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jueves, 12 de febrero de 2015

Un silencio atroz


Raúl PleéPor: Raúl Pleé

Por dolor por un colega muerto -en situación violenta y dudosa- y para honrarlo, en tanto su muerte se produjo a consecuencia de cumplir con su función en el Ministerio Público Fiscal. En pocas palabras, el fiscal federal Alberto Nisman, encontró la muerte por trabajar de fiscal.
Esa cruel noticia, que impactó en la sensibilidad de toda la sociedad, marcó un hito en la historia del sistema judicial argentino. Habrá un antes y un después de Nisman. Se quebró, de algún modo, la razonable inquietud personal que todo fiscal puede experimentar cuando -a consecuencia de su trabajo- impulsa una investigación de envergadura. Antes de Nisman podía esperar "carpetazos", calumnias de todo tipo, operaciones mediáticas de descrédito, incluso tener que atravesar algún expediente de características disciplinarias. Después de Nisman lo que puede sobrevenir, en respuesta de una actividad investigativa, no tiene límites; lo que no es razonable en una República.
Es por eso que marchamos.
Convocamos de modo amplio, en tanto entendimos que el homenaje debía ser de TODOS. No había lugar para mezquindades, ni para bajezas.
Con gran dolor encontramos de nuevo "carpetazos", calumnias, operaciones mediática de descrédito y, lo que es peor, hombres y mujeres que -como nosotros- forman parte del sistema judicial que se plegaron a esa silbatina perversa.
Este no es tiempo de detenerse en una estéril discusión referida a una línea imaginaria que trazaron para colocarnos "de un lado" o del otro. Sólo corresponde callar y, manteniendo el silencio, honrar a un hombre que cumplió con su deber profesional. Ya habrá oportunidad para el debate de ideas y para rebatir las injurias militantes y oportunistas.
Es sólo el momento de provocar silencio, un silencio atroz cuyo grito llegue hasta los pliegues más profundos del Poder, y que marque de modo definitivo un punto final a la muerte violenta en el seno de la administración de Justicia.
La República lo merece, la memoria de Nisman lo merece, nosotros lo merecemos.

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