domingo, 31 de enero de 2016

ZÁRATE, patrimonio de todos MIRADAS HACIA EL PASADO ZARATEÑO


El 31 de enero de cada año es la fecha instituida por la Ordenanza Nº 3445, sancionada por el Honorable Concejo Deliberante de Zárate el 20 de mayo de 2004, para recordar la fundación del pueblo de Zárate en atención al antecedente histórico que señala ese día del año 1827 como aprobación del Plano del Rincón de Zárate y la Traza del Pueblo, realizado por el agrimensor Manuel Eguía.
La breve reseña; algunas referencias periodísticas de la época y la galería de imágenes que conforman esta MIRADA HACIA EL PASADO ZARATEÑO dan testimonio de los orígenes y la formalización del pueblo de Zárate; de los cambios producidos en su arquitectura e imagen urbana al cumplirse un siglo de su fundación y de las expectativas en cuanto a la evolución y el perfil netamente industrial que habría de alcanzar en las décadas siguientes. 
EL 31 DE ENERO DE 1827 EN LA HISTORIA DE ZÁRATE
Hacia fines del Siglo XVIII el Rincón de Zárate, localizado dentro del Partido de la Cañada de la Cruz, comenzó a adquirir entidad propia al conformarse una zona de minifundio -debido a la intensa fragmentación de la tierra- y a poblarse en las inmediaciones de su puerto natural en atención a los beneficios que brindaba el mismo como punto de comunicación entre la Mesopotamia y Buenos Aires.
La aldea surgida en sus inmediaciones debió haber sido lo suficientemente atractiva como para que, en 1798, se estableciera un Real Estanco y pocos años después se erigiera un pequeño oratorio conocido por El Salvador. 
Es de destacar que la existencia de esta incipiente población aparece documentada por primera vez, en 1805, en el informe enviado por el alcalde de la Santa Hermandad Juan de Asebey al virrey Sobremonte y de cuya lectura se desprende que el Puerto de Zárate fue un puerto preciso, donde recalaban las embarcaciones que procedían del Paraguay con destino a Buenos Aires.
De lo expresado precedentemente se infiere que el pueblito de Zárate surgió, entonces, en la época colonial como una formación espontánea con su población concentrada en las proximidades del puerto debido a las actividades económicas alternativas -explotación de madera y frutas- y al movimiento comercial del mismo; carecía de planificación y trazado alguno, razón por la cual evolucionaba sin orden en la localización de las sencillas construcciones de adobe.
Hacia la década de 1820 y por iniciativa de los hermanos Pedro y José Antonio Anta -descendientes por línea materna de Gonzalo de Zárate - se decidió dar forma al asentamiento poblacional existente y para ello, en 1825, los citados vendieron una fracción de sus tierras de 1144 varas (900 metros) de frente al Paraná de las Palmas con igual fondo a un hombre de negocios de San Andrés de Giles, Don Rafael Pividal, con el cargo de “fundar el pueblo de Zárate”. A tales efectos Pividal contrató los servicios del agrimensor Manuel Eguía para que realizara el plano de mensura y el primer trazado de lo que sería el poblado.


Paisaje ribereño, con construcciones de adobe, que refleja un aspecto similar al que pudo presentar Zárate en sus orígenes. Se dispone de escasa documentación y contados testimonios debido a la precariedad de las edificaciones iniciales (ranchos de adobe y paja) asentadas en el poblado inicial
Zárate en la historia
Hacia la segunda mitad del Siglo XIX abundaban en la traza urbana los ranchos y eran muy escasas las viviendas de material

