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lunes, 24 de enero de 2022

No se espanten por Valenti, cuidensen de sus propios actos

 


Por estos dias no se habla de otra cosa que la reaparicion en escena como jefe de campaña de la derogacion de la LUC a Esteban Valenti, un habil y filoso estratega que ayudo a Tabare alcanzar su primer Gobierno, demas esta decir recibio privilegios el como su familia lo cual no me parece mal ya que su capacidad dio resultados encontrando en los tradicionales las fallas y debilidades que los caracteriza y diferencia del FA.

 Hoy los tradicionales encabezados por el PN en una coalición llamada Multicolor no aprendieron la lección y se olvidaron porque en tres periodos perdían logrando con un Lacalle Pou limpio rapido con ganas arañar el triufo que los lleva a estar Gobernando hoy, lo que sin perdida de tiempo una vez asumidos avanzaron con las mismas mañas de siempre perdiendo toda noción de como se llego al poder ya que lo único valorable fue si tener mayoría en las Cámaras y lograr esta ley, hoy llendo a un referéndum solo por la falta de olfato político, o soberbia o desconocer al opositor subestimado. 

 Con mucha astucia los opositores recurren al gran salvador, bastante ninguneado por sus propios en los últimos tiempos por ser autocrítico pero jamas dijo dejar de ser Frentista, ahora convengamos mas se parece al actual Presidente de Argentina Alberto Fernández en su forma de actuar ya que se contradice totalmente con lo que viene pregonando desde hace años tratando de sacarse el lastre de ser quien formo criterios desde una oficina que luego respaldo el pueblo en las urnas. 

 Ante estos hechos tan evidentes y viendo el espejo Argentino la propia Coalición le esta dando status que ya perdió por desgaste lo que significa en términos políticos no tienen peso ni valor, sin embargo los comandos de la defensa de la LUC entra en una Batalla que ya esta ganada con solo mostrar la incoherencia del supuesto Cuco, mientras dentro de las filas oficialistas las heridas sangran sin atender siquiera con paños fríos, la razón, es clara es el alejamiento acostumbrado de los lideres con sus votantes simpatizantes y militantes, cimiento indispensable para este tipo de lucha mas para medirse que por necesidad de ganar, como dicen los criollos haber quien la tiene mas larga, sin darse cuen los defensores de la LUC que el FA puso esto como bandera por una causa que solo se debe a mantener la frente alta ante la derrota ,mientras los ganadores desecharon sus propios inmersos en una gloria que no existe. 

 Sergio Yusef Neme

sábado, 28 de mayo de 2016

Sonidos de Cacerolas en Motevideo

imagen del contenido Esteban Valenti

El jueves volvieron a sonar las cacerolas en Pocitos y Punta Carretas, no me lo contaron, las escuché clarito, alto y fuerte, con mucha energía y bronca. Tomo nota. Trato de tomar nota de todas las manifestaciones del humor ciudadano o de una parte de la gente.
Tomar nota no quiere decir rendirle pleitesía. Dejarse llevar por los humores es demagogia, es ser una hoja al viento. Y ahora soplan vientos muy fuertes y en contra.

Me sentí interpelado, lo confieso, nunca pensé que escucharía a las cacerolas contra un gobierno de izquierda. Soy un poco iluso y me dolió. Cada minuto del sonar de los metales y las bocinas me estrujaba el corazón. Qué iluso.

Cuando se fue extinguiendo el rumor comencé a pensar, a razonar. Y comenzó a crecerme cierta bronca. Recuperé la memoria. Las cacerolas riesgosas sonaron por primera vez durante la dictadura. Había que construir una voz profunda de la mayoría de la sociedad uruguaya, desde el fondo de su alma democrática y que surgiera desde todos los rincones.

También sonaron las latas y las bocinas, en plena democracia para protestar contra una ley que quería imponer la impunidad y el olvido. Pero sobre todo la impunidad para las criminales, los peores criminales de toda nuestra historia.

Y no recuerdo otras cacerolas. No recuerdo que cuando el AJUSTE del gobierno de Luis A. Lacalle que fue 5 veces superior al que se propone y sobre una sociedad mucho más pobre y castigada, en muchos de los balcones donde vi personas y familias caceroleando, donde recuerdo que había carteles electorales de ambos partidos tradicionales, hubiera sonado algo. Tienen todo el derecho y de todas maneras hay que tomar nota. Están enojados y quieren gritarlo. Aunque en estos 10 años sus ingresos hayan mejorado notoriamente.

Y no mejoraron en las estadísticas, sino en los bolsillos, en los consumos, en las inversiones, en su patrimonio y adentro de sus cacerolas.

