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jueves, 6 de mayo de 2021

Sigmund Freud, los oscuros secretos de su vida íntima: casto con su esposa, sexo con su cuñada y consumidor de cocaína

 

El padre del psicoanálisis decía que abrir la conciencia curaba, sin embargo mantuvo en total secreto su propia intimidad, sus experiencias sexuales, su capacidad de amar o de expresar ternura, sus propias adicciones. Nació un día como hoy hace 165 años, fue un adolescente tímido, un hombre metódico, un ingenuo político frente al nazismo y un hombre que buscó explicar el alma humana 

 Por Alberto Amato
Es una rara paradoja, pero el hombre que hizo de la exploración de los sentimientos una ciencia, quien escarbó más a fondo en los secretos del alma humana, el que señaló que la apertura de la más recóndita intimidad podía liberar a la gente de los traumas del pasado; el hombre que decía que abrir la conciencia curaba, mantuvo en total secreto su propia intimidad, su vida privada, sus experiencias sexuales, su capacidad de amar o de expresar amor, ternura o devoción. 

 Es una de las tantas disonancias en esa gran partitura que fue la vida de Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, que nació hace hoy 165 años. Vivió 83 años, murió en Londres veinte días después del estallido de la Segunda Guerra Mundial, el 23 de septiembre de 1939. Y aún después de muerto, su mujer, Martha Bernays, mantuvo el secreto sobre su relación con Freud, atesoró las cartas que siempre amenazó quemar, pero jamás quemó, y hasta su propia muerte en 1951 solo recordaba con una sonrisa beatífica los viejos días de su noviazgo y matrimonio: su amado había sido perfecto y el tiempo de ambos había sido feliz. 

 No nos pongamos freudianos, pero el psicoanálisis sabe de visiones idealizadas y de lo que encierran los recuerdos inmaculados. Otra decisión de Freud volvió a teñir la armonía sinfónica de su vida de científico del alma. El hombre que exploró como ningún otro, y expandió como ningún otro, la sexualidad humana, que descubrió y expuso los orígenes y alcances de la sexualidad infantil, y que incorporó a su teoría conceptos de las religiones católica y judía, así como principios de la rígida sociedad victoriana sobre represión, moral y sexo, ese hombre que amplió las fronteras de la sexualidad decidió, a los 40 años, ser casto, no volver a mantener relaciones carnales con su mujer, después del nacimiento de su sexto hijo, una niña llamada Anna que, con el tiempo, sería una brillante psicóloga infantil. Sigmund Freud a los 16 años junto a su madre Amalia. “Cuando un hombre ha sido el favorito indiscutido de su madre, logra conservar toda la vida un sentimiento de vencedor, esa confianza en el éxito que a menudo conduce realmente al éxito”, dijo el padre del psicoanálisis (Imagno/Getty Images) Sigmund Freud a los 16 años junto a su madre Amalia. “Cuando un hombre ha sido el favorito indiscutido de su madre, logra conservar toda la vida un sentimiento de vencedor, esa confianza en el éxito que a menudo conduce realmente al éxito”, dijo el padre del psicoanálisis (Imagno/Getty Images) La vida sexual de Freud, su relación con las mujeres, no parece haber sido muy intensa cuando joven. Había nacido en Freiberg, o Friburgo, Moravia, que hoy es Pribor, República Checa. A los 3 años su familia se instaló en Viena donde Freud estudió y se defendió, a bastonazos, de las burlas de sus compañeros por su condición de judío. 

Su propia estima era alta. Al nacer, una membrana fetal le cubría la cabeza, lo que fue interpretado como una señal de buen augurio. Años después, una anciana, mezcla de curandera y pitonisa, le dijo a la mamá de Freud que esa era una muestra inequívoca del destino que le decía que había engendrado a un gran hombre. Y Amalia Nathanson lo creyó de muy buena gana. Sigmund -el papá, Jacob, le había agregado el Shlomo que le daba identidad judía y Freud nunca usó- fue el favorito de su madre. Años después escribiría: “Cuando un hombre ha sido el favorito indiscutido de su madre, logra conservar toda la vida un sentimiento de vencedor, esa confianza en el éxito que a menudo conduce realmente al éxito”. De todos modos, el chico Freud se hizo pis en la cama hasta los dos años. Estas referencias, y tantísimas otras, figuran en la monumental biografía de Freud que escribió su discípulo, y admirador, Ernest Jones. Es Jones quien sostiene que la primera experiencia amorosa de Freud, no sexual, terminó en frustración, sin que empezara siquiera. Cuando a los 16 años Freud visitó el pueblo de su nacimiento, conoció a Gisela Fluss, tres años menor que él. Demasiado tímido para hablarle de sus sentimientos, siquiera para dirigirle la palabra, Freud quedó desconsolado cuando la muchacha se marchó para seguir sus estudios. 

