domingo, 13 de junio de 2021

Daniel Ortega encarceló a Hugo Torres, el ex guerrillero sandinista que arriesgó su vida para liberarlo en 1974

 

“Tengo 73 años, nunca pensé que en esta etapa de mi vida iba a estar luchando contra una nueva dictadura”, aseguró
El ex guerrillero sandinista Hugo Torres, arrestado este domingo por la Policía de Nicaragua bajo la acusación de “traición a la patria”, recordó que en 1974 arriesgó su vida para liberar de la cárcel al presidente del país, Daniel Ortega, a quien señaló de encabezar ahora “una nueva dictadura”. “Hace 46 años arriesgué la vida para sacar de la cárcel a Daniel Ortega y a otros compañeros presos políticos”, dijo el general de brigada en retiro y ex jefe de inteligencia militar en un video que grabó antes de su arresto. 

 El 27 de diciembre de 1974 Torres participó en un comando sandinista que asaltó la residencia de uno de los ministros del dictador Anastasio Somoza Debayle, que permitió la liberación de un grupo de reos políticos, entre ellos Ortega, que llevaba siete años en prisión.

 La acción mantuvo como rehenes a importantes miembros del gabinete de Somoza Debayle, que se encontraban en una fiesta en la casa de José María Castillo Quant, ministro de Gobierno, fallecido la noche del ataque. Un grupo de 13 guerrilleros participaron en el asalto del denominado “Comando Juan José Quezada”, incluyendo Torres y otros tres que llegaron a convertirse en jefes de las fuerzas armadas de Nicaragua: Joaquín Cuadra, Javier Carrión y Moisés Omar Halleslevens. Junto a Ortega fueron liberados el fallecido diputado y secretario de relaciones internacionales de los sandinistas, Jacinto Suárez, así como Lenín Cerna y Manuel Rivas Vallecillo, asesores de Ortega. 

 “Tengo 73 años de edad. Nunca pensé que en esta etapa de mi vida iba a estar luchando de forma cívica y pacífica contra una nueva dictadura”, indicó Torres, que es vicepresidente de la Unión Democrática Renovadora (Unamos), antes llamado Movimiento Renovador Sandinista (MRS), una escisión del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). “La dictadura de los Somoza no logró encarcelarme. Luchamos duro, murieron muchos compañeros. Era otro espacio, otro tiempo y otro contexto. 

Hoy la lucha es pacífica y eso nos da una gran fortaleza”, afirmó el militar en retiro. Torres recordó que en 1978 volvió a arriesgar su vida en otro asalto junto con la ex guerrillera y también arrestada, Dora María Téllez “y otros compañeros, para liberar a 60 presos políticos, entre ellos Tomás Borge, Doris Tijerino, René Núñez, y otros” dirigentes sandinistas. Téllez y Torres, antiguos compañeros de lucha de Ortega, participaron el 22 de agosto de 1978 en el comando sandinista que tomó por asalto el Palacio Nacional e hizo rehenes a los legisladores afines a Somoza Debayle, derrocado hace casi 42 años. A juicio del ex guerrillero, la reciente ola de detenciones “son zarpazos desesperados de un régimen que se siente moribundo, que no tiene asidero legal, que no tiene justificación alguna desde el punto de visto institucional-jurídico, como para permanecer en el poder más allá de noviembre de este año, en el que tendrían que realizarse elecciones libres y supervisadas”.

 “No es un régimen legal, nuestra lucha sí lo es. Nuestra lucha, la del pueblo de Nicaragua por la que ha tenido que pagar grandes sacrificios, sí lo es”, apuntó Torres, en alusión a la revuelta popular que estalló hace 38 meses contra el régimen de Ortega por unas controvertidas reformas a la seguridad social. Otras dos de los cuatro arrestados este domingo también grabaron un video antes de su detención.

 “Seguimos en la lucha. Esto (arresto) es parte del proceso para salir de Daniel Ortega. Aquí nadie se raja. Daniel Ortega se va. Lo vamos a sacar. Fuerza”, dijo la disidente sandinista Ana Margarita Vigil. “Patria libre para vivir. Esa ha sido la lucha de estos tres años: por libertad y justicia, y para que ninguna otra generación tenga que vivir lo que hemos sufrido con esta dictadura”, señaló, por su lado, Suyen Barahona, presidenta de Unamos, que abogó por “mantener la esperanza”. 

 La Policía de Nicaragua, que dirige Francisco Díaz, un consuegro de Ortega, mantiene bajo arresto a cuatro aspirantes presidenciales de la oposición: Cristiana Chamorro, Arturo Cruz, Félix Maradiaga y Juan Sebastián Chamorro García. También al ex titular del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) José Adán Aguerri, al ex vicecanciller José Pallais, y a los dirigentes opositores de la Unidad Nacional Violeta Granera, Tamara Dávila, Téllez, Vigil, Barahona y Torres. Además, a otros dos ex colaboradores de una ONG que han sido detenidos en las últimas dos semanas bajo la acusación de diversos delitos. Con información de EFE

El conocimiento medicinal indígena se extingue sin dejar rastro

 

Podría parecer que, en la era de la información, todo está registrado. Nada más lejos de la realidad. Entre el 73% y el 91% del conocimiento de los servicios medicinales de las plantas (sus propiedades farmacológicas y terapéuticas) de regiones de América del Norte, la Amazonia y Nueva Guinea corre el riesgo de desaparecer porque solo los conocen los indígenas de cada zona y no hay más registro que sus voces. Si muere su lengua (más del 30% de las 7.400 del mundo ya no se hablarán a finales de siglo, según la Unesco), desaparece el conocimiento que guarda. 

Un estudio publicado en la revista PNAS por Rodrigo Cámara Leret y Jordi Bascompte, del departamento de Biología Evolutiva y Estudios Ambientales de la Universidad de Zúrich, ha identificado, en estas tres regiones 12.495 servicios medicinales de las plantas, de los que el 75% son solo conocidos en una lengua. Y “cada dos semanas”, según la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, “desaparece una en el mundo”.

 Ante esta emergencia, Jordi Bascompte lamenta: “Es como una biblioteca quemada, como amputar una extremidad. Estamos perdiendo oportunidades terapéuticas”. Los beneficios de la dehesa Cámara Leret pone algunos ejemplos del potencial farmacológico de las plantas conocidos por los indígenas: los integrantes del pueblo Cubeo de la Amazonia utilizan los tallos y raíces de la Connarus ruber como “barbascos” o “matapeces” para pescar porque las plantas tienen metabolitos que interfieren en la respiración branquial del pez. Los tucanos del Río Negro de Brasil recurrían para cazar a las propiedades anestésicas de la corteza de la Leptolobium nitens, que usaban como ingrediente del curare (veneno para las flechas). 

Los siona, habitantes de las riberas del río Putumayo, entre Colombia y Ecuador, usan el látex lechoso de la Euphorbia hirta para tratar infecciones fúngicas en los pies. El botánico recuerda que el conocimiento indígena ha servido para el desarrollo de fármacos, aunque calcula que menos de un 10% ha pasado por estudios farmacológicos o ensayos. La vinblastina, utilizada en el linfoma de Hodgkin, en el cáncer de pulmón de células no pequeñas, y en los de mama, cabeza, cuello y testicular, fue aislada por Robert Noble y Charles Thomas Beer de la planta Catharanthus roseus de Madagascar. Es un caso frente a miles de posibles opciones terapéuticas que están en peligro de quedar enterradas. La singularidad del conocimiento indígena asociado a lenguas amenazadas sugiere que la pérdida de estas será aún más crítica para la extinción del conocimiento medicinal que la pérdida de biodiversidad 

 Los dos investigadores han recogido, por primera vez, datos de hasta 3.597 especies de plantas medicinales e identificado 12.495 servicios medicinales (combinación de una especie vegetal y una subcategoría medicinal, como Ficus insipida y sistema digestivo) asociados a 236 lenguas indígenas. Cámara Leret advierte: “Es solo la punta del iceberg. Mucho conocimiento medicinal está contenido en idiomas que están en peligro de extinción”. Las conclusiones del estudio avalan la afirmación: “La singularidad del conocimiento indígena asociado a lenguas amenazadas sugiere que la pérdida de estas será aún más crítica para la extinción del conocimiento medicinal que la pérdida de biodiversidad”. La amenaza es doble, según la investigación. Por una parte, el desuso lingüístico está fuertemente asociado a la disminución de los conocimientos indígenas sobre las plantas.

