Un médico acusado de administrar deliberadamente una sobredosis letal de anestésico a dos pacientes con covid-19 para liberar camas del hospital colapsado durante la primera ola de la pandemia en Italia está siendo investigado desde hace dos meses y permanece en detención domiciliaria. Si bien hubo reportes de médicos que se han visto obligados a elegir qué pacientes tratar en función de sus posibilidades de recuperación en medio del colapso sanitario, se cree que esta es la primera vez que se acusa a un médico de lo que podría equivaler a la eutanasia durante la pandemia. Carlo Mosca, de 47 años, jefe de Urgencias del Hospital de Montichiari, cerca de Brescia, en el norte de Italia, ha sido puesto bajo arresto domiciliario, acusado de homicidio voluntario. Está acusado de provocar la muerte de dos pacientes, de 61 y 80 años, al prescribir una cantidad excesiva de analgésicos y relajantes musculares que se utilizan normalmente cuando los pacientes requieren intubación. Las muertes ocurrieron en marzo, cuando el coronavirus arrasó el norte de Italia. La investigación sobre la serie de muertes en el hospital se inició después de que la condición de los pacientes empeorara de manera repentina e inexplicable. Según los investigadores, varios trabajadores del hospital habían comentado entre ellos el uso excesivo de las drogas succinilcolina y propofol, el “tratamiento” utilizado por Mosca. Estas drogas, con efecto anestésico, se utilizan en pacientes que necesitan ser intubados. Su uso desproporcionado puede provocar insuficiencia respiratoria, causando a un paro cardíaco y la muerte. Los mensajes que lo acusan Entre la evidencia recolectada, se encuentran los mensajes de WhatsApp que intercambiaron dos enfermeros del hospital. “No puedo aceptar matar pacientes solo porque quiere liberar camas”, decía uno. “Estoy de acuerdo, está loco”, respondía otro. En otra conversación, una enfermera supuestamente reveló que tenía que detener al médico jefe “para limitar el número de muertes”. Una de las enfermeras también tomó una foto de las drogas usadas por Mosca y la reenvió por WhatApp a un colega. Luego le preguntó si Mosca le había ordenado alguna vez que administrara esos medicamentos: “Lo siento pero no sé qué pensar porque parece normal para todos aquí”, escribió. El colega respondió que Mosca le habría pedido que administrara esos medicamentos a varios pacientes, pero que se había negado, recomendándole al médico su hospitalización ya que “todavía había camas disponibles”.
Tres cuerpos fueron exhumados para realizar una autopsia y pruebas toxicológicas; en al menos un caso se informó que se encontraron niveles sospechosamente altos de sedantes. Los investigadores policiales dijeron que las sustancias no se habían incluido en los registros de los pacientes, como era el caso de aquellos que realmente las necesitaban antes de la intubación. Dijeron que el médico también podría ser acusado de falsificar documentos oficiales.
La policía dijo que la administración de los medicamentos había causado una “depresión respiratoria letal” en los pacientes. El arresto del médico, ocurrido el pasado 25 de enero, fue necesario para evitar que reiterara el crimen o interfiriera con la evidencia.
Su conducta de Mosca fue agravada por haber pedido reiteradamente, antes de administrarle las sustancias, que lo dejaran solo con los pacientes que pronto morirían. Además, al enterarse de la investigación, instó a sus colaboradores a declarar el falso.
El médico actuó “no debido una intolerable ligereza, imprudencia o inexperiencia inexcusable” sino “con plena conciencia de los presupuestos de su conducta” y con “la voluntad de matar”, dijo la jueza Angela Corvi.
Los casos investigados
Carlo Mosca está acusado de provocar la muerte de dos pacientes: Natale Bassi y Angelo Paletti, fallecidos entre el 20 y el 22 de marzo. En el primer caso, de acuerdo a los investigadores, la víctima no estaba en condiciones tan graves como para morir en un plazo de cinco minutos, como ocurrió luego de la intervención de Mosca. Sin embargo, en la mañana del 20, Bassi tuvo una crisis respiratoria. El doctor Mosca pidió a las enfermeras que le trajeran succinilcolina y “lo dejaran solo en la habitación con la víctima”. Bassi murió poco tiempo después y otro médico escribió en la historia clínica que la muerte fue causada por “un paro cardíaco repentino”. Este médico incluso se mostró sorprendido por el desenlace y dijo que “en condiciones normales habría pedido una prueba diagnóstica”.
En cuanto a la segunda víctima, también en este caso la autopsia reveló que una “depresión respiratoria severa” habría sido causada por las mismas drogas utilizadas con Bassi. Los investigadores afirman que Mosca también falsificó la historia clínica, para que mostrara condiciones mucho más graves que aquellas en las que se encontraba la víctima. De hecho, el informe del servicio de urgencias mostró que “el señor Paletti estaba consciente”, hablaba y no podía calificarse como “un paciente moribundo”.
Para los investigadores, si el médico no hubiera administrado esos medicamentos, los pacientes probablemente no hubieran muerto.
Otras “tres muertas anormales” están siendo investigadas. Mosca, por su parte, niega las acusaciones.
“Todavía escucho el silbido del oxígeno”
En medio de las acusaciones, volvió a circular una entrevista que Mosca concedió el pasado junio, en la que recordaba los momentos de colapso sanitario en marzo, cuando los investigadores creen que mató a los dos pacientes.
La cabeza estaba siempre metida en el hospital, en los pacientes, en lo que había que hacer
En esa entrevista al diario Corriere della Sera, Mosca dijo que cada día era una batalla “para intentar salvar la mayor cantidad de vidas posible” y recordó el agotamiento de esos días: “A menudo llamaba a casa después de las nueve y media de la noche. A veces ni siquiera llamaba. La cabeza estaba siempre metida en el hospital, en los pacientes, en lo que había que hacer”.
Mosca también aseguró que esas semanas de lucha contra el covid-19 lo habían marcado tanto que seguía escuchando el silbido del oxígeno de los pacientes entubados en terapia intensiva: “Todavía lo escucho, incluso ahora que está todo apagado”.
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