ASOCIACIÓN
AMIGOS DEL MUSEO DE ZÁRATE
La publicación de cualquier libro es siempre motivo de celebración. Si a
esto le sumamos que el libro rescata la memoria de nuestros antepasados, para
aquellos que amamos la Historia, la celebración es doble. Abel Poletti realiza
un perfecto engarce entre la historia local, los procesos inmigratorios y la
vida cotidiana, decorando con pintorescos detalles cada uno de sus relatos.
Rescata diferentes personajes, esos que pareciera que nunca faltan en las
historias de las distintas ciudades, pero que al fin y al cabo son
irrepetibles. Nos da pinceladas de las distintas culturas, nos cuenta sus
historias, tradiciones, todo el bagaje que los inmigrantes llevan consigo
cuando se instalan en un nuevo lugar. Se puede apreciar el trabajo minucioso de
Abel, la cantidad de fuentes consultadas, y la ardua tarea de crear sus propias
fuentes, a través de lo que denominamos Historia Oral. Prof. Adrian Echezuri en el prólogo de la publicación.
La Asociación Amigos del Museo de Zárate invita a la
presentación del nuevo libro de la Colección Historia Urbana y Patrimonio de
Zárate titulado: ZÁRATE. INMIGRACIÓN Y FAMILIAS, escrito
por Abel Poletti.
Esperamos contar con su presencia y agradecemos la difusión
de la presente invitación.
SABADO 9 DE MARZO DE 2013 / 19:30 hs, en
el Club Argentino
19 de Marzo 355 / Zárate
El por qué de estas
historias
Hacia fines del siglo XX y principios del XXI, o sea desde el
año 1999 hasta el 2003, el diario La Voz
publicó en forma semanal una serie de notas referidas a familias y
grupos de personas de un mismo origen nacional que en su condición de
inmigrantes respondían a una particular identidad y que habían arribado a
nuestro país con el objetivo último de trabajar y encontrar un futuro mejor que
aquél de donde emigraban. Surgieron así estas historias, que no pretenden el
rigor ni la exactitud que sí, quizás, requiere el dato histórico basado en la
investigación documentada.
La misma propietaria del periódico fue quien me propuso la
aventura de indagar y seguir el rastro confuso, borrado por el tiempo y por la
urgencia del vivir día a día tan
acuciante para los humildes y esa propuesta que asumí como una aventura
personal fue iluminando el sentido de estas notas hasta llegar a comprender,
como si fuese en carne propia, el sino de la marea humana que mueve la
verdadera historia que nunca se menciona.
No hay más que
sacrificios, trabajo anónimo, esfuerzo y lucha por sobrevivir sobre un fondo en
apariencia siempre cambiante y sin embargo permanente.
Esta es la historia que no sale en los manuales de los
amanuenses de nuestra Historia porque cambiar el relato, invertir los términos
protagónicos de los hechos obligaría a revertir la ecuación última en la
relación entre dominador y dominado. Salvando las distancias podemos imaginar
hasta qué punto pueden sentirse representados los pueblos indígenas respecto
del colonizador y si es posible compartir la narración de unos hechos donde su
presencia se dibuja como un obstáculo
que sólo sirve para retrasar el
arrasador torbellino del progreso europeo.
La inmigración que nos importa viene precisamente de Europa y
es de raza blanca y como el conquistador es también cristiana, pero su presencia desnuda el otro
conflicto que aparece siempre soslayado, porque son los pobres, los marginados
sin trabajo, los
que ponen el cuerpo en las guerras, los desposeídos en
tropel, los perseguidos por tener ideas subversivas, los subversivos cocidos en
el caldo de cultivo anarco social revolucionario hartos de testas coronadas, de
luchas entre facciones familiares cuyo abolengo ha servido de pretexto
permanente para sojuzgar y condenar al irredento de tanto abuso y como Sísifo
condenado.
Desde el inicio mismo de la búsqueda de material trabajé con
el relato de los mismos protagonistas o del relato recogido por familiares y
amigos, testimonios todos muy valiosos aunque siempre subjetivizados y es en
este punto donde me permito ir más allá brindando un contexto que permita al
lector situarse en el momento señalado, aunque ese mismo contexto pueda parecer
forzado por la dimensión de los personajes y los hechos pertinentes que fueron
recogidos por la historia oficial y por esa razón sean por lo tanto
sobredimensionados.
En otros casos utilizo alguna poesía referencial porque la
metáfora perfora siempre lo unidireccional del relato y multiplica sus posibles
lecturas; suma además la visión de un tiempo pretérito que concede cierta
atemporalidad y subraya el carácter permanente del problema existencial.
El período comprendido entre fines del siglo XX y principios
del siguiente corresponde exactamente a ese momento en que hace eclosión
nuestra economía atada al dólar, cuyo derrumbe provoca el desánimo social más
profundo y el rechazo a toda la clase política sospechada y señalada como la
única responsable del desastre. Desde luego que estos hechos, la percepción de
vivir en un país sin horizonte, el fracaso asumido como incapacidad personal
frente al desarrollo y el progreso que se mostraban como evidentes referentes
de la modernidad capitalista, fueron tiñendo el tono general de estas crónicas
hasta conferirles un deje de escepticismo y amargura que parecía contrastar con
la ilusión y el optimismo que vino con esa masa inmigratoria.
Revisadas bajo el prisma del tiempo fue necesario atemperar
el clima de derrota una vez que cambiaron las circunstancias y la política
recuperó el espacio cedido a la economía para ocuparse del país real. Diez años
después late una leve y renovada ilusión a pesar de las sombras que por aquí y
por allá nos acechan.
Me permito por fin, sugerir conductas u objetivos supuestos
para dar coherencia y unidad al relato transformándolo en un cierto punto para
situarlo en ese género que se denomina algo así como “historia novelada” que,
como sabemos es casi la antítesis de la novela histórica. La intención apunta a
lograr un mínimo interés de parte del lector ya que estas pequeñas historias de
seres cuya vida cotidiana es en todo similar a la vida de millones de seres
semejantes que no intentan descollar, ni llegar a diputado o intendente ofrece
sin embargo el atractivo del gran mural universal de la humanidad. Abel Poletti
SUMARIO
Noches de cabaret –
American Bar Fox
Japoneses. Una tradición
inmutable
Griegos. Moisés Lintridis,
el ciudadano
Ingleses. ¿Quién se
acuerda de los Ashby?
Austríacos. Alberto (Tito)
Terpín y las razones de su fe
Suizos. Pioneros de una
Argentina pretérita
Los Castex. Un puente
contra el olvido
Franceses e italianos.
Cuando Caissón y los Torchiana animaban las veladas
Españoles. ¿Cuál de los
Palacios?
Italianos. Ernesto De
Michelis. El Teatro Coliseo, con viento a favor
Belgas. La Legión Henricot