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sábado, 24 de julio de 2021

Quién es quién en el magnicidio de Jovenel Moïse

Al menos 26 personas han sido detenidas y 10 están prófugas de un asesinato que involucra a ciudadanos de Estados Unidos, Colombia, Ecuador o Venezuela SANTIAGO TORRADO | CATALINA OQUENDO
Desde que el presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue torturado y asesinado a tiros en su domicilio de Puerto Príncipe la madrugada del 7 de julio, las investigaciones transnacionales han arrojado un saldo de al menos 26 detenidos y diez prófugos, en una trama que involucra también a ciudadanos de Estados Unidos, Colombia, Ecuador y Venezuela. 

Estos son algunos de los principales implicados en el magnicidio que ha sacudido al continente. La trama en Haití En la convulsa nación caribeña, donde la guardia presidencial sobrevivió sin heridas el ataque de un comando armado a la residencia presidencial, la justicia ya ha apuntado a varios de los cerebros de la operación, en una investigación que arroja algunas certezas y varias inconsistencias. Estos son los algunos de ellos: Christian Emmanuel Sanon, un médico y pastor evangélico haitiano, de 63 años que llevaba dos décadas viviendo en el sur de la Florida. Sin muchas conexiones en las altas esferas políticas del país caribeño aspiraba a sustituir a Moïse en el poder. 

Así lo señalaron a menos de una semana del magnicidio las autoridades caribeñas al acusarlo de ser el autor intelectual y de haber sido la primera persona a la que llamaron varios miembros del comando que perpetró el crimen cuando se vieron acorralados. Sanon fue detenido en Haití, a donde había llegado a principios de junio en un avión privado, acompañado de un pequeño grupo de mercenarios colombianos, de acuerdo con la policía. 

Ya el 12 de mayo había sostenido un encuentro en Fort Lauderdale con el objetivo de plantear su visión para reconstruir la nación caribeña. Entre los asistentes estaban un par de empresarios de Florida, otras dos piezas de las investigaciones como parte de la conexión en Miami: el ecuatoriano Walter Veintemilla y el venezolano Antonio Intriago. El jefe de la policía haitiana, Leon Charles, supervisa la seguridad del funeral de Jovenel Moïse el 23 de julio. El jefe de la policía haitiana, Leon Charles, supervisa la seguridad del funeral de Jovenel Moïse el 23 de julio.

 Poco después emergió en las investigaciones trasnacionales el nombre de Joseph Félix Badio, un exfuncionario del ministerio de justicia de Haití que sigue prófugo y, según la policía colombiana, fue quien dio la orden a los exmilitares para asesinar al presidente. De acuerdo con el director de la policía de Colombia, el general Jorge Luis Vargas, tres días antes del magnicidio les informó a Duberney Capador y German Rivera, los reclutadores colombianos, que la orden ya no era arrestar sino matar a Moïse. Badio trabajaba en la Unidad de Lucha contra la Corrupción (ULCC) y fue destituido el 17 de mayo de 2021 “por infracciones a normas éticas”, según las autoridades haitianas. El exsenador haitiano John Joël Joseph, un conocido opositor al partido del fallecido presidente Moïse, al que llegó a comparar con la covid-19, también está implicado. 

La policía haitiana acusa al político, en paradero desconocido, de proporcionar las armas utilizadas en el ataque. La guardia presidencial que sobrevivió sin rasguños el ataque de un comando armado ha estado desde el principio en el ojo del huracán. Dimitri Hérard, el jefe de seguridad del Palacio Nacional, capturado el 14 de julio después de haberse negado a comparecer, estaba en el punto de mira de los investigadores desde antes del magnicidio por supuesto tráfico de armas. Junto al jefe de seguridad de Moïse, Jean Laguel Civil, son sospechosos de permitir que el presidente fuera torturado y asesinado en su vivienda sin que hubiera siquiera un intercambio de disparos.

 A Hérard también lo investigan en Colombia, pues el país sudamericano fue un lugar de tránsito en siete ocasiones en que viajó a Ecuador, Panamá y República Dominicana, escalas en las que llegó a permanecer hasta un par de días. El primero de esos viajes fue el 19 de enero y el último el 29 de mayo, de acuerdo con la policía colombiana. Hérard se formó en 2012 en Ecuador, en la Academia Militar Eloy Alfaro, y “se movilizaba por el mundo con una cédula de identidad de Ecuador legítimamente obtenida”, según confirmó este jueves el presidente Guillermo Lasso en una entrevista con CNN. Además de Hérard, hay varios policías haitianos capturados. 

Desde el mismo momento en que se conoció el ataque, circulaban versiones sobre la participación de integrantes de la fuerza pública. Este martes, León Charles, comandante de la policía de Haití, confirmó que gracias a las declaraciones de los exmilitares colombianos identificaron y capturaron a Boni Grégoire, Clifton Hyppolite y Dominique Cauvin, como partícipes del asesinato. “Cauvin asistió a todas las reuniones de planificación del asesinato del Presidente de la República. Estas reuniones se organizaron con Reynaldo Corvington (otro agente detenido), que ya fue capturado”, aseguró Charles.

 Los mercenarios colombianos Por lo menos 24 mercenarios colombianos –18 capturados, tres muertos y tres prófugos– llegaron hasta Haití. Varios de sus familiares han insistido en que fueron contratados como personal de seguridad, no como sicarios. Al menos dos de los exmilitares que ayudaron a reclutar a sus compañeros sabían que debían asesinar a Moïse, mientras que otros habrían viajado engañados.

 Estos son algunos de ellos: Duberney Capador, un exmilitar colombiano de 40 años, es quien reclutó al grupo de soldados retirados. Según la policía de Colombia también conocía el plan de asesinar al presidente Moïse. Oriundo de Génova, Quindío, en el eje cafetero, se había retirado del Ejército en 2019 después de dos décadas de servicio. Tenía entrenamiento en fuerzas especiales y era uno de los exmilitares que recibió la formación que el Ejército de Estados Unidos da a las tropas colombianas.

 Capador murió en enfrentamientos con la policía haitiana un día después del magnicidio. Alcanzó a comunicarse con su hermana a través de Whatsapp y le dijo que estaba acorralado pero negociaría una salida. El excapitán del Ejército Germán Rivera es, según la policía colombiana, otro de los reclutadores y conocedor del plan contra Moïse. “Sabemos que Germán Rivera y Duberney Capador participaron en la planeación y organización de lo que inicialmente era una supuesta operación de arresto del presidente de Haití y para ello contactaron a más personas en nuestro país”, dijo el general Jorge Luis Vargas. Según esas informaciones, Rivera también fue informado de los avances de una reunión en Miami en la que se concretó la contratación de los mercenarios. 

Recibió 50.000 dólares para los gastos de alojamiento y mantenimiento del grupo de colombianos en Haití. Otro eslabón clave entre los mercenarios colombianos es Mario Antonio Palacios, uno de los por lo menos tres exmilitares que aún están fugitivos. Palacios se ha convertido en uno de los hombres más buscados de Haití. Según algunas versiones, ingresó la noche del crimen a la residencia presidencial junto a Capador y Mauricio Javier Romero, otros miembros del comando armado que murieron abatidos luego del crimen, de manera que su testimonio podría aclarar lo que ocurrió. Conexión Miami La investigación para buscar a los presuntos autores intelectuales y financiadores del magnicidio ha llevado a los investigadores hasta Miami.

Según las autoridades haitianas, en esa ciudad se realizó una reunión que fue clave en el plan. Varios de los señalados aseguran que los encuentros buscaban planear una transición gubernamental en Haití, pero no un asesinato. Según la Policía de Haití, en esta reunión en Miami se planeó el magnicidio de Jovenel Moïse.