 Por otra parte, el cambio climático global limita la extensión geográfica de muchas especies y cultivos endémicos utilizados por el hombre. El trabajo concluye: “Juntas, la extinción del lenguaje y la reducción de las especies útiles en el próximo siglo, pueden limitar el potencial completo de las contribuciones de la naturaleza a las personas y el descubrimiento de usos imprevistos”. La única salvaguarda de este conocimiento es que en algunos casos se comparte oralmente con otros grupos indígenas que hablan otros idiomas. Pero es insuficiente porque estos también están amenazados. Por esta razón, los investigadores consideran “prioritario” un esfuerzo de documentación. La documentación de las especies en relación con sus usos sería como la piedra de Rosetta, la llave de nuevas terapias 

Cámara Leret añade como estrategias el fortalecimiento de los idiomas indígenas y la realización de registros participativos. Para Jordi Bascompte, “la documentación de las especies en relación con sus usos sería como la piedra de Rosetta [el fragmento de roca con grabados en tres escrituras que permitió comprender la cultura del Antiguo Egipto], la llave de nuevas terapias”. La antropóloga Victoria Reyes, elegida miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos e investigadora de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA), destaca del trabajo de los dos científicos españoles, del que no forma parte, “la idea de que cada una de las diferentes culturas del mundo ha desarrollado un sistema de conocimiento único”: “Estos sistemas de conocimientos están codificados en sistemas lingüísticos, por lo que cuando se pierde una lengua, con ella se pierden también muchas otros elementos. 

El estudio se centra en el conocimiento medicinal, pero probablemente encontraríamos la misma asociación si mirásemos cómo la pérdida de una lengua afecta a la pérdida del conocimiento de técnicas de cultivo, el conocimiento de plantas alimenticias o el conocimiento de interacciones entre elementos de la naturaleza, por citar algunos”. Reyes amplía la relevancia de las conclusiones: “Un aspecto que este artículo menciona solo tangencialmente, pero que es fundamental, es la importancia de entender que la diversidad biológica y cultural van unidas, por lo que la pérdida de lenguas, sabiduría medicinal y otros conocimientos tradicionales tiene efectos directos en la pérdida de especies o ecosistemas, del mismo modo que la pérdida de diversidad biológica tiene efectos en la pérdida de diversidad cultural”. La pérdida de la diversidad biocultural reduce la capacidad de adaptación de la especie humana y, en concreto, la capacidad de encontrar soluciones a los problemas ambientales a los que nos enfrentamos 

“Los resultados de este estudio”, concluye la antropóloga, “son solo un ejemplo de cómo la pérdida de diversidad biocultural destruye las muchas formas en las que la especie humana ha aprendido a vivir en el planeta. Más allá del conocimiento médico, como explica esta investigación, la pérdida de la diversidad biocultural reduce la capacidad de adaptación de la especie humana y, en concreto, la capacidad de encontrar soluciones a los problemas ambientales a los que nos enfrentamos”. Francisco Javier Jamioy Chindoy, médico tradicional camsá (etnia indígena que habita en el valle colombiano de Sibundoy, en Colombia) con cuya familia ha convivido Cámara Leret, comparte las conclusiones del estudio: “Nuestra cultura empezó a perderse cuando adoptamos las acciones y el pensamiento de la gente blanca; por eso los niños y los jóvenes de ahora no quieren hablar nuestra lengua o trabajar en lo propio. Ya no saludan bonito. Por eso, el pensamiento de nuestros mayores y todo su legado histórico se empezó a perder”.

 EL BOSQUE SANADOR 

Una de las fuentes documentales de la investigación de Rodrigo Cámara Leret y Jordi Bascompte es el trabajo de Richard Evans Schultes, etnobotánico, taxónomo, escritor y fotógrafo considerado uno de los exploradores de plantas más importantes del pasado siglo. Su obra 'The healing forest: medicinal and toxic plants of the north west Amazonia' (Dioscorides Press), integra casi medio centenar de años de investigación. Schultes llegó en 1941 al Amazonas para estudiar durante un año cómo los pueblos indígenas usaban las plantas para fines medicinales, rituales y prácticos y permaneció más de una década realizando un trabajo de campo que le permitió identificar 24.000 especies, incluidas 300 nuevas para la ciencia.

El Parlamento de Israel ratifica al nuevo Gobierno de coalición sin Bejamín Netanyahu


El cargo de primer ministro será ocupado durante los primeros dos años por Naftali Benet que llega al poder con una agenda ultranacionalista y religiosa, y en 2023 será reemplazado por Yair Lapid, un experiodista con tintes progresistas y un discurso conciliador. úbilo y protestas en el parlamento israelí tras lograr lo que parecía imposible.

 La Knesset ha ratificado al nuevo Gobierno, formado por ocho partidos de todas las tendencias políticas, incluidos dos árabes, que se han unido para sacar del poder a Benjamin Netanyahu tras doce años. Una victoria por la mínima -sesenta votos a favor y 59 en contra- para este ejecutivo en el que se alternarán como primer ministro el ultranacionalista Naftali Benet y el centrista Yair Lapid. 

 "El Gobierno qu,e va a crearse representa a todo Israel, desde Ofra a Tel Aviv, desde Rahat a Kiriat Shmona y ahí radica la oportunidad", decía Bennet. "Usted habla alto y fuerte sobre unidad nacional", le replicaba Netanyahu. "Pero un Gobierno que excluye a 53 escaños de la auténtica derecha no es unidad nacional".

 Ha sido una sesión parlamentaria muy tensa con interrupciones constantes de miembros del Likud, el partido de netanyahu y de sus aliados ultraortodoxos y sionistas religiosos. Benet será primer ministro con solo seis escaños de su partido Yamina. Los opositores de Netanyahu, procesado en varios casos de corrupción, han recibido con cánticos el resultado Pone fin a dos años de incertidumbre y cuatro elecciones consecutivas por falta de acuerdo para formar Gobierno.

Ezequiel Adamovsky: “Hay una porción muy importante de la población que ha hecho propio el mito de la Argentina blanca y europea”

 Redacción - BBC News Mundo


Redacción - BBC News Mundo sáb, 12 de junio de 2021 12:02 p. m. Ezequiel Adamovsky El historiador Ezequiel Adamovsky ha estudiado el racismo y las identidades étnicas en Argentina. Le tildaron de racista e ignorante, y él tuvo que disculparse. El presidente de Argentina, Alberto Fernández, causó una enorme polémica esta semana cuando en un encuentro con el mandatario español, Pedro Sánchez, afirmó que "los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero los argentinos llegamos de los barcos.

 Eran barcos que venían de Europa". Esa frase, con la que erróneamente Fernández creía estar citando al escritor mexicano Octavio Paz, sirvió para levantar indignación en México y en Brasil, pero -sobre todo- en la propia Argentina, donde fue acusado de ignorar e invisibilizar a los descendientes de los pueblos originarios, a los afrodescendientes y, en general, a todos los que no se ven representados en esa idea de una Argentina blanca y europea.

 Fernández se disculpó en Twitter, donde también publicó otro texto en el que parecía ofrecer argumentos para intentar defender o contextualizar su mensaje inicial. Se afirmó más de una vez que 'los argentinos descendemos de los barcos'. En la primera mitad del siglo XX recibimos a más de 5 millones de inmigrantes que convivieron con nuestros pueblos originarios. Es un orgullo nuestra diversidad", escribió.

