Silban las balas y se oyen explosiones. Los militares se escudan tras un vehículo blindado. Estamos en el oeste de Caracas, la capital venezolana, en la peligrosa barriada Cota 905. Estas imágenes fueron grabadas a principios de julio, cuando la zona se convirtió durante dos días, en un campo de guerra entre miembros de las fuerzas de seguridad y la banda criminal del mediático Koki, armada hasta los dientes, con fusiles de asalto, ametralladoras, pistolas y granadas.
"Yo no sé de donde esa gente saca tanta bala. Es horrible. Eso son ametralladoras, son de todo, eso es horrible", dice con temor una vecina.
Los disparos de armas de guerra llueven desde lo alto de la barriada montañosa. Los criminales se resguardan en trincheras reforzadas con sacos de arena. Y en medio, una población atemorizada por la tormenta de balas.
"Trato de no asomarme en la ventana y protegerme a mí y a mi familia y no estar curioseando ni nada. No vaya a ser que venga una bala perdida y pase algo", explica un hombre.
La organización del Koki, por el que las autoridades ofrecen una recompensa de 500 000 dólares, controla el sector de El Cementerio, llamado así por colindar con un enorme camposanto, al que suelen lanzar cadáveres de personas ejecutadas.
"(Siento) mucha zozobra, mucha zozobra por todas las detonaciones que escuchamos.
Las granadas, esta mañana nos despertaron las granadas, el sonido de las granadas, y bueno, de verdad que es terrible tener que estar viviendo en esta zozobra", se lamenta una vecina de El Cementerio.
Tras una noche de disparos y balas trazadoras, la policía consiguió rodear y entrar en la zona. ¿Pero cuánto durará la calma?
"Realmente es como una incertidumbre, saber si ya esto no va a volver a pasar más, si va a volver a suceder, es como una tensa calma, creo que no solo la siento yo, la siento en el ambiente", dice una joven, que prefiere no mostrar su imagen por miedo.
El enfrentamiento, de una extrema violencia, dejó 22 delincuentes y cuatro miembros de las fuerzas de seguridad muertos. No se ofrecieron cifras sobre eventuales víctimas civiles. Pero sobre todo puso de relieve la situación en estas barriadas pobres del oeste de Caracas, en las que reinan las megabandas criminales, que han extendido su poder en la última década, gracias al dinero de la extorsión, el secuestro y el tráfico de drogas.
Venezuela registra una de las tasas de inseguridad más altas del mundo, con 12 000 muertes violentas al año, según el Observatorio Venezolano de la Violencia. Eso supone 45,6 decesos por cada 100 000 habitantes, siete veces el promedio mundial.
Los habitantes de la Cota 905 comentan con sorna que fue la primera vez que la policía entró en la barriada.
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