La primera de varias conexiones con Miami, el destino de buena parte de la diáspora haitiana, emergió a las pocas horas del magnicidio. Junto a los mercenarios detenidos en Puerto Príncipe luego del crimen también se entregaron James Solages (35 años) y Joseph Vincent (55), dos ciudadanos estadounidenses de origen haitiano que acompañaron al comando armado. Residentes del sur de la Florida, ambos han declarado que su papel se limitaba a ser intérpretes de los colombianos –pues en Haití se habla creole–, y que creían que el grupo iba a arrestar al presidente Moïse, no a asesinarlo. 

 Parte de las investigaciones también han apuntado a las empresas que intermediaron en el reclutamiento y traslado de los exmilitares colombianos, en particular una de ellas, Security LLC (Counter Terrorist Unit Federal Academy), con sede justamente en Florida. El gerente de CTU es un venezolano radicado en Miami, Antonio ‘Tony’ Intriago. La Policía de Colombia “ratificó” que Intriago participó en reuniones de planeación para contratar a los mercenarios. En esos encuentros estuvieron también Sanon, Solages y el colombiano Arcángel Pretelt (buscado). 

Con una tarjeta de crédito de CTU se pagaron 19 billetes aéreos desde Bogotá hasta República Dominicana, para algunos de los exmilitares colombianos. Desde Caracas, el presidente venezolano Nicolás Maduro ha vinculado a Intriago a la oposición política, mientras en Bogotá la Presidencia ha desmentido las versiones de que Iván Duque se había reunido con él en Florida. En un comunicado, señaló que el sábado 10 de febrero de 2018 en Miami, “en el acercamiento propio de un evento público de campaña, el entonces candidato accedió a saludar y tomarse fotografías con algunos de los asistentes” entre los que estaba el venezolano. Además del papel de la firma CTU Security, entre las conexiones con Miami también está el ecuatoriano Walter Veintemilla, de 53 años, quien dirige Worldwide Capital Lending Group, una compañía de préstamos a la que recurrieron Intriago y Sanon, según las autoridades. 

El abogado de Veintemilla, Robert Nicholson, le dijo al Miami Herald que su cliente otorgó dos préstamos a la compañía de Intriago y a Sanon para financiar lo que creía era un plan para reemplazar a Moïse con un Gobierno interino en una transición pacífica, pero que nunca hubo ninguna discusión sobre un asesinato. Según el abogado, las múltiples reuniones con Sanon en Florida se limitaban a estrategias para financiar proyectos de infraestructura y sus aspiraciones políticas en Haití. 

 Arcángel Pretelt, considerado el eslabón perdido en la investigación, ha sido mencionado por la policía colombiana como uno de los hombres que participó en las reuniones con Intriago, Sanon y Solages. También conocido como Gabriel Pérez, es un empresario oriundo de Cali (Colombia) que vive en Estados Unidos. Experto en asuntos de seguridad, fue mencionado por los exmilitares colombianos como uno de los hombres que influenció a los políticos haitianos para el operativo.

domingo, 6 de junio de 2021

Control de natalidad, discriminación en el trabajo y competencia feroz: las dificultades de ser mujer en China según una investigadora de HRW

 

Yaqiu Wang se dedica a analizar en Human Rights Watch los derechos de las mujeres en su país de origen, donde las autoridades del Partido Comunista acaban de anunciar que aumentarán el limite de hijos por familia de dos a tres, como consecuencia del envejecimiento poblacional. En diálogo con Infobae, contó por qué no es una decisión que cambie mucho la situación actual ni sea para celebrar
Sofía Benavides 6 de Junio de 2021 sbenavides@infobae.com

 Play Yaqiu Wang, investigadora de Human Rights Watch, en diálogo con Infobae, sobre por qué el Gobierno chino no optó por directamente descartar la política de control de natalidad El envejecimiento poblacional en China ha empujado al gobierno del Partido Comunista a anunciar esta semana que la política conocida como del hijo único, que en el año 2016 se había ampliado a dos hijos, aumentaría el límite hasta tres niños por familia.

 Rápidamente, los medios del mundo se hicieron eco de este giro en el país de casi 1.400 miles de millones de habitantes, pero pocos se preguntaron sobre cómo impactará este cambio en las mujeres, responsables de traer esos niños al mundo. De acuerdo con la investigadora de Human Rights Watch, Yaqiu Wang, solo una mirada superficial puede leerlos como positivos.

 “Desde una perspectiva de derechos no cambia demasiado. Sigue siendo, fundamentalmente, un límite profundo a los derechos reproductivos de las mujeres. Ya sea un hijo, dos hijos, o tres hijos”, afirmó, en una entrevista con Infobae. Niños chinos en una clase en Beijing Niños chinos en una clase en Beijing Ella, que nació en China como “ilegal” por ser la tercera hija de sus padres durante el régimen del hijo único, conoce perfectamente cómo el control de natalidad impacta en las mujeres, y cómo ese impacto no es igual en las distintas clases sociales.

 Habla de la “obsesión” del régimen por controlar a su población, de los hijos como un bien de lujo, de las diferencias entre el campo y la ciudad, de la vulnerabilidad de las mujeres en el mercado laboral, del aborto y de las enormes desigualdades sociales. También se refirió al fenómeno de la “paternidad de Tigre” o Tiger Parenting, jiwa, en chino: un régimen de competencia feroz en el que los padres trabajan incansablemente para lograr el “éxito” de sus hijos. —Esta semana el gobierno chino anunció que las mujeres y las parejas estarán habilitadas a tener hasta tres hijos, en un nuevo cambio en su histórica política de hijo único nacida en la década del setenta. ¿Qué opina de esta decisión y qué expectativas tiene sobre sus consecuencias? —Primero que nada, superficialmente puede parecer una medida que aumenta las opciones de las mujeres en relación a cuántos hijos pueden tener. Pero creo que desde una perspectiva de derechos no cambia demasiado.

 Sigue siendo, fundamentalmente, un límite profundo a los derechos reproductivos de las mujeres. Ya sea un hijo, dos hijos, o tres hijos. He estado leyendo los posteos en las redes sociales desde que se conoció la noticia, las reacciones, y es realmente divertido. Hay mucho cinismo... La gente está descontenta. Un posteo que leí decía: “Si no me compro un Rolls Royce no es porque exista un límite en relación a cuántos Rolls Royce puedo comprar”. Play Entrevista con Yaqiu Wang, investigadora de Human Rights Watch enfocada en derechos de las mujeres explicando los castigos que les cabía a quienes no cumplieran con las políticas de natalidad —¿Eso significa que la gente no quiere tener más hijos porque no puede pagarlo? —Sí, la gente dice que no puede pagarlo y que no puede afrontar el estrés de tener más hijos.

Ese es un aspecto, vinculado a cuestiones prácticas: no puedo pagarlo, no tengo tiempo para criar a tres niños. Otro aspecto es que después de 35 años de la política del hijo único, y ante el problema del envejecimiento poblacional, ahora el gobierno viene y pide que tengan más hijos, porque es lo que el país y el mismo Gobierno necesita. Por eso la gente reaccionó con cinismo a la noticia, porque piensa: “Antes me decían que solo podían tener un hijo, ahora me dicen que tengo que tener más hijos, bueno, no quiero jugar a este juego, no quiero hacer lo que me dicen que tengo que hacer”. Así que creo que este cinismo viene en parte de preocupaciones reales, y en parte de la resistencia ante los controles de natalidad. —Hablando de estas nuevas resistencias, durante los 35 años que duró la política del hijo único es esperable que hubiera mujeres y familias que incumplían las políticas de control de natalidad.