 Y es que, aunque no fuera expresada ante los micrófonos por otros presidentes anteriores, la idea de una Argentina blanca y europea ha estado presente durante décadas en el imaginario de una parte importante de ese país, según cuenta el historiador Ezequiel Adamovsky a BBC Mundo. Este investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y profesor de la Universidad Nacional de San Martín, lleva años estudiando la argentinidad, el racismo y las identidades étnicas en ese país. Adamovsky asegura que Argentina es peculiar en el contexto latinoamericano porque sus élites apostaron por impulsar una identidad nacional "blanca y europea", en contraste con lo que ocurrió con muchos otros países donde se promovió una identidad mestiza. 

 Las consecuencias actuales de ese mito, según advierte, es un racismo estructural por el que una parte de la población considera a los más pobres y mestizos como "ciudadanos de segunda". Aquí les ofrecemos un versión, resumida y editada por motivos de espacio y comprensión, de la conversación que Adamovsky sostuvo con BBC Mundo. 

 Cuando el presidente Alberto Fernández dijo que los argentinos descienden de los barcos que venían de Europa, le llovieron un montón de críticas. Pero, aparentemente, se trata de una idea que está extendida en parte de ese país, ¿hasta qué punto esta idea tiene arraigo en la sociedad argentina? Argentina es un país peculiar en América Latina, uno de los pocos cuyas élites dirigentes propusieron una versión, una narración de la identidad nacional que propone efectivamente que los argentinos son blancos europeos. 

La mayoría de las élites en América Latina propusieron, por el contrario, imágenes de sus países como naciones mezcladas, mestizadas. Es una idea que en Argentina tiene mucho arraigo. Hay una porción muy grande de la población que imagina el país como un país blanco y europeo. Fue una idea patrocinada por el Estado durante todo el siglo XX y tiene un gran arraigo.

 No ha sido completamente hegemónica. Ha sido resistida, por supuesto, por algunos sectores, pero sí es una idea con mucho arraigo. Alberto Fernández El presidente Fernández tuvo que pedir disculpas por sus declaraciones. ¿Cómo se originó esta concepción? Es un origen que viene de algunas ideas del siglo XIX. El primer historiador que narró la historia de la Argentina propuso que el carácter europeo de la Argentina era un rasgo distintivo por comparación con América Latina. Estoy hablando de Bartolomé Mitre. 

 Otra de los de las grandes figuras del siglo XIX, Domingo Faustino Sarmiento, propuso una visión según la cual la civilización en Argentina se abría camino de la mano de lo blanco y lo europeo, combatiendo lo negro, lo indígena y lo mestizo, que sería la barbarie. Y esas nociones se enlazaron con otras que propusieron otros intelectuales a comienzos del siglo XX, que sostenían que la gran oleada de inmigración que recibió la Argentina había terminado, digamos, de blanquear completamente al país, inundándolo con personas de etnicidad europea y barriendo cualquier trazo de otros grupos étnicos que pudiera haber habido anteriormente. 

 Es una idea que la plasmó José ingenieros, por ejemplo, a comienzos del siglo XX. ¿Y de dónde viene realmente desde el punto de vista demográfico e histórico la sociedad Argentina actual? La sociedad argentina actual es, por supuesto, enormemente variada. Si uno se remonta a la formación de la sociedad argentina, hay 3 grandes contribuciones, una es la amerindia, otra es la europea y otra es la africana. 

Esas 3 matrices demográficas de la Argentina siguen teniendo una presencia muy grande. La mayoría de la población argentina tiene ancestros indígenas junto con, por supuesto, europeos y una porción minoritaria, pero de todos modos muy importante, también ancestros africanos. A esa matriz, por supuesto, luego se agregaron personas de procedencia de lo más diversas. En Argentina viven comunidades de todo tipo. Han llegado grandes contingentes de judíos, japoneses, coreanos, chinos... digamos, desde todas partes.

 Hoy es una sociedad muy diversa, pero los tres núcleos demográficos originales serían esos tres mencionados. ¿Cuán grande es la brecha entre la diversidad real de la sociedad Argentina y la percepción que tienen los propios argentinos de esa diversidad? Hay una brecha enorme, pero no está bien investigado cuál es su magnitud. Además hay una distribución regional muy visible. 

La región pampeana, digamos, Buenos Aires, el litoral, esa región, que es la que más inmigrantes europeos recibió es la que quizá tiene más presente esta idea de la Argentina como un país blanco y europeo, mientras que en otras regiones del país: el noreste, el noroeste y la Patagonia -que son regiones más con presencia indígena y más mestizadas- hay otras visiones del país también presentes allí, en conflicto con esta visión más centrada en Buenos Aires y la Pampa húmeda. ¿Qué impacto ha tenido en la vida de las personas esa noción de la Argentina blanca? ¿Esto guarda alguna relación con el racismo estructural que usted y otros han denunciado? Sí, tiene un impacto muy presente y cotidiano en las interacciones. 

Hay una porción muy grande de la población argentina que, por causa de esta visión de una Argentina blanca y europea, tiende a percibir sobre todo a los sectores más pobres -que son los más mestizados al mismo tiempo- como argentinos de segunda. Esto se refleja de muchísimas maneras en muchas formas de violencia, por ejemplo, estatal que caen con especial énfasis en la gente más pobre, que también es la gente de tez más oscura, y que cae sobre los pueblos originarios que existen en el país. 

 Se refleja también en un acceso diferencial a las mejores oportunidades laborales en el mercado de trabajo. Hay un patrón sistemático que se reproduce año tras año por el cual a la gente de tez morena, de rasgos indígenas, rasgos mestizos o de rasgos afro les va peor. Viven en las zonas más desvalorizadas, tienen los peores trabajos y luego una falta de reconocimiento junto con eso, de los patrones culturales que son parte del pueblo argentino y que no están reconocidos como tales, que tienen que ver con la herencia indígena con la herencia afrodescendiente. 

 Usted ha dicho que por causa de esta noción de la Argentina blanca, de alguna manera, los que no eran tan blancos tuvieron que estar disimulando por décadas o estar aparentando que sí lo eran. ¿Podría ahondar en esta idea? La visión de la Argentina blanca europea, como no se corresponde con la realidad demográfica del país, implicó que las personas cuyos aspectos físicos o cuyas memorias étnicas no se correspondían con esa idea tuviesen que disimular todo lo posible, tanto esas memorias étnicas como su aspecto físico. 

Eso se plasma, por ejemplo, en algo bien conocido que es que hubo toda una generación de personas de algunos de los pueblos originarios que evitaron enseñar su lengua a sus hijos y recién son los nietos los que están recuperando esas lenguas, en muchos casos, esas pautas culturales. Y lo mismo en lo que tiene que ver con la presencia pública, la gente de tez morena, o de rasgos más mestizados necesitan pasar inadvertidos en determinados circuitos, en determinados espacios, como si no se sintieran con derecho a habitar, o a ocupar esos espacios, lo mismo que una persona de tez más clara. Tango El baile argentino por excelencia, el tango, tiene orígenes afro, según algunos historiadores. 

Usted ha dicho que "el mito de la Argentina blanca y europea nos habita a todos". ¿Cómo se explica que esta idea haya perdurado tanto tiempo? Perdura mucho tiempo para empezar porque hay una porción muy importante de la población que ha hecho este mito propio. Se basa también este mito en un aspecto de la realidad demográfica de este país que es que efectivamente el país que más inmigración europea recibió por comparación con la población que ya tenía.

 Es decir, la cantidad de personas de origen exclusivamente europeo es bastante más grande que en otros sitios y esa gente, por supuesto, tiene más incentivos para creer en ese mito. Y luego es un mito que fue y es difundido con mucha intensidad desde los medios de comunicación, que fue difundido por las élites intelectuales de este país y durante muchos años también por el sistema escolar. Recién en los últimos pocos años comenzó la escuela a aportar visiones de otro tipo acerca de qué es lo argentino. 

De modo tal que es un mito que se volvió enormemente poderoso y que tiene algunos aspectos políticos. También ese mito sirvió para descalificar movimientos políticos de raigambre más popular o con mayor conexión con las clases populares como el peronismo, al que se lo buscó desacreditar por ser una cosa "de negros", una cosa de "cabecitas negras", una cosa de personas "insuficientemente civilizadas", de modo tal que también ese mito refuerza las identidades políticas de muchas personas.

