La enfermera Jésica Rodríguez relató cómo contuvo la herida de su pareja e intentó salvarlo luego del ataque de Analía Castillo. La acusada se negó a declarar
Federico Fahsbender
Por
Federico Fahsbender
5 de Enero de 2022
ffahsbender@infobae.com
Analía Castillo, la acusada
La sangre seguía tibia, en cierta forma, el lunes por la tarde cuando Jésica Rodríguez declaró como testigo clave en el Destacamento Laferrere Sur de la Policía Bonaerense. Horas antes, Analía Belén Castillo (28), la ex de su pareja, había llegado a la casa donde estaba la mujer junto a su novio en Gregorio de Laferrere: frente a ella lo apuñaló hasta la muerte.
Jésica, enfermera de 35 años, relató cómo ella y Jorge Gustavo Cabrera (35) ese lunes ingresaron a las 4 a la casa de su novio de la calle Juan Cruz Varela, en el partido de La Matanza, para pasar la noche juntos. Alrededor de las 11, una mujer de pelo oscuro y esbelta, llegó con gritos, amenazas, merodeando en la puerta de la propiedad. Era Castillo.
“Es una piba que andaba conmigo y sigue obsesionada”, le aclaró Jorge, temeroso, a Jésica, según el relato de la enfermera. Castillo ingresó a la casa, enfurecida, deseando destruir y matar.
Castillo ya era una vieja historia en la vida de Jorge. Incluso él, tras la separación, comenzó una nueva relación con Jésica: llevaban juntos dos meses. Sin embargo, los problemas con su ex seguían.
Fuentes judiciales aseguraron que Castillo les había seguido el rastro esa noche, que sabía que Jorge estaría con su nueva pareja. Cómo ingresó a la casa, o si Jorge le permitió a su ex entrar, es algo que no queda claro en el testimonio de Jésica. Supuestamente, la excusa de la mujer fue que había a buscar cosas suyas que habían quedado en la propiedad cuando la relación se terminó.
Lo cierto es que, de inmediato, Castillo tomó un cuchillo de la cocina e ingresó a la habitación. La enfermera miraba atónita. Su relato en la comisaría, al que accedió Infobae, trazó la escena: la joven comenzó a golpear el televisor con el cuchillo. Jorge intentó que se fuera del lugar, comenzaron a forcejear.
Allí, frente a Jésica, Castillo apuñaló en el pecho a su ex en la zona baja del abdomen derecho y luego corrió, soltando el puñal, que cayó en el piso de cerámica.
En la otra habitación dormía el padre de Jorge, quien comenzaba a morir.
Jésica, lejos de entrar en pánico, aplicó su experiencia. Asistió a Jorge para contener el sangrado y llamó rápidamente a su suegro. Movieron al herido al patio, donde comenzó a desvanecerse mientras perdía gran cantidad de sangre. Luego, lo llevaron por sus propios medios al hospital Teresa Germani, donde llegó ya sin vida.
El crimen del Jorge comenzó a ser investigado por el fiscal Federico Medone, de la UFI de Homicidios de La Matanza. Lo que dijo Jésica se convirtió en prueba esencial para imputar a la acusada. Aseguró que Jorge la definía como “muy tóxica”, que en ocasiones anteriores lo había agredido a golpes, arañándole la cara.
Sin embargo, nunca presenció una discusión entre Castillo y Jorge. Jésica dijo que tampoco conocía su nombre y fue el padre de la víctima quien aportó la identidad de la sospechosa del crimen.
Lejos de tomarse un micro,
Castillo fue encontrada mientras caminaba por el cruce de las calles Zufriategui y Carlos Casares, del barrio Altos de Laferrere. Allí, fue reducida y arrestada. Se negó a declarar ante el fiscal Medone y seguirá detenida.
Fuentes de la investigación contaron que la relación entre la asesina y su víctima había finalizado hacía unos meses y que no tenían hijos. “Había un contexto de peleas y malos tratos entre ellos, pero nunca se llegó a realizar una denuncia. La mayoría de las discusiones y conflictos eran por los celos de la mujer hacia el hombre”, detallaron investigadores del caso.