miércoles, 31 de marzo de 2021

La película que hace más de 70 años anticipó la vida con celulares y videovigilancia


 

“Fabricaremos televisores miniatura, del tamaño de una linterna. Ya no hará falta comprar el diario”, dice una voz en off en el cortometraje Televisión, el ojo del mañana (24 minutos de duración), dirigido por JK Raymond Millet y adaptado de Cine total: ensayo sobre las formas futuras del cine, del escritor René Barjavel. El film acierta en predecir que en esas pantallitas miraremos las noticias, “leeremos el editorial político, o la crónica de moda, o el noticiero deportivo e incluso las palabras cruzadas”; hoy diríamos los jueguitos. “Por no hablar de la telenovela”, dice el film de Raymond Millet; hoy diríamos de la serie. Impacta su anticipo de que “la calle ofrecerá un espectáculo singular”... el de todos los transeúntes enfrascados en sus pantallitas, llevándose unos a otros por delante o causando incidentes de tránsito.

René Barjavel (1911-1985) está considerado como un precursor de la novela de ciencia ficción en Francia que después de 1905, año de la muerte de Julio Verne, carecía de émulos de ese gran autor francés de novelas futuristas. Barjavel, que también fue periodista y guionista de cine, empezó a publicar en la década del 40. La televisión en los hogares era una novedad reciente. Pensemos que las primeras emisiones se hicieron a finales de los años 20 y las transmisiones regulares se iniciaron a mediados de la década de 1930.

La mirada de Barjavel sobre los efectos que tendría este invento en la vida cotidiana no es precisamente optimista. En Televisión, el ojo del mañana, mezcla de ficción y documental, se muestra, desde los estudios de un canal, cómo se fabrican los productos que, a través de cables subterráneos y luego de antenas, ubicadas en ese entonces en lo alto de la Torre Eiffel, llegan a las casas

Pero, partiendo de esa descripción del presente, de las novedades de la posguerra, el tema central del cortometraje es la omnipresencia que Barjavel intuye tendrán muy pronto esos aparatos en nuestras vidas. El escritor falleció en 1985, sin llegar a ver cómo se cumplían sus predicciones a través del celular inteligente, la videoconferencia y la videovigilancia; elementos que intuye con una precisión sorprendente.

En una escena, imagina incluso algunas de las situaciones embarazosas recientemente vividas por causa del zoom, cuando las cámaras invaden la intimidad: en el film, una señorita sale de la ducha a atender el teléfono sin darse cuenta de que tiene abierta la pantalla del teléfono. El cortometraje es futurista hasta en eso: se atreve a mostrar un desnudo femenino -o medio desnudo femenino-, algo revolucionario para 1947.

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