La estatua de la reina Victoria fue embadurnada de pintura roja antes de ser derribada. Primero fueron algunas iglesias, ahora son estatuas de las reinas de Inglaterra. El reciente descubrimiento en Canadá de la muerte de centenares de niños indígenas que durante décadas fueron enviados a internados gestionados por la Iglesia católica ha llevado a manifestantes a descargar su ira en contra de símbolos de instituciones representativas de la era cuando se aplicaron políticas de asimilación forzosa de los menores aborígenes.
Este jueves, una conocida estatua de la reina Victoria de Inglaterra (1819-1901) fue derribada de su pedestal frente al parlamento de Winnipeg, capital de la provincia de Manitoba, en el centro del país.
Los manifestantes también tumbaron una estatua más pequeña de la actual soberana británica, Isabel II, que se encontraba en un lugar cercano.
Medios locales afirman que la policía usó una pistola paralizante para detener a un manifestante en el lugar de la protesta que, en general, fue pacífica.