domingo, 20 de junio de 2021

El estremecedor relato del hombre que rescata niños en el Mediterráneo: “Una cosa es ver muertos, y otra verlos morir y saber que no vas a llegar”

 

Òscar Camps es catalán, tiene 57 años y dedica su vida al rescate de migrantes a través de su ONG Open Arms. En el Día Mundial del Refugiado y mientras comparte el vuelo que Enrique Piñeyro puso a su disposición para relevar la situación de los migrantes de Senegal -que huyen empujados por la pesca ilegal-, habló con Infobae de este drama que moviliza a 82 millones de personas en el planeta

-¿Qué crees que es lo que lleva a una persona a jugarse la vida? -

En cuanto entras en el medio acuático, en el medio marítimo, ya entras en hostilidad. El agua es hostil para el ser humano: la temperatura, la meteorología y todos los otros factores son hostiles. Pero debe ser mucho más hostil el lugar del que huyes, porque cuando te pones en riesgo no es solamente porque tienes una necesidad de tener una mejor manera de vivir o de ganarte la vida, sino realmente es porque no tienes vida. 

¿Qué vida vas a perder si no la tienes donde estás? ¿Qué vida vas a arriesgar si no la tienes? 

Es absurdo. No se están jugando la vida, ya no tienen vida. Los hemos matado antes de que se ahoguen. Hemos manipulado a sus gobiernos, los hemos privado de democracia, y les hemos privado la condición de gozar de los derechos humanos. ¿Qué les queda? Entonces, no se van a jugar la vida, no tienen vida. Pero tienen la posibilidad de tener una si salen de donde están. -Los discursos de derecha dicen que no hay lugar para todos en Europa. ¿Hay lugar para todos? -Mira, solamente quieren llegar a Europa un 18% de la emigración africana. El resto son desplazamientos internos en el mismo continente. 

Así que no estamos hablando de una invasión ni mucho menos. En España concretamente, según datos del año pasado, el 37% de la migración irregular que llega a España llega en pateras (balsas) desde África. Ni siquiera es el 50%. La mayoría de la inmigración irregular que llega a España no llega en patera, llega en avión, y no es de África. Así que estamos sobrealimentando un concepto que solamente le interesa a los grupos xenófobos o a los partidos de extrema derecha que intentan ganar votos a través del racismo. El 90% de los refugiados que llegan a Europa por España o Italia o Grecia no quieren quedarse ni en Italia, ni en España, ni en Grecia. Su destino es otro. Es algún país centroeuropeo porque son de habla anglófona o francófana. No quieren quedarse en España, quieren ir a Bélgica o a Reino Unido, o a Holanda o Francia, donde tienen un amigo, un pariente, un conocido o un paisano que les espere y que les pueda ayudar. 

 -Se suele estigmatizar a los migrantes, hacerlos parecer como personas peligrosas o que están en falta y no han hecho nada. ¿Por qué creés que sucede esto? 

 -Hay una tendencia a deshumanizarlos, a convertirlos en ilegales. Nadie es ilegal. En todo caso están en una situación administrativa irregular. Pero si a tí te caduca el DNI, te caduca tu tarjeta de identidad, también estás en una situación administrativa irregular y no te van a llamar ilegal. Y en aguas internacionales, que es donde nosotros rescatamos a estas personas que quedan a la deriva, no hay migrantes. Si lo dice la propia palabra: aguas internacionales, son de todo el mundo. ¿Por qué decimos que hay migrantes en aguas internacionales? 

¿Qué pasa? ¿Que son de todo el mundo excepto de los negros?

 Entonces, hay muchos conceptos que ya se prefabrican y que caemos en la trampa de utilizarlos cuando realmente lo que hacen es denigrar a estas personas e intentar deshumanizarlas para que no nos duela, al primer mundo, verlas morir. Pero ya las matamos antes de venir, como te decía, antes de que se ahoguen. Ya los hemos matado. Migrantes a la deriva en medio del Mediterráneo. En la zona entre Libia e Italia los principales responsables de los rescates son los voluntarios de Open Arms y Médicos Sin Fronteras. Foto: Santi Palacios. Migrantes a la deriva en medio del Mediterráneo. 

En la zona entre Libia e Italia los principales responsables de los rescates son los voluntarios de Open Arms y Médicos Sin Fronteras. Foto: Santi Palacios. -Contaste que hubo un momento que saliste de la burbuja. Haber salido y haberte comprometido tanto con esta temática, ¿hace que el mundo duela menos o más? -Cuando más ves, más sabes. Cuando más sabes, peor te sientes. Más doloroso es. Yo recuerdo que de pequeño para mí fue un golpe enterarme de que los Reyes Magos eran los padres, pero de mayor fue un golpe muy duro enterarme de que la Unión Europea eran mis abuelos. Es una mentira.

 No hay Unión Europea. 