No nos pongamos freudianos, pero ese infortunio adolescente también debe haber estado cargado de un profundo erotismo. Sigmund Freud en una foto antes de casarse con Martha Bernays, en Berlín. Con ella tuvo seis hijos. Y a los 40 años decidió ser casto, y no tuvieron sexo nunca más (Getty) Sigmund Freud en una foto antes de casarse con Martha Bernays, en Berlín. Con ella tuvo seis hijos. Y a los 40 años decidió ser casto, y no tuvieron sexo nunca más (Getty) Dice Jones en su biografía de Freud: “A ciencia cierta se sabe que no volvió a experimentar emoción alguna de esa índole hasta diez años más tarde, que fue cuando conoció a su futura esposa. En una carta dirigida a ella, afirmaba no haber prestado nunca atención a las mujeres, y que ahora estaba pagando bien caro esa negligencia. Probablemente –sostiene Jones– fueron bien escasos y espaciados incluso los contactos físicos”. Sigmund y Martha intercambiaron centenares de cartas durante los cuatro años de su compromiso, de los que estuvieron separados tres. Freud le escribió más de novecientas porque la costumbre, de ambos, era escribirse a diario.

 Cualquier intervalo de dos o tres días, provocaba en los novios una especie de sentimiento trágico que merecía, luego, otra carta con abundantes explicaciones. Para tener una idea de la magnitud de la correspondencia, una carta de cuatro páginas era corta. A menudo llegaban a diez o doce páginas de letra menuda y apretada. Se casaron el 13 de septiembre de 1886 en el ayuntamiento de Wandesbek y, sesenta y cinco años después, Martha Bernays recordaba el elogioso comentario del juez cuando la vio estampar la firma en el libro de registros con fuerza y seguridad. Lo pasaron muy mal, cercados por una economía hostil, en los primeros años de matrimonio. En los diez años siguientes, nacieron los seis hijos, tres varones y tres mujeres, mientras Freud se ganaba la vida como neuropatólogo y usaba la electroterapia y la hipnosis para tratar las enfermedades nerviosas. 

Freud abandonó la hipnosis para inclinarse en el decisivo papel de la sexualidad como causa de los trastornos psíquicos. En 1899 apareció su famoso La interpretación de los sueños, del que solo se vendieron seiscientos ejemplares. La foto de la boda de Sigmund Freud y Martha, Se casaron el 13 de septiembre de 1886 en el ayuntamiento de Wandesbek (Authenticated News/Getty Images) La foto de la boda de Sigmund Freud y Martha, Se casaron el 13 de septiembre de 1886 en el ayuntamiento de Wandesbek (Authenticated News/Getty Images) No nos pongamos freudianos, pero una de las principales contribuciones de Freud a la psicología, dicho esto de manera lineal y basta, fue su concepto del inconsciente. Sostenía que el comportamiento de una persona está guiado por los pensamientos, deseos y recuerdos reprimidos. Las experiencias dolorosas de la infancia son dejadas de lado de la conciencia y pasan a integrar el inconsciente y, desde allí, influyen en la conducta. El psicoanálisis procura devolver estos recuerdos a la conciencia y liberar a la persona de su influencia negativa. Era una teoría audaz que mereció diatribas, objeciones, burlas y escarnio, pero por otro lado logró la adhesión de buena parte del mundo científico. 

Con sus seis hijos a cuesta, Mathilda, Martin, Oliver, Ernst, Sophie y Anna, los Freud se mudaron a un hogar más grande. A ellos se unió Minna Bernays, la hermana de Martha, una segunda madre para los hijos de Freud y más que una cuñada para Freud. Con cuarenta años y probablemente con algunos problemas de impotencia, había optado por la castidad voluntaria para evitarle más embarazos a su mujer; renunció a toda relación carnal con ella, se negó a usar incluso los contados e inciertos métodos anticonceptivos de la época. Martha eliminó parte de su angustia y Sigmund sintió plena curiosidad por esa experiencia de abstención que excitaba incluso su imaginación. No es que nos pongamos freudianos, pero el profesor tenía toda la libido depositada en su ciencia, sus pacientes, sus teorías y sus ensayos. Dos rtetratos de las hermanas Bernays: Martha posa sola (a la izquierda) y luego junto a su hermana Minna, quien fue amante de Freud (Grosby Group) Dos rtetratos de las hermanas Bernays: Martha posa sola (a la izquierda) y luego junto a su hermana Minna, quien fue amante de Freud (Grosby Group) La duda, cada vez menor, es si Freud tuvo o no relaciones con su cuñada, Minna. Y todo parece indicar que sí. 

