por Andrés Oppenheimer
aoppenheimer@elnuevoherald.com
Estados Unidos y varios países de Latinoamérica están diciendo que la crisis venezolana debería resolverse en las urnas en las próximas elecciones legislativas. Sin embargo, un testimonio reciente en el Senado estadounidense generó dudas sobre si puede haber elecciones limpias en Venezuela, al señalar que el registro electoral venezolano está tan lleno de muertos, que muchos estados tienen más votantes registrados que personas.
En un testimonio del 17 de marzo ante el Comité del Senado sobre Relaciones Exteriores, Russ Dallen — editor del Latin American Herald Tribune, con sede en Caracas — dijo que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, tiene en sus manos un aparato electoral que casi garantiza el fraude en las elecciones legislativas, tentativamente programadas para septiembre.
Antes de ver si eso es cierto — algunos expertos estadounidenses y opositores venezolanos lo disputan — echemos un vistazo a las cifras de Dallen.
Según su testimonio, el registro electoral de Venezuela ha sido manipulado desde que el fallecido presidente Hugo Chávez contrató empresas cubanas para emitir los pasaportes y otros documentos de identidad venezolanos al inicio de su gobierno.
En el 2003, cuando la oposición de Venezuela lanzó un referendo para tratar de revocar el mandato de Chávez, Venezuela tenía 11.9 millones de votantes registrados. Chávez logró retrasar el voto por un año y medio, ganando tiempo para agregar más de dos millones de votantes al registro. En el 2004 Venezuela tenía 14 millones de votantes registrados, dijo Dallen.
En los años siguientes, a medida que perdía popularidad, el gobierno infló aún más el registro electoral. En las elecciones del 2013, cuando la Comisión Nacional Electoral controlada por el gobierno adjudicó a Maduro la victoria con el 1.5 por ciento de los votos, el registro tenía 18.9 millones de votantes registrados.
“Por lo tanto, el registro electoral aumentó en un casi un 60 por ciento en diez años. Un verdadero boom poblacional!”, dijo Dallen.
Añadió que un estudio de la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela (UCAB) encontró que en 14 de los 24 estados venezolanos habían más votantes registrados que personas. “Uno de los estados más pobres, Delta Amacuro, por ejemplo, tenía 122 por ciento más de votantes registrados que su población estimada”, dijo Dallen.
Preguntada sobre estos datos, la directora del Programa para las Américas del Centro Carter, Jennifer McCoy, quien ha liderado varias misiones de observación electoral a Venezuela, me dijo que el Centro Carter y otros estudios de la UCAB “no encontraron una significativa sobre-inflación del registro electoral, ni estados con más votantes registrados que su población”.
Un informe del Centro Carter del 2012 sobre el sistema electoral de Venezuela dijo que “ningún registro de votantes es perfecto. Las normas internacionales aceptan cierto nivel de inexactitudes, de hasta quizás un 3 por ciento” del registro electoral, siempre y cuando no beneficie a ningún partido político en particular.
Añade que un estudio de la UCAB del 2012 había encontrado que aunque Venezuela tiene un alto porcentaje de votantes registrados — 97 por ciento de la población en edad de votar — “eso está de acuerdo con el que registran países latinoamericanos comparables”.
La coalición de la oposición de Venezuela, MUD, dijo que antes de las elecciones del 2013 aunque el número de mayores de 18 años había crecido un 4.3 por ciento en los tres años anteriores, el número de votantes registrados había aumentado un 7.3 por ciento. Pero la MUD había encontrado que el registro electoral era “aceptable”, dijo el informe del Centro Carter.
Sin embargo, después de las elecciones del 2013, la coalición de la oposición informó que hubo cerca de 300,000 votos emitidos bajo el nombre de personas fallecidas. Eso representó el 1.5 por ciento el padrón electoral.
El informe del Centro Carter llegó a la conclusión de que a pesar de la supuesta ausencia de fraude masivo en el registro electoral, la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea y el Centro Carter “han recomendado, desde hace tiempo, una amplia auditoría de la lista de votantes”.
Mi opinión: Si Maduro quiere demostrar al mundo que las elecciones legislativas de este año no serán una farsa, debería nombrar un Tribunal Electoral Nacional creíble — ésa fue una de las principales demandas de las protestas estudiantiles del año pasado, que dejaron 43 muertos — , permitir una auditoría del registro electoral, y dar a los candidatos opositores el mismo tiempo en televisión que a los oficialistas.
Eso puede ser pedirle demasiado a un gobernante que ha arrestado a los principales líderes de la oposición, incluyendo al alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, y a Leopoldo López, bajo cargos ridículos.
