A partir de
segunda mitad del Siglo XIX la inmigración -ya sea interna como externa-cobró
un rol fundamental en nuestra comunidad al igual que en el resto del país por
la mano de obra calificada y no calificada y por los nuevos elementos culturales
que las distintas nacionalidades extranjeras aportaron y que impactaron en la
sociedad preestablecida y en los estilos arquitectónicos que surgieron a partir
de entonces.
INMIGRACIÓN
Y ARQUITECTURA EN ZÁRATE
El
desenvolvimiento histórico del Partido de Zárate desde la época colonial hasta
el presente está identificado con el proceso en el que se fue conformando la
Argentina actual y, aún más, integrado al mismo en atención a su ubicación
territorial en el área litoral, en la margen derecha de una vía navegable por
excelencia como lo es el río Paraná de Las Palmas.
Su crecimiento
económico, las transformaciones sociales que éste implica como, así también, su
expansión urbana se aceleran a partir de la segunda mitad del Siglo XIX cuando
se intensifica la explotación agropecuaria en la región, se instalan
establecimientos fabriles (de productos químicos, frigoríficos, papelera,
fábrica de alcoholes), barracas y acopiadoras de cereales y se dinamiza la
actividad portuaria. Paralelamente el ferrocarril llega a Zárate vinculándolo
con el sur de Entre Ríos y la Mesopotamia y con el gran puerto agroexportador
que fue Buenos Aires.
En el período
señalado el Partido de Zárate -que fue creado como entidad política independiente
de Exaltación de la Cruz en 1854- crece demográficamente, se consolida y expande
su trama urbana y su arquitectura edilicia tanto en edificios públicos como
privados.
En el aspecto
demográfico la inmigración -ya sea interna como externa- cobró un rol
fundamental por la mano de obra calificada y no calificada y por los nuevos
elementos culturales que las distintas nacionalidades extranjeras aportaron y
que impactaron en la sociedad preestablecida y en los estilos arquitectónicos
que surgieron a partir de entonces.
Los inmigrantes desempeñaron múltiples
actividades en la sociedad zarateña y, también, una significativa cantidad de
ellos participó de la vida social, cultural y política de la ciudad, formando
parte de la bandas de música de la Fábrica de Papel y de la Municipal, de las
bibliotecas populares, de los sindicatos y partidos políticos. Sus propias
instituciones, las sociedades de socorros mutuos, además de cumplir su función
específica de asistencia social, fueron centros de encuentro entre
connacionales y los residentes urbanos de las distintas comunidades que
integraban nuestra comunidad a principios del Siglo XX.
A. Bissacco y su familia Falconet en Rosario. Gentileza Prof.
Marcelo Sardi
En forma previa
a hablar de inmigración y arquitectura referiremos algunas cifras censales
para, a través de ellas, comprender la magnitud de su número, su origen y
trabajo u ocupaciones en las que se emplearon, tomando datos de los Censos 1869
(primer Censo Nacional), 1881, 1890, 1895 y el de 1906 realizado en el Partido
de Zárate por Arturo Condomí Alcorta con la colaboración de Gregorio Sockdale y
Gregorio de los Santos por encargo de las autoridades municipales. En el
siguiente cuadro se puede apreciar el crecimiento poblacional acelerado entre
1869 y 1906 y la magnitud de la llegada de extranjeros entre 1890 y 1906:
CENSOS
|
ARGENTINOS
|
EXTRANJEROS
|
TOTAL
|
% ARGENTINOS
|
% EXTRANJEROS
|
1869
|
3.213
|
998
|
4.211
|
76.3
|
23.7
|
1881
|
4.281
|
1.028
|
4.301
|
80.6
|
19.4
|
1890
|
4.556
|
2.702
|
7.258
|
62.8
|
37.2
|
1895
|
7.074
|
5.107
|
12.181
|
58.0
|
42.0
|
1906
|
13.656
|
6.685
|
20.341
|
67.1
|
32.9
|
También se
señala en el Censo de 1906 que del 32.9% de extranjeros el 56.18% eran hombres.