 “La ciudad se diseña”
A cien años de su formalización la Revista “CIEN CIUDADES ARGENTINAS en su entrega N° 4, de junio de 1927, referida a ZÁRATE brinda el siguiente testimonio en relación al diseño y trazado del pueblo y a quienes lo hicieron posible: 
“A un agrimensor modesto, que con la constancia de un estudioso y la preparación de un sabio, supo obtener utilísimas observaciones sobre el país -nos referimos a don Manuel Eguía- debe Zárate la primera medición de sus terrenos hecha exactamente hace un siglo, en 1827, sobre las propiedades de los hermanos José y Pedro Anta, poseedores en su mayor parte, del suelo que hoy forma la ciudad de Zárate, y a quienes sucedió por título singular don Rafael de Pividal.
Este progresista poblador construyó una casa de material destinada a oratorio, en reemplazo del que incendiaron los españoles.
También por esos años adquirió gran importancia la industria pastoril. En 1821 don Toribio Lima, en los campos que fueron en un tiempo de propiedad jesuítica y después de don José A. Otálora, fundó un importante establecimiento que pasó luego en propiedad a su hija, doña Justa Lima de Atucha. Se denominó esta estancia el “Rincón de Cabrera”.
También en el mismo año don Rufino de la Torre (padre) fundó un importante establecimiento en campos que pertenecieron al Virreynato y fueron comprados en remate público por don José Antonio Otálora, en 1781. Dió origen esta fundación a tres grandes estancias: la de don Manuel José de la Torre, la de “San Antonio” de Saavedra, y la de “Las Palmas” de Rufino de la Torre.”
El Plano del Rincón de Zárate y Traza del Pueblo 
Fue aprobado por el gobierno el día 31 de enero de 1827, fecha memorable que ha sido considerada asimilable a su fundación. La Ordenanza Nº 3445, sancionada por el Honorable Concejo Deliberante de Zárate el 20 de mayo de 2004, instituyó el 31 de enero de cada año como fecha para recordar la fundación del pueblo de Zárate en mérito al antecedente histórico que señala ese día del año 1827 como ordenamiento urbano del lugar.
El historiador Vicente Raúl Botta refiere que “que Rafael Pividal, antiguo vecino, fue alma propiciatoria, y ejecutor de la fundación, dado su espíritu y pensamiento abierto a las sugestiones del progreso y del adelanto de este pedazo de suelo. A él, le cupo en suerte proyectar la venta de los solares, otras circunstancias que precedieron a la traza del pueblo, y contratar en el año 1826, para la delineación, los servicios de Manuel Eguía, agrimensor estudioso que había dado pruebas de su capacidad e inteligencia en el desempeño de algunos levantamientos topográficos en la Provincia. Fue Eguía uno de los primeros agrimensores de su época, y a pesar de que recién en el año 1828 se le otorga el diploma por el Departamento Topográfico de Buenos Aires, existen constancias de que mucho antes se le reconocía como tal.
Después de pacientes observaciones y trabajos que lógicamente debieron preceder a su levantamiento -delineaciones de manzanas, ancho de calles, consideración de la situación de algunas propiedades ya edificadas- y despreciando los irregulares cercados que servían de deslindes, Eguía proyectó el trazado del pueblo. No hemos podido hallar el decreto o resolución estableciendo su aprobación, pero en el Plano del Rincón de Zárate y Traza del Pueblo, original firmado por él, dice: Año “1827, enero 31, fecha de su aprobación”. Este plano se encuentra en el Archivo de la Dirección de Geodesia de la provincia de Buenos Aires.”
Este primer trazado comprendía 65 manzanas, en su mayoría cuadradas de 100 varas (86,60 m.) de lado. Las calles fueron proyectadas de 16 varas (13,86 m.) excepto las que bordeaban la plaza. El pueblo “espontáneo” dio, de este modo, paso al formal.
En el plano fundacional, Eguía proyectó una cuadrícula bien definida que comienza con cinco manzanas de frente paralelas al río por seis de profundidad y se amplía, superadas las mismas, a diez manzanas de frente paralelas al río por seis de profundidad, dejando cuatro libres en el centro destinadas a la plaza principal, la cual sólo ocuparía una manzana central debido, indudablemente, a la intención de Eguía de lograr que las calles laterales fueran lo suficientemente amplias. Sus límites estaban determinados por las actuales calles Valentín Alsina, Ameghino, Alem y su continuación Andrade y la línea recta próxima a las barrancas.


Tan solo dos semanas después de la aprobación del trazado, en febrero de 1827, el viajero y naturalista francés Alcides D’Orbingny en su navegación por el río Paraná de las Palmas realizó las siguientes observaciones en relación al poblado: “Pronto avistamos la costa propiamente dicha, las barrancas arcilloso-calcáreas, análogas a las de Buenos Aires, cuyas cimas se mostraron coronadas por unas casas: Zárate, según se nos dijo, villorrio de aspecto miserable”.
La referencia de este viajero en cuanto a la existencia de viviendas en la parte alta de la barranca es coincidente con el plano delineado por Manuel Eguía que ubicó aproximadamente una decena de ellas fuera del trazado aprobado el 31 de enero de 1827, dado que eran preexistentes. 
Hacia las últimas décadas del Siglo XIX y las primeras del XX habría de producirse una notable transformación edilicia y urbana debido a la adopción de los nuevos estilos arquitectónicas en vigencia en ese entonces que fue posible por la llegada de los primeros constructores y maestros de obra -de origen extranjero- que aportaron los conocimientos adquiridos en sus tierras de origen fusionándolos con las técnicas y materiales locales e iniciaron al transformación edilicia que convirtió a Zárate de pequeña aldea a gran ciudad en coincidencia con los cambios económicos de su época. La galería de imágenes siguientes ilustra sobre el particular.