 ¿Qué tipo de castigos le cabían a quién no siguiera las indicaciones del Gobierno? —Bueno, yo soy un ejemplo de eso, porque soy la tercera hija de mi familia. Cuando nací, era ilegal, así que mi familia tuvo que pagar una multa al Estado y para eso vendieron todo lo que teníamos en la casa, fue muy caro. Pero vendieron todo y pudieron pagar la multa. Eso significó que yo pude ser registrada y, en consecuencia, acceder a la escuela pública, a los servicios de salud; fui afortunada, porque era legal. Pero hay muchas familias que no son capaces de pagar la multa, y esos hijos siguen siendo ilegales, no pueden ser registrados, por lo tanto no pueden ir a la escuela, no pueden gozar de los servicios sociales, no acceden a la salud. 

Hay muchas historias sobre esto, generalmente, cuando el segundo o el tercer hijo era ilegal, hay muchas historias del hijo mayor yendo a la escuela y después volviendo y llevando a casa los libros de textos y la tarea y enseñándole a su hermano menor. Es muy triste. Una pareja de padres chinos con sus dos hijos. REUTERS/Aly Song Una pareja de padres chinos con sus dos hijos. REUTERS/Aly Song —¿Por qué crees que, dada la actual crisis demográfica, el gobierno no optó directamente por descartar la política del control de la natalidad? ¿Por qué sigue indicando cuántos hijos debe tener la gente, si lo que necesita ahora es que se reproduzcan? —Es una buena pregunta. Primero que nada, creo que hay algo ideológico. Al Partido Comunista chino le gusta controlar a la gente. Es su impulso. Incluso cuando la gente no quiere tener tres hijos, el Gobierno les dice “este es el número de hijos que van a tener”. Y quizás después no funcione y necesiten más hijos, entonces tendremos la política de los cuatro hijos, la de los cinco hijos, etcétera, incluso aunque la gente no esté teniendo esa cantidad de hijos. 

A un nivel práctico, hay una burocracia gigantesca que existe a lo largo de China, gente que es contratada por el gobierno para perseguir a otra gente por tener más hijos, para supervisar, para regular. Es mucha gente empleada en ese tipo de tareas, y al cambiar la burocracia, suele haber inercia. Es difícil ajustar, llenar el agujero en el sistema. —¿La medida impactará en todos los sectores sociales de la misma manera? —No, y justamente esa creo que es una de las razones por las que el gobierno sostiene el control de natalidad. Cuando uno lee los medios chinos se percibe cierta preocupación ante la posibilidad de que la gente en áreas pobres comience a tener más hijos, porque el gobierno no quiere que eso le signifique una mayor carga en el servicio social. No es que sea algo que aparezca de forma explícita, pero si prestas atención al tema en los medios se puede detectar que el gobierno busca que las mujeres educadas en áreas urbanas sean las que tengan más hijos, porque esos son los niños de “alta calidad”. 

No quieren que tengan hijos las personas con bajo nivel educativo, ni aquellos que no pueden pagarlo. —Pero esas mujeres educadas de áreas urbanas, ¿quieren tener más hijos? —Ahí está el asunto. Dado el enorme problema de China en cuanto a la desigualdad social, la clase media se queja de que no puede pagar tener un segundo hijo, ni hablar de un tercero. Esto es especulación, pero supongamos que China libere totalmente cualquier restricción en materia de los hijos que se puedan tener. Es posible que la gente muy rica tenga cinco o seis hijos, porque pueden pagarlo, y que, por el contrario, la clase media no reaccione ante un anuncio así. Los hijos serían casi un bien de lujo. Quizás el gobierno no quiera ver eso. China anunció que permitirá que las parejas tengan hasta tres hijos.

 China anunció que permitirá que las parejas tengan hasta tres hijos. (AP Photo/Ng Han Guan, File) —Hablando de las clases medias educadas, quisiera preguntarle sobre el fenómeno de jiwa, o la paternidad de tigre: esta enorme presión que hay sobre los padres al respecto del “éxito” de sus hijos. ¿Cree que es uno de los motivos por los que la gente en la clase media no quiera tener más hijos? —Sí, sí, absolutamente, creo que se trata de una de las razones más importantes detrás de esto que pasa en las familias educadas de clase media. 

Es un fenómeno cultural de una feroz competencia. Yo tengo amigos cuyos hijos están en el jardín de infantes y los padres trabajan muchísimo ayudándolos con la tarea, a niños que son casi bebés. Esta cultura de la competencia impone que los niños tienen que ir a la mejor escuela, tocar el violín, tocar el piano, hacer deportes a un nivel profesional, en lo posible, y después, cuando entren al mercado laboral, tener los mejores empleos y hacer dinero. Eso está pautado desde que nacen, y es difícil que los padres se queden afuera de esa competencia por presión social.

 Pasa en China, por supuesto, pero yo ahora vivo en Estados Unidos, y observo el mismo fenómeno en las familias chinas que viven aquí, tienen que ir a las mejores escuelas, buscar los empleos más prestigiosos, y eso implica una presión gigantesca sobre los padres. —Llama la atención esa cultura de feroz competencia en un país gobernado por el Partido Comunista, que se supone debería darle oportunidades a todos sus ciudadanos. —Es que China no ha sido un país comunista por mucho tiempo. Por el contrario, es un país bastante capitalista. —En uno de sus artículos, usted relaciona esa idea de éxito, que define como un concepto estrecho, con el control ideológico y la censura. ¿Cómo funciona esa conexión esa conexión? —Efectivamente hay una cultura de la competencia feroz tanto dentro como fuera de China. Sin embargo, creo que si China fuera un país libre habría más ideas sobre cómo vivir la vida. 

Quizás alguna personas podrían salir y decir que simplemente quieren disfrutar de su vida, vivir más tranquilos, u otro tipo de cosas. Pero dado el control que tiene el Partido Comunista sobre el país, hay un rechazo a las ideas diferentes sobre esto, no quieren que alguien piense por sí mismo, no quieren que se plantee el debate sobre la democracia, ni sobre los derechos humanos, por ejemplo. Esas son ideas que no se pueden difundir, y que son objeto de mecanismos de censura. El mensaje del gobierno es que trabajes duro, ganes dinero, compres bolsos de lujo, ropa y casas. Esas cosas sí están permitidas. Y creo que es en parte por eso que la sociedad de las grandes ciudades -aunque no solo de las ciudades- es tan materialista. Solo ser materialista está permitido. Y al gobierno no le gustan otras formas de vida porque las siente amenazantes. 

El mensaje del gobierno a la población es: salgan, trabajen y ganen dinero. Pero, ¿qué espera de las mujeres? ¿Qué salgan a trabajar o que se queden en casa criando hijos? —El Gobierno tiene una idea muy contradictoria sobre esto. El Partido Comunista es, al menos en la superficie, un partido comunista. Y la igualdad de género es una parte importante de la ideología comunista. Entonces si uno va a los papeles, a la línea oficial del Partido Comunista chino, las declaraciones oficiales son todas sobre igualdad de género y sobre la emancipación de la mujer, y ellos tienen que sostener esas ideas, al menos en la superficie, porque son un partido comunista, ¿correcto? Pero por otro lado tienen preocupaciones prácticas, como que necesitan mas niños. 