Pero si Estados Unidos y algunos países de América Latina hablan en serio cuando dicen que la crisis de Venezuela debe resolverse en las urnas, deben empezar exigiendo a Maduro tomar esas medidas para darle credibilidad al proceso electoral, ya mismo.
En un testimonio del 17 de marzo ante el Comité del Senado sobre Relaciones Exteriores, Russ Dallen — editor del Latin American Herald Tribune, con sede en Caracas — dijo que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, tiene en sus manos un aparato electoral que casi garantiza el fraude en las elecciones legislativas, tentativamente programadas para septiembre.
Antes de ver si eso es cierto — algunos expertos estadounidenses y opositores venezolanos lo disputan — echemos un vistazo a las cifras de Dallen.
Según su testimonio, el registro electoral de Venezuela ha sido manipulado desde que el fallecido presidente Hugo Chávez contrató empresas cubanas para emitir los pasaportes y otros documentos de identidad venezolanos al inicio de su gobierno.
En el 2003, cuando la oposición de Venezuela lanzó un referendo para tratar de revocar el mandato de Chávez, Venezuela tenía 11.9 millones de votantes registrados. Chávez logró retrasar el voto por un año y medio, ganando tiempo para agregar más de dos millones de votantes al registro. En el 2004 Venezuela tenía 14 millones de votantes registrados, dijo Dallen.
En los años siguientes, a medida que perdía popularidad, el gobierno infló aún más el registro electoral. En las elecciones del 2013, cuando la Comisión Nacional Electoral controlada por el gobierno adjudicó a Maduro la victoria con el 1.5 por ciento de los votos, el registro tenía 18.9 millones de votantes registrados.
“Por lo tanto, el registro electoral aumentó en un casi un 60 por ciento en diez años. Un verdadero boom poblacional!”, dijo Dallen.
Añadió que un estudio de la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela (UCAB) encontró que en 14 de los 24 estados venezolanos habían más votantes registrados que personas. “Uno de los estados más pobres, Delta Amacuro, por ejemplo, tenía 122 por ciento más de votantes registrados que su población estimada”, dijo Dallen.
Preguntada sobre estos datos, la directora del Programa para las Américas del Centro Carter, Jennifer McCoy, quien ha liderado varias misiones de observación electoral a Venezuela, me dijo que el Centro Carter y otros estudios de la UCAB “no encontraron una significativa sobre-inflación del registro electoral, ni estados con más votantes registrados que su población”.
Un informe del Centro Carter del 2012 sobre el sistema electoral de Venezuela dijo que “ningún registro de votantes es perfecto. Las normas internacionales aceptan cierto nivel de inexactitudes, de hasta quizás un 3 por ciento” del registro electoral, siempre y cuando no beneficie a ningún partido político en particular.
Añade que un estudio de la UCAB del 2012 había encontrado que aunque Venezuela tiene un alto porcentaje de votantes registrados — 97 por ciento de la población en edad de votar — “eso está de acuerdo con el que registran países latinoamericanos comparables”.
La coalición de la oposición de Venezuela, MUD, dijo que antes de las elecciones del 2013 aunque el número de mayores de 18 años había crecido un 4.3 por ciento en los tres años anteriores, el número de votantes registrados había aumentado un 7.3 por ciento. Pero la MUD había encontrado que el registro electoral era “aceptable”, dijo el informe del Centro Carter.
Sin embargo, después de las elecciones del 2013, la coalición de la oposición informó que hubo cerca de 300,000 votos emitidos bajo el nombre de personas fallecidas. Eso representó el 1.5 por ciento el padrón electoral.
El informe del Centro Carter llegó a la conclusión de que a pesar de la supuesta ausencia de fraude masivo en el registro electoral, la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea y el Centro Carter “han recomendado, desde hace tiempo, una amplia auditoría de la lista de votantes”.
Mi opinión: Si Maduro quiere demostrar al mundo que las elecciones legislativas de este año no serán una farsa, debería nombrar un Tribunal Electoral Nacional creíble — ésa fue una de las principales demandas de las protestas estudiantiles del año pasado, que dejaron 43 muertos — , permitir una auditoría del registro electoral, y dar a los candidatos opositores el mismo tiempo en televisión que a los oficialistas.
Eso puede ser pedirle demasiado a un gobernante que ha arrestado a los principales líderes de la oposición, incluyendo al alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, y a Leopoldo López, bajo cargos ridículos.
Pero si Estados Unidos y algunos países de América Latina hablan en serio cuando dicen que la crisis de Venezuela debe resolverse en las urnas, deben empezar exigiendo a Maduro tomar esas medidas para darle credibilidad al proceso electoral, ya mismo.
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