Esta fotografía muestra la uniformidad existente en las construcciones ladrilleras de la cuadra de la calle Chacabuco entre Rivadavia y Bolívar, en los últimos años del Siglo XIX

Con la llegada del Siglo XX se profundiza la presencia de las construcciones italianizante en el perfil urbano. Calle 19 de Marzo, desde Belgrano hacia Ituzaingó. 1901

Convivencia de diferentes estilos arquitectónicos a medida que avanza la ocupación de la traza urbana original. Calle Belgrano y Justa Lima de Atucha. 1905

Arquitectura italianizante en la esquina de Justa Lima de Atucha y Castelli


El lenguaje de la arquitectura italianizante aparece en gran parte de las construcciones que rodean la Plaza Mitre hacia 1900. Una mayor ornamentación se visualiza en las fachadas de edificios singulares como la sucursal del Banco de la Nación Argentina o en el conjunto edilicio (fotografía inferior) sito en la esquina de las calles Belgrano y 19 de Marzo



 “Zárate, ciudad industrial"
Meses después de celebrarse el centenario de la formalización del pueblo de Zárate -31 de enero de 1927- resulta interesante conocer la siguiente visión expresada por la referida Revista “CIEN CIUDADES ARGENTINAS” sobre su perfil industrial y su futura evolución:
“Pertenece Zárate al núcleo de ciudades argentinas que tienen un brillante porvenir asegurado por un conjunto de circunstancias excepcionales. Situada sobre uno de los puntos más pintorescos y accesibles del caudaloso Paraná, rodeada de tierras feraces y productivas, a escasa distancia de la capital federal, pero lo suficientemente lejos como para no ser absorbida por ésta, nudo de un sistema ferroviario que une entre sí a las cuatro provincias litorales, con un buen puerto natural y un clima envidiable, todo contribuye a darle los contornos de un gran emporio de futuro, con vida propia y población nutrida.
Las circunstancias que dejamos anotadas han hecho que Zárate fuera desde hace tiempo el centro de intensas actividades industriales, pudiendo asegurarse que si hasta ahora tal es el aspecto que más se destaca entre el conjunto armónico de su vida urbana, el correr del tiempo irá afirmando esa característica singular, atrayendo dentro de su ejido nuevas y perfeccionadas industrias, mayores contingentes de hombres laboriosos y, por consiguiente, una mayor suma de capitales, que se traducirá en una intensificación poderosa en las corrientes de vida regional.

Las fotografías que a continuación se presentan dan testimonio de la creciente actividad industrial y portuaria que caracterizó al pueblo de Zárate desde sus orígenes y que alcanzó singular importancia en las últimas décadas del Siglo XIX y en las primeras del XX con la instalación de industrias: química, papelera, frigorífica y otras; con la construcción de establecimientos especiales por su función tales como el Arsenal de Artillería y el muelle fiscal y con la llegada del ferrocarril y la inauguración del servicio de ferry-boat que permitió la integración de la provincia de Buenos Aires con la región mesopotámica y con países libres, significando ello un incremento económico de magnitud notable.
En la fotografía superior: La fábrica de tejuelas y baldosas del industrial Guillermo Junior “Tuillerías de Zárate” instalada, en 1884, en el sector insular. Hoy camping “Las Tejas” en el Partido de Campana

Puerto de Zárate, a la izquierda Fábrica de Alcoholes de Pascual Varando.  Década de 1900



Bajada al Puerto en la década de 1900. A la izquierda las edificaciones de la Fábrica de Papel

Fábrica de Papel “La Argentina”, instalada en el sector costanero del pueblo de Zárate hacia 1884 

Arsenal de Artillería. Década de 1900

El ferry-boat. “Este nuevo medio de transporte y comunicación significó para Zárate un poderoso progreso, pues quedaba unida a la Mesopotamia Argentina y al Paraguay. Trenes completos de hacienda llegaban al pueblo procedentes de Entre Ríos para los frigoríficos establecidos en la zona, que hicieron evolucionar rápidamente su progreso y aumento de población (Vicente Raúl Botta. Historia de Zárate. 1689 - 1909)

Frigorífico “Las Palmas”, el primero establecido en el Partido de Zárate en la década de 1880

Frigorífico “Smithfield”. Década de 1910
Las frigoríficas en primer término, con su ingente actividad centralizador; las fábricas de diverso orden, como la de papel y la de productos químicos que ocupan en conjunto a millares de obreros; los muelles, las estaciones ferroviarias, el ferry- boat, el Arsenal de Marina y otras mejoras notables proyectadas que se sumarán a las ya existentes, han de hacer de Zárate antes de que transcurra mucho tiempo, un foco de actividad con sello singularísimo dentro del vasto escenario del trabajo nacional.”
Arq. Silvia Irene Baccino

Fuentes consultadas:
Baccino Silvia Irene y Sorolla María Luisa: “Era una vez… Zárate”
Botta Vicente Raúl: “Historia de Zárate 1689 – 1909”. La Plata, 1948
EL MENSAJERO DEL PASADO. Museo Histórico de Zárate. Año 1. Número 1. Zárate, 31 de enero de 2008
Revista “Cien Ciudades Argentinas” Zárate. Entrega N° 4 / Junio de 1927



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