ZÁRATE, patrimonio de
todos
MIRADAS HACIA EL PASADO ZARATEÑO
Finalizando nuestra Mirada sobre los hermanos Berón esta nota está
dedicada a Adolfo, el mayor de ellos, quien se hizo popular y alcanzó fama por
“cantar” con la guitarra las letras del tango, profundizando en las melodías y
dotándolas de emotividad. Su estilo de tocar sin falsos rebusques ni
pretendidas resonancias fue siempre dulce y apacible a los oídos del gran
público, llegó al alma del pueblo y no ha perdido vigencia.
“Adolfo, continúe siempre con su personal estilo,
aguante y no lo abandone porque posee el sentimiento de lo popular y auténtico”
Osvaldo Pugliese
ADOLFO
BERÓN. LA GUITARRA DEL TANGO
El
mayor de los hermanos Berón nació en Zárate el 21 de diciembre de 1915. Su
madre, Antonia Iglesias, lo llamó Adolfo Manuel invirtiendo los nombres de su
esposo. Pasó su niñez y adolescencia en la casa paterna de la calle Quirno al
1100 (Villa Massoni) con frecuentes escapadas a la quinta de sus abuelos
maternos ubicada en Copiapó, donde compartía juegos y aventuras con sus
hermanos, sus primos y sus amigos de la época.
Fue su
padre quien lo inició en la música, el canto y los bailes nativos, así pudo
presentarse en público desde pequeño junto a sus hermanos menores, animando
fiestas y bailes populares.
Los comienzos artísticos
Cuando
la familia se mudó a Buenos Aires Adolfo, José y Raúl Berón integraban un
equipo dirigido por su padre y comenzaron a presentarse en las radios y teatros
porteños interpretando un repertorio de temas predominantemente folklóricos que
alternaban con algunos tangos de moda.
El
servicio militar interrumpió de forma transitoria la trayectoria artística de
Adolfo a quien la guitarra le apasionaba mucho más que el canto; no obstante,
cuando Raúl comenzó su carrera como cantante en orquestas tangueras, al
finalizar la década de 1930, José y Adolfo integraron un dúo que actuó no solo
en nuestro país sino también en varias capitales latinoamericanas.
Al
iniciarse la década de 1940, José Berón se decidió a incursionar como cantante
de tangos, entonces Adolfo conformó un nuevo dúo uniéndose al cantor Oscar
Ferrari y, posteriormente, constituyó el conjunto folklórico “Los
Troperos”. También se desempeñó como
guitarrista de famosas cantantes tales como Nelly Omar, Chola Luna, Juanita
Larrauri y Adelma Falcón (hermana de la célebre Ada) con quien mantuvo un
prolongado romance.
En los
albores de la década de 1950, Adolfo contrajo matrimonio con Amalia Salminci,
de esta unión nacieron sus tres hijos: Adolfo, Amalia y Fernando. Su esposa
integraba el grupo fuerte de mujeres que acompañó a Eva perón desde 1946 en sus
acciones socio – comunitarias y que, cuando se creó la fundación que llevó su
nombre, pasó a desempeñarse como jefa de la sección automotores y como
coordinadora de la Escuela de Enfermería de dicha institución.
La Guitarra del Tango
A
mediados de la década de 1950 Adolfo creó un conjunto de guitarras y contrabajo
con el que alcanzó gran popularidad adoptando un repertorio vinculado
principalmente al tango, sin descuidar la interpretación de piezas del folklore
argentino y latinoamericano, canciones populares de países de habla hispana y
temas internacionales especialmente adaptados por él para su interpretación en
guitarra.
En esta
última faceta se destacan sus arreglos de “Candilejas” del genial Charles
Chaplin, “Vienni sul mar” del maestro Califano, “Ansiedad” de José Saravia, “Un
viejo amor” de la dupla Oteo - Bustamante y de “El poeta lloró” de Dino Ramos y
Darío Casto, trabajo cuya grabación le valió la obtención de su segundo Disco
de Oro en 1965.
