La Diaria, Natalia Uval en Perfiles
Un perrito negro, movedizo, que hacía caso omiso al embajador de Uruguay en Argentina, Héctor Lescano, hizo menos solemne la recorrida por la suntuosa residencia del país en el barrio de Palermo, en Buenos Aires. Tapices que ocupan paredes enteras, una estufa de leña que parece la gruta de Lourdes —según manifestó el propio Lescano—, un cuadro original de Juan Manuel Blanes, la sala sin columnas más grande de todo Buenos Aires. Y los pasos resonaban en el edificio casi sin funcionarios, porque el día de la entrevista, Argentina celebraba su Revolución de Mayo con escenarios improvisados en las calles y banderas del país en los automóviles. El embajador fungió de portero e incluso trasladó una bandeja de sándwiches, mientras intentaba sin éxito que su perro no le demostrara cariño a los visitantes. En una sala pequeña, con la pared plagada de referencias a Liverpool, con libros y cuadros de Zelmar Michelini y junto a una foto de un Tabaré Vázquez 12 años menor, luciendo la banda presidencial, conversamos sobre cómo “en cuatro horas y 20 minutos” se arreglaron “diez años” en la relación bilateral.
¿Cuáles son hoy los principales temas de la agenda bilateral?
Las relaciones están pasando por un muy buen momento. Podríamos calificarlas de excelentes. Tanto en el clima de relación entre los gobiernos como en términos de coincidencias de agenda. [El presidente de Argentina, Mauricio] Macri, hizo su primer viaje como presidente el 7 de enero a Anchorena. No fue precisamente una reunión protocolar, para estar repasando. Fue muy concreta, donde ya ese día los argentinos presentaron el decreto que habían sacado derogando el que prohibía el trasbordo de mercadería en los puertos uruguayos, medida que en su momento afectó a empresas y a trabajadores. Desde eso hasta temas de infraestructura, de dragado de canales, de comercio, de política en general, la posibilidad del mundial conjunto en 2030... en poco tiempo se arreglaron muchos años en los que tuvimos dificultades importantes de relacionamiento. Todas las reuniones bilaterales de ministros han sido espejo de aquel clima y de aquella agenda de coincidencias [la de Anchorena]. Argentina está en un momento casi frenético de relaciones internacionales, en su proceso de apertura al mundo. Probablemente, en seis meses de esta presidencia pro témpore hubo más reuniones que en todos estos años del Mercosur, reuniones de carácter técnico, comercial y político, pero también del Mercosur con la Alianza del Pacífico, con la Unión Europea. Las comisiones bilaterales, por ejemplo, las administradoras de los ríos de la Plata y Uruguay, hidrovías, etcétera, pasan por un muy buen momento, además de registrar realizaciones concretas; en términos de correcciones a problemas que hubo en el pasado en materia de llamados a licitación. Se está dragando con un gran acuerdo en la importancia del Martín García y los canales de acceso a nuestra navegación.
¿Se ha avanzado respecto de la posibilidad de instalar un laboratorio medioambiental conjunto para monitorear el río Uruguay?
Yo creo que sí, que se ha avanzado. Hay un trabajo ambiental serio, se está controlando, se han conocido los primeros datos que reflejan que del lado uruguayo, en particular, hay una situación muy normal, que con todo tiene que ser muy controlada y seguramente mejorada, pero en todo caso no representa un peligro ambiental importante para el río en común. Hay que tomar muchas precauciones, como lo está haciendo ahora el Estado para una eventual nueva fábrica.
¿No han surgido objeciones en Argentina respecto de esta nueva planta de UPM?
No, en Argentina no hemos escuchado, más allá de algún artículo de prensa, pero en todo caso favorable a una inversión extranjera directa tan fuerte en Uruguay. El presidente [Tabaré Vázquez] informó en su momento sobre las tratativas que se estaban realizando para la instalación de una nueva pastera. Yo mismo tuve la oportunidad de conversarlo en la visita de cortesía que realicé al jefe de gobierno, Macri, que compartió plenamente las medidas que Uruguay había tomado en materia de inversión de estas plantas, y me expresó que le gustaría hacerlo del lado argentino. El comité científico sigue trabajando, es probable que pase a una etapa de auditoría superior, pero creo que hay un seguimiento con mucha responsabilidad y que ese no es un tema que nos vaya a traer problemas.
Cuando se habló de laboratorio binacional, dio la sensación de que se proyectaba construir una nueva infraestructura, con nuevos cometidos.
Bueno, creo que está planteado como objetivo más a largo plazo, y en lo personal creo que sería algo que daría tranquilidad para todo el mundo, pero mientras tanto, la infraestructura y logística disponibles en el seno de la CARU [Comisión Administradora del Río Uruguay] parecen adecuadas para enfrentar los desafíos.
En materia de barreras paraarancelarias al comercio, ¿cuál diría que es la situación hoy?
También ha mejorado, porque Argentina pasó de un régimen de declaraciones juradas anticipadas, que realmente significaron dificultades para empresas uruguayas importantes, a un régimen de declaraciones automáticas y no automáticas, que en los hechos significa mayor agilidad y facilitación en materia de exportaciones, aunque la embajada está siempre realizando alguna gestión de apoyo a empresas que adolecen de más tiempo del razonable para la concesión de esa licencia. Pero, en términos generales, el comercio, como la circulación de personas, ha mejorado mucho. Para ser sinceros, cualquiera hubiera sido el resultado de las pasadas elecciones argentinas, la relación con Uruguay hubiese tenido un cambio, porque de cualquier manera hubiese habido un cambio de equipo, un cambio de estilos...
¿Con Daniel Scioli hubiese mejorado de igual forma la relación?