Y a su vez tienen esta mirada tradicional de la mujer en el hogar como la encargada de la crianza, y siendo menos capaz que el hombre en el mercado laboral. Entonces estas miradas tradicionales sumadas a las necesidades concretas de tener más niños están empujando al Partido Comunista a enviar a las mujeres al hogar. Creo que son contradicciones que conviven en el partido, difunden dos ideas que son contradictorias. —El último informe de Human Rights Watch (HRW) afirmaba que la política de control de natalidad impulsada por el gobierno chino aumenta la discriminación de las mujeres en el mercado laboral. ¿Por qué? —Durante los 35 años que China tuvo la política del hijo único los empleadores solamente contemplaban una licencia por maternidad por empleada, y esperaban que las mujeres solamente tuvieran que cuidar un niño en su casa. En muchos países, incluida China, la carga de los cuidados pesa sobre las mujeres. 

Cuando entró en vigencia la política de los dos hijos, eso significó que potencialmente, contratar a una mujer iba a significar dos licencias por maternidad, así que era menos conveniente para los empleadores contratar mujeres, porque podían costar dos licencias por maternidad. —¿Existen las licencias por paternidad? —No. La licencia por maternidad es, por ley, de 98 días, y la de paternidad es cero. Los empleadores están obligados a darle la licencia a las mujeres, pero no lo deben hacer con los hombres, lo que, por supuesto, desincentiva a los empleadores a contratar mujeres. 

Pero esto afecta no solo a las mujeres que tienen hijos o quieren tenerlos, afecta a todas las mujeres, así que esto ha aumentado significativamente la discriminación contra las mujeres en el mercado laboral. También hay muchas mujeres que han sido despedidas por quedar embarazadas, aunque una ley prohíbe que las empresas despidan a las mujeres por estar embarazadas. 

El gobierno no regula correctamente este tipo de leyes y no hay castigos significativos para quienes la incumplen. Fotografía del Aniversario número 95 de la fundación del Partido Comunista Chino (AFP) Fotografía del Aniversario número 95 de la fundación del Partido Comunista Chino (AFP) —Por último, ¿qué lugar tienen las mujeres en el Gobierno y en la política chinos? —Human Rights Watch ha elaborado informes en base a estudios sobre el reclutamiento de trabajadores para el sector público. Hay muchísimos anuncios, hasta un 80%, que declaran una preferencia por trabajadores varones. 

Es decir que el Gobierno chino tiene una clara preferencia hacia los hombres a la hora de contratar empleados en el sector público. Me refiero a lo que sucede en un nivel bajo del Estado. Pero cuando te metes un poco más a investigar qué sucede dentro del sector público, también te encuentras con preferencias a la hora de ascender a los hombres frente a las mujeres. Y el resultado es que en la plana mayor del Partido se observa una abrumadora mayoría de varones.

viernes, 4 de junio de 2021

Así fue como investigadores aficionados descubrieron lo que ocultó el laboratorio de Wuhan

 

Rowan Jacobsen / Newsweek Internacional
Rowan Jacobsen / Newsweek Internacional vie, 4 de junio de 2021 2:11 p. m. DURANTE la mayor parte del año pasado, la idea de que la pandemia del coronavirus pudo haber sido desatada por un accidente de laboratorio en Wuhan, China, fue desestimada en gran medida y se le consideró como una teoría conspiratoria racista del movimiento de la derecha. A principios de 2020, The Washington Post acusó al senador estadounidense Tom Cotton de “echar leña al fuego en una teoría conspiratoria que ha sido desmentida repetidamente por expertos”. 

CNN se incorporó al debate con la pieza informativa titulada "Cómo desmentir las teorías conspiratorias y la desinformación sobre el coronavirus proveniente de amigos y familiares". La mayoría de los medios noticiosos más populares, desde el The New York Times (“teoría marginal”) hasta NPR (“Científicos desmienten la teoría del accidente de laboratorio”), se mostraron igualmente desdeñosos. Newsweek fue una excepción al informar, en abril de 2020, que el Laboratorio de Virología de Wuhan (LVW) participaba en investigaciones de ganancia de función y podría haber sido el sitio donde se produjo la fuga; Mother Jones, Business Insider, el NY Post y FOX News también fueron excepciones. Sin embargo, en los últimos días la historia ha incursionado en el discurso público. El presidente estadounidense Joe Biden ha exigido una investigación a los organismos de inteligencia de su país. Y los medios convencionales, en un sorprendente cambio de dirección, consideran esta posibilidad con enorme seriedad. 

 La razón del repentino cambio de actitud es clara: durante las semanas y meses de la pandemia, la cantidad de pruebas sustanciales que señalan al laboratorio de Wuhan continúa aumentando, hasta el punto en que se ha vuelto demasiado grande como para pasarla por alto. Quienes se encargaron de descubrir estas pruebas no son periodistas ni espías ni científicos. Son un grupo de investigadores aficionados, con pocos recursos y mucha curiosidad, además de la disposición a dedicar días a explorar la internet en busca de pistas. 

Durante toda la pandemia, alrededor de dos docenas de corresponsales, muchos de ellos anónimos, que trabajaron independientemente desde muchos países distintos, han descubierto oscuros documentos, han enlazado la información y la han explicado en largos hilos de Twitter, en una especie de lluvia de ideas colectiva y de fuente abierta que fue, en parte, ciencia forense, en parte periodismo ciudadano, y algo totalmente nuevo. Se hacen llamar DRASTIC, siglas de Decentralized Radical Autonomous Search Team Investigating Covid-19 (Equipo de Búsqueda Radical Autónomo que Investiga el Covid-19). Durante mucho tiempo, los descubrimientos de DRASTIC se limitaron al extraño mundo de Twitter, y eran conocidos únicamente por unos cuantos seguidores nerds. 

Estos investigadores se toparon con una buena cantidad de callejones sin salida, se enfrascaron en ocasionales disputas con científicos que no estaban de acuerdo con sus interpretaciones y produjeron en tiempo real una gran cantidad de información sin filtrar. Gradualmente, la calidad de su investigación y el rigor de su pensamiento atrajeron a más seguidores, entre ellos, muchos científicos y periodistas profesionales. Gracias a DRASTIC ahora sabemos que el Instituto de Virología de Wuhan tenía una amplia colección de coronavirus reunidos tras muchos años de búsqueda en cuevas de murciélagos, y que muchos de ellos, como el pariente más cercano que se conoce del SARS-CoV-2, el virus que provocó la pandemia, provenían de un pozo de mina donde, en 2012, tres hombres murieron debido a una enfermedad que, se sospecha, era semejante al SARS. Ahora sabemos que el LVW trabajaba activamente con estos virus, utilizando protocolos de seguridad inadecuados, en formas que pudieron haber desencadenado la pandemia, y que el laboratorio y las autoridades chinas han trabajado arduamente para ocultar esas actividades.