Eso afirmaron sus detractores que lo acusaban de libidinoso, partidario del aborto clandestino, visitante asiduo de burdeles de todo tipo, adicto a la masturbación y, ahora, un incestuoso que se acostaba con su cuñada. Pero hace cinco años Franz Maciejwski, sociólogo de la Universidad de Heidelberg, descubrió, y así lo reprodujo el diario alemán Frankfurter Allgemeine, que el 13 de agosto de 1898, en la zona alpina de Suiza Oriental, Sigmund Freud, de 42 años, se alojó en la habitación 11 del hotel Schweizerhaus, del pueblo de Maloja, junto a Minna Bernays. La pareja figura en los registros como “Doctor Freud y esposa”. Pasaron allí dos semanas en las que enviaron postales a Viena, y a Martha Bernays, en las que hablaban de “la belleza de los Alpes, de sus lagos y de sus bosques”. Carl Jung, discípulo de Freud y luego uno de sus rivales en la ciencia psicoanalítica, supo de la relación por Minna Bernays y lanzó un enigmático “Todo hombre tiene sus secretos”, digno de ser interpretado. En Austria, la historia no llama la atención. La periodista Cornelia Vospernik, de la televisión austríaca reveló: “En Viena es un secreto a voces que Freud tuvo relaciones sexuales con su cuñada. Es parte de la leyenda local y no sorprende a nadie”. Freud buscó con cierto ahínco el éxito profesional. No nos pongamos freudianos, pero quería hacerse de un nombre, descubrir algo importante en el terreno de la clínica o de la patología médica, un éxito que le permitiera abrirse camino en la práctica médica privada. En 1884 se interesó por la hasta entonces poco conocida cocaína. 

En una carta del 21 de abril de ese año, da la noticia de “un proyecto terapéutico y una esperanza”. Freud en el balcón de su casa junto a sus perros, Jofi y Luen (Imagno/Getty Images) Freud en el balcón de su casa junto a sus perros, Jofi y Luen (Imagno/Getty Images) Dice Freud: “He estado leyendo acerca de la cocaína, el componente esencial de las hojas de coca que algunos indios mastican para poder resistir las privaciones y dificultades. Un alemán la ha estado empleando para sus soldados, y ha informado que, en efecto, aumenta la energía y la capacidad para la resistencia”. Freud buscaba comprar cierta cantidad de cocaína, “y la ensayaré en los casos de enfermedad cardíaca y en los de agotamiento nervioso”. Pidió una cantidad a la casa Merck, de Darmstadt, pero era carísima. Compró un gramo, y probó en él mismo los efectos de un vigésimo de gramo. Comprobó que su mal humor se había trastocado en alegría, que tenía la sensación de haber comido bien, sin disminuir la energía con la que encaraba su trabajo. Se le ocurrió que la droga actuaba como un anestésico para el estómago y la ofreció a su amigo Ernst von Fleischl-Marksow, un profesor brillante que padecía los resabios de un neuroma, de la amputación de su dedo pulgar y de la regeneración descontrolada e ineficaz de los tejidos que lo llevaría a una muerte lenta y dolorosa: era un adicto a la morfina y Freud le ofreció sustituirla por cocaína. 

 El entusiasmo de Freud iba en aumento, la consideraba una “droga mágica”, la ofreció a su mujer, Martha, “para hacerla fuerte y dar color rojo a sus mejillas”, la ofreció a sus amigos, a sus colegas y a sus pacientes. Escribió sus experiencias en Uber coca (Sobre la coca), y empezó a recibir las primeras críticas aceradas de sus colegas, incluidos los miembros del Club de Fisiología que en su momento lo habían elogiado. Fleischl-Marksow se convirtió en un adicto a la cocaína y murió en 1891. Los informes sobre adicción e intoxicación cocaínicas produjeron alarma en Alemania y Freud, que se había propuesto crearse un nombre como sanador de los males nerviosos, era acusado de haber desatado sobre el mundo lo que sus críticos llamaron “el tercer azote de la humanidad”. Freud abandonó las experiencias con la cocaína, aunque la usó en sí mismo cuando el cáncer lo puso entre la espada y la pared. Sigmund Freud en una elegante cena junto a su familia, incluyendo a su hija Anna (la última a la derecha). 