En cuanto a las nacionalidades que componían las comunidades extranjeras eran
de variado origen, básicamente europeo: alemanes (0,62), austríacos (1.64),
españoles (5.87), franceses (2.40), italianos (17.81), ingleses (1.24),
orientales (1.67) y otras con menor número de representantes. Es indudable que
la presencia de italianos fue la más importante quedando su impronta cultural
claramente reflejada en variados aspectos de la vida zarateña.
J. Falconet,
las hermanas y la madre en Francia. Gentileza Prof. Marcelo Sardi
El mismo Censo
de 1906 aporta datos valiosos en cuanto a profesiones y oficios de argentinos y
extranjeros evidenciándose, por ejemplo,
que en lo referente a agricultores, comerciantes y mecánicos son más
numerosos los foráneos que los nativos. Del mismo modo, en los trabajos
manuales los inmigrantes dominan especialidades como los oficios dedicados a la
construcción; hay en este rubro 48 albañiles extranjeros contra 11 argentinos,
17 pintores contra 3, 34 herreros contra 8 y 45 carpinteros contra 19. En otras
profesiones también dominan extranjeros: mecánicos (87 contra 9), talabartero
(9 contra 2), hojalateros (10 contra 0), sastres (28 contra 5)
En materia de
jornaleros el Censo marca cifras parejas: 2.811 nativos y 2.812 extranjeros
mientras que en el rubro empleados hay más argentinos: 2.659 contra 165 y en el
sector comercial los extranjeros superan a los nativos: 265 contra 127.
La presencia de
población extranjera trajo aparejada, entre otros aspectos, la adopción de
estilos arquitectónicos imperantes en sus países de origen que fusionados con
las técnicas y materiales locales iniciaron la transformación edilicia que
convirtió a Zárate -a poco tiempo de su creación como Partido- de pequeña aldea
a pujante ciudad en coincidencia con el desarrollo económico de la época.
Particular
incidencia en la transformación arquitectónica de Zárate puede asignarse a la
inmigración inglesa y, fundamentalmente, a la italiana.
La primera está
ligada a las inversiones británicas en la Argentina a partir de la
industrialización hacia los países periféricos que implicó la incorporación de
áreas productivas primarias (materias primas y alimentos), instalaciones de
frigoríficos y obras de infraestructura y transporte como el ferrocarril que
permitieran agilizar la circulación de bienes exportables al puerto
internacional.
En cuanto a la
inmigración italiana, su característica masiva y la presencia de maestros
albañiles, constructores y artesanos de diversa índole determinaron que la
arquitectura italianizante -con sus elementos tipológicos característicos- se
generalizara reemplazando a a las construcciones poscoloniales en un período
amplio que se extiende desde la década de 1980 hasta los años cuarenta del
Siglo XX.
La arquitectura inglesa
En los primeros
años del Siglo XX se instaló el Frigorífico “The Smithfield and Argentine Meat
Co. L.D.”, en el sector costanero del entonces pueblo de Zárate con frente al
río Paraná de Las Palmas, iniciando sus actividades hacia 1905.
Zárate.
Frigorífico “The Smithfield and Argentine Meat Co. L.D. / Fotografía J. Armand
Para su puesta
en marcha y posterior funcionamiento fue necesario traer de Londres y otros
puntos del imperio británico empleados administrativos, técnicos y directivos
y, por consiguiente, brindarles el alojamiento adecuado. Por lo tanto, la
empresa debió proyectar además de las construcciones fabriles originales -que responden
a la denominada tradición funcional inglesa- las viviendas y equipamiento para
el personal extranjero.
Diseñaron y
construyeron una villa suburbana no integrada a la trama urbana del pueblo, con
una clara diferenciación de jerarquías dada por el emplazamiento, la forma de
agrupación de las viviendas, su tipología funcional, tipos de acceso y detalles
arquitectónicos. Integraban la misma los chalets para directivos y personal
jerárquico emplazados en la parte alta con vistas hacia el río y las viviendas
para técnicos y empleadas localizados en las barrancas. El personal sin familia
a cargo fue hospedado en una construcción de mayores dimensiones localizada
fuera de la villa y denominada el “chalet de los solteros” que, en el último
tercio del Siglo XX, fue reciclado como establecimiento educativo habiéndose
respetado, en ese entonces, sus características de origen.
