una diplomacia activa en defensa de sus intereses.

 En este contexto, el entonces diputado Luis Batlle se destacó especialmente en la defensa de la política petrolera del batllismo. EL BATLLISMO Y LA INDEPENDENCIA ECONÓMICA En una serie de artículos publicados en El Día – que en el año 1931 fueron compilados en un libro titulado “El Batllismo y el problema de los combustibles”- el diputado Luis Batlle denunció las maniobras del trust petroleros y el peligro que entrañaban para la soberanía del país. Afirmó que conquistada definitivamente la independencia política, debía ser “hoy preocupación constante de todos obtener, en materia económica, también una mayor independencia” Ahí estaría la base de la prosperidad ya que facilitaría “el desenvolvimiento de todas nuestras fuerzas, que son muchas” Luis Batlle insistió que, si era una necesidad para los países disponer de sus riquezas, “para el nuestro lo es más aún, ya que queremos barrer con las injusticias económicas que sufre una parte del pueblo” Por eso el país debía dejar “de sufrir ciertas sangrías que debilitan nuestra economía y que no nos dejan alcanzar la potencialidad de que somos capaces”. 

Tanto los industriales como las masas trabajadores se verían beneficiados. Por eso el batllismo venía “bregando incesantemente por la sanción de muy importantes leyes que servirían de tónicos a la economía nacional”. Denunciaba que la inversión de los capitales extranjeros en determinadas industrias - teléfonos, fósforos, frigoríficos, petróleo y bancos - alcanzaba un cincuenta por ciento del total de las riquezas nacionales y esto representaba una pérdida para el país. Por eso el batllismo reclamaba el monopolio del alcohol, porque estaba en lucha “contra fuerzas que se mueven dentro y fuera de fronteras” para impedir que Uruguay alcanzara la independencia económica. Pero existía una fuerte oposición a esta prédica del batllismo. Luis Alberto de Herrera se oponía porque entendía que crear semejante monopolio iba a agregar “un nuevo tentáculo al Estado” Los empresarios, comerciantes y la Federación Rural también veían con malos ojos este proyecto.

 El proceso que impulso el monopolio estatal de los combustibles fue largo y para lograr la creación de ANCAP fue necesario un acuerdo entre el batllismo y el nacionalismo independiente. En 1928 el diputado Rodríguez Larreta pidió un acuerdo político para resolver las leyes que necesitaba el país y que era, precisamente, las que podían afectar al gran capital: monopolio del alcohol, nacionalización de las aguas corrientes y de los teléfonos y la fundación del Frigorífico Nacional. Desde julio de 1929 se habían entablado negociaciones en busca de un acuerdo para aprobar diversas reformas. El mismo no se concretaría hasta la ruptura de Herrera con el Directorio del Partido Nacional y desató una guerra política. 

En su clásica obra “Uruguay hacia la dictadura” Gustavo Gallinal dirá: “ANCAP está de pie. Más poderoso aún de lo que soñaron sus creadores. (…) Pero debe señalarse este hecho: que desde el día en que anunció la creación del organismo no hubo paz en el Uruguay” Mucho temo que hasta el día de hoy no hay paz… LA FURIA CONSERVADORA El acuerdo entre batllistas y nacionalistas independientes, que posibilitó la creación de ANCAP, fue motejado sarcásticamente por Herrera como el “Pacto del Chinchulín” En el mes de julio de 1931 se conoció un Manifiesto del Comité Nacional Herrerista donde fijó posición respecto al monopolio de los combustibles: “Si teóricamente la idea de extender el dominio industrial del Estado, sobretodo en el plano de los servicios públicos de típica trascendencia social, económica o fiscal, se justifica en ciertos casos, la artificializaciòn de tal doctrina, la subordinación de la misma a la mira exclusivamente política de crear una gran cantidad de puestos públicos para adjudicarlos salomónicamente a las partes contratantes, conforma una actitud de torpe sensualismo y a la vez menosprecio para los valores morales de un pueblo capaz de construir su felicidad por el esfuerzo libre y fecundo, sin hacerla depender primordialmente de la acción providencial del Estado”. 