Era un hombre de costumbres regulares: siempre almorzaba con su familia a la misma hora y cenaba solo por las noches (Library of Congress/Corbis/VCG vía Getty Images) Sigmund Freud en una elegante cena junto a su familia, incluyendo a su hija Anna (la última a la derecha). Era un hombre de costumbres regulares: siempre almorzaba con su familia a la misma hora y cenaba solo por las noches (Library of Congress/Corbis/VCG vía Getty Images) Era un tipo de hábitos regulares, que detestaba los cambios. En Viena se levantaba antes de las siete de la mañana para recibir a su primer paciente a las ocho. Una ducha fría, decía, lo despejaba del cansancio que le causaba el acostarse de madrugada. Se hacía recortar la barba todos los días. Dedicaba cincuenta y cinco minutos a cada paciente y los cinco restantes que completaban la hora, para refrescar la mente. Almorzaba a la una, con toda su familia: era la única oportunidad en el día que los Freud y sus seis hijos estaban juntos. Cenaba tarde, a una hora en la que la casa estaba en silencio y sus hijos ya dormían.

 De modo que el almuerzo era la comida principal del día, con un menú variado pero que rondaba siempre la sopa, la carne, y los quesos. Freud extrañó mucho la carne durante la escasez desatada por la Primera Guerra Mundial. Después del almuerzo y hasta las tres, el profesor caminaba por los alrededores de su casa y recogía hongos comestibles que pudieran enriquecer su mesa. Las consultas de la tarde eran interrumpidas por el café que le servían siempre a las cinco en punto. Tenía poca ropa, decía que le bastaban tres trajes, tres mudas de ropa interior y tres pares de zapatos. Usaba levita solo en ocasiones especiales. Antes de la Primera Guerra vestía un holgado traje oscuro, con un cuello duro y una corbata de lazo, negra, un amplio sombrero negro que estuvo muy de moda en Viena y tenía un sombrero de copa para ceremonias muy especiales, que siempre prefería evitar. Jones, que revela que en su biografía intenta aproximarse al secreto del genio, lo describe como “un hombre de maneras tranquilas y de una sencilla dignidad, muy alejada de toda pose o de aires de grandeza o pretensión de ninguna índole. Su lenguaje era directo e iba enseguida al asunto.

 Nada de frases o circunloquios. Difícilmente podría considerársele sutil, ni daba tampoco gran valor al tacto, excepción hecha de los casos en que se trataba de una real consideración a los sentimientos de los demás”. Jones oponía esta descripción a quienes acusaban a Freud de ser arrogante, desagradable, pesimista y que siempre terminaba por pelear hasta con sus amigos. Sigmund Freud junto a su discípulo Ernest Jones en la puerta de la nueva casa del psicoanalista en Elsworthy Road, Hampstead, donde siguió con sus investigaciones luego del exilio obligado por el nazismo (Getty) Sigmund Freud junto a su discípulo Ernest Jones en la puerta de la nueva casa del psicoanalista en Elsworthy Road, Hampstead, donde siguió con sus investigaciones luego del exilio obligado por el nazismo (Getty) El único reproche que podía hacérsele a Freud con base en hechos fundados, es el de cierta ingenuidad política, suicida en los tiempos que le tocó vivir. No vio venir al nazismo y se creyó protegido por las leyes de una Alemania que estaba a punto de desaparecer. En marzo de 1933, a tres meses de la llegada de Adolf Hitler al poder y ya con el nazismo lanzado como una norma de vida, Freud se negó a abandonar Viena a pesar de los consejos de sus amigos extranjeros. Una de sus cartas dice, en un acto de impensada inocencia: “No es seguro que el régimen de Hitler se adueñe de Austria (…) No existe con seguridad ningún riesgo personal para mí, y si usted cree que la vida bajo la opresión será lo suficientemente incómoda para nosotros, los judíos, no olvide lo poco agradable que se presenta para los refugiados la vida en el extranjero, ya sea en Suiza o en Inglaterra”. No nos pongamos freudianos, pero la negación acerca de las intenciones nazis es flagrante. 

Ya en mayo de 1933, y por orden del jefe de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, veinte mil libros de autores judíos habían sido quemados en la Opernplatz de Berlín, entre ellos los de Freud. Desde Viena, que era su hogar, el profesor contestó con ironía: “Qué de progresos hemos hecho. En la Edad Media me hubieran quemado. Hoy se contentan con quemar mis libros”. Sigmund Freud con Chow, su perro, cerca de 1920 (Imagno/Getty Images) Sigmund Freud con Chow, su perro, cerca de 1920 (Imagno/Getty Images) Hitler se apoderó de Austria, la anexó a su Tercer Reich que iba a durar mil años, y Freud, por ser judío y fundador de la escuela psicoanalista pasó a ser un enemigo. Su casa en Viena, donde funcionaba la editorial psicoanalítica, fue allanada. Su hijo Martin fue detenido por un día. A la semana, arremetieron contra su hija Anna, que fue interrogada en el cuartel general de la Gestapo. Recién entonces Freud se convenció de que era imprescindible marchar al exilio. Sus hermanas, cuatro de ellas quedaron en Viena, murieron todas en los campos de concentración. Fue gracias a la intervención de Marie Bonaparte, princesa de Grecia y Dinamarca, escritora y psicoanalista, vinculada de manera muy estrecha con Freud, y gracias a Ernest Jones, su discípulo, admirador y posterior biógrafo, que Freud aceptó irse a Londres. Antes, el nazismo le hizo firmar una declaración donde aseguraba que había sido tratado con respeto por el régimen nazi.