La actividad discográfica
En el
plano de las producciones discográficas Adolfo Berón fue el guitarrista del
tango que realizó la mayor cantidad de grabaciones para los distintos sellos
que lo contrataron, con un total de veinte discos de larga duración a más de
ocho cassettes y seis compact – disc, cifra que solo alcanzaron otras grandes
figuras del tango como Juan D’Arienzo, Aníbal Troilo y Osvaldo Pugliese. Por su
grabación del tango “El Abrojito” Adolfo recibió su primer Disco de Oro, en
196…, por las elevadas ventas logradas.
La Marcha Peronista
Adolfo
realizó, además, la primera grabación en guitarra de “La Marcha Peronista” por
el año 1972, la que le fuera obsequiada a Juan Domingo Perón con motivo de su
regreso a nuestro país y que motivó una serenata dedicada al líder en la
residencia de la calle Gaspar Campos. En la oportunidad la célebre marcha fue
cantada por Carlos Acuña con el acompañamiento del conjunto de cuerdas de
Adolfo, sumándose las voces de Lorenzo Miguel y José Rucci. Berón era amigo
personal de ambos dirigentes gremiales al punto que, tras el asesinato de Rucci,
Adolfo fue uno de los primeros en acudir a la escena del crimen y en acompañar
sus restos mortales a su última morada.
Su actividad como compositor
En su
labor como compositor Adolfo Berón se inició desde su juventud, siendo coautor
de piezas con Mario Canaro, Vicente Demarco, Juan Tiggi, Moreira, Riveiro y Nicolás
Gerardi. Sus temas abarcaron el tango y el folklore, destacándose las milongas
“A Don Manuel” (dedicada a la memoria de su padre), “Paso a paso”, “Que me
venís con milonga”, “Paciencia será otra vez”, “A punta y hacha” y “Barullo”;
las zambas: “La canción del labriego” y “Mi lazo”; los valses “Bendito amor”,
“Estrellita feliz” y “Únicamente a ti”, los tangos “Plegaria de un querer”,
“Color de gris”, “Cuatro notas a Gardel”, “Soldadito de plomo”, “El tango es
azul”, “Corazón de pierrot”, “Un tango para mi pueblo” (dedicado a Zárate),
“Mensaje de esquina” y “Siempre amor y tango” (compuesto para su familia).
Asimismo
fue autor de la letra y música de la rumba “Soy como soy” que llevara al disco
Juan Arvizu. Sus obras fueron cantadas y grabadas por sus hermanas Rosa y Elba,
por su hermano José Berón, por Adelma Falcón, por Hugo del Carril y por Jorge
Vidal, entre otros notables intérpretes populares.
El café “La Humedad” y el club “El Tábano”
Como
vecino tradicional del porteño barrio de Flores, donde residió por décadas
desde su matrimonio hasta su muerte, tanto Adolfo Berón como luego sus hijos
varones eran habitués de dos clásicos establecimientos de la mencionada
barriada: el café “La Humedad” y el club “El Tábano”. En el primero Adolfo
solía compartir largas tenidas de truco y billar con quien haría célebre el
lugar a través de la canción que le compusiera y lo hiciera famoso: Cacho
Castaña.
En el
club “El Tábano”, otro de los concurrentes que, a su vez había cumplido
funciones policiales en Flores, trascendería a la historia de la política
argentina, se trataba de José López Rega.
El precursor del tango junto al mar
Así
titulaba su nota del 11 de mayo de 1971, dedicada a Adolfo Berón, el
desaparecido vespertino “La Razón”, aludiendo a que el guitarrista junto a su
esposa Amalia habían inaugurado - cuatro años atrás - el primer reducto dedicado al tango de la
ciudad de Mar del Plata. Fue precisamente el día 19 de noviembre de 1967 cuando,
jugándose por nuestra música popular en un momento muy difícil para la misma,
el matrimonio abrió su propio local ubicado en la calle Entre Ríos entre San
Martín y Luro, pleno centro de “La Feliz”.
Denominaron
al local tanguero: “La Tuerca”, aludiendo a una de las tres grandes pasiones de
Adolfo, el automovilismo deportivo, a las que se sumaban las carreras hípicas
y, por supuesto, el tango. Por “La Tuerca” desfilaron importantes estrellas
como Jorge Vidal, Amadeo Mandarino, Raúl Berón, Paula Gales, Ruth Durante,
Roberto Goyeneche y Héctor Mauré, entre otros.