 El herrerismo sostuvo que había visto en la extensión del dominio industrial del Estado “un medio eficacísimo” para fortificar la influencia del Partido Colorado. La Federación Rural no se quedó atrás en la condena. Afirmó que como institución “representativa de un importante sector de las fuerzas vivas del país”, no vacilaba en hacer sentir su opinión “netamente contraria al acuerdo recientemente proyectado entre dos fracciones partidarias, en cuanto a esa solución tiende a reglamentar la integración de los directorios de los entes autónomos y la designación de personal administrativo de los mismos, a base de las conveniencias banderizas de los núcleos políticos partidarios”. 

 Para el gremio rural la concesión del empleo político de cualquier categoría, había llegado a constituir en el país “una verdadera prebenda puesta en manos de los políticos influyentes” y no sería de extrañar, por lo tanto, que el deseo de obtenerlo revistiera “los caracteres de una verdadera obsesión de parte de nuestra juventud, desde que la administración pública, contrariamente a lo que ocurre en otros países, ofrece perspectivas de mejor retribución y menor trabajo que el campo en que se desarrolla el esfuerzo fecundo de las actividades privadas”. 

 Debía considerarse “un grave error” para el progreso económico y social el estimular al pueblo y especialmente a la juventud “el atractivo de la vida burocrática, desviándolos del plano fértil y promisor de la acción y la iniciativa privada”. Como se observa los argumentos de las fuerzas conservadoras no han variado casi nada en el tiempo. El proyecto de creación de una refinería estatal ingresó a la Cámara de Diputados el 11 de setiembre de 1931 con la firma de Luis Batlle, Arturo González Vidart, Juan Francisco Guichón, Julio Lorenzo y Leal, Álvaro Vázquez y Francisco Forteza. Asignaba al ente estatal dos monopolios: el de fabricación de alcohol y el carburante nacional y el de importación y refinación del petróleo. 

 Estableció un tercer monopolio “condicional”: el de importación de carburantes líquidos y gaseosos cuando las refinerías del Estado produjeran el 50 por ciento de la nafta que consumiera el país. También le encargó, pero no con carácter exclusivo, la fabricación de Portland para las obras públicas. Al día siguiente, el diario conservador La Tribuna Popular comentó este hecho en un tono sombrío: “Es esta la consecuencia del pacto entre batllistas y (...) nacionalistas, que extiende en forma realmente alarmante el estatismo de la secta…” Admitían que ya no sabían cómo clasificar “estas cosas tan vergonzantes e indignas.

 Se quiere hacer creer al humilde que se le va a dar ubicación. Se le quiere hacer creer que se hará desaparecer el fantasma de la desocupación. ¿Para qué? Para conseguir votos, crear gran expectativa general y luego ubicarse tranquilamente, riéndose del engaño en que han hecho caer a los que desesperados por el hambre y la miseria, los sigan” Para La Tribuna Popular el batllismo se encontraría “como pez en el agua, pues vera extender los tentáculos del pulpo colegialista y aumentar su contingente electoral, al que seguramente engrosarán muchos de los engañados nacionalistas, que crean en lo que prometen hoy sus dirigentes” LOS CONSERVADORES EN PIE DE LUCHA El día 18 de setiembre de 1931 convocada por la Asociación Gremial de Importadores de Almacén, se realizó una reunión de los delegados de las firmas nacionales y extranjeras de la plaza, presidida por el titular de la Cámara de Comercio León Peyrou.