 Tamaña hipocresía mereció otro comentario irónico de Freud: “Ah, sí, la Gestapo es una experiencia que recomiendo a todo el mundo…”. Partió hacia Londres el 4 de junio de 1938. Cruzó la frontera con Francia en Kehl, a bordo del Expreso de Oriente. El 5, después de pasar doce horas en París con Bonaparte y con su hijo Ernst, que había viajado especialmente para acompañar a su padre, abordó el ferry hacia el puerto de Dover y luego el tren hacia Victoria Station, en Londres. En 1923, tenía 67 años, le habían diagnosticado cáncer de paladar, provocado por otra adicción de Freud: los cigarros. Llegó a fumar veinte puros por día porque creía que fumar le ayudaba en la concentración. Padeció treinta y tres operaciones (Library of Congress/Corbis/VCG vía Getty Images) En 1923, tenía 67 años, le habían diagnosticado cáncer de paladar, provocado por otra adicción de Freud: los cigarros. Llegó a fumar veinte puros por día porque creía que fumar le ayudaba en la concentración. Padeció treinta y tres operaciones (Library of Congress/Corbis/VCG vía Getty Images) Estaba ya muy enfermo. Aquella membrana fetal que cubría su cabeza el día de su nacimiento, y sembró el augurio de buenaventura y prestigio, no lo protegió del mal. En 1923, tenía 67 años, le habían diagnosticado cáncer de paladar, provocado por otra adicción de Freud: los cigarros. Llegó a fumar veinte puros por día porque creía que fumar le ayudaba en la concentración. 

Padeció treinta y tres operaciones, debió adaptarse a una serie de incómodas prótesis de paladar que le dificultaban el habla, la enfermedad lo dejó sordo del oído derecho y lo confinó en un dolor permanente y difícil de soportar, que encaró con estoicismo y locura: nunca dejó de fumar, y siguió con sus escritos, libros, ensayos y con su labor de psicoanalista. Volvió a usar cocaína con la esperanza de que actuara como anestésico. Freud explicaba que el sufrimiento tiene tres fuentes: el cuerpo, los peligros del mundo exterior y los problemas en nuestras relaciones con nuestros semejantes, los más dolorosos de todos. Pero en él, el sufrimiento tuvo una honda raíz corporal. Por eso llegó a un pacto con su médico personal, Max Schur, a quien le arrancó la promesa de evitarle una dolorosa agonía. El 22 de setiembre de 1939, veintiún días después de la invasión nazi a Polonia y diecinueve días después del estallido de la Segunda Guerra, Freud, incapaz ya de soportar el dolor, habló con el doctor Schur, que le aplicó tres inyecciones de morfina. Murió en la medianoche del 23. Fue incinerado en Golders Green en la mañana del 26, ante un gran número de personas, entre ellas la entrañable Marie Bonaparte. La familia pidió a Jones que leyera la oración fúnebre y el escritor Stefan Zweig dio un vibrante discurso en alemán. Sus cenizas reposan en una de sus urnas griegas favoritas. 

Y a ellas se unieron las de Martha Bernays en 1951. LONDON - DECEMBER 10: The Greek urn containing the ashes of psychoanalyst SIGMUND FREUD at Golders Green Crematorium, on December 10, 2012 in London, England. Dead Famous London is a journey through the capital's cemeteries, churches, cathedrals, crypts and crematoria discovering its historic famous graves. (Photo by Jim Dyson/Getty Images) LONDON - DECEMBER 10: The Greek urn containing the ashes of psychoanalyst SIGMUND FREUD at Golders Green Crematorium, on December 10, 2012 in London, England. Dead Famous London is a journey through the capital's cemeteries, churches, cathedrals, crypts and crematoria discovering its historic famous graves. (Photo by Jim Dyson/Getty Images) El hombre que intentó dar sentido a nuestros sueños, fundó una ciencia que aún pervive, tan discutida y elogiada, acaso más, que en los días de vida de su fundador. 