 Precisamente por eso, ¿no sorprende mayormente que sea precisamente un presidente peronista el que venga a sacar este argumento? Sí, efectivamente es sorpresivo porque el peronismo fue canal muchas veces de una crítica a esta idea de la Argentina blanca y europea, y además es sorpresivo porque, al mismo tiempo que el presidente dijo esta frase totalmente inaceptable, este Gobierno también viene implementando una serie de políticas anti acistas muy novedosas y que son inéditas en la trayectoria del Estado argentino. Yo no tengo una explicación de por qué pudo haber dicho esto el presidente. Evidentemente, en algún lugar de su cabeza estaba esta idea. 

Pero, bueno, es una ideología. Como todas las ideologías, permean la conciencia en mayor o menor medida de todas las personas. como todas las ideologías que adquieren ese lugar dominante que tiene la ideología de la blanquitud en nuestro país. Usted ha dicho que desde la crisis de inicios de este siglo, la percepción de la Argentina blanca había empezado a cambiar, ¿cuánto se ha avanzado hasta ahora y cuáles son sus expectativas de cara al futuro? Me parece que se ha avanzado enormemente en el sentido de que a partir de la crisis de 2001 comenzó a ser un tema, el del racismo estructural argentino, que se debate públicamente. 

Antes no era no era un tema de discusión pública, ya eso sólo implica un avance muy importante. Además han surgido también en los últimos años toda una serie de movimientos sociales y organizaciones, algunas de las cuales están exclusivamente o principalmente dedicadas a combatir el racismo como Identidad Marrón; organizaciones de afrodescendientes, organizaciones de pueblos originarios y además muchos otros movimientos sociales. 

 El movimiento feminista ha sido muy activo en esto de cuestionar, criticar y visibilizar el racismo argentino y, como le decía hace un momento, el Estado argentino en los últimos pocos años viene dando pasos en el sentido de convertir esto en parte de la agenda política pública y motivo, digamos, de intervención estatal. Los avances han sido muchos en el último tiempo. Por supuesto, esto va a dar lugar a conflictos y a choque entre visiones antagónicas porque mucha gente en este país se resiste a abandonar sus privilegios, los privilegiados que vienen de ser percibido como una persona blanca y europea.

Costanera Zarate en flia

El dramático relato de Lissa Vera cuando la quisieron secuestrar: “Me estuvieron esperando en una esquina”

 

La reconocida cantante contó que debido a su fama, la inseguridad y la persecución que vivió en ese momento, se vio obligada junto a su familia a mudarse y empezar una nueva vida

Este sábado, Lissa Vera fue una de las invitadas de PH,

 Podemos Hablar (Telefe) y recordó el trágico momento en el que casi la secuestran y todo lo que tuvo que hacer para superar la situación junto a su familia. En el inicio de su relato, comentó: “Mis ahorros de Bandana se fueron cuando me quisieron secuestrar, que me tuve que borrar de mi barrio. Eso fue horrible”.

 La reconocida cantante además contó que debido a su fama, la inseguridad y la persecución que vivió en ese momento, se vio obligada junto a su familia a mudarse y empezar una nueva vida. Uno de los momentos más impactantes de la noche fue con Lissa contó el plan que tenían para secuestrarla: “La noche que tenían pensado el hecho me estuvieron esperando en una esquina, ellos sabían todo mi itinerario. Fue en San Justo, pero esta gente era de Ciudad Evita”.

 Para la suerte de ella y de su familia, el plan de los secuestradores salió mal porque esa noche no apareció, pero luego se enteró gracias a un amigo de la infancia, que este grupo le contó todo lo que habían pensado hacer. “El papá de este chico fue a hablar con el mío. Yo justo tenía un viaje a Paraguay y en lugar de llevarme una valija a la gira me agarré tres y desaparecí”. Como consecuencia, su familia también tomó la decisión de irse del país hacia un lugar más seguro. 

Su padre retiró a los hermanos del colegio, pidió licencia en el trabajo y junto a su esposa se fueron a vivir a Paraguay, donde tenían familia. Lissa Vera era una de las cinco integrantes de la famosa banda Bandana, quien estaba en pleno auge. Por ello tuvieron que mantener en privado lo sucedido, ya que era un escándalo, pero esto no duró mucho debido a que se filtró la noticia. Vera contó que Gustavo Yankelevich vio que el problema era grave y decidió ayudar. 

Cuando sus padres volvieron, se fueron a vivir a un hotel durante un mes hasta poder encontrar un nuevo lugar en que pudieran quedarse. “Me quedé sola en un monoambiente en Palermo mientras mi familia estaba en Paraguay”, declaró y agregó: “Fue una de las cosas más jodidas que viví durante Bandana, la pasamos muy mal y la plata se fue en alquiler y en cosas.

 Cuando terminamos el contrato yo me quedé sin trabajo, con cinco mil pesos en el bolsillo y la vida, que no sabía a donde iba a terminar”. Por último, Lissa Vera contó que sus padres hablaron con ella y le dijeron que debía agradecer y disfrutar lo que tenía, que siempre uno puede salir adelante y es por eso que ahora está contenta, disfrutando de su presente.

En la antesala de las elecciones, el error discursivo de Alberto Fernández causó un cimbronazo interno en el Frente de Todos

 

Mientras el oficialismo buscaba cerrar filas y fijar un discurso único para la campaña, los dichos del Presidente cayeron como una bomba que reavivó tensiones entre los diferentes sectores de la coalición

Por Brenda Struminger 13 de Junio de 2021 bstruminger@infobae.com

 La repercusión del error discursivo de Alberto Fernández cayó como una bomba en pleno armisticio del Frente de Todos, que se encontraba en un proceso de blindaje después las repetidas filtraciones de enfrentamientos internos sobre las políticas económicas y sociales del Gobierno. Los principales dirigentes de las fuerzas oficialistas habían acordado, la semana pasada, hacer un “paréntesis” en las grietas para fortificar el frente en la antesala de la campaña. Sin embargo, esta semana, el Presidente, garante de la “unidad”, se transformó en el eje de las críticas de propios y ajenos. Después de decir en una conferencia de prensa junto al presidente español Pedro Sánchez, en la Casa Rosada, que “los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos que venían de Europa” el Presidente pidió perdón a través de Twitter pero se enfocó en la parte menos polémica (la de los barcos), y matizó su disculpa al aclarar que se dirigía “a quien se haya sentido ofendido”.

 Quienes lo conocen aseguraron que en la intimidad minimizaba la envergadura de sus dichos, que causaron una ola de críticas nacionales e internacionales; y que inclusive estaba ofuscado por la repercusión que provocaron. Ni la disculpa, ni la posterior decisión de someterse a evaluación del INADI que conduce Victoria Donda bastaron para calmar las frenéticas críticas de la oposición y el caudal de memes en las redes sociales, un territorio que desde sus inicios el Gobierno se esmera en conquistar. Pero, sobre todo, no sirvieron para sosegar a los distintos espacios del Frente de Todos, en especial los equipos de comunicación, claves de la elección. Entre defensas tibias y silencio Pocos dirigentes salieron a defender al Presidente.

 La titular del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), Magdalena Odarda, dijo que Alberto Fernández estaba siendo acusado de “racista” de modo “forzado”; Donda ponderó las disculpas; y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, pidió enfocarse en la campaña de vacunación y no “en una frase”. Pero la mayoría de los funcionarios se llamó a silencio. A diferencia de otras ocasiones en las que se relativizaron los problemas y defendieron dichos o decisiones controvertidas del Presidente, no quedó demasiado margen para poner en consideración aspectos que atenuaran la importancia de lo dicho.

