Una encuesta privada y confidencial puso en estado de alerta a la presidenta Cristina Fernández y a Daniel Scioli, el candidato del Frente para la Victoria con más chances de sucederla.
Es la misma encuesta que llenó de alegría a Mauricio Macri y le dio satisfacción al líder del Frente Renovador, Sergio Massa. Fue encargada a una de las tres consultoras más importantes del país y fue realizada horas después de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Contiene información comparativa desde febrero del año pasado hasta ahora. Se aclara que las preguntas fueron realizadas a través de dos sistemas telefónicos diferentes. Uno se denomina Computer Assisted Telephonic Interviewing (CATI) y consiste en preguntas telefónicas dirigidas por una persona que repregunta y va orientando a quien contesta. El otro es el archiconocido y engorroso paquete de preguntas de una máquina de voz y sus siglas son IVR. El primer sistema (CATI) tiene más posibilidad de chequeo y rechequeo. Por lo tanto resulta más confiable.
La alerta oficial se debe a que, ante la pregunta "A quién votaría para presidente si las elecciones fueran hoy", Macri aparece, por primera vez, liderando la encuesta con 26 puntos, seguido por Massa con 22 y por Scioli, con 19. Sin embargo, se trata de contestaciones obtenidas por medio del método IVR. Al gobernador podrían tranquilizarlo con la explicación de que sigue primero, con 28 puntos, a 4 de Massa y de Macri, cuando las preguntas las formula un entrevistador "en vivo". Pero, para poner las cosas en contexto, la verdad es que después de la muerte de Nisman, y según este trabajo que la encuestadora no hizo para ser publicado, Macri sube dos puntos, Massa crece un punto y Scioli desciende cinco. Y, para colmo, en los escenarios de segunda vuelta, el gobernador pierde con Massa 42 a 29, pero también con Macri 42 a 31. La euforia del equipo del jefe de gobierno de la ciudad se basa en que el ingeniero, además, aparece superando a Massa en una hipotética segunda vuelta, 38 a 28, aunque esta pregunta podría ser considerada un tanto abstracta si uno se atiene a los cambios de escenario que en la Argentina suceden cada cinco minutos.
El otro dato que está llenando de preocupación al presidenciable Scioli es el crecimiento en 4 puntos de la respuesta "cambiaría la mayoría de las cosas" que hizo este gobierno. En diciembre era de 31 puntos y después de Nisman subió a 34. Al mismo tiempo, el porcentaje de quienes preferirían continuar con la mayoría de las cosas bajó de 26 a 20 puntos. ¿Está creciendo de manera persistente el deseo de cambio rotundo por encima del de "continuidad con cambio" o el de "continuidad sin cambios"? Es demasiado temprano para asegurarlo de manera rotunda, porque no aparecen enormes subas y bajas entre una línea y la otra. Y porque, más allá del enorme impacto inicial que produjo la muerte de Nisman, ningún encuestador serio se atreve a pronosticar que el enojo o la indignación contra el Gobierno podrá mantenerse en estos niveles durante mucho tiempo.
Los mismos consultores que entregaron el trabajo explicaron a su cliente que los porcentajes de intención de voto a presidente no pueden ser tomados como una verdad revelada si se lo preguntan a través de la máquina de voz grabada. También le aclararon que la opinión pública argentina está cada vez más "latinoamericanizada" y que a la mayoría le importan muy poco los temas vinculados con las "instituciones" y la defensa de "la República". Que siguen primero en el ranking de preocupaciones la inseguridad, el trabajo, la inflación, mucho más atrás la corrupción, y que el caso Nisman terminará diluyéndose entre otras urgencias más personales.
Sin embargo, el especialista recomendó también leer con cuidado la tendencia de intención de voto de los tres presidenciables desde febrero de 2014 hasta ahora, con respuestas logradas por el sistema CATI. En ellas, Macri pasa de 17 a 24 puntos; Massa, de 35 a 27, y Scioli se mantiene en un promedio de 26, entre los 24 puntos obtenidos en febrero del año pasado y los 27 que logra en enero de este año.