 Hubo varios discursos de empresarios y al final de la misma se votaron importantes conclusiones: manifestar un “franco repudio” a la creación del nuevo ente estatal; condenar “toda clase de monopolio industrial por parte del Estado”; rechazar “todas las derivaciones del reciente pacto político”; exigir la detención de las “pretendidas mejoras sociales (que) ocultar fines de proselitismo electoral” y proclamar el firme propósito de “resistir la cristalización de las citadas medidas” Pese a que el batllismo trató de restarle importancia a esta asamblea empresarial, calificándola como un simple “exabrupto”, la movilización empresarial era un hecho irreversible. El 22 de setiembre de 1931 se reunió en el local del Centro de Almaceneros Minoristas, el autodenominado “Comité del Comercio y la Industria” resolviendo un plan de lucha que incluía entre sus puntos principales la “oposición radical a la creación de nuevos entes autónomos” El día 27, León Peyrou, realizó declaraciones para el diario riverista La Mañana. Sostuvo que debía reconocerse que el rendimiento económico de los organismos públicos existentes hasta la fecha -Instituto de Pesca, Química Industrial, Imprenta Nacional, Hoteles y Casinos Municipales, entre otros- era “siempre nulo”. De ahí “la alarma” de todos los comerciantes e industriales “ante la iniciativa de embarcar al Estado en nuevas y no estudiadas aventuras industriales. Esta alarma se ha visto acentuada por la circunstancia de que con la iniciativa referida se amenazan intereses respetabilísimos, aparte de que su andamiento contribuiría a convertirnos a todos en funcionarios públicos” 

 El 30 de setiembre de 1931 convocados por la Federación Rural, la Cámara Nacional de Comercio, la Liga de Defensa Comercial, la Asociación Gremial de Importadores y Mayoristas de Almacén, la Asociación Comercial del Uruguay y el Comité de Vigilancia Económica (el célebre “Comité del Vintén”), se reunieron delegados de todas las gremiales patronales para coordinar acciones. Ahí se ratificaron, casi en forma unánime, algunas resoluciones tomadas en las asambleas anteriores, como era el rechazo a la creación de ANCAP y se procedió a instrumentar un plan de movilizaciones. El manifiesto de la Federación Nacional de la Industria y el Comercio tocó varios puntos: la reducción del Presupuesto General de Gastos, la revisión del sistema impositivo y las tarifas aduaneras, el freno a la inmigración, la detención de las obras públicas, la cuestión de las jubilaciones y en uno de los capítulos medulares se refirió al estatismo: “Combatir la extensión de la actividad del Estado o sea el ‘estatismo’, y resistir abiertamente y por todos los medios posibles la creación del nuevo Ente Industrial, para explotar y administrar el monopolio del alcohol, y carburantes nacional (…)” Los empresarios urbanos y rurales estaban en pie de lucha y en su editorial del 11 de octubre de 1931 El Día se interrogó: “¿Pero qué ejemplo darán las clases poderosas a los obreros siendo ellas las que arrojan la primera piedra del desorden, de la intolerancia, del malhumor?”

 Para el matutino batllista, tal acción de protesta, sería “un peligroso ejemplo que no tardará en ser imitado produciendo reacciones que una vez iniciadas, no se sabe hasta dónde llegarán” En cambio, el diario herrerista El Debate, en su edición del día 12 del mismo mes, saludó calurosamente la “viril” iniciativa empresarial: “¡Bien por el comercio! Da a los traficantes de la política una severa lección de carácter y divinidad y defiende, con su gesto, la existencia misma del país” Finalmente el 14 de octubre de 1931 se realizó exitosamente el paro patronal. Esto permitió la cohesión definitiva del grupo empresarial y el reforzamiento del liderazgo de su ala más radical.

 El 30 de octubre se constituyó formalmente una “Comisión Permanente del Comercio, la Industria y la Producción” integrada por dos delegados por cada una de las distintas asambleas empresariales realizadas en los meses anteriores, que coordinó actividades con el Comité de Vigilancia Económica. Estaban listos para futuras batallas. ANCAP aún no había sido creado y ya tenía poderosos enemigos. LOS ARGUMENTOS ESTATISTAS DEL BATLLISMO Pese a todas estas presiones empresariales el batllismo no bajó los brazos. En medio de la movilización conservadora, el 6 de octubre de 1931, se reunió la Convención batllista bajo la presidencia de Alfeo Brum. En la misma, Alberto Demichelli (sí, el mismo que fue presidente de facto en 1976 por poco tiempo) realizó una extensa exposición explicativa sobre el pacto con los nacionalistas independientes. 