La hemos convertido en otro mercado común, en una unión administrativa económica, donde la parte social, la parte esencial se pierde o no tiene ningún interés. Solo se busca el rendimiento económico, los intereses económicos, geopolíticos, estratégicos. Pero las personas han quedado fuera de la Unión Europea, y es una decepción. Y ver la inacción deliberada de la Unión Europea en materia de migración, y sobre todo en el salvamento, porque Europa está rodeada de agua y estas personas intentan llegar a Europa por el mar, y las abandonamos cuando quedan a la deriva. No queremos saber nada, no queremos oír sus “auxilio” y su pedido de ayuda. 

Y entonces incumplimos convenios internacionales, incumplimos con el derecho marítimo internacional, con los del menor, con la convención de Ginebra… Con todo. Y no solamente eso sino que encima pagamos a terceros países para que hagan el trabajo sucio, para que frenen las salidas desde fuera. Países de dudosa solvencia democrática como Marruecos, que es una dictadura disfrazada de monarquía; como puede ser Libia, que es un Estado fallido donde hay grupos armados que se autoproclaman gobierno legítimo y que Europa los financia. Y Turquía, otra dictadura que estamos financiando.

 ¿Qué política migratoria es ésta? ¿Dónde está la Unión Europea? ¿Qué es la Unión Europea?

 O sea, ¿hicieron falta 70 millones de muertos para que unos intelectuales se juntaran en París e hicieran la Declaración Universal de los Derechos Humanos para incumplirlos, para omitirlos, para ningunearlos ahora? Los derechos que nuestros abuelos consiguieron, nosotros los perdemos y nadie protesta, porque creemos que son los derechos de los inmigrantes. No, los derechos humanos son los de todos, son los tuyos y son los míos. 

¿Y si ahora le hacen esto a estas personas, cuando llegue el momento qué nos harán a nosotros? -¿Te valió más apoyos o enemistades tu labor al frente de Open Arms?

 -Indiscutiblemente, apoyos. Indiscutiblemente. Porque lo que hacemos tiene tiene muchísimo sentido. Tiene un sentido moral, un sentido ético y un sentido espiritual. Es salvar vidas, proteger la vida humana. ¿Hay algo más importante que salvar una vida? Nada es más importante y más prioritario que proteger una vida humana sabiendo que está en peligro y que va a morir si no recibe ayuda. Entonces, indistintamente de quiénes sean, de donde vengan, a donde vayan, por qué motivo... Indistintamente de todo eso son personas y son vidas que hay que proteger. Y cada vida cuenta, y no tienen por qué morir. No es necesario que mueran. Son muertes inútiles. No hay ninguna necesidad. Nosotros los rescatamos y los entregamos a la administración. Los ponemos en manos de la administración, y que se resuelva su situación como se tenga que resolver pero no hace falta que muera nadie. Y eso genera enemistad de los grupos interesados de extrema derecha que utilizan al inmigrante y la inmigración como arma política, pero nada más. Su discurso es muy pernicioso. -Bueno, son pocos. O sea, nos parecen muchos porque hay mucho silencio. Porque nadie combate.

 Y entonces creemos que los que callan son cómplices. Pero los que callan, callan porque todavía no se han pronunciado. Pero realmente tenemos muchísimos más apoyos que detractores. Indudablemente, si no ya hubiéramos cerrado la actividad porque nos sostenemos por donaciones privadas, por pequeñas donaciones de la sociedad civil. El 90% de nuestras donaciones son de la población civil y son pequeñas donaciones recurrentes cada mes, o cada tres meses o cada seis meses. Pero son muchísimas personas que nos dan pequeñas donaciones. No queremos participaciones de gobiernos ni de partidos políticos. 

 -¿Nunca te han amenazado? -¿Amenazado de muerte? 

En cinco idiomas. En árabe, en alemán, en griego, en inglés, en italiano, en francés, en español, en catalán... Han llegado a destrozar el coche, a pintar una esvástica en el coche de mi pareja, a fotografiar la puerta de mi casa y a convertirme en un objetivo de cualquier descerebrado de extrema derecha que viva cerca. Porque cuando te muestran tanto te están convirtiendo en un objetivo. Y hay algunos que son descerebrados y en cualquier momento pueden hacer cualquier cosa. -¿Imaginabas cuando empezaste tu empresa o tu carrera como rescatista privado que ibas a terminar creando Open Arms? -No, nunca fue mi intención. Mi intención fue una vocación. 

Yo soy por vocación, porque tenía otras actividades, porque soy empresario desde los 24 años. Tengo 57. Excepto mi periodo en Cruz Roja de 8 años, siempre he trabajado para mí. Pero descubrí el socorrismo y me vinculé a eso. Evidentemente que en mi país no te podías ganar la vida como rescatista. Era un trabajo de voluntarios, de ONG y de verano, y de gente muy joven. Y yo siempre he creído que es una responsabilidad muy alta cuidar de las personas y de las vidas en las playas, sobretodo en mi país, que son playas de máxima afluencia donde pueden haber 30 y 40 mil personas en una playa. Entonces es una responsabilidad muy grande en un país que recibe 50 millones de turistas en un verano. 

