LA CELEBRACIÓN DEL CARNAVAL EN ZÁRATE
El pueblo de Zárate, desde las primeras décadas del Siglo XX, siempre dijo presente en estas fechas siendo
el corso y los bailes las actividades más atrayentes que se organizaban para deleite de los vecinos.
En cuanto a los corsos, estos tenían una etapa preliminar en la que las autoridades designaban una comisión
encargada de la organización de las fiestas carnavalescas, que comprendían no solo la autorización de los
bailes sino resolver que calles serías las afectadas para la realización de los corsos; generalmente se
inclinaban por aquella cuyos comerciantes más contribuían con sus aportes en dinero a la realización de los
mismos.
Las reuniones para programar el carnaval se realizaban en la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos. La
apertura del corso se iniciaba con una bomba de estruendo y la Comisión con el jurado se ubicaba en el palco
oficial, situado en la calle Justa Lima de Atucha.
Las autoridades otorgaban al Comisario la autorización correspondiente para iniciar la fiesta con la recorrida
de las carrozas y de los carruajes adornados con flores y serpentinas a las que seguían las comparsas locales
con sus orquestas, entre ellas: la Banda de La Papelera Argentina integrada por un conjunto de cincuenta
personas, a cargo del maestro Cavazzoni; la Banda “La Zarateña” dirigida por el maestro Mariano Falliveni;
la Banda del Cuerpo de Bomberos Voluntarios dirigida por el maestro Felipe Defrancesco y otras como
“Blanco y Negro”, “La Flor”, “Campera”, “La Estrella del Oriente” fundada en 1916.
En el corso organizado en el año 1920 hizo su aparición un tanque de guerra, similar a aquellos que se usaron
en la Primera Guerra Mundial, fabricado por los hermanos Gigena y Calderoni y dirigido por Herculano
Christello, suboficial de la Marina. A los costados, sus cañones hacían disparos produciendo un gran
estruendo recibiendo, en atención a la idea, el primer premio.
En ese mismo año se recibió desde el paraje Las Palmas -área rural del Partido de Zárate- la visita del “Carro
Romano”; al año siguiente “El Infierno con Lucifer” y su séquito de diablos; más tarde el “Patio Andaluz”;
todas estas novedades -muy aplaudidas y elogiadas por los concurrentes- fueron presentadas por las
hermanas Posse.También se efectuaban bailes familiares -los denominados “asaltos”- que esencialmente consistían en
convidarse, llegar con la orquesta y tomar de sorpresa a los dueños de casa donde eran muy bien recibidos
por su presentación, pasando momentos de sano esparcimiento y entusiasta algarabía entre los presentes.
Entre ellos don Pedro y
Mariano Mascheroni, Ruiz Ojeda; no pudiendo citar otros por lo común, en esos tiempos, del seudónimo.
Poco tiempo después, meses podríamos decir, Don Pedro C. Gauthier y Don Pedro Etchegoyhen instalan taller
propio en la calle 19 de Marzo entre Ituzaingó e Independencia, en un local arrendado a Don Pedro
Laugarous.
En 1908 habiendo decidido el señor Etchegoyhen radicarse en Entre Ríos, vendió su parte al señor
Gauthier, quien desde entonces y hasta 1945 publicó bajo su exclusiva responsabilidad “El Eco de Zárate” el
que, con la jubilación de su propietario deja de aparecer después de casi medio siglo, alentando las más
elevadas manifestaciones populares que contribuyeron en lo posible al incipiente progreso de nuestra
ciudad.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario