Desde sus
orígenes, Zárate fue un pueblo que se destacó por su perfil comercial,
industrial y portuario. La creación del Partido en 1854 y su inserción en el
modelo económico agroexportador de la “Generación del ´80” aceleró la apertura
de comercios a fin de abastecer las demandas de nuestra comunidad y de la
región circundante
Aquellos comercios de un Zárate lejano
Hacia el último cuarto del siglo XIX y las
primeras décadas del XX Zárate se convirtió, de manera decisiva, en un pueblo
comercial e industrial. El aporte inmigratorio; el establecimiento de
instituciones militares (Arsenal Naval, Regimientos); la radicación de varias
industrias (Fábrica de Papel “La Argentina”, Fábrica y Destilería de Alcoholes de Pascual Varando, Fábrica de
Tejuelas y Baldosas “Tuillerías de Zárate”, Fábrica de Productos Químicos “La
Diana”, el Frigorífico “Las Palmas” y hacia 1905 el Frigorífico “The Smithfield
and Argentine Meat Co.”), la llegada del ferrocarril y la actividad portuaria,
entre otros factores, permitieron la expansión del comercio a través de algunas
importantes casas con sede en Buenos Aires y otras eminentemente locales.
Surgieron entonces comercios como la barraca
de Juan Angaut y Cosse, fundada en octubre de 1872, en la manzana comprendida
entre las actuales calles Rivadavia, Chacabuco, Bolívar y 9 de Julio, en la que
durante muchos años fueron acopiados millones de arrobas de lana, maderas,
postes, cueros vacunos, lanares y otros productos provenientes de nuestro
Partido y, también, de pueblos vecinos contando el establecimiento con un
molino destinado a la molienda de granos.
“Barraca de Angaut”
Una parte de un aviso publicado por la
referida empresa en Buenos Aires, el 15 de octubre de 1872, da cuenta de la
significación que para la economía regional tenía la misma: “Establecimiento de Barraca en Zárate, de J.
Angaut Hermanos y Cosse. Avisamos a los criadores de ovejas que en nuestro
establecimiento de Zárate hemos de construir galpones inmensos, capaces de
recibir en depósito, en todas las lanas y cueros lanares que se nos quieran
confiar. No se cobrará almacenaje. El objeto de estas vastas construcciones es
de atraer en este pueblo la mayor parte de los frutos que se dirijen a Buenos
Aires, recargándose de los gastos enormes de transporte, almacenaje, acarreo,
lanchaje, hasta su recepción en el buque y frustrando así al productor de más
de 12 por 100 sobre los precios del mercado. Con nuestros galpones de depósito
desaparecen para el estanciero los fletes del ferrocarril, los almacenajes, los
transportes en barraca y para los compradores, los transportes al río y el
lanchaje, pues nos encargamos de entregar a bordo en el puerto de Zárate a
razón de pesos moneda corriente 8 por fardo…” (1)
Finalizadas sus operaciones comerciales
algunos años después, el inmueble fue ocupado por un batallón del Regimiento N°
7 de Infantería mientras estas fuerzas permanecieron en Zárate. La Barraca de
Angaut era el lugar obligado de compra de los productos ofrecidos y, también la
casa familiar de los descendientes era muy conocida por los zarateños de
entonces ya que en sus salones se dieron cita las familias más calificadas de
Zárate en inolvidables reuniones sociales.
La tienda y almacén de Gregorio E.
Rodríguez era un negocio muy concurrido por aquella misma época; luego vendrán
“El Siglo”, almacén de ramos generales; la cigarrería “La Zarateña”; la joyería
y platería de Jesús Vázquez y en los primeros años de 1900 Don Juan Treffinger
abrió la suya en Justa Lima de Atucha 77 (hoy 277).
