viernes, 16 de abril de 2021

Así se viaja en trenes y colectivos el primer día de restricciones

 


Por Mercedes Ninci

El transporte sigue siendo un infierno. A pesar de las restricciones impuestas por el gobierno nacional, los trenes van llenos y en horas pico es una lotería tomar un colectivo. Pese a la presencia de decenas de policías de la Federal en la Estación de Constitución, se controla poco y nada. Por la entrada de Lima se chequea a los que ingresan y por Brasil a los que salen. Pero los controles son aleatorios. No paran a todos los pasajeros y cuando lo hacen en muchos casos no chequean que la imagen del certificado de circulación o el QR se corresponda con el DNI de la persona que viaja, cualquiera muestra un papel y pasa.

Algunos policías trabajan 12 horas y se los ve cansados. Además, los operativos no están en todas las estaciones por falta de efectivos, por lo que la gente viaja igual, simplemente cambiando de estación. “Hoy lo que me llamó mucho la atención es que ni en La Plata ni en Constitución la policía nos solicitó los permisos, siendo que los días anteriores sí los pidieron. Tampoco en las líneas C y B de subtes”, cuenta Marina Lemma, empleada de un laboratorio de diagnóstico en la calle Acoyte en Caballito.

“¿Cómo le digo a alguien que viene a hacer una changa a Capital, que se tomó un colectivo y el tren, que se vuelva a su casa? Viajó tres horas, trabaja en negro, si no viene no come ni él ni su familia. Es difícil mandarlo de vuelta porque no está habilitado”, confiesa un empleado de Trenes Argentinos que pide anonimato.

Voceros de la empresa en tanto, admiten que la hora pico de la tarde “puede llegar a ser un lío, si los que salían a la noche de trabajar adelantan el horario del regreso a su casa por la prohibición de circular en el AMBA desde las 20 h. “Vamos a ver qué pasa a partir de esta tarde -agregan-, por ahora no tenemos orden de cambiar los diagramas de los trenes”. Este directivo, se refiere no solo al Roca, sino también a los tres ramales del Mitre, el San Martín y el Belgrano Sur.

Los comerciantes de Pompeya comparten la misma preocupación por el regreso de la tarde. En la Avenida Sáenz, entre las avenidas Roca y Perito Moreno, pasan decenas de líneas. “A la tarde es un caos por la cantidad de gente que hay para tomar el colectivo, acá en el Metrobus. No hay nadie que controle. Las colas son larguísimas y viajan todos amontonados”, cuenta Rodolfo Aguiar, dueño de una casa de venta de cargadores de celular y electrónica ubicada sobre Sáenz. Pero la preocupación ahora es mayor. El empleado de un bar ubicado a metros de la famosa Iglesia del Rosario reconoce que deberá volver más temprano a su casa por el cierre obligatorio a las 19 y teme más amontonamiento en las paradas de los colectivos que cruzan Puente Uriburu para ir a Provincia.

Por la mañana los controles en muchos puntos también son light. En Puente Pueyrredón, por ejemplo, cada 5 o 6 colectivos que pasan de la zona sur a Capital, la Prefectura para a dos para verificar que los pasajeros tengan el certificado de circulación. A las 7 de la mañana son a lo sumo tres efectivos y no pueden chequear a todo el transporte urbano que atraviesa el puente. Con mucha vocación, los efectivos paran, por ejemplo, al 134 y el 17, pero por el carril que no fue reducido pasan el 45, el 100, un 98 y el 10. Además es común ver los pasajeros que se hacen los dormidos para que no les pidan el permiso. Otros trabajadores, para no tener ningún tipo de riesgo, cruzan el Puente Pueyrredón viejo caminando y ahí a metros está la cabecera del 12 que los lleva a Palermo.

“A nosotros nadie nos para en ningún lado”, dice Ricardo, conductor de la 302 en Puente La Noria. “Estamos llevando a todos en todas las paradas. Soy chofer, no puedo pedir el permiso de circulación”, agrega. Menos contemplativos son algunos colectiveros de la línea 70. A la mañana temprano por la parada de Iriarte al 3700, a la altura de la Villa 21 de Barracas, pasa uno detrás de otro, sin detenerse. En la calle quedan alumnos de las escuelas primarias esperando con sus madres y una fila interminable de trabajadores sin la mínima esperanza de llegar a horario. Todos miran pasar los ómnibus con resignación, pero cuando se detiene uno, ese colectivo se llena.

La Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) en esa zona brilla por su ausencia. La misma situación se da con el 124 en Medrano y Córdoba, Palermo. Pasa un coche tras otro y ninguno levanta a los pasajeros con el argumento de que no pueden llevar más de 10 personas paradas. La gente se desespera y no entiende por qué todavía rige la prohibición de sentarse en los primeros asientos del ómnibus.

Los empresarios, en tanto se defienden. Fuentes del sector aseguraron a Infobae que tienen “alrededor del 90 por ciento de los colectivos en la calle. De las 18 mil unidades que transitan por el AMBA un poco más de 16 mil están en la calle”. “El resto no las podemos sacar porque no hay quien las maneje. Hay un 10 por ciento de conductores que están exceptuados porque son pacientes cardíacos, tienen problemas asmáticos o de obesidad. Siempre en las horas pico en Argentina o en Japón se viaja apretado, porque es el momento en el que lamentablemente se sobrecarga el sistema. Obviamente que en horario pico los colectivos van llenos”, dicen con total crudeza.

“Hay gente que se enoja, le rompe los vidrios al colectivo o le quieren pegar al chofer y, estas situaciones lamentablemente se han potenciado con la pandemia”, señalan los dueños de las empresas.

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