 El embajador de España, el radical Ricardo Alfonsín, evitó referirse al tema cuando la prensa lo arrinconó con una pregunta al respecto: “No me voy a prestar al juego de la derecha”, dijo. Y acusó una “interpretación forzada”. El malestar interno se multiplicó con el paso de las horas -y los días-, y los comentarios en pasillos y despachos traspasaron los muros de las dependencias oficialistas del Estado, a pesar del intento del círculo íntimo del Presidente de restarle importancia al tema. Ayer, la ministra de Gobierno de Axel Kicillof, María Teresa García -quien había defendido al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, cuando agredió físicamente al segundo de la ministra nacional, Sabina Frederic- dijo que “no fueron buenas” las declaraciones del Presidente. “Néstor Kirchner leía los discursos. ¿Por qué Alberto Fernández no estudia?”, se preguntaba un importante funcionario nacional el viernes por la tarde. Nadie tiene respuesta, ni en la Casa Rosada, ni en el Instituto Patria, ni en el Frente Renovador. Hay unanimidad en que el estilo radial y personalista de la comunicación presidencial es un problema en el Frente de Todos.

 Pero ese diagnóstico no es nuevo. Desde la segunda mitad de 2020, por las filtraciones y contradicciones principalmente sobre la compra de vacunas, hay consenso interno sobre las fallas comunicacionales y se comparten distintas explicaciones, que algunos resumen en un problema en la “conducción política”. En el kirchnerismo opinaban, con disgusto, que las palabras de Alberto Fernández fueron “un chocazo terrible” y renegaban de las comparaciones con las alocuciones de Cristina Kirchner, quien también fue cuestionada por sus discursos durante sus mandatos. Por ejemplo, cuando se refirió en Harvard a los estudiantes de la Universidad de La Matanza de un modo que se consideró despectivo, cuando describió la carne de cerdo como “afrodisíaca”, y cuando calificó la diabetes como una “enfermedad de ricos”. 

“Si Cristina decía algo polémico, lo decía como chicana. Ella estudiaba. Sigue estudiando. No sólo los discursos, estudia todo. No se puede comparar”, dijo un vocero de La Cámpora a Infobae sobre los extensos discursos vespertinos de Cristina Kirchner. El malestar persistía en el Gobierno con el paso de los días. En diálogo con Infobae, distintas fuentes del arco oficialista coincidieron en que fue el desliz más grave hasta ahora. Pero resaltaron que no fue la magnitud lo que causó la mayor molestia, sino el hecho de que no fue la primera vez y, principalmente, que podría haberse evitado. 

 Los equipos de comunicación lamentaban especialmente el revés que representó en el plan del Frente de Todos de reconquistar la franja etaria joven que activaron frente a la merma registrada en la adhesión de los votantes centennials y millenials. Recientemente habían pergeñado algunos intentos de acercamiento para recuperar la incidencia en esos grupos, a través de entrevistas a influencers y youtubers como Pedro Rosemblat y Tomás Quintín Palma, con quienes el Presidente se mostró jocoso y descontracturado. 

El esfuerzo pareció diluirse el miércoles con la ola de memes que se gestaron en cuestión de minutos y se reprodujeron a la velocidad de la luz y de forma persistente en las redes. El daño en la percepción en el mundo virtual no solo se leía en términos etarios, sino de alcance, un hecho que, naturalmente, en la oposición festejaban. “Mi novia, que no sabe nada de política, ni le interesa, ayer me mandaba memes de Alberto. A ese nivel llegó”, decía en privado un vocero de Juntos por el Cambio el jueves por la tarde. En el Gobierno, lejos de reír, se agarraban la cabeza: compartían el diagnóstico. Las humoradas virales llegaron a través de los celulares al grueso de los votantes, traspasando las burbujas de interés, llegando inclusive a desvinculados o desencantados de la política, que son mayoría y pueden terminar volcando la elección. ¿Vuelta de página? Al final de la fatídica semana, en Balcarce 50 buscaban modos de dar vuelta la página, enfocándose en las restricciones por la pandemia y en el avance del plan de vacunación, eje de la campaña electoral. También apostaban a dos actos importantes en el interior que ya estaban en agenda, donde se procurará renovar los aires discursivos. 

 El primero será el 17, en Salta, territorio del peronismo disidente, por el 200 aniversario de la muerte de Martín Güemes. El año pasado, el primer mandatario se mostró a sus anchas en el acto virtual de homenaje al gaucho, al que calificó como un “héroe inmenso”. Ahora espera repetir el despliegue, pero, ahora que se puede, de modo presencial. Tres días después, el 20, irá a Rosario por el Día de la Bandera. En su entorno esperan que con sus alocuciones en el interior, donde suele sentirse cómodo, logre reivindicarse. Aunque están seguros de que si no cambia el estilo de comunicación presidencial, los problemas seguirán apareciendo. De hecho, ayer el Presidente tuvo un “fallido” cuando llamó a la población a “salir a contagiarse”, en lugar de vacunarse. 

Por ahora no había señales de un cambio de rumbo. La campaña El nuevo gaffe, que tuvo consecuencias políticas internacionales, irrumpió mientras el Frente busca unificar la comunicación oficial y definir los contornos definitivos del perfil comunicacional de cara a la campaña, donde el diagnóstico general es que “falta un relato verosímil”. Si bien se decidió que los ejes centrales de la campaña oficialista se basen en la economía y la gestión sanitaria, aún no se determinó cuál de los dos tendrá mayor preponderancia, ni cómo serán el tono, las plataformas, los voceros y los subtemas. Secretarios, ministros y asesores que participan del armado señalaron a Infobae que puede haber dos focos. 

Uno estaría basado en “plebiscitar la gestión de la pandemia, con la mirada marcada en las políticas de cuidado, al estilo de la campaña de Cuidadanía”. El otro tendría eje en en la economía: “Estamos viendo cómo llegamos con la vacunación a las elecciones. Si la mayor parte de la población está vacunada, quizá ese no sea el principal fundamento y nos enfoquemos más en la reactivación económica, para acompañar la inyección de fondos”, describió un asesor de la Presidencia en referencia a las millonarias erogaciones que se planean para los próximos meses en ayudas sociales y obra pública. La construcción del relato proselitista definirá la selección de los candidatos. Si apuestan por un contorno de campaña de confrontación, se volcarán por referentes con buena oratoria, acostumbrados a las peleas en el “barro” de los medios.

 En ese caso, se van a privilegiar figuras como las del legislador porteño Leandro Santoro, la presidenta del Consejo de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz; o el secretario de la Jefatura de Gabinete, Fernando “Chino” Navarro, según ejemplificó un hombre cercano al Presidente. También adelantó que, debido a las restricciones que impone la pandemia, centrarán la campaña en la televisión. En cambio, si se opta por una estrategia centralizada en la gestión, apostarán a la nominación de ministros, como el de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, o de Desarrollo Social, Daniel Arroyo. Esta semana, distintas fuentes descartaron como candidato a Cafiero. “Él no quiere, y no se lo van a sacar a Alberto”, aseguraba un ladero del Presidente.

 Una nominación del jefe de Gabinete sería leída como una derrota del primer mandatario frente al avance del kirchnerismo. Para definir a los integrantes de las listas el oficialismo, se esperará a ver qué hay “del otro lado”, pero para eso falta: Juntos por el Cambio aguarda la resolución de la interna entre el ala dura y la moderada, con el ex presidente Mauricio Macri; la ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y el intendente de Vicente López, Jorge Macri, de un lado; y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, la ex gobernadora María Eugenia Vidal, y el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, del otro. Por ahora, una resolución de la novela opositora depende de la decisión de Vidal, que aún no determinó si será candidata y si irá por la Ciudad, como quiere Larreta, o por la Provincia, como pide el macrismo. 

En el larretismo dijeron a Infobae estar convencidos de que irá por la Ciudad. Pero en el entorno de la exgobernadora aún mantenían abierto el juego. Por ahora, Vidal se encuentra en Estados Unidos -anoche cenó con un grupo de inversores argentinos en Nueva York- y se espera que su definición se conozca recién al final de junio. Fuentes del armado de Larreta confirmaron que favorecerán una interna. “Es la única forma de demostrar que Macri ya está en el pasado; que puede ser un hombre importante de la fuerza, porque es el fundador y tiene un caudal importante de apoyos; pero que el futuro son Horacio y María Eugenia”, dijo un importante funcionario porteño que articula el armado de la campaña en el conurbano. 