No los escuché haciendo sonar las cacerolas cuando la crisis del 2002, cuando el país se derrumbó y en un solo año perdimos el 11% de la producción nacional y 4 de cada diez uruguayo eran pobres o indigentes, cuando 2 de cada diez uruguayos estaban desocupados y cuando miles y miles perdieron sus ahorros y sus sueños. Ricos, clase media y pobres, todos tenemos derecho a tener sueños.

Miré por la ventana hacia los balcones vociferantes y vi bronca, acumulada, fuerza y pasión en la protesta y son mis vecinos. Los respeto, tengo que respetarlos, somos todos uruguayos.

Seguramente la convocatoria fue por las redes sociales, para que tengan ese auditorio hace falta un humor social receptivo, hace falta gente dispuesta a recoger el llamado y transformarlo en ruido, en protesta.

En mi balcón hay todavía colgada una vieja y desflecada banderita del Frente Amplio. Y la voy a seguir teniendo, aunque discuta, polemice, soporte agresiones y otras cosas. Va a seguir allí precisamente por eso.

Y porque critiqué la gestión de ANCAP y en otras empresas del estado, el desorden en manejar grandes proyectos y la responsabilidad que todos tenemos en esos rumbos, me refiero a rumbos en el casco de la nave progresista, veo a mi banderita flamear solitaria en muchas cuadras a la redonda. Muchas cuadras, pero ella sigue allí animosa.

Pero cuando suenan las cacerolas, no te preguntes ¿por quién suenan? Están sonando por ti. Me siento responsable y me siento interpelado. Tengo memoria, pero no me bloquea el razonamiento y la sensibilidad y me duelen. Cada golpe, cada bocinazo. Aunque sea en Pocitos y Punta Carretas.

Y me pregunto, que es la tarea más difícil de todas, preguntarse ¿Qué pudimos hacer mejor? ¿Qué tenemos que hacer mejor de aquí en adelante? ¿Cuáles deben ser nuestros desvelos y nuestras prioridades? ¿Es solo por el ajuste o como quieran llamarlo, que suenan las cacerolas, que tanta gente en el taxi, en el boliche, en las redes está con bronca? ¿No habrá una suma de causas, de fallas que se acumulan en ese punto?

Y me interrogo sobre todo por el futuro, sobre lo que le diremos y sobre todo sobre lo haremos desde el gobierno, desde los gobiernos departamentales.

Las cacerolas y las bocinas se pueden despreciar, explicar, olvidar o directamente archivar. Yo con mi banderita descolorida y vieja, voy a sentirlas sonar en el fondo de mis ilusiones, de mi sensibilidad, primero humana y luego, bastante luego política. No sonaron por hambre o por necesidad, incluso en algunos casos sonaron por egoísmo, pero siguen siendo mis vecinos, uruguayos con los que comparto mi vida, las calles, las veredas y sobre todo la gran ilusión nacional. Aunque sean diferentes.

lunes, 22 de febrero de 2016

ESOS ESTÚPIDOS URUGUAYOS

imagen del contenido Esteban Valenti
Esteban Valenti
22.02.2016
No tengo suficiente experiencia para opinar a nivel más general, pero puedo decir con total certeza, con absoluta convicción que hay algo que los uruguayos de todos los sectores sociales, de todo el territorio nacional, de todos los orígenes y posiciones políticas no soportan: que alguien los trate de estúpidos, los subestime.
Una de las peores formas de subestimarlos es considerar que algún sector político, algún partido, gobierno o corporación de cualquier tipo puede manejarlos y llevarlos de las narices detrás de su batuta. No lo logró hacer ni siquiera la dictadura con su máquina de terror, su cuasi monopolio de los medios de comunicación y sus muchos años de poder absoluto. El plebiscito de 1980 fue una sorpresa mundial y un gesto natural de los orientales. Somos pocos, pero despiertitos.

Hubo un tiempo en que la izquierda votaba muy bajo o al menos por debajo de sus expectativas y algunos se las agarraban con la gente y aunque en los sesudos análisis no decíamos nada, en el fondo despreciábamos esas mayorías. Algunos consideraron incluso que por esa vía, la de recurrir a la opinión ciudadana no se lograría nada, más que adornar al sistema. ¿Se acuerdan?

En el fondo y no tanto, eso era precisamente lo que se discutía. Nunca lo discutimos a fondo en la izquierda, pero el golpe de estado triunfó por muchos motivos, por la ofensiva imperial en la región, porque los sectores golpistas civiles y militares asumieron la mayoría del control de las Fuerzas Armadas, pero además porque la mayoría de los ciudadanos fueron indiferentes o los apoyaron. Los que resistimos fuimos una minoría.

Fue una resistencia única en toda la región, con huelga general incluida, pero los trabajadores y estudiantes organizados chocamos no solo contra la represión, sino sobre todo con la indiferencia y en algunos casos con el sordo reclamo de amplios sectores de más orden, de más control. Y perdimos esa batalla y nos llevó 7 años recuperar la iniciativa a través del plebiscito de 1980.