El
emprendimiento artístico fue declarado de interés cultural por la Municipalidad
de Mar del Plata en 1970 y recibió el premio a la mejor puesta de la música del
tango en la temporada veraniega de 1971. Allí realizó su debut marplatense
quien se convertiría en uno de los más consagrados artistas del canto
argentino: Víctor Heredia.
El gran truco del Boulevard Marítimo
Tras
establecerse en Mar del Plata por largas temporadas, Adolfo adquirió un
departamento frente al mar en el Boulevard Marítimo Peralta Ramos entre la
Avenida Luro y la peatonal San Martín. Otro gran intérprete del tango residía
en el mismo edificio durante los veranos, alternando vacaciones con sus
actuaciones al frente de su orquesta en los escenarios de la costa atlántica,
era el maestro Osvaldo Pugliese.
Berón y
Pugliese tenían particular afinidad por dicho juego de naipes por lo cual
durante los años setenta todos los veranos organizaban extensos campeonatos de
truco en el famoso bar “La Pepita” del citado Boulevard, entre las dieciocho y
las veintiuna horas, cita a la que se sumaban conocidos músicos y cantantes de
nuestra música como Edmundo Rivero, José Basso, Amadeo Mandarino, Floreal Ruiz,
Héctor Mauré, Jorge Vidal y el mismísimo Aníbal Troilo acompañado por su esposa
Zita. Los dueños del local aportaban los premios y se ufanaban de la presencia
de tan famosos artistas en su bar, lo que aumentaba la concurrencia de público
al mismo.
Su trayectoria artística
Al
frente de su conjunto de cuerdas, desde mediados de la década de 1950, Adolfo
se presentó en la mayoría de las provincias argentinas y en escenarios de
Uruguay, Paraguay, Chile, Perú, Ecuador y Colombia, descollando en Medellín, en
1968, con la interpretación de un repertorio compuesto por los temas más
conocidos de Carlos Gardel, siendo el tango “Sus ojos se cerraron” y el
fox-trot “Rubias de New York” los que alcanzaron mayor repercusión,
permitiéndole grabar allí un disco de larga duración con dichos contenidos que
fue difundido con gran éxito en los países caribeños.
En
Buenos Aires integró los elencos de: “El Rincón de los Artistas”, “La casa de
Carlos Gardel” y “La casa de las Hermanas Berón, allá por la década de 1970. En
la continuidad de su carrera alternó actuaciones en radioemisoras porteñas y
del interior del país y participó de los programas televisivos: “Sábados
Circulares” (de Nicolás “Pipo” mancera), “Grandes valores del Tango”, “Domingos
de mi ciudad” y “El tango del millón” conducido por Juan Carlos Mareco
“Pinocho”. En 1974 Adolfo tuvo su propio show de tango en LR1 Radio El Mundo,
programa que se transmitía en vivo desde el estudio mayor de la emisora con la
presencia de numeroso público.
El 25
de mayo de 1973, para celebrar el advenimiento de la democracia y el comienzo
del gobierno de Dr. Héctor Cámpora, Adolfo Berón junto a Nelly Omar, Virginia
Luque y Hugo Marcel – por los artistas del tango – formaron parte de un gran
espectáculo de música nacional que se realizó desde un escenario levantado junto
al Obelisco de Buenos Aires.
En
enero de 1975 al frente de su conjunto de cuerdas Adolfo actuó en el Festival
Nacional de Cosquín, compartiendo escenario con las principales figuras del
folklore argentino como artista del tango especialmente invitado.
En 1982
Adolfo Berón realizó su última producción discográfica para el sello EMI –
Odeón, grabando catorce temas en tiempo de vals, entre ellos: “La flor de la
canela”, Amémonos”, La pulpera de Santa Lucía” y “Ansiedad”. Este trabajo
póstumo fue reeditado por la grabadora en tres ocasiones en compact-disc para
su distribución en Latinoamérica y Japón.