 Por esas diferencias, a tres meses de las elecciones primarias, tampoco en la oposición está definido el relato proselitista. Como en el oficialismo, se discuten ideas a grandes rasgos. En el larretismo ya avisaron que apostarán a mostrar la gestión de la Ciudad, que consideran un fuerte activo; que se desligarán del macrismo -de hecho, evalúan cambiar el nombre de Juntos por el Cambio por otra fórmula de palabras, para cambiar de piel y evidenciar la idea de apertura a sectores del peronismo-; y que harán foco en la educación, con la bandera política de las clases presenciales ya instalada. 

“Le robamos el tema de la defensa de la educación al peronismo y ellos no lo pueden creer”, comentaron. También harán fuerte hincapié en el trabajo, cuando aproximadamente el 30 por ciento de la población está desempleada, según la última cifra del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. Apuntarán a seducir a los moderados, aunque últimamente evitan esa palabra, que les resulta “blanda”, y prefieren referirse al “centro mayoritario”. En este contexto, no se descarta que Alberto Fernández visite el laboratorio Richmond, donde se fabrican las vacunas “Sputnik Vida”, y que Rodríguez Larreta defienda su posición sobre la educación presencial, a horas que comiencen las clases en las aulas bonaerenses. El Presidente y el jefe de gobierno que quiere serlo no perderán un minuto para mantener su agenda pública y preservar sus respectivos espacios de poder.

Las horas finales de la guerra de Malvinas: batallas sangrientas, caos, heroísmo y una orden imposible: “¡Contraataquen!”

 

El combate que definió la suerte del conflicto del Atlántico Sur duró tres días. En ese lapso, la desorganización se apoderó de la mayor parte de los regimientos que defendían -con más valor que medios- Puerto Argentino. La última e insólita comunicación entre Galtieri y Menéndez y la rendición inevitable
Por Marcelo Larraquy 13 de Junio de 2021 Periodista e historiador (UBA) 

 En la noche del 13 de junio de 1982, cada soldado trataba de salir de la guerra como podía. Llevaban dos días de combate. Explosiones constantes, tiros, el avance de la infantería, bengalas, millones de balas que se cruzaban, soldados heridos arrastrándose, buscando protección detrás de una roca. La guerra era la guerra. Pero ya sin organización, sin instrucciones, sin jefes, sin nadie que dijera adónde debían ir. Los ingleses avanzaban sobre todas las posiciones argentinas; bombardeos, cañonazos de artillería, y en el desbande, el “fuego amigo” se cruzaba entre los soldados que bajaban corriendo y los que seguían con un FAL disparando en la noche, desde la última línea de defensa, en Moody Brook. Monte Longdon ya se había perdido. 

 Un capitán, que manejaba la logística del Regimiento de Infantería 7, de esos oficiales que antes del combate obligaban a los soldados a ponerse los borceguíes y les negaban la comida, ya había escapado hacia Puerto Argentino. Todavía se mantenía en pie la carpa de las provisiones, en la que se recibían pedidos de ayuda. Desde afuera, en medio del tableteo de las ametralladoras, la radio se escuchaba nítida, desesperada, al rojo vivo. ¡Manden refuerzos... tenemos heridos! Tenía todos los micrófonos colgando. Adentro no había nadie. (…) Tres días antes Según el alto mando británico, Puerto Argentino, desde la primera a la última línea de defensa, contaba con nueve mil hombres. Alrededor de cinco mil estaban desplegados en distintas posiciones del cordón montañoso.

 Para un ataque sobre posiciones fijas suele calcularse una relación de tres a uno. En distintas colinas se excedía esa proporción. En monte Longdon se mantuvo. El ataque sobre esa colina, ubicada a catorce kilómetros de Puerto Argentino, estaba preparado para la noche, cuando las tropas argentinas eran más vulnerables por falta de visores nocturnos. Como había sucedido en (la batalla de Puerto) Darwin. El plan era atacar sin interrupciones, atravesar todas las posiciones argentinas, forzar su repliegue y llegar hasta Wireless Ridge esa misma noche. Las distancias no eran muy largas. 

Los montes Tumbledown, Sapper Hill y Guillermo estaban defendidos por ochocientos marinos del Batallón de Infantería de Marina 5, con apoyo de doscientos soldados de dos compañías adscriptas, los Regimientos de Infantería 3 y 6. Estas fuerzas se enfrentarían contra cerca de diez mil soldados británicos, entre ellos, los regimientos de las guardias escocesa, galesa y nepalesa (gurkhas). Los comandos 45 y 42 atacaron Dos Hermanas y el monte Harriet. Los Para 2 y Para 3, desde distintas posiciones, avanzaron sobre monte Longdon, defendido por el Regimiento de Infantería 7, comandado por el subteniente Juan Domingo Baldini.

 Cada soldado inglés dispuesto para el ataque cargaba un peso de casi cincuenta kilos sobre su espalda. Pasadas las nueve de la noche del 11 de junio, cuando ya llevaban más de una hora de marcha hacia Longdon, el cabo Brian Milne ingresó en un campo minado, a seiscientos metros de la primera línea enemiga. Perdió una pierna. Para las tropas argentinas fue el alerta de que los ingleses ya estaban encima. En ese momento, la niebla no les permitía una visión mayor de siete metros. Baldini, en su carpa, estaba sintonizando Radio Colonia, que transmitía la repetición de la misa del papa Juan Pablo II en Luján. 

El radar terrestre había sido apagado. Cada vez que se encendía recibía proyectiles. A partir de la explosión de la mina, Longdon se transformó en campo de batalla. Se inició el fuego naval, de artillería y de misiles antitanque; las fuerzas argentinas respondieron con granadas, ametralladoras y morteros. Aun cuando las diferencias de tropa y de poderío armado eran considerables, los soldados argentinos intentaron no desprenderse de sus colinas. Cuando perdían una posición, contraatacaban. Ocurrió durante la madrugada del 12 de junio en todas las alturas, en especial en Tumbledown y en Longdon. Con el transcurso de las horas, las distancias del enfrentamiento se fueron reduciendo. Se combatía con granadas, fusiles, bayonetas. 

Hasta que llegaron al cuerpo a cuerpo. Abajo, sobre la ladera de Wireless Ridge, el Regimiento de Infantería 7 recibía el apoyo de fuego de los morteros de las compañías A y B y de la Compañía Comando. Un observador adelantado daba la información sobre la posición enemiga y se ordenaba el fuego. El alcance de la artillería inglesa era de 17 kilómetros. El de la argentina, 10,5. Para la mayoría de los soldados, la del 11 de junio fue la primera acción de guerra de sus vidas. A poco de iniciarla, se revelaron las deficiencias materiales. La base de los morteros se hundía, impedía la continuidad de tiro y enseguida llegaba la réplica británica, con detectores de calor que permitían señalizar la posición de los morteros argentinos. La guerra, para muchos de los que estuvieron en el pozo a la espera del enemigo, duró apenas algunos disparos, y luego debieron replegarse frente a la avalancha del fuego inglés, en medio de explosiones constantes.

 Las posiciones argentinas en las colinas y las laderas soportaron seis mil disparos de artillería esa sola noche. Con la presión de los misiles antitanque, la artillería y el avance de la infantería, la situación se volvió insostenible en las alturas. Se fueron perdiendo. Baldini intentó recuperar monte Longdon con un grupo de soldados. Uno de ellos, Flores, que salió con su arma, recibió varios impactos. Lo hirieron. Baldini salió de su posición para auxiliarlo. Lo mataron. En la madrugada, el Regimiento 7 de Infantería había perdido a su jefe. El teniente Néstor Quiroga asumió el mando y continuó la orden de contraataque y el frente de combate se estabilizó por unas horas. Pero, al amanecer, los soldados fueron quedando encerrados entre los regimientos británicos, sin posibilidad de retroceder. La lucha fue hombre a hombre. Algunos soldados, que permanecieron guarecidos, fueron buscados directamente en sus pozos; los tomaron prisioneros; otros fueron ejecutados o ultimados con un bayonetazo en el ojo.