No podemos dejar esa seguridad de esas personas en manos de grupos de voluntarios sin más. Había que profesionalizar ese sector y me encargué de ello. Y fue una de las primeras empresas, por no decir la primera empresa privada que se dedicó a este sector cuando no había ninguna. Cuando todo esto estaba en manos de ONGs. Así que me costó mucho poderme ganar la vida en este rubro, en esta actividad. La empresa tiene más de 20 años. -Sigue viva. -Sí, sigue funcionando, pero yo no la gestiono. Mi sueldo viene de ahí y de otras, pero ahora me puedo dedicar a Open Arms. 

Yo fui a Lesbos en el 2015 porque creía que podía hacer algo. Soy rescatista. Ahí estaba muriendo gente. Era septiembre. Aquí en España había acabado la temporada de playas. ¿Por qué no voy a ayudar? Si tengo los medios y la capacidad, pues decidí asignar una cantidad de dinero a esta aventura y fui a probar. Primero ofrecí la compañía, que es Proactiva. La ofrecí a la administración, se la ofrecí a los griegos al gobierno español, a Frontex, a Médicos Sin Fronteras... Les di muchísimo material, muchísimas embarcaciones, motos de agua, profesionales de salvamento. 

Y los ponía a disposición un mes sin cargo para poder proteger una isla de Grecia, la que fuera, para ayudar a los griegos con lo que estaba pasando. Pero nadie nos contestó. Nadie nos contestó ni nos tomó en serio. Así que decidí ir por mis propios medios, como mochilero. Con un bañador, un neopreno, unas aletas, un silbato y una radio. Fuimos dos: yo y Gerard, uno de los empleados de la compañía que hoy sigue con esto. 

 -¿Por qué fuiste? ¿Qué es lo que te convenció?

 -Ver la foto de Aylan (Aylan Kurdi, el niño que fue fotografiado sin vida en una playa turca, víctima de un naufragio de migrantes sirios que se dirigían a Grecia). Me conmovió mucho. Yo tengo un niño de 8 años que tiene la misma edad que tendría Aylan si no se hubiera muerto. Yo cuando vi ese niño en la playa muerto, yo vi a mi hijo. Yo no vi un sirio, yo vi a mi hijo allí. Y dije: “¡Hostia, qué duro! ¿Cómo puede pasar esto? ¿Nadie los ayuda?”. A nosotros no se nos mueren los niños en las playas porque tenemos servicios de salvamento. Puede que ocurra un accidente lamentable, ¿pero naufragio que no lo atienda nadie? Me chocaba muchísimo. Eso estaba ocurriendo, así que decidimos ir y una vez allí vimos que al mes que no podíamos estar como turistas y decidimos crear una asociación para tener un seguro de responsabilidad civil por si nos pasaba algo. -¿Recordás el primer rescate? -Sí, recuerdo el primero. 

No es el más memorable ni el que más me impactó. Fue una intervención que podía haberse dado en una playa de cualquier país de primer mundo. Y allí no había nadie para hacerlo más que nosotros. Y lo hicimos. Fue rescatar una barca que reventó el flotador y cayeron unas veinte personas al agua. Algunas se pudieron coger a la barca, otras llevaban chaleco, otras se estaba ahogando. Entonces fuimos nadando hasta allí y empezamos a traerlos nadando y a ponernos a salvo primero, a protegerlos, asegurarlos, y luego los llevamos a la orilla. 

Fue el primer rescate. -¿Qué zona es más complicada: el mediterráneo central (donde llegan migrantes de Libia a Italia) o Lesbos y el mar Egeo (donde llegan desde Turquía a Grecia? 

 -Lesbos, sin dudas. Fue más duro para nosotros porque llegaban tres o cuatro mil personas al día. Muchísimas y a todas horas. No había descanso. No podías dormir. -¿Sentís que llegaste preparado para lo que viste? -Nadie está preparado para eso. ¿Para ver morir tanta gente? No. Una cosa es ver muertos, otra cosa es verlos morir. Y no te dan más ni tus brazos ni tus fuerzas. Estás salvando a los que tú crees que tienes que salvar pero hay otros que se están muriendo y no vas a llegar. -Tenés que elegir a quién salvás. -Eso fue el drama de la vida. La primera vez que rescatamos de un naufragio los niños eran nuestra prioridad, porque las madres están con ellos en brazos aferradas, y se cansan y al final los niños se les hunden y se les mueren en los brazos. Entonces empezamos a sacar niños, y niños, y niños. Y cuando volvimos, los padres ya no estaban. Y cuando llegamos a puerto, los vimos a los niños ahí sentados y solos.

 ¿Qué hemos hecho? En un país que no es el suyo, un continente que no conocen, no hablan la lengua, tienen otra religión… ¿Qué les va a pasar a estos chavales sin los padres? Los habíamos rescatado pero cuando fuimos por los padres no los encontramos. ¿Y qué hago con ellos ahora? Ahí decidimos que la próxima vez rescataríamos a familias enteras, y dejaríamos morir a familias enteras. ¿Qué vas a hacer? No puedes hacer nada. Quién eres tú para decidir eso. Y después, ¿cómo convives con eso? Es muy duro todo esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Noticias que interesan