Según expresó podía ser considerado en tres partes: la realización de cuatro monopolios (alcohol, petróleo, portland y teléfonos); la reorganización de los entes autónomos existentes y la concreción de una nueva política de obras públicas. La Convención batllista aprobó lo actuado, con sólo cuatro votos en contra En las sesiones de la Cámara de Diputados del 9 y 10 de octubre de 1931 se trató el tema, con el ausentismo de buena parte de los legisladores. Luis Batlle y González Vidart, actuaron como miembros informantes.

 En la consideración del proyecto se sostuvo que existía la urgente necesidad de tomar medidas para contribuir a solucionar la crisis económica que sufría el país. Para eso debía lograrse que parte de lo que hasta ese momento se importaba se realizara en Uruguay. Para ello podía obtenerse con el alcohol y la caña utilizándose como materia prima mucho de los productos que cosechan nuestros agricultores; y se importe y se refine el petróleo por cuenta del Estado. 

 La comisión que estudió el proyecto reconoció que la ampliación del dominio industrial del Estado despertaba polémica. Los partidarios de la iniciativa sostuvieron que era “justo reconocer” el aumento de las filas de quienes defendían el estatismo, no solo en Uruguay, sino en todos los países en que ese problema se vivía y existían muchos estudios “de prestigio en materia social y económica que admiten y aplauden al Estado Industrial y bajo el rótulo de ‘Servicio Público’ ya está el Estado en todos los países del mundo realizando el monopolio de muchas industrias”. 

Para respaldar esta afirmación los legisladores que presentaron el proyecto se apoyaron en las opiniones del político y economista Francesco Nitti que en respuesta a las acusaciones que surgían en círculos empresariales a la ineficiencia del Estado afirmaba que las mismas “podrían también dirigirse, igualmente, a las grandes empresas capitalistas, porque estas últimas viven en las sombras, no publican muy a menudo sino lo que les es agradable hacer conocer y encuentran siempre medios de hacerse dirigir elogios por la prensa. 

Por lo contrario, casi todos están dispuestos a infligir al Estado las más rudas críticas. Este último, que debe publicar todo y que está sometido a todos los controles no puede aclarar la opinión creada en el público mediante contribuciones oportunas y buenas remuneraciones”. Como puede observarse, en aquellos tiempos, Estado y estatización, no eran malas palabras. ¿POR QUÉ LOS COMUNISTAS Y SOCIALISTAS VOTARON CONTRA LA CREACIÓN DE ANCAP? La respuesta a la pregunta del título no es en absoluto misteriosa. El Partido Comunista Uruguayo (PCU) en los años ’30 estaba bajo la influencia del VI Congreso de la Internacional Comunista efectuado en el verano de 1928 se le considera como el congreso del “descubrimiento de América Latina”. En el mismo se aprobó el primer programa de la Komintern que incluía la posibilidad de la edificación del socialismo en un solo país mediante un proceso acelerado. 

 La defensa de la URSS se constituyó en una tarea primordial. La proletarización de sus secciones, así como la unidad, disciplina e incondicionalidad fueron los principios fundamentales delineados bajo el precepto de la “bolchevización”. La consigna general aceptada fue “clase contra clase”, la cual consideraba a la socialdemocracia como el ala izquierda del fascismo y la más peligrosa, prohibía alianzas con otras tendencias ideológicas y el trabajo dentro de los sindicatos reformistas y en los parlamentos burgueses. De ahí que Eugenio Gómez expresara que la estatización de esos servicios la realizaría “el proletariado con armas en las manos” Las motivaciones del Partido Socialista fueron diferentes y tienen que ver con el pensamiento de un hombre injustamente olvidado: Emilio Frugoni El dirigente socialista consideraba que un ente semejante sería un coto de caza para los partidos tradicionales que harían ingresar en él, a sus clientelas electorales.

 Se transformaría en un aparato burocrático que solamente produciría un mayor déficit presupuestal, algo que era nocivo para la economía nacional. Por otro lado, argumentaba que la libre competencia – a diferencia del monopolio – permitía el abaratamiento de los precios y esto beneficiaba las clases más pobres. Pero existía un aspecto más profundo y filosófico en el planteo de Frugoni: sostenía que una cosa era “estatizar” y otra muy diferente, “socializar”. 