 A las seis y media de la mañana ya estaba dada la orden de repliegue en el Longdon y los soldados bajaron a Wireless Ridge con protección del fuego de artillería propio. Solo setenta y ocho lograron hacerlo. Los doscientos restantes que componían el Regimiento 7, tras nueve horas de batalla en el monte, habían sido muertos, tomados prisioneros o estaban heridos. Los ingleses ya podían visualizar la residencia de Menéndez en Puerto Argentino. Estaba a un tiro de artillería. En la mañana del 12, los montes Dos Hermanas y Harriet también habían sido tomados, con veintidós soldados argentinos muertos, ciento diecinueve heridos y doscientos prisioneros. La tregua inesperada Los ingleses supusieron que debajo del monte Longdon habría una fortaleza. Decidieron permanecer en la posición conquistada, reagruparse, reabastecer municiones, instalar puntos de observación, pero no avanzar, como indicaba el plan original. Temían ser sorprendidos por un contraataque argentino, que no sabían desde dónde llegaría. 

 En ese “tiempo muerto”, distantes a centenares de metros, las tropas de uno y otro bando se observaron durante todo el día. Casi no cruzaron fuego. Pero la fortaleza de la última defensa, en Wireless Ridge y Moody Brook, había sido debilitada. Después de la batalla de Longdon, muchos soldados no encontraron a sus jefes, que abandonaron sus posiciones y bajaron a Puerto Argentino sin dar aviso. En la noche del domingo 13 de junio, todos los batallones británicos en combate se lanzaron a la toma de las últimas posiciones de defensa argentina. Avanzaron con tanques de guerra para romper el fuego de las trincheras. 

 En monte Tumbledown, el Batallón de Infantería de Marina 5, con ciento cincuenta hombres comandados por el capitán Carlos Robaccio, combatió en condiciones de desigualdad frente a ochocientos integrantes de las tropas británicas, compuestas por gurkhas y paracaidistas. Apoyados con el fuego de artillería de los tenientes coroneles Martín Balza y Carlos Alberto Quevedo, los hicieron retroceder y ganaron algunas posiciones de altura. Incluso les derribaron dos helicópteros. Pero en Wireless Ridge a las dos de la mañana nevaba y el desbande era generalizado. Las comunicaciones inalámbricas de los radiooperadores se habían cortado y el único timbre que sonaba era el de la retaguardia, la guarnición de Puerto Argentino comandada por el general Oscar Yofre, que en forma frenética ordenaba el contraataque: “Junte gente y vaya al frente”. Para evitar confusiones, Yofre había ordenado que cualquiera que sorprendiera a alguien con uniforme argentino dando una orden de repliegue tenía autorización para liquidarlo. Yofre quería recomponer las tropas y defender la posición a cualquier costo. 

 Los partes de guerra que le llegaban de los radiooperadores de Moody Brook, en cambio, le presentaban otra realidad: “Perdí contacto con mi propia tropa, pido replegarme”. Y cada soldado que bajaba de Wireless Ridge, aun sin orden de repliegue, lo hacía como podía. Entre los cañonazos de la artillería enemiga, bajo las bengalas lanzadas en paracaídas que iluminaban el fuego del campo de batalla, corriendo desde la cresta hacia el valle, protegido entre roca y roca, y tratando de no cruzarse con una bala de FAL del fuego “amigo”, porque entonces nadie veía nada, no había una organización, una instrucción, una orden que indicara para dónde ir. Todavía se mantenía en pie la carpa de las provisiones adonde llegaban los pedidos de ayuda, aunque no había quién los recibiera. Desde afuera, la radio se escuchaba nítida, desesperada, al rojo vivo. “¡Manden refuerzos... tenemos heridos!” A las siete de la mañana del 14 de junio, los británicos ya tenían posesión del monte Longdon y el corredor de Wireless-Moody Brook. Los soldados del Regimiento 7 de Infantería que habían sobrevivido caminaban hacia Puerto Argentino, con el temor de ser fusilados por desertores. 

Llegados al casco urbano, en un puesto de la policía militar debían informar el regimiento al que pertenecían y se les indicaba dónde refugiarse. Adentro del gimnasio comunal se produjo el reencuentro de la tropa del Regimiento 7 de Infantería. Estaban exhaustos, conmovidos, nerviosos. Un mayor preguntó al grupo: “¿Quién me acompaña arriba a recuperar la posición?”. Después de caminar quinientos metros, el grupo que había partido regresó. A esa hora, el 14 de junio, en Tumbledown, el Batallón de Infantería de Marina 5 había logrado reorganizar el dispositivo de defensa y seguía resistiendo. También el Regimiento 3 y el 25. El capitán Carlos Robacio le informó la novedad a Menéndez y le reclamó baterías de obuses, morteros, cañones antitanque, municiones. Se mantenía con la moral alta, como toda su tropa. Pero recibió la orden de repliegue hacia Puerto Argentino. 

Por unas horas la desoyó, y siguió combatiendo hasta el mediodía —volverían a derribar un helicóptero—. El Batallón 5 de Infantería de Marina sería el último contingente en rendirse. Dejaría setenta y un muertos en el campo de batalla. Las fuerzas británicas ya estaban en las afueras de Puerto Argentino, sobre Moody Brook, a pocos centenares de metros de la residencia de gobierno. En algún momento, en la guarnición de Puerto Argentino, se pensó trasladar las tropas hacia el aeropuerto, a diez kilómetros, y utilizarlo como el escenario de la última batalla. A las nueve, Menéndez decidió comunicarse con el secretario general de la Presidencia, general Héctor Iglesias, en la Casa Rosada. Le dijo: -Esto se acabó. Se combatió duramente hasta las últimas horas. El grupo de artillería ha sido pulverizado.

 Las alternativas que quedan son aceptar la resolución 502 y retirarnos con nuestras banderas; aceptar la matanza... la resolución debe ser tomada en breve lapso para salir con honor. Me avisan que los ingleses están a cuatro o cinco cuadras de acá. Menéndez quizá reducía la distancia para poner en evidencia el cuadro de situación. Quería que la Casa Rosada tuviera una visión más real de lo que estaba sucediendo. Iglesias se comprometió a informarle a Galtieri. Menéndez volvió a llamar. Habló directamente con él. -Esta defensa no tiene sentido, no tiene futuro. Le planteé al general Iglesias que hay muchos hombres que vuelven hacia la retaguardia heridos y ya sin munición y desorganizados. Galtieri seguía pensando en el contraataque. -Debe haber agrupamientos propios del Ejército e Infantería de Marina que deben orgánicamente seguir subsistiendo en la retaguardia de las primeras fracciones inglesas. 

Creo que debe impulsarse, ellos también están en una situación crítica, tanto como la nuestra, y el impulso de la voluntad de combatir, saliendo de los pozos hacia adelante y no hacia atrás, atacando los flancos de la penetración enemiga, aunque sea con pocas fracciones y con algún fuego puede detener la penetración inglesa. Emplee todos los medios que tiene, el Regimiento 3, el 25 y contraataque. Use todos los medios que tiene a su alcance y continúe el combate con toda la intensidad posible, moviendo al personal fuera de los pozos. Cambio. Menéndez se lamentaba de “no lograr dar una sensación de lo que hemos vivido durante toda la noche”. Explicó que el contraataque del Batallón de Infantería de Marina 5 había sido rechazado y otras compañías ya habían desaparecido. -La tropa no da más. Está peleando a brazo partido en las trincheras, yo lo he visto. 

Mire, mi general, lo que usted me dice esta tropa no lo puede cumplir. Galtieri dijo aceptar sus reflexiones. Sin embargo, le explicó que era el comandante conjunto de las Malvinas, con su misión, su personal, los reglamentos y la autoridad para resolver. El comentario no era menor. En el código militar de conducta, la rendición no se puede establecer sino con la pérdida de la mitad de los hombres y de las tres cuartas partes de las municiones. Menéndez estaba convencido de que Galtieri no tomaba dimensión de la coyuntura. Insistió: -Mi general, a esta tropa no se le puede exigir más, después de lo que han peleado. [...] No hemos podido mantener las alturas, no tenemos espacio, no tenemos medios, no contamos con los apoyos que corresponden [...] tenemos que acceder a la gran responsabilidad para con los soldados que van a morir combatiendo un combate sin posibilidades, por el término de pocas horas más y que va a costar muchas vidas.