Vista aérea
de Villa Smithfield en 1939. Fotografía Archivo General de la Nación
Se construyeron
además las filas de viviendas para operarios jerarquizados próximas a la plaza
y, finalmente, algunos alojamientos para obreros de características funcionales
y morfológicas muy simples. Completaban el conjunto los equipamientos
destinados a las actividades recreativas y deportivas haciendo su aparición en
Zárate el tenis y el golf con sus respectivos clubes. Cabe señalar, además, que
una vida social intensa distinguió a esta comunidad de origen británico que
tenía en la Villa Smithfied su enclave privado.
Los chalets, de
perímetro libre, estaban rodeados por jardines en los que se mezclaban algunas
plantas de la región con especies foráneas y que se prolongaban en el paisaje
cultural con que los ingleses acondicionaron el agreste ambiente natural donde
se instalaron y que, aún hoy, se disfruta como un verdadero oasis cuyas
características merecen ser preservadas.
Este modelo
residencial se había implementado ya en el Partido de Zárate en la comunidad
autoabastecida que generó la instalación del Frigorífico “Las Palmas”, en 1886
y, luego, en el Frigorífico Anglo existiendo también en el Partido de Campana
ejemplos similares derivados de esta actividad industrial que generó barrios
exclusivos sin extender su utilización más allá de sus propios límites.
Villa
Smithfied en las décadas de 1920 y 1980, en esta última ya se había iniciado la
puesta en valor de las construcciones históricas adquiridas por particulares
Viviendas
originales del Frigorífico “Las Palmas”. Década de 1920
Al producirse la
decadencia y posterior cierre del Frigorífico Smithfield las viviendas fueron
vendidas a particulares iniciándose la puesta en valor de las mismas
acondicionándolas a las formas de vida actuales y respetándose, en términos
generales, las características arquitectónicas y ambientales de origen. De este
modo, se transformó en una zona residencial muy valorada evidenciando, por otra
parte, esta experiencia que es posible compatibilizar ejemplos significativos
del patrimonio arquitectónico de los zarateños con las demandas funcionales
modernas.
La arquitectura italianizante
El lenguaje de
esta arquitectura es utilizado en gran parte de las construcciones públicas y
privadas realizadas en Zárate en el período que abarca desde los últimos años
del Siglo XIX hasta 1940 aproximadamente.
Surge una nueva
expresión formal basada en la combinación de elementos clásicos -columnas,
pilastras, cornisas, balaustradas, frontis- que remodelan las fachadas
poscoloniales que, de este modo, se “modernizan” adaptándose al nuevo gusto de
la época. La situación descripta responde a la influencia y al gusto en materia
de construcciones de los inmigrantes italianos y la participación directa de
constructores, maestros albañiles y artesanos de esa nacionalidad.
Esquina de
Justa Lima de Atucha y Castelli. Se destacan el almacén de G. Palazzoli -de
líneas italianizantes con sencilla ornamentación- y la Sociedad Italia
-edificio que en la actualidad es sede de la Mesa Coordinadora de Jubilados y
Pensionados de Zárate-. Década de 1900
Estas
modificaciones afectan sustancialmente las fachadas, no así sus plantas
funcionales que responden a la arquitectura poscolonial: los patios que se
suceden, las habitaciones rodeando los mismos y el acceso por un zaguán ubicado
en el eje de simetría del conjunto con una primera puerta maciza y una segunda
con rejas muy trabajadas que conectaba con el primer patio.
Desde las formas
más simples la arquitectura italianizante evoluciona hacia una mayor
ornamentación que se irá recargando y complejizando en la medida que crece la
búsqueda de prestigio social derivado del empuje económico del momento
provocado por el auge de establecimientos industriales, el desarrollo del
comercio y la actividad portuaria exportadora.