"Yo me prepararía para un escenario de triple empate hasta unos días antes de las PASO en agosto", los aconsejó.
Es la misma encuesta que llenó de alegría a Mauricio Macri y le dio satisfacción al líder del Frente Renovador, Sergio Massa. Fue encargada a una de las tres consultoras más importantes del país y fue realizada horas después de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Contiene información comparativa desde febrero del año pasado hasta ahora. Se aclara que las preguntas fueron realizadas a través de dos sistemas telefónicos diferentes. Uno se denomina Computer Assisted Telephonic Interviewing (CATI) y consiste en preguntas telefónicas dirigidas por una persona que repregunta y va orientando a quien contesta. El otro es el archiconocido y engorroso paquete de preguntas de una máquina de voz y sus siglas son IVR. El primer sistema (CATI) tiene más posibilidad de chequeo y rechequeo. Por lo tanto resulta más confiable.
La alerta oficial se debe a que, ante la pregunta "A quién votaría para presidente si las elecciones fueran hoy", Macri aparece, por primera vez, liderando la encuesta con 26 puntos, seguido por Massa con 22 y por Scioli, con 19. Sin embargo, se trata de contestaciones obtenidas por medio del método IVR. Al gobernador podrían tranquilizarlo con la explicación de que sigue primero, con 28 puntos, a 4 de Massa y de Macri, cuando las preguntas las formula un entrevistador "en vivo". Pero, para poner las cosas en contexto, la verdad es que después de la muerte de Nisman, y según este trabajo que la encuestadora no hizo para ser publicado, Macri sube dos puntos, Massa crece un punto y Scioli desciende cinco. Y, para colmo, en los escenarios de segunda vuelta, el gobernador pierde con Massa 42 a 29, pero también con Macri 42 a 31. La euforia del equipo del jefe de gobierno de la ciudad se basa en que el ingeniero, además, aparece superando a Massa en una hipotética segunda vuelta, 38 a 28, aunque esta pregunta podría ser considerada un tanto abstracta si uno se atiene a los cambios de escenario que en la Argentina suceden cada cinco minutos.
El otro dato que está llenando de preocupación al presidenciable Scioli es el crecimiento en 4 puntos de la respuesta "cambiaría la mayoría de las cosas" que hizo este gobierno. En diciembre era de 31 puntos y después de Nisman subió a 34. Al mismo tiempo, el porcentaje de quienes preferirían continuar con la mayoría de las cosas bajó de 26 a 20 puntos. ¿Está creciendo de manera persistente el deseo de cambio rotundo por encima del de "continuidad con cambio" o el de "continuidad sin cambios"? Es demasiado temprano para asegurarlo de manera rotunda, porque no aparecen enormes subas y bajas entre una línea y la otra. Y porque, más allá del enorme impacto inicial que produjo la muerte de Nisman, ningún encuestador serio se atreve a pronosticar que el enojo o la indignación contra el Gobierno podrá mantenerse en estos niveles durante mucho tiempo.
Los mismos consultores que entregaron el trabajo explicaron a su cliente que los porcentajes de intención de voto a presidente no pueden ser tomados como una verdad revelada si se lo preguntan a través de la máquina de voz grabada. También le aclararon que la opinión pública argentina está cada vez más "latinoamericanizada" y que a la mayoría le importan muy poco los temas vinculados con las "instituciones" y la defensa de "la República". Que siguen primero en el ranking de preocupaciones la inseguridad, el trabajo, la inflación, mucho más atrás la corrupción, y que el caso Nisman terminará diluyéndose entre otras urgencias más personales.
Sin embargo, el especialista recomendó también leer con cuidado la tendencia de intención de voto de los tres presidenciables desde febrero de 2014 hasta ahora, con respuestas logradas por el sistema CATI. En ellas, Macri pasa de 17 a 24 puntos; Massa, de 35 a 27, y Scioli se mantiene en un promedio de 26, entre los 24 puntos obtenidos en febrero del año pasado y los 27 que logra en enero de este año.
"Yo me prepararía para un escenario de triple empate hasta unos días antes de las PASO en agosto", los aconsejó.