 Esto debo decirle como comandante de Malvinas. Cambio. Galtieri pidió un tiempo para reflexionar. Lo llamaría más tarde. Poco después, Menéndez recibió un mensaje del bando inglés para iniciar conversaciones. Le proponían un cese de fuego hasta las 13 horas; mientras tanto, ellos no entrarían en Puerto Argentino. Se lo comunicó a Galtieri. Este aceptó que hablara sin que firmara o discutiese ningún documento sobre rendición o capitulación. A las 3.15, Menéndez se reunió con el capitán Rob Bell y el teniente coronel Michael Rose, emisarios del comandante Jeremy Moore. 

Por presión de Londres, los británicos ofrecieron una “rendición incondicional”. Menéndez rehusó entregarse en esos términos. Ofreció firmar una “rendición con condiciones”. Los británicos aceptaban que las fuerzas argentinas se retiraran con sus banderas y estandartes, y dirigidos por sus propios comandantes. A las 9.15 de la noche, hora de las islas, Moore y Menéndez firmaron la rendición. Eran dos generales. Por sus rostros y sus uniformes, se advertía que uno venía de una larga y trabajosa batalla. La expedición no había resultado un paseo. El otro general parecía recién llegado a las islas. La guerra había terminado. La apuesta por la recuperación de las islas Malvinas, a todo o nada, había dejado seiscientos cuarenta y un muertos y mil seiscientos cincuenta y siete heridos en la tropa argentina.

Sin consensos entre propios y ajenos, se paralizan en el Congreso proyectos claves para la Casa Rosada

 

Semáforo epidemiológico, Biocombustibles, Ministerio Público Fiscal y reforma de la Justicia, son algunos de las iniciativas giradas por el Ejecutivo que aún no logran avanzar
David Cayón Por David Cayón 13 de Junio de 2021 

 La Casa Rosada no tiene mayoría en ninguna de las dos cámaras del Congreso y eso es cada vez más palpable. En la Cámara de Diputados cuenta con más apoyo que en la de Senadores a pesar de que en esta última la coalición tiene quiorum propio. El problema es a quién responde. La falta de legisladores que acaten más a la Casa Rosada que a los otros sectores de la coalición de gobierno -el Frente Renovador de Sergio Massa y el kirchnerismo de Cristina Kirchner-, sumado a la escasez de consenso con el bloque opositor mayoritario de Juntos por el Cambio, está haciendo cada vez más dificultosa la aprobación de algunas de las leyes que surgen del Ejecutivo.

 La última discusión que la Casa Rosada esperó hasta último momento pero que aún no pudo sortear es el de la “ley pandemia”. El proyecto cuenta con media sanción de la Cámara de Senadores de la Nación y establece un semáforo epidemiológico por el que los distritos pueden abrir o cerrar las actividades. Pero el dato más importante es que delega en los ejecutivos provinciales y, si estos no responden en el Ejecutivo nacional, la autoridad para establecer cierres de actividades y de circulación frente a una suba de los casos de contagios de COVID-19. En la Casa Rosada esperaban tener para este fin de semana la ley aprobada y, de esa manera, evitar que el Presidente firme un nuevo decreto. Sin embargo, el bloque del Frente de Todos no logró juntar los votos, por lo que ahora habrá que esperar como mínimo dos semanas para poder llevar la ley al recinto de Diputados. 

 Otra norma que no logra avanzar es la reforma de la Justicia. En este punto no sólo que no logra el apoyo de los bloques opositores sino que en el Congreso no se observa mucha voluntad de algunos diputados oficialistas. “Esta bastante verde la posibilidad de avanzar. Muchos entienden que es una discusión que les queda lejos a las provincias y que está más entre la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires. 

Puede ser que alguna provincia tenga una fiscalía nueva, pero hay juzgados en donde no hay jueces nombrados desde hace años por lo que la creación de una fiscalía poco les interesa”, explicó a Infobae un diputado del oficialismo que participa de las comisiones en donde se discute. La norma tiene media sanción desde finales de agosto de 2020. En ese momento, el kirchnerismo hizo valer su mayoría en la Cámara alta y la propuesta del Gobierno fue aprobada por 40 votos afirmativos del Frente de Todos y sus aliados contra 26 votos negativos de la bancada opositora de Juntos por el Cambio, que mantuvo sus cuestionamientos, pese al cambio introducido a último momento, por considerar que la reforma “no era prioritaria” en medio de la pandemia de coronavirus.

 La iniciativa, que ahora está paralizada en la Cámara de Diputados, crea un nuevo fuero penal federal y más juzgados, fiscalías y cámaras de apelaciones en siete provincias con la meta puesta en fortalecer el sistema de justicia. Algo similar sucede con la reforma del Ministerio Público Fiscal, aunque en este caso son más palpable las diferencias que existe entre la Casa Rosada y el Senado de la Nación, en donde la voz de mando es la de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Alberto Fernández propuso a Daniel Rafecas para ocupar el cargo de jefe de los fiscales pero chocó de frente con la oposición de Juntos por el Cambio y del kirchnerismo en el Senado.

 El pliego lleva más de un año esperando ser tratado y no hubo muchas chances de que avance. Con el paso de los meses el kirchnerismo decidió no sólo no apoyar a Rafecas -con la excusa de no contar con los votos de Juntos por el Cambio- sino avanzar con una reforma del Ministerio Público Fiscal mucho más profunda. Así fue que a finales de noviembre de 2020 la Cámara de Senadores aprobó, y giró a Diputados, un proyecto que le introduce varios cambios a la Ley del Ministerio Público Fiscal, entre los que se destacan que la elección del jefe de los fiscales sea por mayoría absoluta de la Cámara alta, en vez de por los dos tercios de los presentes, y establece una reducción del período de mandato a cinco años, reelegible por un lustro. Esta decisión tuvo dos reacciones.

 Una de la oposición que, frente a la posibilidad del cambio en la forma de la elección del jefe de los fiscales (el kirchnerismo lo podría hacer sin necesidad de contar con los votos de la oposición), modificó su estrategia y salió a apoyar públicamente a Rafecas. Pero ya era tarde. El 19 de mayo de 2021 el oficialismo obtuvo dictamen en la comisión de la Cámara de Diputados en un encuentro cargado de cruces y chicanas y se suponía que iba a avanzar con fuerza para llevar la norma al hemiciclo.

 Sin embargo, otra vez, entre propios y ajenos, el proyecto sigue sin obtener los 129 votos necesarios. Pero quizás el ejemplo más claro de todas las idas y vueltas que tiene el oficialismo en el Congreso no es que quince días más tarde de reglamentar una ley que envió la Casa Rosada el oficialismo representado en Sergio Massa y Máximo Kirchner presente una nueva que lo modifica -Monotributo-, sino que un proyecto de ley que llega a Diputados con media sanción del Senado, es decir, con la aprobación de Cristina Kirchner, se encuentra con el freno y un nuevo proyecto de Máximo Kirchner. Ese es el caso de la Ley de Biocombustibles que llegó con media sanción de Senadores el 30 de octubre de 2020 y en Diputados chocó con una inicitava diferente del jefe del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, que, gracias al apoyo de dos diputados radicales y otros dos macritas, el pasado 18 de mayo obtuvo dictamen favorable pero que aún no llegó al recinto. Los diferentes sectores de la coalición de gobierno juegan su partida en el Congreso. No es sólo la disputa entre Juntos por el Cambio y el Frente de Todos. En varias ocasiones, la discusión entre La Campora, el peronismo, el massismo y la Casa Rosada termina siendo una complicación mayor que la complejidad de no contar con quorum propio.

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