A la salida de la dictadura ganó las elecciones Julio María Sanguinetti del Partido Colorado y las dos fuerzas principales de la resistencia el Frente Amplio y el Partido Nacional, perdimos. Es cierto nuestros dos principales dirigentes estaban presos o proscriptos, Liber Seregni y Wilson Ferrerira Aldunate, pero esa no fue el único motivo, "El cambio en paz" conquistó las mayorías electorales de 1984. Y no fue una consigna correcta y bien manejada, fue toda una propuesta que luego se frustró a partir de 1985, la concertación y el espíritu común de la lucha contra la dictadura cívico-militar.

Y si bien no entusiasmaron a nadie, no movilizaron a nadie, en 1989 en el plebiscito contra la ley de impunidad, nos ganaron. Convencieron a la mayoría de mirar sobre todo hacia adelante y tratar de olvidar el pasado. El pasado volvió inexorablemente a golpear las puertas y durante el primer gobierno de izquierda abrió las investigaciones y los cuarteles y encarceló a algunos de los principales responsables.

La crisis del 2002 fue otra prueba de la cordura de los uruguayos y de su rechazo a ser tratados como manada. Jorge Batlle comenzó su gobierno con un alto nivel de aprobación, más alto que sus antecesores, hasta que la herencia de la decadencia sembrada y regada por Sanguinetti, Lacalle y Sanguinetti y los propios errores y compromisos lo derrumbaron. Fue la crisis bancaria, fue la aftosa, fue la situación argentina, pero fue un viraje violento en nuevos y mucho más amplios sectores sociales que se sintieron engañados y hartos del poder tradicional de los dos partidos más viejos del mundo aferrados al poder.

Y hemos ganado tres elecciones al hilo por nuestros méritos, de eso no hay duda, pero también porque los opositores siguen tratando mal a las mayorías nacionales. Y estuvimos a punto de perder las elecciones en el año 2014, cuando iniciamos la misma como si ya hubiésemos ganado, como si fueran un acto casi ritual y hasta que no volvimos a presentar un candidato que se sometía a su voluntad, que volvía a La Teja y a sus orígenes, que descruzaba los brazos y se sacaba la corbata de presidente y volvía a ser "El Taba", estuvimos a un pelo de perder las elecciones, ni que hablar la mayoría parlamentaria.

Un susto de novela nos llevamos en las elecciones departamentales y municipales del 2010, cuando aparateamos a la gente y le impusimos una candidata. Nos taparon de votos en blanco y anulados y aunque seguimos gobernando, nunca nos perdonaron y la Intendenta tuvo una constante hostilidad, incluso de frenteamplistas de toda la vida.

Pagamos caro el tema Pluna. No lo pagó el Frente Amplio lo pagó por entero el FLS y era obvio que iba a suceder eso, a pesar de que las diferencias con ANCAP son abismales, pero hubo formas y contenidos que la gente no se tragó.

Pero nunca como ahora, desde que existe el FA, tenemos encima la mirada atenta e inquisidora de la gente, de esos uruguayos que odian ser tratados como rebañó de seguidores incondicionales a los que se les puede arrear con un relato. Porque en definitiva aunque nuestros cambios han sido tan evidentes y nuestra historia es tan rica y llena de pasión y creemos que llegado el momento emergerá para sepultar a los críticos y a los dudosos y a los que se atrevan a poner en discusión algo de la refulgente realidad, pensar así es un suicidio.

Está muy bien que sigamos construyendo el relato sobre como recibimos el país en el 2004, hace 12 años...y todo lo que hicimos, que fue extraordinario, pero hay pruebas y preguntas inexorables: ¿Cómo sigue esto? ¿Cuáles son los ejes centrales de la nueva etapa? ¿Qué capacidad de iniciativa tenemos en la nueva situación? E inexorablemente: ¿cómo reaccionaremos ante los errores, horrores o inmoralidades e ilegalidades si se comprueban? De esto último que nadie se haga ilusiones, no le venderemos un tranvía a la gente.

Discutamos con altura, adoptemos las medidas legislativas y de todo tipo para, pero sobre todo políticas para que no vuelva a suceder, para cambiar a fondo, no solo el directorio y varias gerencias y jefaturas de ANCAP y encaucemos con sentido progresista a la principal empresa del país.

Una de las cosas más difíciles del poder es lograr que las ventanas de sus palacios, miren siempre hacia la calle, hacia la gente, a las plazas y los caminos del país y no se transformen en espejos donde se observan los gobernantes. Es el camino más corto para subestimar a la gente y confundir la realidad de los pasillos del poder con la realidad.


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