“La Zarateña”
Don Juan Treffinger, nacido en 1875 en Stuttgart, adquiere en 1906
-fecha en que arribó al pueblo de Zárate- la joyería que llevará su nombre y
que por aquel entonces se hallaba ubicada en Justa Lima de Atucha 77 (hoy 277),
entre calles Ituzaingó e Independencia
En la esquina de Independencia y Roca
tenía su almacén de ramos generales Antonio Gassó y en la calle 19 de Marzo N°
74 la Familia Gauthier instaló su librería e imprenta donde se editaba el
periódico “El Eco de Zárate”. La de Gauthier no era la única imprenta existente
a principios del Siglo XX pues Santiago Filippone poseía la suya, llamada “El
Progreso”, y también Guillermo Terrens contaba con una propia.
Almacén de Ramos Generales de Antonio Gassó establecida en 1872 en la
esquina de las calles Buenos Aires (hoy Roca) e Independencia. Década de 1920
Librería e imprenta de la Familia Gauthier, en 19 de Marzo N° 74,
entre calles Ituzaingó e Independencia
En Justa Lima de Atucha y Castelli,
Guillermo Palazzoli tenía su almacén “La Esperanza”, con especialización en la
venta de vinos y aceites italianos; aunque si de vinos se trataba los zarateños
podían elegir entre aquélla y la “Legión Ítalo - Argentina” de Santiago
Deprati, ubicada en calle Ameghino esquina Brown o bien, caminando hasta la
intersección de las calles Moreno y Rivadavia podían adquirir en “La Criolla”
vinos de postre y jugos de vino a precios reducidos de la bodega San Román de
Concordia, Entre Ríos, o vinos de Mendoza de calidad y costo superiores.
Esquina de Ameghino y Brown. Negocio de venta de vinos de Santiago
Deprati
Aunque ya se conocían algunas marcas, hasta
mediados del Siglo XX era común la venta a granel de productos de consumo
familiar; se vendían sueltos, al menudeo: azúcar, café, garbanzos, yerba,
porotos, harina de maíz y de trigo, fideos y lentejas, aceite comestible y el
alcohol de quemar, entre otros artículos. Los almacenes de ramos generales
tenían alineados los cajones con frentes vidriados o compartimientos con tapas
pivotantes en los que guardaban esos productos de los cuales emanaba una mezcla
de aromas generándose, de este modo, una ambientación particular en estos
negocios de antaño.
Un arte insuperado fue la confección de
los paquetes o envoltorios de los productos sueltos realizado por los
despachantes de almacén. El papel de estraza era manipulado con suma destreza y
luego de un rápido movimiento quedaba convertido en un paquete hermético con
los bordes enrollados.
El almacén fue uno de los negocios más
populares; los privilegiados generalmente se localizaban en las esquinas, dado
que este lugar estratégico posibilitaba la visión desde varios ángulos; los
clientes ingresaban por la ochava mientras que las vidrieras se abrían hacia
las dos calles. En el mobiliario, construido con sólidas maderas, se destacaba
el mostrador donde la balanza con platos de bronce y la caja registradora
ocupaban un lugar privilegiado. En muchos almacenes funcionaba, además, el
despacho de bebidas.
Las panaderías fueron otro rubro comercial
destacado por la calidad y surtido de panes, facturas, tortas y galletas que
ofrecían a los vecinos zarateños siendo uno de los primeros establecimientos “El
Sol”, a mitad de cuadra de la calle Chacabuco entre Rivadavia y Bolívar.
Almacén de Giusti, esquina de Ameghino y Moreno
Calle Chacabuco entre Rivadavia y Bolívar, a mitad de cuadra la panadería
“El Sol”
Los sastres atendían la demanda de los
elegantes vecinos zarateños; Vicente Monetti ofrecía en su sastrería “La
Favorita”, en 19 de Marzo N° 957, gran especialidad en casimires ingleses y
franceses y la confección de trajes a precios módicos al igual que José M.
Ferrari que incluía en el servicio, sin costo alguno, oficiales viajeros para
tomar medidas y realizar pruebas a domicilio.
