Un Vladimir Putin desafiante con Occidente ha dado su habitual discurso anual plagado de advertencias hacia sus rivales internacionales, asegurando que responderá a cualquier provocación de Estados Unidos y sus aliados. Los recientes movimientos de tropas de Rusia cerca de la frontera con Ucrania han despertado todo tipo de teorías sobre las intenciones reales de Moscú. "Debo decir que hemos tenido suficiente paciencia, responsabilidad, profesionalidad, confianza en nosotros mismos y en nuestra corrección y sentido común al tomar decisiones. Espero que a nadie se le ocurra cruzar ninguna línea roja con Rusia. Dónde queda esta línea roja lo decidimos nosotros en cada caso", dijo el presidente ruso. Putin acusó directamente a Occidente de no condenar lo que calificó de intento de golpe de estado contra el presidente bielorruso, su aliado Aleksander Lukashenko. Moscú arrestó a varios supuestos complotistas el mes pasado.
"Los hechos se han conocido hace poco, los hechos de un intento de organizar un golpe de estado en Bielorrusia y matar al presidente. Pero incluso estos actos indignantes no provocaron la condena del llamado bloque occidental", reprochó el dirigente.
Putin dedicó gran parte de su alocución a alabar la respuesta rusa al coronavirus, y también a las vacunas, uno de los más recientes triunfos diplomáticos del país, pues su disposición a enviar dosis de Sputnik V a otros países ha conseguido proyectar una imagen de solidaridad... a pesar de que la capacidad de producción nacional no llega a cubrir ni la demanda interna de inmunizaciones, según apuntan diversos expertos.
Las cifras de producción de la Sputnik V no son públicas.
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