 Sabemos que los primeros casos aparecieron semanas antes del brote en el mercado de Huanan, que alguna vez se consideró como la zona cero. Por supuesto, nada de esto demuestra que la pandemia haya iniciado en el laboratorio de Wuhan: es totalmente posible que no haya sido así. Sin embargo, las pruebas reunidas por DRASTIC equivalen a lo que los fiscales denominan causa probable, es decir, un argumento sólido y basado en pruebas a favor de una investigación completa. No se sabe si los mejores esfuerzos de Estados Unidos y otras naciones para investigar la hipótesis de la fuga en el laboratorio producirán pruebas inequívocas en un sentido o en otro, al menos, sin la plena cooperación de China, lo cual es poco probable. EXTRAÑAS COINCIDENCIAS 

 El joven indio que se hace llamar The Seeker (el buscador) tiene poco menos de 30 años, vive en alguna parte del este de India y utiliza una pieza de arte tribal de su región de Bengala Occidental en su icono de Twitter, señala en un correo electrónico. Su carrera ha sido una mezcla de arquitectura, pintura y cinematografía; su madre y su hermana dicen que es un khichdi, que significa una mezcla de ingredientes dispares que se suman para producir algo sorprendente y delicioso. Siendo un voraz autodidacta, se convirtió en experto en la búsqueda en los oscuros callejones de la red, muy lejos de los lugares bien iluminados patrullados por Google, en busca de información sobre cualquier tema que le interesara. Publicaba frecuentemente en Reddit, donde ha acumulado la enorme cantidad de 750,000 puntos de karma. Eso fue lo único que The Seeker le reveló a Newsweek mediante correo electrónico y mensajes; él prefiere mantener su anonimato. Al igual que la mayoría de las personas que seguían las noticias al inicio de la pandemia, The Seeker creía inicialmente que el virus había pasado de los animales salvajes a los seres humanos en un mercado de Wuhan. (El 27 de marzo tuiteó: “Nadie quiere ver morir a sus padres, su abuelo y su abuela por un estúpido virus proveniente de un mercado de animales exóticos”). 

Él creía esto porque era lo que la prensa establecida le decía, y la prensa establecida lo creía porque eso era lo que decía un puñado de científicos. La biografía en Twitter de The Seeker. Las personas responsables de revelar la historia de la fuga del laboratorio de Wuhan no son periodistas ni espías ni científicos. Son investigadores aficionados con pocos recursos y mucha curiosidad y disposición a dedicar días a explorar la internet en busca de pruebas. Imagen: Twitter La biografía en Twitter de The Seeker. Las personas responsables de revelar la historia de la fuga del laboratorio de Wuhan no son periodistas ni espías ni científicos. 

Son investigadores aficionados con pocos recursos y mucha curiosidad y disposición a dedicar días a explorar la internet en busca de pruebas. Imagen: Twitter Uno de los principales científicos de ese grupo era un biólogo llamado Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, un grupo de investigación sin fines de lucro que dirigía un amplio programa internacional para estudiar patógenos naturales con el potencial de provocar una pandemia. Daszak había colaborado durante años con Shi Zhengli, directora del Instituto de Virología de Wuhan (IVW) y renombrada viróloga de murciélagos. Daszak fue coautor, junto con Shi, de casi una docena de artículos y le canalizó a esta última al menos 600,000 dólares de subvenciones del gobierno estadounidense. 

 Como la pandemia surgió prácticamente a las puertas del laboratorio con la mayor colección de coronavirus del mundo, provocando especulaciones de que el IVW podría estar involucrado, Daszak y otros 26 científicos firmaron una carta que fue publicada en The Lancet el 19 de febrero de 2020. “Nos unimos para condenar claramente las teorías conspiratorias que sugieren que el covid-19 no tiene un origen natural”, se lee en dicha carta. Ahora sabemos, gracias a una solicitud amparada por la Ley de Libertad de Información, que Daszak orquestó la carta para evitar que se hablara de una fuga en el laboratorio. Él fue quien la escribió, que se puso en contacto con otros científicos para que la firmaran, y quien trabajó tras bambalinas para hacer que la carta pareciera representar el punto de vista de una amplia gama de científicos. 

"Esta declaración no tendrá el logotipo de EcoHealth Alliance y no podrá identificarse como procedente de cualquier organización o persona", escribió en su presentación a los firmantes. Científicos cuyo trabajo se había traslapado con el del IVW acordaron no firmarla, de manera que pudieran "publicarla en una forma que no se relacionara con nuestra colaboración". Sin embargo, en ese momento no había ningún indicio del papel de Daszak como organizador. La carta ayudó a que este apareciera en todos los medios de comunicación, donde calificó la posibilidad de una filtración en el laboratorio como “ridícula”, “sin bases” y “puras tonterías”. 

También atacó a los científicos que publicaron pruebas que señalaban al laboratorio. Parte de la razón por la que la teoría del laboratorio no tenía sentido, afirmó, fue que el laboratorio de Wuhan no cultivaba ningún virus ni remotamente parecido al SARS-CoV-2. (Daszak no ha respondido a las solicitudes de comentarios hechos por Newsweek). Durante mucho tiempo, Daszak tuvo una influencia sorprendente. Pocas personas en los medios lo cuestionaban o señalaban que su carrera y organización sufrirían un profundo daño si resultaba que su trabajo había formado parte indirectamente de la pandemia. Su cómplice involuntario fue Donald Trump, quien adoptó la teoría, convirtiendo lo que debía haber sido una cuestión científica en un tema político. 

 Cuando el gobierno de Trump canceló los contratos con EcoHealth Alliance en los que se habían gastado millones de dólares en investigaciones sobre nuevos virus, 60 Minutes difundió un segmento en el que se presentaba a Daszak como un mártir de la maquinaria conspiratoria de la derecha. Para los derechistas de todas partes parecía una cuestión muy simple: el enemigo de mi enemigo es mi amigo: por lo tanto, la teoría de la fuga del laboratorio es una tontería. UN OLORCILLO A CENSURA Para principios de 2020, The Seeker comenzaba a cuestionar ese punto de vista. Había comenzado a interactuar con personas que estaban socavando los puntos de vista generalmente aceptados. 

 Una parte importante fue una extensa publicación en Medium hecha por Yuri Deigin, el empresario canadiense de la longevidad, en la que se hablaba del RaTG13, un virus que Shi Zhengli había revelado al mundo en un artículo publicado el 3 de febrero en la revista Nature. En ese artículo, Shi presentó el primer análisis amplio del SARS-CoV-2, que aparentemente había salido de la nada; el virus no se parecía a nada que se hubiera visto antes, incluido el primer SARS, que provocó la muerte de 774 personas de 2002 a 2004. 

Sin embargo, en su artículo Shi también presentó el RaTG13, un virus con una configuración genética similar a la del SARS-CoV-2, lo que lo convertía en el único pariente cercano del virus hasta ese momento. En el artículo no se presentaban datos precisos sobre el origen del RaTG13. No se indicaba exactamente dónde o cuándo se había encontrado; solo que se había detectado previamente en un murciélago de la provincia de Yunnan, en el sur de China. El artículo suscitó la sospecha de Deigin. Se preguntó si el SARS-CoV-2 podría haber surgido por alguna mezcla y ajuste genéticos realizados en un laboratorio que trabajara con el RaTG13 o con virus relacionados. Su publicación fue convincente y amplia. The Seeker publicó la teoría de Deigin en el sitio Reddit, que de inmediato suspendió permanentemente su cuenta. Ese temprano olorcillo a censura despertó la curiosidad de The Seeker, y lo llevó a leer más sobre las ideas del grupo en Twitter. 

“Encontré a un animado grupo de personas ansiosas de debatir y explorar el tema”, declaró a Newsweek por correo electrónico. Se trataba de un grupo ecléctico. Había empresarios, ingenieros y una microbióloga de la Universidad de Innsbruck llamada Rossana Segreto. Ninguno de ellos se conocía previamente; se acercaron al foro después de concluir, cada uno por su cuenta, que la opinión generalizada sobre los orígenes del covid-19 no tenía sentido. Las conversaciones eran moderadas por un bromista coordinador que vivía en algún lugar de Asia, se identificaba con el seudónimo de Billy Bostickson y cuyo icono de Twitter era la caricatura de un mono de laboratorio molido a golpes. The Seeker encajó perfectamente en el grupo. 

