Según Unicef, la agencia de la ONU que provee ayuda humanitaria y de desarrollo a los niños en países en desarrollo, la pandemia ha tenido un impacto significativo en el sistema educativo de América Latina. Reportó que alrededor de un tercio de los niños de la región prácticamente no aprendió nada y que más de tres millones dejaron la escuela para no volver. Y anticipa que la situación será similar en 2021. Sin embargo, Uruguay es la excepción de este sombrío panorama. Así lo refleja un informe de la revista alemana Der Spiegel, que detalla cómo las inversiones del país en educación digital a lo largo de los años y su gestión de los desafíos planteados durante la pandemia redundaron en un impacto mucho menor que el acaecido en otras naciones.
Una política de entregar una computadora portátil a cada niño en edad escolar que viene desde hace más de 10 años, la instalación de internet gratis en numerosas ubicaciones a lo largo del país y una interacción virtual fluida entre maestros y alumnos, además de contenido fácilmente accesible, están entre las claves que explican los resultados positivos.
Las políticas han estado contenidas en el Plan Ceibal, que según el gobierno “provee un conjunto de programas, recursos educativos y capacitación docente que transforma las maneras de enseñar y aprender”. Creado en 2007 por el entonces presidente Tabaré Vázquez (fallecido en 2020), construyó los cimientos que permitieron evitar que la cancelación de la educación presencial tuviera los mismos efectos devastadores que en otros países.
Las autoridades indicaron que ella respondió no solo a la voluntad de poder definir mejor las medidas sanitarias necesarias, sino también para reducir el miedo al virus de padres y maestros. “Estudios han concluido que hay protocolos de higiene realizables”, expresó Margarete Sachs-Israel, asesora educativa regional de la agencia de la ONU.
“Los cierres no solo perjudican el aprendizaje, sino también la salud y seguridad de los niños”, concluyó la funcionaria ante el medio alemán.