Un diputado sanjuanino cumplió dos años sin hablar en el Congreso
Todos los años se realiza el informe que deja en evidencia a los legisladores que más y menos hablan en el recinto nacional. Sólo cuatro representantes cumplieron dos periodos en silencio.
Ni muy muy, ni tan tan. El año pasado en la Cámara de Diputados no hubo tan pocos diputados callados durante las sesiones como sucedió en 2012 (14), ni tantos como en 2011 (80). De acuerdo con el informe que anualmente se elabora a través del Indice de Calidad Legislativa para la revista Semanario Parlamentario, 33 fueron los diputados que no hablaron a lo largo de las sesiones del año anterior.
Esto es, el 12,6 por ciento de los diputados nacionales que estuvieron callados durante las sesiones, según puede corroborarse a través de lo registrado en las versiones taquigráficas.
En la lista figura el sanjuanino José Villa, titular de UPCN San Juan, y quien, según este informe, no hizo uso de la palabra en dos periodos consecutivos.
En tanto, entre los nuevos, uno de los que más habló fue Nicolás del Caño, el representante de la Izquierda.
Los protagonistas
Como siempre sucede, es el que dirige los debates el que más palabras pronuncia, de modo tal que como siempre es el presidente del Cuerpo el que queda al tope de la lista, en este caso con 31.547, tal la cantidad de palabras que pronunció Julián Domínguez en 2013 en el recinto. Nobleza obliga, el titular de la Cámara baja no se ocupó de dar la palabra, también pronunció sus discursos; dos oportunidades bajó a su banca para hacerlo. La primera fue en la segunda sesión ordinaria, cuando se trataba el controvertido tema de la reforma judicial, en el que Domínguez quiso dejar asentado su pensamiento, pronunciando 384 palabras. La segunda fue a fin de año, cuando agradeció su confirmación al frente de la Cámara con un discurso que constó de 1.208 palabras.
Amén del titular del Cuerpo, los que suelen figurar al tope de este ranking de palabras son los titulares de los bloques oficialistas. Pero no es algo que tampoco se cumpla a rajatabla. Sucedió en 2012, cuando Agustín Rossi figuró detrás del presidente de la Cámara con 34.991 palabras emitidas, pero no había pasado en 2011, cuando Vilma Ibarra superó al propio Rossi, debido fundamentalmente a su participación en el debate de la Ley de Identidad de Género, uno de los temas más trascendentes del año que la tuvo como voz cantante.
En 2013 se dio el hecho inédito de que el presidente del bloque oficialista no fue segundo ni tercero. Claro que hay razones de peso: Agustín Rossi dejó su banca de diputado a mediados de año y su lugar fue cubierto por Juliana Di Tullio.
¿Quién se quedó con el cetro del segundo lugar entonces? Otro presidente de bloque, pero no de la principal oposición: Alfonso Prat-Gay, segundo con 24.450 palabras expresadas en sus discursos. Cabe considerar que el expresidente del bloque de la Coalición Cívica-ARI ya había tenido una actuación destacada el año anterior, cuarto con 28.400 palabras.
El podio lo completa otro presidente de bloque, en este caso el radical, también diputado saliente: Ricardo Gil Lavedra, con 17.026 palabras.
A continuación, figura una seguidilla de diputados que no presiden bancadas. En cuarto lugar figuró, según el Indice de Calidad Legislativa, la diputada Elisa Carrió, bien cerca de su excorreligionario Gil Lavedra, y por arriba del kirchnerista Roberto Feletti, que como corresponde a todo titular de la estratégica Comisión de Presupuesto y Hacienda aparece bien encumbrado, con sus 14.939 palabras expresadas.
A continuación nos encontramos con el primer miembro del Pro, Pablo Tonelli, quien con sus 14.924 palabras no solo quedó sexto, sino superando con holgura al presidente de su bloque, Federico Pinedo, quien figura en el décimoprimer lugar.
Los menos locuaces.
Treinta y dos diputados figuran al fondo de la “tabla de exposiciones”.
Veintiuno son del kirchnerismo, cinco de la UCR, una del Pro, otro del juecismo y los restantes del peronismo no kirchnerista.
