La religiosa colombiana continúa detenida por una serie de presuntos ataques a menores a su cargo en el hogar de la orden de las Hermanas Trinitarias. Decidió volver a declarar ante el fiscal Marcelo Fuenzalida y más testimonios se sumaron en su contra Por Martín Candalaft 8 de Julio de 2021 El 9 de junio pasado, un equipo de la Policía Bonaerense irrumpió en la sede de la orden de las Hermanas Trinitarias en Boulogne con una orden de allanamiento y un objetivo claro: detener a una de las monjas de la congregación identificada como María Tellez Fajardo, conocida también como “Sor Marina”.
La mujer de 64 años fue acusada de abusar sexualmente de una menor que tenía a su cargo. Luego de salir esposada del convento, se sentó frente a la Justicia y negó su responsabilidad, pero quedó detenida. Casi un mes después, continúa la aparición de nuevas víctimas en el expediente a cargo del fiscal Marcelo Fuenzalida, todas menores de edad. Luego de la aparición de una segunda víctima, hoy mayor de edad, hay tres nuevos casos que se adjuntaron al expediente, adolescentes que en cámara Gesell relataron distintos abusos por parte de la misma monja.
La detención de Téllez Fajardo se produjo por la denuncia y el testimonio de una joven de 15 años identificada como N., que ante los fiscales relató que la religiosa la tocaba por encima de la ropa cuando estaban en la cocina. Incluso agregó que la mujer la espiaba mientras se bañaba por una ventana. Con la verosimilitud de la declaración comprobada por psicólogos y otras pruebas recolectadas, el fiscal ordenó la detención de la monja de 64 años pero eso fue tan sólo el comienzo de un expediente que semana a semana suma nuevas víctimas.
En las últimas semanas, fueron tres menores de 13, 14 y 17 quienes afirmaron haber vivido también episodios dentro del convento a manos de Sor Marina.
“La mecánica es similar en todos los casos, excepto en uno de los nuevos testimonios donde la chica dice que los tocamientos no fueron por encima de la ropa sino que la monja aprovechó que tenía pollera para tocarla por debajo”, dice una fuente de la investigación.
En ese testimonio, al que tuvo acceso este medio, la menor de 14 años explica que el abuso sucedió mientras lavaba los platos. “Estaba en la cocina y aprovechando que llevaba puesta una pollera se acercó y me tocó la cola con su mano abierta desde abajo hacia arriba. También me acariciaba los pechos por encima de la remera”, afirmó. Según la investigación, este hecho se produjo entre el 2019 y septiembre del 2020.
La cocina del hogar, donde vivían menores con medidas de abrigo a cargo de juzgados de familia, era responsabilidad de Tellez Fajardo.
Por su parte, la chica de 17 explicó que los abusos se produjeron desde que tenía 14 años y que se dieron en una de las residencias que están ubicadas dentro del predio de Boulogne. Relató un episodio puntual en el que, aprovechando que estaban solas, “Sor Marina” “se acercó por detrás y me acarició la cintura al mismo tiempo que me dijo ´buen trabajo´. Después bajó con la mano hasta tocarme la cola”.
Un relato similar dio la nena de 13, en lo que se estima que fue el hecho más reciente. Dijo que Téllez Fajardo le daba nalgadas en la cola mientras estaban las dos solas en la cocina y que además aprovechaba cuando pasaba para acariciarle sus pechos.
“Sor Marina” declaró en indagatoria el mismo día de su detención y dijo, entre otras cosas, que le extrañaba la denuncia porque se llevaba bien con la víctima. Además habló de que quizás en la cocina pudo haber existido algún tipo de “roce involuntario”.
Con la presentación de estos nuevos casos, la religiosa tuvo la oportunidad de declarar nuevamente. Y, para sorpresa de los investigadores, se desdijo de casi todo.
“Quiero aclarar un término de mi primera declaración que fue mal usado ya que yo soy colombiana y viví mucho en España. Cuando hable de ‘rocé’ en realidad quise decir el término “choque”, porque para mí la palabra roce es sinónimo de choque. Pudo haber un choque en ayudar en acomodar algo pero quería aclararlo porque parece grave como suena”, señaló frente al fiscal Fuenzalida y a la jueza Andrea Mentasty que siguió el procedimiento por videollamada a raíz de un pedido de la defensa.
“No ocurrió absolutamente nada, estos dichos no son más que calumnias hacia mi persona. En ningún momento toque a esa menor ni a ninguna otra. Nunca jamás tuve ningún problema. En Argentina llevo 30 años y nunca tuve ningún inconveniente con alguna menor. Eso de que estaba sola con las chicas en la cocina no es cierto”, se defendió Téllez Fajardo.
Luego, dijo que la relación con un grupo particular de chicas no era buena. A pesar de que en su primera declaración señaló que la convivencia era aceptable y que no tuvo problemas con ninguna ahora cambió sus dichos y aclaró que en varias oportunidades las chicas la “miraron mal” y que no les gustaban las directivas que ella impartía.
“El cambio en la declaración probablemente tenga que ver con el nuevo abogado que tiene la imputada, ya que en su primera indagatoria era defendida por otro letrado”, razonan en los tribunales de San Isidro.
También negó el episodio de la pollera que relató la menor de 14: “Esa chica tuvo conflictos con todos. Esto que refiere que yo la toqué es totalmente mentira, eso que dijo que pasó de la pollerita es falso. Yo y las hermanas todo el tiempo estábamos diciéndoles ‘chicas abríguense´”, aseguró.
Además insinuó que las denuncias en su contra pudieron estar armadas y orquestadas por alguien a pesar de que todas las víctimas fueron evaluadas por psicólogos especializados en detectar falsedades y ninguno detectó fabulación: “es muy curioso que todas dicen lo mismo y las chicas son del mismo grupo, esto está todo muy armado y no sé cuál es el motivo si perjudicarme a mí o a la congregación, lo que sé es que me hicieron daño.
Yo estoy encerrada y mi congregación difamada por algo que yo jamás cometí. De este grupo hay cientos de chicas que me conocen que están clamando por mi libertad”.
Luego de escuchar la indagatoria, el fiscal Fuenzalida solicitó que formalmente que la detención de María Téllez Fajardo se convierta en prisión preventiva por el delito de abuso sexual reiterado gravemente ultrajante y agravado por haber sido cometido por una persona del culto religioso y por ser una persona encargada de la guarda. Ahora será la jueza de instrucción Mentasty la que decida sobre el futuro de la monja.
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