Sí, también. ¿Por qué? Incluso esto me lo adelantó el propio Mauricio Macri en la campaña electoral, que de cualquier manera iba a haber un cambio, porque el liderazgo argentino tenía muy claro que no podía seguir teniendo por más tiempo problemas con los uruguayos. Son muy fuertes las raíces históricas y culturales de hermandad para seguir con las dificultades que tuvimos.
¿Por qué se dio ese cambio en las relaciones bilaterales? ¿Jugaron factores personales, o fueron exclusivamente factores políticos, por ejemplo, visiones de inserción internacional distintas de los gobiernos argentinos?
Este cambio en la política argentina, de apertura al mundo, de disminuir una política de protección interna, ayudó muchísimo al relacionamiento, no sólo con Uruguay sino para un nuevo tiempo del Mercosur y de aperturas al mundo, como la que tiene que ver con la Unión Europea. De manera que allí hay un cambio en términos de política o de proyecto. Esto no significa hacer un juicio negativo del proyecto anterior, que en todo caso tomó medidas soberanas. Uruguay también tuvo su tiempo de proteccionismo, de intentos de sustitución de las importaciones. Pero la apertura significó una gran ayuda. Siempre hay cuestiones personales, siempre, la vida demuestra eso. A veces se reúnen congresos de politólogos para estudiar las causas de fondo de problemas de distinto tipo, y estos se deben a veces a los aspectos de relaciones personales y de la química que pueda existir. Esas son las razones que explican que en términos del relacionamiento bilateral hayamos tenido un cambio muy fuerte. Después de la reunión de cuatro horas y 20 minutos [en Anchorena], en la que se arreglaron diez años, le expresaba a nuestro presidente que era una especie de revolución pacífica y más rápida.
En el posicionamiento respecto de Venezuela, Uruguay en algunos casos se ha alineado con Argentina, Brasil y Paraguay, y en otros no, por ejemplo, al decidir participar en el diálogo impulsado por el presidente venezolano, Nicolás Maduro. ¿Cómo ve Argentina esta actitud de Uruguay?
Yo creo que la evalúa positivamente, con respeto. Hay que recordar que, al principio, Argentina y Uruguay, y en particular, la posición de la canciller [argentina Susana] Malcorra, eran muy coincidentes, y muy distintas a las de los vecinos Brasil y Paraguay, que hubiesen actuado con otras velocidades en materia de medidas duras. Allí hubo una coincidencia importante de los cancilleres en la línea de trabajar para promover diálogo, negociación. Argentina tuvo durante su presidencia pro témpore una posición, e incluso episodios muy conocidos, como los que ocurrieron durante reuniones [se refiere a cuando no se permitió a la canciller venezolana ingresar a la reunión del Mercosur], que marcaron algunas diferencias [con Uruguay]. Pero también Uruguay tomó decisiones, y hoy está haciendo todo lo posible para que triunfe una línea de búsqueda de acuerdos, de negociación, que es muy bien aceptada por el resto de los gobiernos.
Respecto de las negociaciones con la Unión Europea, ¿hubo avances concretos, más allá de las expresiones de voluntad política?
Creo que sí. Hay avances en el clima, en condiciones políticas, y avances concretos en las agendas y los intercambios, después de 15 años en que prácticamente no se movió para nada ese tema. Allí sí los tiempos de proteccionismo marcaron un antes y un después en la etapa de negociación. Sin duda que la salida de Estados Unidos de los acuerdos que la Unión Europea pensaba realizar, y el Brexit, son un componente importante para pensar que la Unión Europea siente la necesidad de un relacionamiento más importante. Luego, en contenidos, se han hecho reuniones en que se han puesto fechas, en las que se presentaron las ofertas con mucha más aproximación que en el pasado. Sería irresponsable y demagogo pronosticar que estamos muy cerca de un acuerdo, porque todavía persisten temas de importancia para los países, que ninguno está dispuesto a dejar de lado porque son sus intereses.
¿Cuáles son esos temas?
Por ejemplo, la política agrícola de la Unión Europea, en particular de algunos países como Francia o Polonia. Pero allí también hay un trabajo interno para ayudar a todo esto, y hay firmeza del lado del Mercosur, por lo tanto, los temas pueden tener velocidades distintas, en algunas áreas van a demorar.
¿Uruguay está preocupado por las implicancias que tendrá el acuerdo en términos de patentes y su impacto en la producción de medicamentos genéricos?
Es un tema de preocupación, y así debe ser. Incluso hay un trabajo previo que es del Mercosur. El Mercosur todavía no se ha puesto de acuerdo en algunos temas que hoy están en la agenda, como las compras del Estado o las patentes, vinculados, entre otros, a la industria del medicamento. De manera que ahí tiene que haber primero un sinceramiento y un trabajo fuerte de coincidencia a nivel del Mercosur, para después plantarse frente a la Unión Europea. Pero a mí me parecen bien todas las preocupaciones, en eso más vale pecar por exceso. Por eso es que yo señalo que hay un trecho para caminar, y que hay temas todavía muy sensibles.
¿Existe preocupación en el gobierno argentino porque Uruguay profundice su vínculo bilateral con China?
Brasil ha dado alguna señal, pero desde Argentina no hemos recibido formalmente ni escuchado en el discurso oficial posiciones críticas hacia la expresión de voluntad de Uruguay de explorar ese camino. El tema ha estado en la agenda privada de los presidentes, como sabemos. Estuvo en Anchorena, estuvo en la reunión de Olivos, y está presente. Yo lo que creo es que hoy parecen existir mejores condiciones en el Mercosur para considerar alianzas con otros bloques o con potencias con una mirada común.
Natalia Uval