La crisis originada por el coronavirus ha cambiado el paso de la industria española del calzado, que además se enfrenta a las dificultades para asegurar la cobertura de sus transacciones comerciales y la amenaza de la subida del 25% en los aranceles de Estados Unidos. "La actividad se ha visto especialmente dañada debido al descenso a nivel mundial en el consumo de bienes de moda, que se sitúa en alrededor del 40%", asegura Marián Cano, presidenta tanto de la patronal española FICE como de la valenciana Avecal. Un sector con algo más de 3.500 empresas dedicadas a la fabricación de calzado y de sus componentes que emplea a cerca de 40.000 personas en España, sin incluir a mayoristas y comercializadoras, en muchos casos las firmas que diseñan y titulares de las marcas que encargan la producción a terceros.
La caída de las ventas de zapatos por los confinamientos y las restricciones a los comercios supusieron que el Índice de Producción Industrial del sector en España se desplomase un 28,8% en 2020, el mayor retroceso en la serie histórica del calzado. Según los datos de la patronal, el mercado nacional llegó a descender más de un 30%. En el caso de las exportaciones, donde las marcas españolas resisten fundamentalmente en los mercados de gama alta, se alcanzaron los 2.255 millones de euros, un 15,7% menos que supone regresar al nivel de 2013.
"Tardaremos meses hasta que logremos recuperarnos del duro impacto que ha supuesto la covid"
Los efectos ya se han trasladado al empleo, en un sector que concentra casi dos tercios de su actividad en Comunidad Valenciana, sobre todo en las comarcas alicantinas de Elche, Elda y Villena.
Según los datos de la industria auxiliar de los componentes de calzado AEC, el 90% de las empresas del sector ha recurrido a Ertes y el año pasado se perdieron 7.291 empleos.
"Aún vamos a tardar meses hasta que logremos recuperarnos del duro impacto que ha supuesto la covid", reconoce Cano, que considera que hasta que las tiendas no reabran con normalidad y no se reactive el consumo de los productos de moda "va a ser complicado".
La caída de las ventas por el covid ha provocado otro efecto colateral que ahora está haciendo más difícil la recuperación. "Las empresas corren el riesgo de cerrar por el impacto de los impagados", asegura el director general de AEC, Álvaro Sánchez, que más allá de los casos puntuales de morosidad alerta del impacto que tiene la rebaja generalizada por parte de las aseguradoras de las clasificaciones de riesgo de las empresas. Una medida que "produce un efecto muy negativo que sigue estrangulando la actividad comercial de las empresas", subraya. Según una encuesta entre sus asociados, esta es una de las principales preocupaciones. Ante la falta de coberturas y los aplazamientos de los pagos que les piden los clientes son las propias empresas las que asumen más riesgos.
"Los confinamientos y restricciones generaron devoluciones, cancelaciones de pedidos y aplazamientos. Las empresas de calzado han actuado como bancos financiando a sus clientes", apunta Marián Cano. Según la presidenta de FICE "esos aplazamientos pactados, que no incumplimientos de pago, ha generado que muchos no estén cubiertos por las aseguradoras y que las marcas tengan que verse obligadas a dejar de trabajar con ellos o llegar a acuerdos para buscar otras garantías". Por ello la patronal solicitó precisamente la creación de un fondo de reaseguramiento.
Fuera de las ayudas
Esta es sola una de las reclamaciones de la industria zapatera, que ahora centra sus esfuerzos en reivindicar lo que considera un agravio comparativo: no haber sido incluido en los sectores que pueden recibir las ayudas directas del Estado. "No tiene sentido que algunas partes de la cadena de valor del calzado puedan optar a estas ayudas y otras no", resume Cano.
A ello se ha sumado una amenaza que puede hacer aún más empinada la recuperación de los zapatos made in Spain en uno de sus mercados de más valor añadido. El calzado es uno de los sectores sobre los que pende la amenaza de aumentar los aranceles en Estados Unidos, debido a la guerra comercial con algunos países por la denominada tasa Google a sus tecnológicas. Si finalmente se aplica incrementaría un 25% para los zapatos españoles, con lo que se elevaría a entre el 35% y el 37,5%. Estados Unidos compró el año pasado más de 3,5 millones de pares de zapatos españoles, el 90% de Alicante, por un valor superior a los 151 millones. El temor es que esos aranceles puedan acabar con años de posicionamiento como producto de calidad del zapato español y su espacio sea ocupado por otros países.
Con la moda para los fondos europeos
"Necesitamos que los fondos europeos de recuperación Next Generation lleguen cuanto antes a nuestro tejido indutrial", asevera Marián Cano. La patronal del calzado participa en tres proyectos presentados, el mayor de ellos junto a los sectores de la moda y el textil que busca renovar y digitalizar toda su cadena de valor incluida la recuperación de los materiales. Un macroplan presupuestado en 11.790 millones con grupos como Inditex o El Corte Inglés.
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