El premio Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa, omnipresente en la política peruana en las últimas tres décadas apoyando o demoliendo candidatos, había sido el gran ausente en la campaña electoral de su país… Hasta hoy, que en una columna publicada en el diario mexicano Crónica, titulada “Asomándose al abismo”, sentenció: “Los peruanos deben votar por Keiko Fujimori, pues representa el mal menor”. Para Vargas Llosa, la victoria en primera vuelta del “maestro provinciano” Pedro Castillo fue una sorpresa y advirtió que de triunfar en el ballotage del 6 de junio, su Gobierno desembocará en un golpe de Estado militar y en un calco del régimen chavista. El escritor asegura que Castillo sigue las ideas inspiradas en “sus dos maestros”, el boliviano Evo Morales y el ecuatoriano Rafael Correa, quien, recuerda, “no puede poner los pies en su país pues iría a la cárcel, donde ha sido condenado por delitos cometidos durante su gestión presidencial”. También señala que Morales se ha precipitado a felicitar a Castillo y que hay rumores de que habría apoyado económicamente su candidatura. “Si gana la segunda vuelta electoral, Pedro Castillo se propone establecer una Economía popular con mercados, inspirado, justamente, en el modelo de Bolivia y del Ecuador (que ahora, con la victoria presidencial de Guillermo Lasso, cambiará radicalmente). Los contratos estatales se renegociarán, pues, a juicio de Castillo, en la actualidad ‘las transnacionales se quedan con el 70% de las ganancias y el Estado solo con el 30%’”. Y continúa: “Esto significa que el Estado ‘privatizador y exportador de capitales cambiará y será en adelante un Estado nacionalizador soberano que fortalezca la economía interna invirtiendo sus capitales en el país’. Las empresas que no acepten este planteamiento serán nacionalizadas, así como los principales yacimientos mineros, gasíferos, petroleros y centros energéticos, pues Castillo quiere acabar con la minería nacional, que le parece incompatible con una política de defensa genuina de la naturaleza y una política social de progreso”. Si bien Castillo no derogará la Constitución, sí aseguró que todos los tratados internacionales serán revisados, “de modo que en el futuro no haya en el Perú la inicua desproporción que ‘hace ganar a un patrón veinte veces lo que gana un obrero’”. “No haría falta mucho más para indicar que el Perú de Pedro Castillo integrará los países que, siguiendo al Gobierno de México, quieren resucitar el grupo de Puebla y romper con el grupo llamado de Lima. En otras palabras, será calcado del que inauguró el comandante Chávez en Venezuela, el Socialismo del siglo XXI, que ha obligado a más de cinco millones de venezolanos a emigrar a los países vecinos para no morirse de hambre”, explica Vargas Llosa. Para el escritor, la sociedad que va a crear Pedro Castillo, “tendrá todas las características de una sociedad comunista, en una época en la que –los peruanos que votaron por él no parecen haberse dado cuenta todavía- el comunismo ha desaparecido del planeta, con las excepciones más horripilantes, es decir Cuba, Venezuela, Nicaragua y Corea del Norte”. Y advierte: “Tengo el convencimiento absoluto de que si Castillo, con semejantes ideas, llega a tomar el poder en la segunda vuelta electoral, dentro de un par de meses, no volverá a haber elecciones limpias en el Perú, donde, en el futuro, aquellas serán una parodia, como las que organiza de tanto en tanto Nicolás Maduro en Venezuela para justificar su régimen impopular”. Vargas Llosa explica que un Gobierno de Castillo probablemente desembocará en un golpe de Estado militar a corto plazo en el Perú: “De militares derechistas, o izquierdistas a la manera ‘velasquista’, que, como ha ocurrido siempre en nuestra historia, retrocederá bárbaramente al país y lo empobrecerá mucho más de lo que está”. “Querer acabar con la minería, que es la riqueza de los Andes peruanos, es una temeridad sin precedentes, hija de la pura ignorancia, que sofocaría una de las fuentes básicas del desarrollo nacional”, escribió indignado. Además, recuerda que en el campo social Castillo es de extrema derecha: “Está contra los matrimonios gay, la enseñanza sexual en las escuelas y el aborto, campo en el que coincide íntegramente con la Iglesia católica que ha dado una batalla últimamente contra los intentos de la izquierda y el centro más progresista en defensa de la mujer y los derechos de los homosexuales a ser considerados normales y en igualdad con los heterosexuales, algo que siempre he apoyado”. Luego de enumerar los peligros que, a su entender, supone Castillo, el premio Nobel de Literatura explica que ese “abismo” que describe la tiene como contrincante a Keiko Fujimori, “que hasta ahora ha defendido a su padre, el ex dictador, de quien estuvo provisionalmente distanciada, pero ya no, pues ha prometido indultarlo si llega al poder”. Y recuerda que “ella participó, además, de manera muy directa, beneficiándose de la dictadura, y está acusada por el Poder judicial de haberse lucrado con la Operación Lava Jato, de la que habría recibido dinero, por lo cual el Poder Judicial ha pedido para ella treinta años de cárcel”. La postura de Vargas Llosa sorprende porque ha combatido al fujimorismo de manera sistemática. De hecho, en 1990 el escritor fundó el Movimiento Libertad y se postuló para la presidencia de Perú, que perdió en segunda vuelta contra él. Sin embargo, sentencia: “Creo que en las elecciones que se vienen –las de la segunda vuelta-, los peruanos deben votar por Keiko Fujimori, pues representa el mal menor y hay, con ella en el poder, más posibilidades de salvar nuestra democracia, en tanto que con Pedro Castillo no veo ninguna”. Pero el escritor, asegura, que su apoyo tiene condiciones. Para él, Keiko debe comprometerse, en nombre de estas libertades públicas que dice defender ahora, “a respetar la libertad de expresión, a no indultar a Vladimiro Montesinos, responsable de los peores crímenes y robos de la dictadura, a no expulsar ni cambiar a los jueces y fiscales del Poder Judicial, que han tenido en los últimos tiempos una actitud tan gallarda en defensa de la democracia y los derechos humanos, y, sobre todo, a convocar a elecciones al término de su mandato, dentro de cinco años”. Si se ajusta a estas obligaciones, reafirma, Keiko Fujimori tiene la oportunidad, “única”, de tomar el poder a través de elecciones limpias y de contar con una ancha base social y popular para hacer las reformas necesarias que conviertan al Perú en un país justo, libre y moderno y le devuelvan el liderazgo que alguna vez tuvo en el pasado de América Latina. En busca de argumentos que expliquen por qué su país terminó tan cerca de ese “abismo”, Vargas Llosa enumera la pandemia y las grandes desigualdades del Perú, pero advierte: “El derecho a votar no basta, si los peruanos se equivocan y votan mal. Ya lo hicieron en la primera vuelta. Es importante que no dupliquen el error”. Álvaro Vargas Llosa, hijo del ganador del premio Nobel, reveló que la candidata leyó la columna y se puso en contacto. “Tras agradecerle el respaldo, Keiko Fujimori le ha expresado su total acuerdo con las garantías democráticas que le pide mi padre en su artículo”, aseguró en su cuenta de Twitter. “Agradezco y saludo el respaldo del escritor Mario Vargas Llosa porque en estos momentos no solo nos enfrentamos a la pandemia y al hambre, sino también nos enfrentamos al comunismo”, aseguró esta tarde la candidata de Fuerza Popular en un acto público. “Le he agradecido su apoyo y, como lo vengo haciendo hace muchos años en mi carrera política, le recordé mi absoluto compromiso con la democracia, con la libertad de expresión y la independencia de poderes”, agregó.
La columna del autor de Conversación en la Catedral llegó después de un prolongado silencio que se extendió durante toda la campaña electoral. En sintonía con la apatía general que reinó durante las semanas previas a los comicios, el escritor, que actualmente reside en España, había adelantado que llegaría el momento de hacer alguna declaración... Y con esta columna deja clara su postura.
Es que desde la década del noventa en adelante su opinión ha sido clave para dirigir el voto hacia algún candidato o sepultar las aspiraciones de aquellos con quienes no simpatizaba, incluso cuando en 1990 un desconocido Alberto Fujimori lo derrotó inesperadamente en las urnas cuando él era favorito.
La última vez que el autor de La ciudad y los perros hizo campaña fue en 2016, cuando llamó a votar por Pedro Pablo Kuczynski, un ex banquero de Wall Street que tuvo un opaco gobierno y renunció en marzo de 2018 salpicado por el escándalo de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht.
“Sería una catástrofe para el Perú que se eligiera a Keiko Fujimori. Sería la reivindicación de una dictadura”, afirmó sobre la rival del banquero en el balotaje de 2016.
Ya había recomendado en 2011 votar por Ollanta Humala, un ex militar apoyado por el presidente izquierdista brasileño Lula y antiguo aliado de Hugo Chávez porque su rival en segunda vuelta también era Keiko. “No va ocurrir, me niego a creer que mis compatriotas van a ser tan insensatos de ponernos en la disyuntiva de elegir entre el sida y el cáncer terminal, que es lo que serían Humala y Keiko”, había dicho previamente sobre ellos.
En 2006 exhortó a votar por Alan García, “el mal menor”, quien había sido uno de sus mayores adversarios políticos en la década de 1980, para evitar la victoria de Humala. “Dije que había que votar por él, aunque fuera tapándose la nariz”, matizó años más tarde.
La campaña para el ballotage recién comienza. Pedro Castillo, de Perú Libre, y Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, se medirán el 6 de junio.
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