martes, 12 de marzo de 2024

Milei cambia y lanza un nuevo plan a 3 tiempos


 En la Casa Rosada a veces se acaba la leche. Los funcionarios tienen que tomar café solo. Hay quejas. Algunos empezaron a traer sus propios sachet. Signos de que no hay plata y de que cambiaron los tiempos políticos en una lógica de la que no escapó la reunión con los gobernadores.

Todos aceptaron ir a escuchar. Ya va a haber tiempo para romper. Fueron hasta los más críticos: Kicillof, Zillioto y los patagónicos. Pero la gran novedad que demuestra el giro pragmático del Gobierno es que encabezó el encuentro el jefe de gabinete, Nicolás Posse, el mudo. No habla con nadie: ni con los propios ni con los ajenos. En un rol importante como el de jefe de gabinete es importante el diálogo para tener diversidad de miradas. Tres meses después, el Gobierno entendió que sin acuerdos no hay gobernabilidad posible.

Incorporar a Posse a estos encuentros -que habitualmente están en cabeza del ministro del Interior- es una forma de involucrarlo en la gestión política; y su presencia es la garantía real de que lo que se avance (o retroceda) será con acuerdo de Javier Milei y que lo que se decida en esos encuentros tendrá un correlato práctico.El Gobierno no va a dar respuestas en el corto plazo. Por eso, necesita acotar el conflicto político y ganar tiempo hasta poder ver algún resultado económico en el mediano plazo. De ahí la nueva estrategia.


Tiempo 1: el giro pragmático y el rol del Fondo Esta semana el Gobierno tuvo varios giros pragmáticos:

Se convocó a los gobernadores con una agenda relativamente abierta.

Se aceptó girar los fondos educativos para sostener la quinta hora de clase que había implementado el Gobierno de Alberto.

Aceptó meter adentro del paquete de la ley ómnibus la restitución de Ganancias.

Reactivó los fondos extra para las provincias previstos en la Ley de Financiamiento Educativo y se van a poder usar para pagar salarios.

Se avanzó en respuesta a los pacientes oncológicos que estaban esperando drogas para tratamiento (solo a 120 familias, pero algo es algo).

Se está dialogando sobre una nueva fórmula jubilatoria que contemple la inflación, pero también los puntos perdidos en enero y febrero.

Aceptó mandar al Congreso una ley ómnibus acotada, que solo tenga los puntos que realmente necesitan.

Todo esto resuelve bastante poco de los problemas que tiene la gestión (y la gente). Pero en un gobierno cuya cabeza no cree en el Estado, no es poco. “No existe el Estado eficiente”, dijo Milei en una entrevista esta semana. Ahora parece que el Estado tiene que cumplir un rol, al menos por un tiempo.

Hace unas semanas anticipamos en A24.com que el FMI mira con desconfianza las políticas de Javier Milei. Valora el compromiso con el superávit fiscal y con las reformas económicas, pero entiende que son políticamente inaplicables en el largo plazo. Por eso, le pidió que no se olvide de los más vulnerables y que genere consenso político para lograr “reformas duraderas”.

Unos días después de estas advertencias, Milei convocó a un pacto político y empezó a girar fondos a las provincias. ¡Bingo! En la misma lógica, cambió el plan dolarizador por una “canasta de monedas”, algo que al Fondo le parece más digerible.

Así como Milei aceptó sacar a Posse del ostracismo del Excel, también él mismo empieza a reconocer que sin política no va a poder avanzar. Reconoció hace unos días, en entrevista con Esteban Trebucq: “Estoy haciendo un trabajo. Los argentinos me eligieron para encauzar la economía. Y por otro, que termine con la inseguridad. Si la lógica de gobernar y sacar adelante el país implica que tenga que sentarme con todos los gobernadores, lo voy a hacer porque es mi trabajo”. Hasta ahora no lo hizo. Podría ser tomado como una autocrítica.

Le llevó un tiempo, pero el Presidente empezó a entender de qué se trata su rol. No es emperador, ni rey, ni un dictador. Va a tener que trabajar con otros si quiere que sus programas salgan adelante, aunque sea parcialmente. “Yo no soy una persona que me guste mucho estar reunido y esas cosas. No me gustan los eventos sociales. Pero si lo tengo que hacer por trabajo, lo hago”, dijo.

Tiempo 2: el mediano plazo y el peligro de la economía real El Presidente está convencido de que en el mediano plazo su programa es infalible. Y también está orgulloso de los objetivos del corto plazo. En esa misma entrevista dijo que si se descontaran las promociones de los supermercados, la inflación estaría en un dígito. Un disparate similar al que planteaba Guillermo Moreno, que tomaba el valor de los acuerdos de precios para hacer el índice.

