Una niña de 11 años fue sometida a un autotrasplante renal, es decir, que se le extrajo el riñón, se lo “reparó” y se lo volvió a implantar. A cuatro meses de la intervención su calidad de vida mejoró notablemente y su familia se muestra feliz y agradecida con los médicos. La compleja intervención, que se llevó a cabo en el hospital El Cruce de Florencio Varela, ya se había hecho una vez pero a un paciente adulto de la Provincia. La primera niña beneficiada por esta cirugía se llama Aldana y es oriunda del partido bonaerense de San Martín.
Los especialistas del ministerio de Salud provincial explicaron que la paciente sufría una afección llamada “nefroureterectomía videolaparoscópica izquierda”. El equipo, integrado por los profesionales Oscar Amoreo, Paula Bresso, Marcelo Barán y Claudio Baldarena, entre otros, trabajaron en conjunto con el hospital provincial de Niños Sor María Ludovica, de La Plata, donde se diagnóstico la causa de la insuficiencia renal que aquejaba a la pequeña. “Tenía las arterias de los riñones muy estrechas y era complejo por su edad y su bajo peso implementar un tratamiento”, explicó Amoreo.
El detonante del fallo renal que podría haber sido mortal para la niña fue una malformación de nacimiento llamada fibrodisplasia bilateral de arterias renales, que implica una estrechez de las arterias e hipertensión arterial severa.
La intervención fue laparoscópica, es decir que se le hizo una incisión. “Una vez que teníamos el riñón fuera del cuerpo lo acondicionamos en lo que se llama cirugía de banco, lo enfriamos, le sacamos la sangre y se reparó la arteria renal mediante un parche con vena gonadal, tomada de la misma paciente”, detalló Barán. Finalmente, agregó que después se le implantó el riñón a través de la misma incisión por la que se lo extrajo.
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