Muchas de sus frases, definiciones y giros, mucho del lenguaje psicoanalítico, se incorporó al lenguaje común y lo usamos a diario, psicoanalizados o no, para explicar conductas, decisiones, costumbres y hasta yerros comunes. No nos pongamos freudianos, pero así es. Los reconocimientos a Freud, a su obra, a sus ideas, a su ambicioso proyecto de explicar el alma humana llegaron incluso a la Luna. Poco después de su muerte, se descubrió un pequeño cráter en la parte noroccidental del lado visible de la Luna. En homenaje y en agradecimiento a sus logros, los astrónomos del mundo lo bautizaron “Freud”. No es por molestar, pero los astrónomos podrían haber elegido una ondulación, una loma, una elevación, una pequeña colina para rendir homenaje al padre del psicoanálisis. Pero no, eligieron un cráter. No nos pongamos freudianos.

domingo, 25 de abril de 2021

Secretos de la aviación que nunca te habrías imaginado conocer

 

Fuente: https://trendscatchers.co.u

La luz se apaga intencionalmente Las luces de la cabina de pasajeros se reducen deliberadamente durante el aterrizaje y durante el despegue. Esto se hace para que los ojos de los pasajeros se acostumbren a la oscuridad. 
 De esta forma, en caso de una emergencia, los pasajeros podrán ver las señales de salidas de emergencia claramente. Sin embargo, algunos pilotos y comisarios afirman que esto se hace para ahorrar energía. 
 La comida de los pasajeros La comida en un vuelo no sólo sirve para alimentar a los pasajeros. La comida ofrecida por la tripulación también ayuda a entretener a las personas. Cuando usted está comiendo, el tiempo suele pasar más rápido.

 Sin embargo, no es algo sencillo proporcionar alimentación a todos los clientes. La producción de estos alimentos implica un complejo proceso de preparación, almacenamiento y logística, hecho por grandes empresas y miles de profesionales.   

 ¿De verdad necesito apagar mi teléfono? Luego de que uno entra en el avión, los sobrecargos no tardan en avisar que los teléfonos deben estar apagados. Su uso durante el despegue y el aterrizaje puede causar interferencia en la comunicación entre el piloto y la torre de mando. 

 Sin embargo, ya se ha comprobado que el uso de aparatos electrónicos no tiene fuerza para derribar una aeronave. Pero, mientras no se tenga certeza absoluta de sus efectos en el vuelo, la mejor opción es prohibirlos.  

 Temperatura en el avión De acuerdo a algunas investigaciones, hay una conexión directa entre la temperatura, la presión en el avión y la pérdida de conciencia provocada por la hipoxia (falta de oxígeno). Esta puede ser provocada por el sobrecalentamiento del aire en la cabina de la aeronave. 

 Por eso, los pilotos dejan la temperatura en el interior del avión en el nivel más bajo. ¡No te olvides de llevar una chamarra en tu próximo viaje! Otro consejo: los lugares más calientitos están en la cola. 

 Los pilotos sólo hablan lo necesario ¿Has notado que los pilotos no son muy platicadores? Normalmente se ponen en contacto con los pasajeros sólo en caso de turbulencia o para dar algunos avisos como la temperatura y el tiempo estimado de vuelo. Y eso tiene un motivo: evitar cualquier susto dentro del avión.

 “Nosotros contamos a los pasajeros lo que necesitan saber. No contamos cosas que les asustarán demasiado. Usted nunca me va a oír decir: ‘Señoras y señores, acabamos de tener una falla en el motor’, incluso si eso es verdad”, reveló Jim Tilmon, piloto jubilado de American Airlines.  

 Respaldos en posición vertical Los asientos deben estar en la posición vertical de manera que, en caso de impacto, se reduzca el riesgo de que el pasajero sufra lesiones en la espalda y también para no obstruir el paso en caso de emergencia.  

 ¡Y tiene un motivo aún más importante! De esta forma, todo el peso del pasajero queda apoyado sobre el área en que se encuentran sus piernas. Esto aumenta mucho la resistencia de la fijación de los asientos al piso de la cabina, favoreciendo la seguridad de todos en caso de una desaceleración brusca. 

 Las máscaras de oxígeno En situaciones de emergencia en las que se tengan que usar las máscaras de oxígeno, los pasajeros tienen sólo 15 minutos de oxígeno disponible para respirar. ¡Pero no entres en pánico!

 Es tiempo suficiente para que el piloto haga descender el avión a un nivel donde se pueda respirar sin problemas. Además, las azafatas están preparadas para ayudar a los pasajeros en caso de emergencia. 

 ¿Alguien puede salir succionado fuera del avión? La apertura repentina de una ventana o puerta en las alturas puede hacer que objetos y personas sean aspirados hacia fuera. Sin embargo, la presurización y el formato de la puerta, mayor que la ventana, hacen casi imposible que alguien la abra durante un vuelo.  

 Sin embargo, ocurren accidentes. Recientemente Jennifer Riordan fue aspirada parcialmente fuera de un avión de Southwest Airlines, después de que se rompió su ventana. La explosión de un motor del avión provocó daños en el fuselaje y los restos alcanzaron la ventana.  