 Una cosa era que los medios de producción pasaran a ser administrados por burócratas desde Estado y otra era que esos medios fueran controlados por los usuarios de los mismos. A esto último es lo que definía como el auténtico socialismo. Como se puede observar aquella izquierda era bastante diferente a la actual. No se trata de que si era mejor o peor, o estaba en lo cierto o no. Lo que sucedía era que manejaba otros puntos de referencia en un mundo muy diferente al actual... LOS ARGUMENTOS DEL HERRERISMO El 20 de octubre de 1931 El Debate lanzó otro duro ataque a la creación de ANCAP: “En acción combinada, en esfuerzo cómplice, el posibilismo blanco y el batllismo marchan a la conquista de una parodia desquiciante de un viejo sueño de Batlle: el socialismo de estado batllista”. Los herreristas consideraban que toda iniciativa, por noble o progresista que fuese, estaría “expuesta a la exacción. Ya nadie va teniendo derecho a producir en el Uruguay. 

Los monopolistas lo invaden todo, originando el desaliento, la angustia, en los centros de trabajo”. Hoy era el portland, el alcohol… mañana sería la carne, la lana, el tabaco y mañana nadie podría trabajar, “sin que el Estado absorba el fruto de las actividades”. El 25 de octubre de 1931 el diario herrerista vaticinó que ANCAP sería ineficaz: “El monopolio de alcohol, sobre la base de un frondoso Ente Autónomo, no dará al país un solo litro de producción, y consistirá en un simple monopolio de importación, el Estado desplazará a unos cuantos importadores, les prohibirá importar e importará él, con los resultados previsibles” Sin pagar impuestos ni derechos de Aduana – advertía – al Estado le saldría todo más caro que a los particulares , a pesar que éstos debían soportar una “leonina exacción fiscal” El Debate auguraba que dentro de algunos años se comprarían maquinas, se harían instalaciones “y los millones de pesos se esfumarán con prodigiosa limpieza si antes, la pamperada popular no vuelve las cosas a su lugar” Para el herrerismo existía otro punto nefasto en la creación de ANCAP: las indemnizaciones y los lucros cesantes. El 26 de octubre de 1931 El Debate planteó el tema: “El baile ya ha comenzado. La Compañía Nacional Sociedad Uruguaya de Combustibles se presentó (…) al Consejo Nacional de Administración haciendo la reclamación de daños y prejuicios que le ocasiona el cumplimiento de la mencionada Ley de Monopolio, al obligarla al cierre completo de sus actividades” Tanto el herrerismo como las otras fuerzas conservadoras tenían esperanzas que el Presidente de la República, Gabriel Terra, vetara el proyecto aprobado por el Parlamento.

 Pero esto no ocurrió y el novel ente estatal contó con un directorio de nueve miembros, cuya primera presidencia correspondió al Dr. Eduardo Acevedo. Los comienzos de ANCAP fueron duros. Las compañías norteamericanas e inglesas provocaron un desabastecimiento para presionar al gobierno para obtener un tratamiento especial con referencia a la limitación de exportación de divisas. Esta medida estaba destinada también a castigar al país por la creación del ente que les sustrajo una parte del mercado y, como si fuera poco, inició sus operaciones con combustible soviético. No es casual que los orígenes de ANCAP se remonten a 1931. 

Ese año hubo un fuerte impulso estatista y dirigista, que incluyó la instalación del Control de Cambios que duraría hasta 1974. Se ha sostenido que la particular relación que tenemos los uruguayos con el Estado es obra del batllismo. Este sector político nos habría impregnado de una cultura estatista, que nos lleva a creer que todos nuestros problemas deben ser resueltos por el sector público anestesiando la iniciativa privada. 

 Sin embargo, el profesor José Pedro Barrán relataba que en la época colonial hubo una crisis económica que afectó a los comerciantes y estos, arruinados, no volcaron su esfuerzo a empezar otra vez desde cero, sino que reclamaron al Estado español a viva voz que los resarciera de sus pérdidas. Este es un punto interesante:Uruguay tuvo en sus orígenes una sociedad civil muy débil – a diferencia de EE.UU., por ejemplo – que carecía de dinamismo. Mercado pequeño, escasa población y poca inversión privada. Por tanto, el Estado (en la época del Militarismo) fue el que construyó a la sociedad civil. 