“Ellos me ayudaron a ponerme al corriente en el debate y comencé a informarme”, dice. “Antes de darme cuenta me enganché en el misterio”. En parte, lo impulsaba la curiosidad, pero también un creciente sentido del deber cívico. “El covid-19 le ha quitado la vida a incontables personas y ha devastado a muchas otras. Pero también ha dejado muchas pistas que no se han seguido. La humanidad merece respuestas”. Peter Daszak, miembro del equipo de la OMS, sale de su hotel después de que el equipo de dicha organización concluyera su investigación sobre los orígenes del coronavirus que provoca el covid-19 en Wuhan, el 10 de febrero de 2021. Hector Retamal/AFP Peter Daszak, miembro del equipo de la OMS, sale de su hotel después de que el equipo de dicha organización concluyera su investigación sobre los orígenes del coronavirus que provoca el covid-19 en Wuhan, el 10 de febrero de 2021. Hector Retamal/AFP The Seeker y el resto del grupo estaban cada vez más convencidos de que el RaTG13 podría ser la clave para obtener algunas de esas respuestas.

 En un vibrante hilo, media docena de participantes analizaron sus misterios, explorando la internet y los artículos anteriores del IVW en busca de pistas. Si hubo un momento en el que el equipo DRASTIC se fusionó para formar algo más que sus partes separadas, ese momento sería ese hilo. En tiempo real, y a la vista de todo el mundo, analizaron los datos, pusieron a prueba varias hipótesis, se corrigieron unos a otros y lograron varios aciertos directos. Los hechos clave se conjuntaron rápidamente. La secuencia genética del RaTG13 coincidía perfectamente con una pequeña pieza de código genético publicado como parte de un artículo que Shi Zhengli escribió años antes, pero que nunca se volvió a mencionar. El código provenía de un virus que el IVW había encontrado en un murciélago de Yunnan. Tras relacionar detalles clave de ambos artículos con antiguas notas periodísticas, el equipo DRASTIC determinó que el RaTG13 provenía de un pozo de mina del condado de Mojiang, en la provincia de Yunnan, donde seis hombres que recogían guano de murciélago en 2012 habían enfermado de neumonía. 

Tres de ellos murieron. DRASTIC se preguntó si esos habían sido los primeros casos de seres humanos infectados con un precursor del SARS-CoV-2, quizás el RaTG13 o algo parecido a él. En un perfil que apareció en Scientific American, Shi Zhengli reconoció haber trabajado en un pozo de mina del condado de Mojiang donde varios mineros habían muerto. Sin embargo, evitó relacionar este hecho con el RaTG13 (una omisión que también había cometido en sus artículos científicos), afirmando que lo que había matado a los mineros era un hongo que se hallaba en la caverna. ¿UNA CORAZONADA? Esa explicación no convenció al grupo DRASTIC. 

Ellos sospechaban que un virus parecido al SARS, y no un hongo, había provocado la muerte de los mineros y que, por alguna razón, el IVW trataba de ocultar ese hecho. Se trataba de una corazonada, y no tenían ninguna forma de demostrarlo. En ese punto, The Seeker reveló sus poderes de investigación al grupo. En sus exploraciones en línea había descubierto recientemente una enorme base de datos china de publicaciones académicas y tesis llamada CNKI. Ahora se preguntaba si en algún lugar de ese enorme circuito podría haber información sobre los mineros enfermos. Trabajando hasta la madrugada en su mesa de noche con su teléfono y su computadora portátil, impulsado por el chai y utilizando caracteres chinos con la ayuda de Google Translate, ingresó “Mojiang”, el condado donde se localizaba la mina, en combinación con cualquier otra palabra que se le ocurriera y que pudiera ser relevante, traduciendo inmediatamente al inglés cada tanda de resultados. “Mojiang + neumonía”; “Mojiang + LVW”; “Mojiang + murciélagos”; “Mojiang + SARS”. 

Cada búsqueda producía miles de resultados y media docena de bases de datos de revistas, libros, periódicos, tesis de maestría, disertaciones doctorales. Noche tras noche, The Seeker exploró todos esos resultados, pero nunca encontró nada útil. Cuando se le agotó la energía, hizo una pausa para jugar videojuegos y beber más chai. Estaba a punto de darse por vencido, dice, cuando dio en el blanco: una tesis de maestría de 60 páginas escrita en 2013 por un estudiante de la Universidad de Medicina titulada “El análisis de seis pacientes con neumonía grave provocada por virus desconocidos”. El documento describía con todo detalle las condiciones y el tratamiento paso por paso de los mineros. También mencionaba al presunto culpable: “Provocada por [un coronavirus] semejante al SARS proveniente del murciélago de herradura chino, o de otros murciélagos”.

 El 18 de mayo de 2020, The Seeker publicó el enlace sin muchos aspavientos, y continuó con una segunda tesis de un estudiante de licenciatura del Centro para el Control de Enfermedades de China, donde se confirmaba gran parte de la información del primer documento. Cuatro de los mineros habían dado positivo en la prueba de anticuerpos de una infección parecida al SARS. Y el IVW había realizado pruebas con las muestras de todos ellos. (Poco después de que The Seeker publicara las tesis, China cambió los controles de acceso a CNKI (Infraestructura Nacional del Conocimiento de China, una base de datos de publicaciones académicas de ese país) para que nadie pudiera realizar de nuevo esa búsqueda). 

 Si un virus semejante al SARS había surgido en 2012, había sido encubierto, y el IVW había enviado personas a la mina para recoger más muestras y llevarlas de vuelta a Wuhan, esta noticia debía haber aparecido en primera plana al día siguiente. En cambio, no se publicó ni una sola nota en varias semanas. En el Reino Unido aparecieron unas cuantas notas, entre ellas, un artículo en el Sunday Times. Los medios estadounidenses hicieron caso omiso. “Definitivamente, yo esperaba que apareciera en todos los espacios noticiosos”, admite The Seeker. “Me sorprendió la falta general de interés en los hechos o en la razón. 

Y todavía me desconcierta que, aun con todos sus recursos, los medios de investigación corporativos estén terriblemente a la zaga”. En esta ilustración, creada en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., se revela la morfología ultraestructural que muestran los coronavirus. Imagen: CDC En esta ilustración, creada en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., se revela la morfología ultraestructural que muestran los coronavirus. Imagen: CDC En unos cuantos días, DRASTIC logró localizar las coordenadas de la misteriosa mina de Mojiang, pero no lograría atraer la atención de los medios sino hasta finales de 2020, cuando inició una carrera para llegar ahí. El primer intento lo hizo John Sudworth de la BBC, que encontró el camino bloqueado por camiones y guardias. (Sudworth pronto sería obligado a salir de China debido a ese reportaje). AP lo intentó por esas mismas fechas, pero tampoco tuvo suerte. Más tarde, equipos de NBC, CBS, Today y otros medios también encontraron el camino bloqueado por camiones, árboles y hombres furiosos. 

A algunos les dijeron que era peligroso seguir porque había elefantes salvajes. Finalmente, un reportero de The Wall Street Journal llegó a la entrada de la mina viajando en una bicicleta de montaña, solo para ser detenido durante cinco horas para ser interrogado. Los secretos de la mina aún no han sido descubiertos. UN ENORME JUEGO DE SUDOKU Aunque la revelación de la mina de Moijang realizada en mayo de 2020 no llegó a ninguna parte en los medios, atrajo nuevos miembros a DRASTIC, lo que permitió al grupo expandir sus labores de recopilación de inteligencia para abarcar desde la genética viral hasta los protocolos de seguridad en los laboratorios biológicos. El 21 de mayo de 2020, Billy Bostickson llamó al grupo “DRASTIC Research”. También comenzó a dividir al equipo en subgrupos que se enfocarían en distintos aspectos del caso. Pronto comenzaron a publicar regularmente sus descubrimientos, los cuales hacían que la participación del laboratorio pareciera más probable. Un miembro clave del equipo fue Francisco de Asís de Ribera, un científico de datos de Madrid con un gran talento en la minería de grandes conjuntos de datos. 