Estos son los que no pronunciaron ninguna palabra: Gumersindo Alonso, María Ester Balcedo, Rosana Bertone, Gloria Bidegain, Blanca Blanco de Peralta, Daniel Brue, Hugo Castañón, Julio César Catalán Magni y Oscar Currilén.
Tampoco hablaron Francisco de Narváez, Carlos Eliceche, Gladys Espíndola, Hipólito Faustinelli, Omar Chafi Félix, Juan Carlos Forconi, María Teresa García, Estela Garnero, Daniel Giacomino, Dulce Granados y José Herrera.
Hay que sumar también a Julio Ledesma, Soledad Martínez, Mayra Mendoza, Manuel Molina, Mirta Pastoriza, Oscar Redzuk, Claudia Rucci, Juan Arturo Salim, José Vilariño, José Villa, Linda Yagüe, Cristina Ziebart y Alex Ziegler.
Un diputado que se salvó de engordar la lista de los “cero” es el puntano Edgar Raúl Müller, quien apenas dijo tres palabras en una sesión: “Sí, señor presidente”. Un poquito más fue lo de Ana María Perroni, quien pronunció apenas doce, pero resultó más participativa: “Señor presidente: solicito que se incluya el Orden del Día Nº 1.145”.
De todos los diputados que quedaron en cero, cuatro repitieron su performance del año anterior: los kirchneristas Daniel Giacomino, Oscar Redczuk y José Antonio Villa, y la radical Linda Yagüe.
Los nuevos
A diferencia del Senado, los diputados elegidos en octubre pasado no tuvieron oportunidad de participar de sesiones extraordinarias, aunque sí pudieron debutar, en la sesión de diciembre en la que juraron y eligieron autoridades. En esa oportunidad, varios mostraron su apego al micrófono.
No debe llamar la atención la performance de los diputados de izquierda, que en esa sesión se hicieron escuchar, figurando en el segundo, tercero y sexto lugar. Tal vez con más experiencia, el primero de ellos fue el diputado del PO Néstor Pitrola, que pronunció 467 palabras; segundo quedó el mendocino Nicolás del Caño, con 273, y luego el salteño Pablo López.
Primero en esta lista de los nuevos diputados quedó sin embargo un peronista disidente, el exgobernador Mario Das Neves, con 522 palabras.
Muchos de ellos accedieron a esta lista por sus discursos “personalizados”. El más moderado en ese sentido fue Gustavo Valdés, que completó su juramento con un “¡Y por Corrientes!”, en tanto que su comprovinciano Carlos Rubín juró en el mismo sentido, pero aventajándolo en dos palabras: “¡Y por el pueblo correntino!”.
Fueron varios los que juraron entonces por sus provincias, como Susana Canela -“¡Por mi pueblo de Salta!”-, Evita Isa -“¡Por las mujeres, la juventud y el pueblo de Salta!”, Teresita Madera –“por La Rioja y el federalismo, ¡sí, juro!”-, Josué Gagliardi -“¡Por mi lugar en el mundo, Choele Choel, por el pueblo de Río Negro!”-, Fernando Salino -“¡Por el pueblo de San Luis y el pueblo de la Nación!-; otros fueron más amplios, como Sandra Castro -“¡Por nuestra patria libre, justa y soberana!”-, Adolfo Sturzenegger -“¡Y por la libertad y la República!”-, o Sergio Bergman -“Sobre el Tanaj, la Biblia hebrea”-, y otros lo hicieron por familiares, como Elia Lagoria -“¡Y por los ideales de mi esposo muerto!”, Eduardo Cáceres -“¡Por la memoria de mi padre, el futuro de mis hijos y el futuro de la provincia de San Juan!- y Josefina González -“¡Por la memoria de mi padre, Roberto González, un militante peronista, por mi amada familia, por mis alumnos y ex alumnos!”-.
Juan Fernando Marcópulos juró “¡Por la memoria de Alberto Devoto, Enrique Angelelli y los campesinos sin tierra!”, el fallecido Jorge Obeid lo hizo “¡Por la memoria de Juan Perón!”, el radical José Cano lo hizo “¡Por la memoria de Raúl Alfonsín, el federalismo y la independencia del Congreso!”, y por supuesto no faltaron los juramentos por la memoria de Néstor Kirchner, de Martín Pérez, Juan Cabandié, Jorge Barreto y Nanci Parrilli.