 En otras palabras: el Estado fue el padre – o la madre, si se prefiere - del Uruguay moderno, creándose incluso desde allí toda la simbología patriótica Artiguista… Esto explicaría la casi imposibilidad de Uruguay de imponer un plan de privatizaciones al estilo Carlos Menem. Los uruguayos sentimos al Estado como algo de la familia. Pero hay un detalle histórico más. En los años de la creación de ANCAP el papel del Estado como tutor del desarrollo económico y bienestar social estaba muy de moda. El caso uruguayo no fue la excepción. 

 Como consecuencia de la crisis de la bolsa de Nueva York y la Gran Depresión (octubre de 1929), el concepto de libertad económica quedó devaluado, con un marcado rechazo hacia los llamados “Grandes Negocios” a quienes responsabilizaban por la crisis. Uno de los libros más leídos en los años ’30 fue “Modern Corporation and Private Property” (El corporativismo moderno y la propiedad privada) de Adolfo Berle y Gardiner Means, que mereció veinte reimpresiones. Incluso parecía solamente que la Italia fascista y la Rusia de Stalin habían salido inmunes de aquella crisis mundial. ANCAP, al igual que UTE, son hijos de este tiempo histórico particular en un país que, mayoritariamente, tenía buen concepto del papel del Estado. ¿En qué momento la izquierda toma como bandera la defensa de las empresas estatales? Me tomé el trabajo de releer las 30 Medidas del Frente Amplio del año 1971. 

Hay un solo párrafo que se refiere a ellas: “… designaremos los Directorios de los Entes Autónomos y Servicios Descentralizados, incluyendo en ellos a representantes electos por los trabajadores de dichos organismos”. En ese tiempo no existía la cuestión de las privatizaciones. Los partidos políticos en su totalidad, daban como un hecho casi natural la existencia de esas empresas del Estado. La izquierda lo único que proponía era un cambio en su forma de gestionarlos. 

 Recién en los años ’90, ante el avance de las ideas neoliberales, es que la izquierda política y sindical se plantó en la defensa cerrada de los entes públicos. Y bien. Si alguno esperaba que respondiera a la pregunta, ¿es bueno o malo mantener actualmente el monopolio de los combustibles? O bien, la privatización de las funciones de ANCAP, ¿implican o no que la población pague un menor costo en los combustibles? Respondo: no tengo aún la información suficiente para dar una contestación fundada. Conozco mis límites Jorge Nelson Chagas Fausto Facebook abril 2022

La Fiesta del Puente 110º Aniversario del Puente Giratorio Carmelo

 


El símbolo más importante de Carmelo cumple 110 años el próximo 1º de Mayo y con tal motivo, la Intendencia de Colonia, en conjunto con emprendedores, comerciantes, agrupaciones y el Municipio carmelitano prepara una gran celebración. 

 La Fiesta del Puente será el próximo sábado 30 de abril y el pueblo de la ciudad fundada con Artigas tendrá todo un día de festejos. De 12 a 21 horas, en la Rambla de los Constituyentes, habrá espectáculos artísticos variados, feria gastronómica con maridaje de productos regionales (habrá cervezas artesanales, tragos de pubs carmelitanos y vinos de Bodegas de nuestro Departamento) paseo de artesanos y se podrá disfrutar el Arroyo de las Vacas en canoa, kayak o barco. 

 En la Casa de la Cultura de Carmelo, con presencia de Guillermo Rodríguez, Secretario General, y Martín de Freitas, Director de Turismo de la Intendencia de Colonia, se realizó el jueves una reunión de ajuste de detalles con un nutrido grupo de carmelitanos. En los próximos días se conocerá la programación de la fiesta de homenaje al Puente que une el Carmelo desde 1912 y a la que estamos todos invitados a vivir juntos esa gran celebración.

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