Una vez más, un fenómeno espacial sorprendió en el norte de Argentina, más precisamente en Campo del Cielo, en el límite entre Chaco y Santiago del Estero: allí cayó una lluvia de meteoritos que incluso requirió la explicación pública de varios especialistas al respecto. Allí mismo, 4000 años atrás, impactó una lluvia de meteoritos provenientes del estallido en la atmósfera de un asteroide de más de 800 toneladas, cuyos fragmentos aún se recuperan. “Es una de las zonas de dispersión de meteoritos más grande del mundo y la única de la que se recuperó semejante cantidad de masa”, aseguró Mario Vesconi, el Presidente de la Asociación Chaqueña de Astronomía (ACHA), investigador, especialista en Geofísica del grupo y codescubridor de seis de las ocho multitoneladas del lugar.
Las 400 toneladas de sideritos (meteoritos metálicos) que impactaron en la Tierra a 14.000 kilómetros por hora (la mitad de la masa total se perdió por ablación) se dispersaron sobre una superficie de 240.000 hectáreas que en la actualidad comparten las dos provincias ya mencionadas.
“Tenemos definidas dos áreas: el campo de cráteres, donde están estos 28; y el de dispersión aún mayor, de pequeños fragmentos o no tan pequeños”, profundizó Vesconi. Más de 100 toneladas ya fueron recuperadas y una gran parte de ellas se concentra en el meteorito “El Chaco” (33.400 kilogramos) encontrado en 1969. Está segundo en el "ranking” mundial después del “Hoba” (66.000 kilos) en Namibia (África) y otras tantas en el “Gancedo” (27.740 kilos), descubierto en 2016.
Desde 2015, todos estos hallazgos pueden visitarse en el Parque Científico y Educativo Campo del Cielo, ubicado en la reserva chaqueña con el mismo nombre.
Allí se encuentra la mayor cantidad de piezas repuestas y un circuito de cráteres de impacto. “Llegás y podés recorrer seis, siete cráteres con caminos conservados con sus señales, ver dónde se desarrollaron los trabajos, ver un cráter... ¿Cuánta gente estuvo parada en un cráter?”, se preguntó muy asombrado Vesconi.
Y, ya para cerrar, reconoció que “ahora cuando lleguen mayo, junio, julio y los meses más frescos me tiran las ganas de ir, es un trabajo inconcluso que me desespera”.
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