En la década de 1920 abrió sus puertas “El
Fuego”, luego casa Palazuelo, en Justa Lima de Atucha e Ituzaingó; por su parte
la tienda “La Perla” ofrecía a sus clientes un amplio surtido en artículos de
mercería, de ropería, de sombrerería, de zapatería y de bazar y “La Lucha”
-propiedad del señor Pedro Vázquez Álvarez- se especializaba en artículos para
hombres representando en Zárate los, en ese entonces, afamados corsés marca
“Venus” de la casa Javier E. Vian y Cía.
“La
Bandera Blanca” que vendía artículos para hombre se instaló en la década de
1920 en un inmueble cuyo propietario era Don Francisco Dulbeco, sito en la
esquina de las calles 19 de Marzo y Rómulo Noya. Hacia 1930 Antón era el dueño
del establecimiento; aproximadamente en 1939 o 1940 se alquila al café y
chocolate Águila cuya distribución en Zárate estaba a cargo de la familia
Catardi. El edificio permanece cerrado desde 1955 hasta el año 1964 en que Arturo
Primavera establece en el mismo el negocio de venta de artículos para el hogar,
bulonería, ferretería, bazar, regalos, puertas y ventanas que funciona hasta
1971. La firma ARTEZA compra el inmueble en 1972 efectuando su demolición total
y la construcción de un edificio de propiedad horizontal.
En el rubro de venta de libros, papeles y
artículos de librería, entre otros, cabe una evocación especial para casa
Filippone, que funcionaba en Independencia N° 702 esquina 19 de Marzo, frente
al Teatro Coliseo, y cuya ambientación interior aún recuerdan algunos vecinos
memoriosos.
Interior de la librería Filippone
Si bien no estrictamente inscriptos en el
rubro comercial, pues refieren principalmente a la prestación de servicios a
quienes visitaban Zárate para conocer sus atractivos o para trabajar en el
montaje, puesta en marcha y/o ampliación de las fábricas inicialmente referidas
corresponde mencionar el Hotel del Globo y el Hotel “San Martín”. El primero
estaba ubicado en la esquina de las calles 19 de Marzo e Ituzaingó y ya en 1881
era el más importante y conocido. Fue propietario inicial del Hotel “San
Martín” el señor Juan San Martín; se encontraba a cuatro cuadras de la Plaza en
la esquina de Justa Lima de Atucha y Ameghino y entre sus servicios ofrecía:
menú especial a la carta, espaciosos comedores, baños fríos y calientes y un
amplio corralón para carruajes y automóviles. Años más tarde pasó a ser propiedad
de Fernández & Mechetti.
Hotel del Globo, esquina de las calles 19 de Marzo e Ituzaingó
Hotel “San Martín”
La pujanza comercial de las primeras
décadas del Siglo XX continuó incrementándose con el paso del tiempo;
aparecieron otros negocios y grandes
tiendas que, hoy, solo podemos conocer o recordar a través del testimonio de
las fotografías, los relatos y recuerdos de vecinos, las propagandas en diarios
y revistas de tiempos pasados o por los vestigios ornamentales y
arquitectónicos que se visualizan por encima de aleros y marquesinas
publicitarias que invaden las calles comerciales de nuestra ciudad contaminando
y deteriorando el paisaje urbano.
Arq. Silvia
Irene Baccino
Fuentes:
“Era una vez…
Zárate”.
Arq. Silvia Irene Baccino / Arq. María Luisa Sorolla. Buenos Aires, julio de
1997
“CIEN CIUDADES ARGENTINAS” ZÁRATE / Entrega 4°. Junio
de 1927. (Segunda Edición)
“El
mostrador, confesionario del barrio” por Eduardo Vázquez. Diario “La
Nación”
“Historia de
Zárate. 1648-1909”. Vicente Raúl Botta. Fascículo IX. Diario “La Voz de Zárate”.
1994 / (1) Nota 317 - Página 91
No hay comentarios:
Publicar un comentario