 Ayudan a predecir el clima ¡Esto seguramente no lo sabías! Las pistas o estelas que dejan los aviones en el aire son de vapor de agua, y, aunque no lo puedas creer, estas estelas pueden ayudar a predecir el clima.

 ¡En serio! Las líneas delgadas y que desaparecen pronto indican baja humedad y tiempo estable. Las más duraderas y gruesas pueden indicar la llegada de una tormenta. ¡Cuéntaselo a sus amigos! 

 Nunca en línea recta Durante el viaje se muestra un mapa a los pasajeros con la trayectoria del vuelo. Se puede notar que el avión no vuela en línea recta, sino en forma de arco. A veces, incluso la aeronave hace algunos zig-zags extraños en el aire. ¡Pero eso tiene una explicación! Es que la Tierra es redonda y el mapa de la pantalla es plano.

 Por otra parte, de acuerdo a las empresas, la ruta está prevista para que la aeronave se encuentre siempre dentro del máximo tiempo de vuelo permitido para llegar al aeropuerto más cercano que pueda recibirla en caso de aterrizaje de emergencia. Además, las condiciones climáticas también pueden influir en la trayectoria de vuelo. 

 Sentencias de prisión en el avión ¿Sabías que cualquier pasajero puede recibir una sentencia de prisión dentro de la aeronave? Además de cuidar el trayecto, el piloto también tiene autorización para mandar arrestar a un pasajero.

 También puede aplicar multas e incluso registrar testamentos si un pasajero quiere hacerlo antes de morir en un vuelo. Por cuestión de jerarquía, el copiloto es el segundo comando más alto dentro del avión y, por lo tanto, es él quien asume el control si algo malo le sucede al comandante. 

 Elije zapatos adecuados Es necesario elegir bien la ropa de tu próximo viaje y es mejor dar preferencia a los zapatos con suelas buenas, ya que en caso de que suceda una evacuación de emergencia, puede que tengas que pisar asfalto caliente u otros tipos de suelos que pueden dañar sus pies. 

 Además, los zapatos cómodos ayudan a la hora de subir y bajar las escaleras del avión. Otra sugerencia: ropa y zapatos muy apretados no deben ser usados ​​en el avión. Tu cuerpo va a hincharse y vas a estar aún más incómodo.

 ¿Cuáles son los asientos más tranquilos? Si tienes dificultad para dormir o sueles sufrir de algún tipo de mareo al viajar en avión, es mejor elegir aquellos asientos que quedan al lado de las alas. El avión en el aire parece un columpio. 

 Y los asientos que se sacuden más son los de los extremos. Por eso, si quieres volar con mayor tranquilidad y minimizar toda posible agitación, siéntate en la mitad, cerca de las alas. Este lugar también suele ser el más silencioso. 

 En caso de secuestro Afortunadamente, estos casos son raros. ¿Cuál fue la última vez que viste una noticia sobre el secuestro de un avión? Pero si eso ocurre, los pilotos están entrenados para evitar un problema mayor. Utilizan técnicas para enviar una señal a los empleados del aeropuerto, que lo reciben a través de un dispositivo específico. Así las autoridades saben que algo extraño está sucediendo a bordo. Aire acondicionado ¡Tenemos una gran noticia para quienes tienen problemas respiratorios! El aire en la cabina del avión pasa por el mismo sistema que filtra el aire en los hospitales. Entonces puedes estar tranquilo, ya que respiras un aire muy limpio mientras estás en el avión.  

 Pero eso no vale para las mesitas de comida, que pueden estar llenas de gran cantidad de gérmenes. Y nada puede evitar que tu compañero de asiento esté enfermo. No todo puede ser perfecto. 

 Piloto automático El piloto automático se enciende durante la mayor parte de cada vuelo. ¡Pero eso es bueno! La computadora puede hacer ajustes más precisos, llevando a una mejor eficiencia de combustible, excepto durante turbulencias. 

 Cuando esto ocurre, el piloto asume completamente el mando de la aeronave. Además, el piloto automático no suele usarse durante el despegue o el aterrizaje, eso se lo dejan a las manos expertas de los pilotos. 

 ¿Cuándo suceden más accidentes? No queremos que cunda el pánico, pero esta estadística es muy interesante para quien gusta de la aviación, así que no queremos dejar de pasar la oportunidad de compartirte esta información.

 Una investigación ha mostrado que los primeros tres minutos después del despegue y los últimos ocho minutos antes del aterrizaje es cuando ocurre el 80% de los accidentes de avión. Es decir que cuando el avión apenas se encuentra en en el aire es cuando el piloto se enfrenta a más problemas. 