Sus visitas a Zárate
De los
hermanos Berón, Adolfo fue el que más frecuentemente visitaba nuestra ciudad
para reunirse con familiares y amigos. Gustaba de recorrer sus calles y de
detenerse en los bares céntricos para dialogar y comentar experiencias comunes.
Como
aficionado a la pesca solía pasar tardes enteras con sus hijos varones a
orillas del río Paraná de las Palmas, actividad que repetía durante sus
estadías en Mar del Plata donde pescaba por las madrugadas tras terminar sus
actuaciones.
Otro de
sus pasatiempos pueblerinos predilectos eran las partidas de truco y de póker en
clubes sociales locales. Acostumbraba manifestar que cuando se decidiera a
terminar su vida artística seguramente volvería a residir en Zárate hasta que Dios
lo llamase a tocar la guitarra en el mundo celestial.
El estilo de Adolfo Berón
Siempre
se dijo que Adolfo Berón hacía hablar a su guitarra, tal vez por su inclinación
a interpretar, principalmente, los tangos cantados realizando arreglos especiales para los
estribillos, lo que permitía el particular lucimiento de su instrumento en
fraseos sostenidos y vibratos abiertos, con incisivos punteos en las cuerdas
agudas y con hondos bordoneos a través de las graves.
De esta
forma llegaba a una tensión emotiva imposible de definir que renunciaba a los
virtuosismos efectistas para calar en la seducción del oyente a través del
sentimiento musical. Su estilo, que se fue afianzando con el fluir del tiempo,
retrotraía a la guitarra española tocada sin púas, puesto que Adolfo nunca las
utilizaba a diferencia de otros conocidos intérpretes del instrumento.
Adolfo
se hizo popular y alcanzó fama por “cantar” con la guitarra las letras del
tango, profundizando en las melodías y dotándolas de emotividad. Su estilo de
tocar sin falsos rebusques ni pretendidas resonancias fue siempre dulce y
apacible a los oídos del gran público, llegó al alma del pueblo y no ha perdido
vigencia. Solía decir que desde el escenario tocaba para la intimidad, como
acercándosele al oído de cada oyente, con el espíritu del músico de serenatas y
la calidez del artista de pueblo que establece un diálogo personal con el
público, convocándolo al recuerdo y al sentimiento nostálgico y ahondando en la
pureza de lo simple y auténtico, lo que nunca se olvida. Por todo ello a Adolfo
se lo llamó “La Guitarra del Tango” y con el transcurrir de los años “La
Guitarra de América Latina”.
Su fallecimiento
Adolfo
falleció inesperadamente a los 67 años, el 7 de noviembre de 1982, tras ser
atropellado por una moto en la Avenida del Libertador. Los medios de prensa
nacionales reflejaron el luctuoso suceso en sus primeras páginas.
Sus
restos fueron acompañados por numeroso público y se depositaron el panteón de
S.A.D.A.I.C. del cementerio de La
Chacarita. En la ocasión tocaron, en su homenaje, los principales guitarristas
del tango el tema “Tinta Roja” con el que Adolfo abría todas sus presentaciones.
Para
despedir sus restos hizo uso de la palabra el Dr. Carlos Saúl Menen, de quien
Adolfo era amigo personal. El riojano expresó: “…ha muerto un pájaro cantor, un
artista del pueblo, pero su música no se apagará jamás mientras una guitarra
criolla sea pulsada en cualquier rincón de la Patria. Adiós querido amigo, tu
pueblo no te olvidará porque fuiste y serás su artista”.
La
muerte frustró la mayor ambición artística de Adolfo Berón: presentarse en los
escenarios del Japón, país al que había sido contratado para llevar a cabo una gira
de tres meses a partir de febrero de 1983 y para donde había grabado un disco
de larga duración con un título por demás significativo “Siempre Amor y Tango”,
tal como fue su vida.
Arq. Silvia Irene Baccino
FUENTES CONSULTADAS:
1. Datos proporcionados
por familiares y amigos de Adolfo Berón. Diciembre de 2013
Asociación Amigos del Museo de Zárate
Quinta Jovita
- Ituzaingó 278 - Tel. (03487)
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