Con el paso de los años, el IVW había publicado en distintos medios y formatos una gran cantidad de información sobre sus proyectos de cacería de virus. Ribera comenzó a armarlo todo en “un enorme juego de Sudoku”, buscando espacios donde pudiera hallar algunas de las piezas faltantes, armando lentamente un amplio mapa de todo el programa del IVW en relación con los virus. Él y The Seeker conformaron un formidable equipo, The Seeker al desenterrar nuevas piezas del rompecabezas y Ribera haciéndolas encajar en su lugar. (“Siempre he considerado que Francisco y yo somos como el detective McNulty y el detective Freamon de The Wire”, bromeó The Seeker en un mensaje enviado a Newsweek). 

 Ribera fue el responsable de resolver otra pieza del rompecabezas del RaTG13. ¿Acaso el LVW había trabajado activamente en el RaTG13 durante los siete años desde su descubrimiento? Peter Daszak lo negó: nunca habían usado el virus porque no era lo suficientemente similar al SARS original. “Pensamos que era interesante, pero que no planteaba un riesgo alto”, declaró a Wired. “Así que no hicimos nada al respecto y lo dejamos en el congelador”. Ribera desmintió esa declaración. Cuando se publica un nuevo artículo científico sobre genética, los autores deben integrar las secuencias genéticas correspondientes a una base de datos internacional. 

Al examinar algunas etiquetas de metadatos que habían sido integradas accidentalmente por el IVW junto con sus secuencias genéticas del RaTG13, Ribera descubrió que los científicos del laboratorio habían estudiado activamente el virus en 2017 y 2018; no lo habían metido en un congelador y se habían olvidado de él después de todo. De hecho, el IVW había estado muy interesado en el RaTG13 y en todo lo que proviniera del pozo de mina de Mojiang. A partir de su gigantesco juego de Sudoku, Ribera determinó que, en el lapso de varios años, habían hecho al menos siete diferentes viajes a la mina y que habían recolectado miles de muestras. Ribera conjetura que, en 2012 y 2013, su tecnología no era lo suficiente buena para hallar al virus que había matado a los mineros, por lo que volvieron varias veces conforme mejoraban las técnicas. 

 También hizo una audaz predicción. Al hacer referencias cruzadas de trozos de información provenientes de varias fuentes, Rivera infirió en un hilo de Twitter con fecha del 1 de agosto de 2020, que un grupo de ocho virus relacionados con el SARS, los cuales fueron mencionados brevemente en una oscura sección de un artículo del IVW, también provenían de la mina de Mojiang. En otras palabras, no habían encontrado un pariente del SARS-CoV-2 en ese pozo de mina, sino que habían encontrado nueve. En noviembre de 2020, Shi Zhengli confirmó muchas de las sospechas de DRASTIC sobre la cueva de Mojiang en un apéndice de su artículo original sobre el RaTG13 y en una charla realizada en febrero de 2021. La viróloga china Shi Zhengli, en el interior del laboratorio P4 en Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en China, en febrero de 2017. Foto: Johannes Eisele/AFP/Getty Desde luego, la única razón que tenía Ribera para realizar esas investigaciones sherlockianas era que el IVW no había compartido los datos que los investigadores habían solicitado.

 El IVW mantenía una base de datos en su sitio web con toda la información sobre los virus de su colección, incluida la que no había sido publicada, pero esa página del sitio web ha estado vacía durante algún tiempo. En enero de 2021, cuando se le preguntó sobre la base de datos perdida, Shi Zhengli explicó que se había colocado fuera de línea durante la pandemia debido a que el servidor web del IVW se había convertido en blanco de ataques en línea. Sin embargo, una vez más, DRASTIC halló huecos en esta explicación: la base de datos había sido retirada el 12 de septiembre de 2019, poco antes del inicio de la pandemia, y mucho tiempo antes de que el IVW pudiera convertirse en blanco de ataques. Otras bases de datos arrojaron distintas pruebas. 

En las solicitudes y otorgamientos de subvenciones del IVW, The Seeker halló descripciones detalladas de los planes de investigación del Instituto, y estas eran condenatorias: había proyectos en marcha para probar la ineficacia de nuevos virus semejantes al SARS que descubrieron en células humanas y en animales de laboratorio, para ver cómo podrían mutar al pasar de una especie a otra, y para recombinar genéticamente partes de virus distintos, todo lo cual se realizó con niveles de bioseguridad deplorables. Estaban presentes todos los elementos para provocar un desastre. Desde luego, eso no prueba que haya ocurrido algún desastre. 

A menos que se cuente con los improbables testimonios de testigos oculares, quizá nunca lo sepamos. Pero todas las pruebas que DRASTIC ha encontrado señalan en la misma dirección: el Instituto de Virología de Wuhan ha pasado años recolectando peligrosos coronavirus, algunos de los cuales nunca ha revelado al mundo. Ha sometido a pruebas activamente a esos virus para determinar su capacidad de infectar a las personas, así como cuáles mutaciones pueden ser necesarias para mejorar esa capacidad, probablemente, con el objetivo final de producir una vacuna que protegiera contra todos ellos. Y el esfuerzo que se realiza actualmente para encubrir esto implica que algo pudo haber salido mal. EN LA CORRIENTE DOMINANTE A principios de 2021, DRASTIC había generado tanta información que nadie podía mantenerse al corriente, ni siquiera sus propios investigadores, por lo que lanzaron su propio sitio web como repositorio.

 El sitio contiene suficientes artículos científicos, hilos de Twitter, traducciones de documentos en chino y enlaces a artículos como para mantener ocupado por meses a un detective curioso. Un número cada vez mayor de esos detectives son periodistas y científicos profesionales. “Rossana Segreto y Yuri Deigin son mis héroes”, dice el escritor Nicholson Baker, que publicó un influyente artículo sobre la teoría de la fuga del laboratorio en la revista New York. “Ellos analizaron las investigaciones, realizaron inspiradas conexiones y descubrieron piezas cruciales de la historia que tenían que ser contadas. Puede decirse lo mismo de Mona Rahalkar y Billy Bostickson. Sacaron los trapos sucios de la ciencia en forma colectiva”. 

 El periodista británico Ian Birrell está de acuerdo. “No hay duda de que sus esfuerzos colectivos… han sido cruciales para desafiar a China y al orden establecido científico con el fin de garantizar que la teoría de la fuga del laboratorio se investigue adecuadamente”, escribió en Unherd. “Ha sido fascinante ver, en el curso de mis investigaciones realizadas el año pasado, cómo este grupo de activistas, en conjunto con algunos científicos valientes, ha hecho que la hipótesis de la fuga del laboratorio vea la luz”. Una de esas científicas fue Alina Chan, bióloga molecular del Instituto Broad del MIT y Harvard que reconoció el valor de la información que generaba DRASTIC y comenzó a interpretarla para científicos y no científicos en lúcidas explicaciones publicadas en Twitter, lo que la convirtió en una estrella de la comunicación científica. 