 Sólo en las películas Es común ver en las películas de acción que un tripulante (generalmente el protagonista) asume el mando de la aeronave después de algunos problemas en el aire. Pero en la vida real, esta situación es imposible. 

 Incluso un fanático de simuladores de vuelo, videojuegos, o un mecánico de aviones, no tendría plenas condiciones para comandar la aeronave. Además de no saber ni por error pilotear la nave, es muy probable que tampoco pueda manejar el estrés. 

 Un aterrizaje un poco fuerte puede ser intencional ¡No has leído mal! A veces, un aterrizaje un poco más fuerte de lo normal no es una consecuencia de acciones incorrectas del piloto, sino que puede ser intencional, a causa de las condiciones climáticas adversas. 

 Vamos a tratar de explicarlo mejor … Si la pista está cubierta de agua, la tripulación debe aterrizar de manera fuerte, para romper esa capa y evitar el aquaplanaje, que es cuando el avión se desliza sin control. 

 ¿Por qué los aviones son blancos? ¿Alguna vez te preguntaste el motivo por el que los aviones son blancos? Esto sucede por algunas razones. 

Con el color blanco, el avión retiene menos calor. Esto es mejor para los pasajeros y más económico para la compañía aérea. 
¿Por qué todavía hay ceniceros en el avión? 

Todo el mundo sabe que fumar está prohibido en los aviones. Pero, ¿por qué aún hoy, incluso con la prohibición, las aeronaves todavía traen ceniceros, principalmente en los baños? Esto sucede porque la presencia de un cenicero es una exigencia de los órganos que dictan las reglas de la aviación civil. La obligación se considera una cuestión de seguridad. Aunque no se permite, algunos fumadores todavía insisten en encender un cigarrillo dentro del avión. En caso de que esto ocurra, el personal de la aeronave tendrá un lugar para extinguir el cigarro con seguridad. 

 Lleno, por favor ¿Has pensado cuántos litros de combustible es necesario para un viaje largo en avión? En una ruta de México a París, por ejemplo, un avión consume alrededor de 80 toneladas de combustible. Llenar el tanque de la aeronave tarda unos 30 a 40 minutos. El combustible se encuentra en conductos subterráneos en el suelo del aeropuerto. Un camión bomba llega, abre una especie de alcantarillado en el suelo y acopla un tubo entre los conductos y los tanques del avión, que quedan ubicados en las alas. Inglés indispensable Saber inglés es más que esencial para quien quiere trabajar a bordo de un avión en cualquier capacidad. Cualquier piloto que desee volar fuera de las fronteras de su país debe tener al menos el certificado nivel cuatro de la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI) . Esta norma fue creada en 1988, cuando la organización percibió que muchos accidentes aéreos ocurrían por falta de entendimiento entre controladores aéreos y los comandantes y copilotos. Las azafatas también necesitan saber inglés para ayudar a los pasajeros y para dar las famosas instrucciones de seguridad. 

 Los empleados vuelan gratis Los empleados de las aerolíneas pueden volar de forma gratuita en los vuelos de las compañías en las que trabajan. También hay un acuerdo entre buena parte de las compañías aéreas donde los profesionales de la aviación viajan gratis, o pagando sólo los impuestos, en los vuelos de otras empresas. Esto funciona también para algunos familiares cercanos del empleado, quienes de esta manera se benefician de esta situación. ¿A quién no le gustaría tener un pariente con este beneficio?

 No todos los desperfectos se arreglan ¡Esto, más que una curiosidad es un dato que puede causar miedo! La lista de cosas a comprobar antes de que un avión despegue es enorme. Por eso, a veces, la aeronave es liberada con algunas fallas menores. ¡Pero nada de salir corriendo! Las fallas “aceptables” son sólo las que no causan problemas en la seguridad de los pasajeros, como una pantalla de asiento que no funciona, por ejemplo. Ningún avión despega si se detecta algún problema serio.

 Hacha, vámonos ¡Eso parece de película de terror! ¿Sabías que todo avión tiene hachas guardadas fuera del alcance de los pasajeros? Dependiendo del tamaño de la aeronave, se colocan hasta tres de estas herramientas a bordo. ¿El motivo? Este equipo sirve en el combate de incendios o para romper la puerta del baño si ocurre algún problema. Es decir, el hacha sólo se utiliza en caso de emergencia y por empleados de la compañía aérea o por órdenes del comandante. 

 ¡Viaja tranquilo! Aunque algunas de estas diapositivas contienen datos que pueden causar temor, no te olvides que volar sigue siendo una de las formas más seguras de viajar. Sólo viajar en elevador es más seguro. De todos los medios de transporte, viajar en avión sigue siendo considerado el más seguro del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, es 11 veces más seguro viajar en avión que en coche, según varios estudios realizados por expertos. ¡Entonces viaja tranquilo!

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