Sin sorpresas en las polémicas elecciones sirias, cuyo presidente, Bachar al Asad, ha sido reelegido oficialmente con algo más del 95% de los votos. Occidente y buena parte de la oposición ponen en duda la legitimidad de los comicios, que no fueron "ni libres ni justos".
Con este resultado, Bachar al Asad obtiene un cuarto mandato de 7 años para gobernar un país destrozado por la guerra civil y que atraviesa una brutal crisis económica que ha sumido en la pobreza a más del 80% de la población.
Aún así, según el presidente del parlamento sirio, Al Asad obtuvo más de 13,5 millones de votos. Sus dos rivales, un exministro y un antiguo opositor, sumaron poco más de 600 000 papeletas.
Diez años después del estallido de la guerra civil, las fuerzas leales a Bachar al Asad controlan la mayor parte del territorio gracias al apoyo de Rusia y de milicias chiíes de Irán y el Líbano. El resto está en manos de grupos opositores, de yihadistas y de fuerzas kurdas.
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