Martín Guzmán cumplirá una agenda de 72 horas en Washington que no tendrá mayores resultados en la negociación de la deuda externa con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Guzmán será recibido por Kristalina Georgieva, el staff técnico del FMI, y ciertos funcionarios del Banco Mundial (BM). Está descartada una reunión presencial con Janet Yellen, secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, una pieza clave en la negociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. El ministro de Economía protagonizará una visita política que encierra un gesto de buena fe: advertir que Argentina no firmará un Acuerdo de Facilidades Extendidas en 2021, si implica un ajuste clásico del FMI que pueda derivar en una derrota electoral del Gobierno.
La directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, y su staff para la Argentina y la región entienden las razones políticas de Guzmán, pero también pretenden que la administración de Alberto Fernández cancele en tiempo y forma los vencimientos de capital previstos en 2021.
En septiembre vencen 2.205 millones de dólares y en diciembre otros 2.035 millones de dólares. Argentina no tiene esos dólares, y si no puede cancelar esos vencimientos de capital con el aumento de los Derechos Especiales de Giro (DEG) asignados por el G7, Guzmán por instrucción presidencial solicitará “una refinanciación” de esa deuda acordada por Mauricio Macri cuando ocupaba Balcarce 50.
El ministro de Economía se resiste en hablar de “ajuste” y “default” cuando explica su hoja de ruta respecto a la negociación con el FMI. Guzmán sostiene que no habrá un ajuste clásico del FMI y que ensaya una negociación con Georgieva que permita evitar los pagos de capital (4.240 millones de dólares) en 2021, si no hay acuerdo de Facilidades Extendidas como consecuencia de los comicios de medio término en la Argentina.En este contexto, Georgieva, los funcionarios de linea del FMI, las autoridades del Banco Mundial y los representantes del Tesoro -si no hay contacto virtual con Yellen- agradecerán el gesto de buena voluntad del ministro de Economía.
Y a continuación, replicarán con lo obvio: preocupación por la situación económica, cuestionamientos a las medidas que traban el libre comercio y la necesidad de cerrar un acuerdo de Facilidades Extendidas antes que concluya el año.
La directora gerente del Fondo no tiene autonomía política: depende de la Casa Blanca, y en términos puntuales, responderá a las instrucciones de la secretaria Yellen. Alberto Fernández y su gobierno no es una prioridad para la administración de Joseph Biden, que aún busca un aliado regional que sirva de proxy en su agenda de América Latina.
Biden pretende enterrar la doctrina Monroe -”América para los americanos”-, pero eso no implica abrir la mano a un gobierno peronista que tiene un swap de 18.500 millones de dólares con China, facilita a Vladimir Putin su marketing global con las vacunas Sputnik V y se pelea con empresas farmacéuticas que proveen millones de dosis contra el COVID-19 al sistema de Salud de los Estados Unidos, explicaron a Infobae desde Washington.
Esta es la mirada geopolítica del Ala Oeste de la Casa Blanca que supuestamente teñirá todas las conversaciones que protagonizará Guzmán en Washington.
Puede ocurrir que sean más técnicas en el FMI, pero los funcionarios del Tesoro ya saben qué decir o sugerir cuando se sienten frente al ministro de Economía.
Biden comparte con Alberto Fernández la importancia del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y la necesidad de encontrar una transición democrática para el régimen populista de Nicolás Maduro. Pero en la Casa Blanca se muestran sorprendidos por la influencia de Cristina Fernández de Kirchner y presentan como prueba el presunto zigzag de Guzmán respecto a la negociación con el FMI.
En DC aseguran que las conversaciones con el Fondo estaban “bien encaminadas” cuando promediaba diciembre de 2020, y que el tono cambió después de una viaje que Guzmán hizo al sur para reunirse a solas con CFK.
Para el Ala Oeste de la Casa Blanca, ese cónclave en Calafate entre la Vicepresidente y el ministro invirtió los términos de la negociación con el FMI. Una perspectiva política que Guzmán niega cada vez que le preguntan.
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