Chan reconoció los logros del grupo en un largo hilo de Twitter. “Sin el trabajo realizado por el equipo DRASTIC, realmente no sé dónde estaríamos ahora con respecto a los orígenes del covid-19”, escribió, y añadió que “el trabajo de estos elementos ajenos al área… ha tenido un considerable impacto en el discurso científico”. Ese discurso científico cambió repentinamente el 6 de enero de 2021, cuando Jesse Bloom, virólogo de la Universidad de Washington y uno de los investigadores más respetados del país acerca del covid-19, se convirtió en la primera figura científica importante en legitimar públicamente las aportaciones de DRASTIC. “Sí, sigo el trabajo”, tuiteó, haciendo que el orden científico establecido se estremeciera. “No estoy de acuerdo [con] todo, pero algunas partes parecen importantes y correctas”. Bloom destacó el artículo de Mona Rahalkar sobre la mina de Mojiang, y añadió que, en los primeros días de la pandemia, “pensé que el escape del laboratorio era muy improbable. Con base en el trabajo posterior, ahora pienso que es bastante plausible”. 

 Otros científicos presionaron a Bloom para que reconsiderara, pero mantuvo su opinión, y el muro de silencio comenzó a desmoronarse. El 17 de mayo, científicos de Harvard, Yale, MIT, Stanford y otras importantes instituciones y personas, entre ellas Chan, se unieron a Bloom en una carta publicada en Science donde se hacía un llamado a realizar una investigación detallada sobre el laboratorio de Wuhan. Casi el mismo día, The Seeker atacó de nuevo. Tras entrar en una base de datos alojada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China, buscó todas las tesis supervisadas por Shi Zhengli. Bum. Tres resultados. “Lo logré en mi primer intento”, dice. “No estoy seguro de por qué nadie más pensó antes en esto, pero creo que nadie lo estaba buscando”. Si acaso hubiera algún resto de duda sobre el patrón de engaños del IVW, estas nuevas tesis lo descartarían de inmediato. 

En ellas se indica que los investigadores del Instituto nunca habían creído que un hongo había provocado la muerte de los mineros de Mojiang, lo que contradice las afirmaciones de Shi en Scientific American y en otras publicaciones. De hecho, los investigadores del IVW estaban tan preocupados por un nuevo brote de un virus parecido al SARS que hicieron pruebas de sangre a los habitantes de los poblados cercanos para detectar otros posibles casos. 

Y habían conocido las secuencias de los otros ocho virus parecidos al SARS provenientes de la mina, lo que pudo haber ayudado a los científicos a saber más acerca del SARS-CoV-2 en los primeros días, mucho antes de que iniciara la pandemia, pero se habían guardado la información para ellos mismos, hasta que DRASTIC los puso en evidencia. Pocos días después de las nuevas revelaciones y de la carta publicada en Science, cada vez más académicos, políticos e incluso los medios convencionales comenzaron a tomar en serio la teoría de la fuga del laboratorio, lo que culminó el 26 de mayo cuando el presidente estadounidense Joe Biden ordenó a los organismos de inteligencia de su país “que redoblaran sus esfuerzos para recopilar y analizar información que pudiera acercarnos a una conclusión definitiva”. 

Biden prometió que “Estados Unidos también seguirá trabajando con socios de ideas afines en todo el mundo para presionar a China para que participe en una investigación internacional plena, transparente y basada en evidencias y para que proporcione acceso a todos los datos y pruebas relevantes”. Hasta ahora, China se ha mostrado indiferente a la idea. Es posible que nunca coopere con una investigación. Sin embargo, ahora está claro que la cuestión de si un laboratorio biológico pudo haber provocado esta pandemia (y pudiera provocar la próxima) será analizada en una forma que no habría sido posible si un grupo radical y descentralizado de intrusos no hubiera desafiado al statu quo. Esta es una lección que The Seeker no olvidará pronto. “Ya no veo a la ciencia como un ámbito exclusivo”, escribió a Newsweek. “Todos pueden marcar una diferencia. N —∞— Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek

sábado, 24 de abril de 2021

Un estudio asegura que el cierre de las escuelas es la segunda medida más importante para la reducción de los contagios

 

Lo afirma un trabajo de investigación estadística publicado en la Revista Científica Nature, que dice que el cierre de instituciones educativas está en segundo lugar, con 73% de contribución a la reducción de R, es decir, el número que indica a cuánta gente puede contagiar una persona infectada por SARS-CoV-2. 

 El estudio, que se realizó en 79 territorios y luego fue validado con datos externos de 226 países, tenía por objetivo realizar un ranking de la efectividad de las medidas de intervenciones no farmacéuticas (NPI) utilizadas por los gobiernos para frenar la propagación del virus. Se analizaron más de seis mil medidas implementadas entre las que se encuentran las restricciones de viaje, el distanciamiento social, medidas de protección personal, autoaislamiento, cierre de escuelas y prohibición de eventos públicos, entre otros.

 El estudio llegó a la conclusión de que es necesaria una combinación adecuada de NPI para frenar la propagación del virus: “Las medidas menos disruptivas y costosas pueden ser tan efectivas como las más intrusivas y drásticas (por ejemplo, un bloqueo nacional)”, pero que siempre depende tanto del contexto local como del momento de su adopción. En cuanto a las medidas más efectivas, se encontraron 6 categorías que muestran mayor impacto en R t: “se muestran por pequeñas cancelaciones de reuniones (83%, Δ Rt entre −0,22 y –0,35), el cierre de instituciones educativas (73%, y las estimaciones de Δ R t oscilan entre −0,15 a −0,21) y las restricciones fronterizas (56%, Δ R t entre −0,057 y –0,23)”. También incluyen las NPI que apuntan a incrementar las capacidades de atención médica y de salud pública (mayor disponibilidad de equipo de protección personal (EPP): 51%, Δ R t −0.062 a −0.13), restricciones de movimiento individual (42%, Δ R t −0.08 a −0,13) y bloqueo nacional (incluida la orden de quedarse en casa en los estados de EE. UU.) (25%, Δ R t −0,008 a −0,14)”, indica el estudio.

 En conclusión, las medidas más efectivas incluyen toques de queda, encierros y lugares cerrados y restringidos donde las personas se reúnen en cantidades más pequeñas o grandes durante un período prolongado. Es decir, cancelaciones de pequeñas reuniones (cierres de tiendas, restaurantes, reuniones de 50 personas o menos, trabajo obligatorio a domicilio, etc.) y cierre de instituciones educativas. Respecto a las escuelas, el trabajo explica que estudios previos no le atribuían a esos ámbitos el efecto de propagación del virus, pero que la evidencia actual indicó que el cierre de escuelas en los Estados Unidos se asoció con la reducción de la incidencia de COVID-19 y la mortalidad en un 60%. A la vez, en Corea del Sur, se identificó a los adolescentes de 10 a 19 años con más probabilidades de propagar el virus que los adultos y los niños en entornos domésticos.

 Dicho esto, el estudio pondera que debe haber un equilibrio entre las medidas radicales y de menor impacto para evitar consecuencias adversas, ya que las menos drásticas también pueden fomentar un mejor cumplimiento por parte de la población, afirma. “Demostramos que las medidas más efectivas incluyen cerrar y restringir la mayoría de los lugares donde la gente se reúne en cantidades mayores o menores durante períodos prolongados (negocios, bares, escuelas, etc.). Sin embargo, también encontramos varias medidas altamente efectivas que son menos intrusivas. Estos incluyen restricciones en las fronteras terrestres, apoyo gubernamental a poblaciones vulnerables y estrategias de comunicación de riesgos”. 

 Por último, el estudio recomienda que los gobiernos deben considerar primero la NPI menos restrictivas, adaptadas al contexto local, y que en caso de que el número de infecciones aumente (o aumente por segunda vez, como en nuestro país), antes de elegir las opciones más intrusivas.

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