Milei puede exhibir buenos resultados en el Excel: la inflación va a la baja y el dólar está planchado. Eso le da oxígeno con una parte de sus votantes. El problema es que la economía real tiene otra dinámica. Y hay que ver cuánto aguantan la gente. Especialmente teniendo en cuenta de que el propio Gobierno dice que ahora viene lo peor.

Un estudio del Cepa que coordina el economista (peronista) Hernán Letcher muestra cómo evolucionó la economía en estos meses de gestión Milei en términos reales, deduciendo la inflación. Los datos son alarmantes:

Patentamiento de motos cayó 18,8% en enero y 13,7% en febrero.

De autos, 32,7% en enero y 18,7% en febrero.

La producción de autos, 16,7% en enero.

Construcción, 28,2% en enero y 29% en febrero.

Industria pyme, 26,9% en diciembre y 30% en enero.

Ventas minoristas pymes, 28,5 en enero y 25,5% en febrero.

Estos datos negativos de la economía real tienen un correlato en la gestión que podrían complicar todo a futuro:

La recaudación real del IVA cayó 24,6% en enero y 21,1% en febrero.

Los aportes por contribuciones patronales cayeron 24,6% en enero y 21,1%

Estos dos últimos datos sirven para pronosticar varias cosas:

1- La caída de la actividad hace caer los impuestos reales y eso va a derivar inevitablemente en un nuevo ajuste.

2- Las bajas de las cargas patronales demuestran que el salario real está cayendo, por lo que todas las actividades que viven del mercado interno van a caer más y van a pagar menos IVA y va a haber que hacer más ajuste.

3- Al caer las contribuciones patronales, necesariamente van a caer las jubilaciones. El índice de movilidad se ajusta por dos variables: crecimiento del salario real y la recaudación de la ANSES. Las dos variables bajan a la par. Si no se cambia la fórmula, caen las jubilaciones.

4- Los jubilados, por sus magros haberes, suelen gastar todo lo que cobran. Si se cae el salario, se cae el consumo y el IVA. Más ajuste.

Vamos hacia un camino imposible. Lo reconoció el propio Milei: si la licuadora se proyecta en el tiempo, deja de ser licuadora y pasa a ser motosierra. Es un sendero no viable, como reconoció el Gobierno; por eso, el Ejecutivo avanza rápido en los ajustes en todas las áreas posibles. Esta semana se vienen recortes fuertes.

Los salarios muestran una caída considerable en términos reales. El llamado RIPTE (que mide la evolución de los sueldos de los trabajadores formales) muestra una caída real del 27% desde las PASO 2023, el día que ganó Milei.

Es un trabajo hecho por Sigaut Gavina citado con preocupación por la CGT:

En enero, los salarios quedaron por debajo de la inflación: 14,7% contra 20,6%.

En dos meses de gestión cayeron 18%.

Entre las PASO y enero, los salarios cayeron en total 27%.

Hoy, los sueldos ya tienen el mismo poder adquisitivo que en 2003, después de la peor crisis de la historia. Tiempo 3: la batalla cultural Milei tiene ganada la batalla cultural. Y en eso no hay marcha atrás. Él lo lee mejor que nadie. Con su chispa, sus ideas ya prendieron y no hay manera de apagarlas. Es cuestión de tiempo para que terminen de expandirse. Por eso, necesita gestionar el corto plazo.

Un trabajo de la consultora Sentimientos Públicos, dirigida por Hernán Vanoli, pone la lupa sobre las percepciones políticas de los “centennials” (a los que ubica entre los 16 y los 28 años) y lo compara con los “milennials” (29 a 43 años).

La investigación, hecha con 5200 casos, les pregunta a los distintos entrevistados si están de acuerdo o desacuerdo con determinadas frases. Restando los que están a favor menos los que están en contra, quedan los netos (que es lo que vamos a mostrar).

“El derecho a circular es más importante que a manifestarse”: 49,5% entre los centennials contra el 29,4% en milennials.

“El sindicalismo es uno de los principales problemas del país”: 43,5% centennials vs. 26,5%, milennials.

“La policía debería contar con el poder suficiente para imponer el orden le moleste a quien le moleste”: 53,9% vs. 34,6%.

“La desigualdad es una consecuencia normal del mérito y voluntad de las personas”: 36,9% vs. 5,7%.

“El Estado debe ser lo más pequeño y lo más eficiente posible”: 51,9% vs 38%.

“La solidaridad es más importante que la eficiencia”: 50,4% vs. 61,3%.

Este último ítem es importante verlo en perspectiva: 39% no cree en la solidaridad como valor.

“Los valores vinculados al programa libertario (rienda libre a la represión, voluntarismo meritocrático para explicar la desigualdad, achicamiento del Estado, derecho a circular) dan dentro de los centennials netos aún más altos aún que los de la población en general”, explica el trabajo.

En cambio, quizás por fuera de la doctrina libertaria, los centennials siguen considerando importantes temas vinculados al medio ambiente e incluso al respeto a las identidades de género.

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