Esquina de
las calles 19 de Marzo y Belgrano. Se visualizan en los edificios los lineamientos
de la arquitectura italianizante. Década de 1900
El profuso
ornato se manifiesta en bajorrelieves con motivos antropomorfos, zoomorfos,
florales, geométricos abstractos que cubren las partes principales de la
fachada: frontis y remates, frisos, dinteles, claves de los arcos, entre otros.
Uno de los ejemplos más representativo de la influencia italiana en la
arquitectura es el Teatro Coliseo y sede de la Sociedad “Unione Italiana XX
Settembre” cuyo proyecto y dirección técnica estuvieron a cargo del Arq.
Enrique Macchi y la ejecución de la obra fue adjudicada a los constructores
José Piccirilli y Adriano Roncaglia, radicados en Zárate.
A manera de
reconocimiento por las ciudades que construyeron Gustavo A Riccio -italiano
residente en Argentina entre 1900 y 1927- escribió el siguiente Elogio de los albañiles italianos:
De pie en el andamio, en
tanto hacen la casa,
cantan los albañiles que
como el pájaro canta
cuando construyen el nido,
de pie sobre la rama.
Cantan los albañiles
italianos. Cantando
realizan las proezas
heroicas estos bravos
que han llenado la historia
de prodigiosos cantos.
Hacen subir las puntas de
agudos rascacielos,
trepan por los andamios y,
en lo alto, sienten
ellos que una canción de
Italia se les viene al encuentro.
Más líricos que un pájaro
son éstos que yo elogio,
el nido que construyen no
es su reposo,
el techo que levantan no es
para sus retoños…
Ellos cantan haciendo la
casa de otros.
Teatro
Coliseo y sede de la Sociedad “Unione Italiana XX Settembre” inaugurado el 12
de octubre de 1928
Pocos ejemplos
de la arquitectura doméstica italianizante han llegado sin alteraciones hasta
nuestros días. En la mayoría de los casos se vieron afectados por un intento
“modernizador” a partir de la década de 1960 que desvirtuó su esencia, no
respetándose fachadas originales, modificándose las alturas y las ventanas con
aleros que las seccionan por la mitad generándose, de este modo, edificaciones
híbridas que no son ni antiguas ni modernas.
Imágenes
urbanas de Zárate de la década de 1910 en las que se visualiza el equilibrio
aportado en la conformación de la cuadra de la calle Belgrano al 700 por la
denominada arquitectura italianizante.
Es decir, que el
aporte modernizador de los inmigrantes italianos en los últimos años del Siglo
XIX y en los primeros del XX se vio reiterado varias décadas después pero con
diferentes resultados. En el primer caso se logró una imagen urbana homogénea
en tipología, alturas y lenguaje expresivo; en el segundo se produjo la
destrucción parcial o total de edificios y la degradación del espacio público.
Claro exponente
de la situación descripta es la calle Justa Lima de Atucha donde pueden
visualizarse, por encima del nivel de aleros y marquesinas, los testimonios de
ejemplos italianizantes que, de algún modo, revelan como mudos sobrevivientes
un pasado urbano con esplendor.
Arq. Silvia Irene Baccino
Fuentes
bibliográficas
- Censo y Digesto Municipal del Partido de Zárate. 1908
- Inmigración y Arquitectura en Zárate. Ponencia
presentada por Arq. Silvia Irene Baccino y Prof. Virginia De Paolo en:
MUNICIPIO Y PRESERVACIÓN DEL PATRIMONIO / Primeras Jornadas del Instituto
de Preservación del Patrimonio Arquitectónico, Urbano, Rural y Natural.
Distrito II y XXI Jornadas del Instituto de Historia de la Arquitectura y
del Urbanismo. Campana / junio 30 - julio 31 de 1989
- “Era una vez…Zárate”. Arq. Silvia Baccino
/ Arq. María Luisa Sorolla. Buenos Aires, julio de 1997
- “Italianos en la Arquitectura Argentina”. Equipo de
Producción CEDODAL. Buenos Aires, 2004
Asociación Amigos del Museo de Zárate
Quinta Jovita - Ituzaingó 278 - Tel. (03487) 422038