Por gestiones municipales se había logrado la cesión precaria de la estación “Zárate Alto” del exferrocarril Urquiza a fin de destinarla a sede del Museo a crear. La tarea principal de la Comisión Pro-Museo, el antecedente de la actual Asociación Amigos del Museo de Zárate, fue la de restaurar el edificio y recuperar su entorno que, por ese entonces, presentaba un alto grado de deterioro y abandono en cuanto a su cuidado y mantenimiento.
En tan solo seis meses fue realizada la puesta en valor del edificio y ello permitió que el 1º de septiembre de 1991 el Intendente Municipal Dr. Aldo Luis Arrighi inaugurara oficialmente el Museo Histórico de Zárate, designándose a la Arq. María Luisa Sorolla como directora del mismo. Mientras el Museo Histórico funcionó en el edificio de Mitre 1000 se realizaron diversas muestras que contaron con una importante participación comunitaria.
Fruto de la misma fueron las exposiciones: “Evolución Histórica, Urbana y Arquitectónica” (Septiembre de 1991); “75° Aniversario de la Capilla de Villa Fox” (Octubre de 1991); “Aquellos Carnavales del Ayer” (Febrero de 1992); “La Salud y los Zarateños” (Diciembre de 1992); “El Arsenal de Zárate, 120 Años de Historia” (Abril de 1993); “50 Años del Colegio Nacional de Zárate” (Mayo de 1993); “…Y llegaron los inmigrantes…! (Septiembre de 1993); “Luz, Cámara…el Espejo y la Imagen de la Memoria” (Marzo de 1994); “Dónde veraneaban los Zarateños?” (Noviembre de 1994); “Los Zarateños en la Escuela” (Septiembre de 1995) destacándose, además, la realización de actividades de extensión cultural: espectáculos musicales; conferencias; cursos; la Feria del Anticuariato, entre otras.
Han pasado veintinueve años desde entonces y el Museo, desde 1996 en su sede definitiva -La Quinta Jovita-, se ha consolidado en la comunidad zarateña como el centro de referencia que investiga, preserva y difunde la historia local en concordancia con la vigente definición del ICOM (Consejo Internacional de Museos): “Un museo es una institución sin fines lucrativos, permanente, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y expone el patrimonio material e inmaterial de la humanidad y su medio ambiente con fines de educación, estudio y recreo”.
Recuerdos para un aniversario especial
Sergio Daniel Robles
En tiempos de mi niñez y de mi adolescencia no existía en Zárate un lugar que se llamase museo. Las pocas referencias que remitían a nuestro pasado local hablaban de la presencia de Sarmiento, y su creación, el Arsenal; su casilla, que supo estar en donde se encuentra la escuela a la que concurrí, que lleva su nombre. Por entonces, resonaba lejanos, los nombres de Félix Pagola, Rómulo Noya, Justa Lima de Atucha, Luis Guerci... Poco después, fui en busca de un texto, casi sagrado, escrito por un señor Botta, que podía consultarse en la biblioteca del Círculo Popular de Cultura, bajo la mirada atenta del personal, luego de llevarse a cabo una suerte de ritual, que finalizaba al depositarse en mis manos, el único ejemplar existente. Abría sus páginas con respetable veneración y leía con fruición la historia de mi lugar.
Allí conocí a Gonzalo de Zárate, Gregorio Quirno y a Manuel José de la Torre. Poco después de terminado mis estudios secundarios se inició otro momento de contacto con el pasado local, pero desde una dimensión casi mágica: mis frecuentes visitas a la casa de la familia Pérez de la Torre, habitada por sus últimos duendes; aquellos seres de otro tiempo, cálidos y amables, rodeados de recuerdos de generaciones pasadas, que me sorprendían en cada visita con una nueva historia que, con el tiempo, conocía en detalle, a fuerza de repetición, pero que seguía escuchando con el mismo placer de la primera vez. Años después, con mi flamante título de profesor, el destino quiso que me uniera a un grupo de gente soñadora -bajo el auspicioso apoyo del vecino intendente, Aldo Arrighi- tras la búsqueda de un lugar donde se resguardara la memoria de los zarateños. El camino emprendido fue laborioso.
Con Manuel (García Blanco) y bajo la guía de Silvia (Baccino) y Luisa (Sorolla), hoy dos amigas, y un grupo entusiastas de personas que conformaron, primero, la comisión pro museo, y su transformación posterior en, Asociación Amigos del Museo, se dio el jalón inicial, al inaugurarse el 1° de septiembre de 1991, el Museo Histórico de Zárate. Mirándolo a la distancia, aquel museo de la vieja estación del ferrocarril Urquiza, en Mitre 1000, continuó siendo una expresión de deseo, pero lo suficientemente potente como para movilizar y comprometer a muchos vecinos en aquella apuesta. Tan solo tres años después, se dio paso a la concreción de otro sueño, aún más lejano, la donación de la casa Pérez de la Torre, para ser sede definitiva del Museo Histórico. Y así fue. Ello fue posible por la acción del municipio, en trabajo mancomunado con ese puntal invalorable, que son los Amigos del Museo, sin cuyo concurso, la tarea emprendida, decididamente, sería incompleta. Una nueva intervención del destino hizo que, quien escribe estas líneas, volviera a la mágica casona, ahora desprovista de sus duendes originarios, y tuviera la fortuna de trabajar allí, desde el servicio público, durante tantos años.
Hoy, la comunidad de Zárate puede presumir de contar con un lugar donde se custodia, se investiga y se difunde su pasado, donde los otrora “textos sagrados de la historia local” se han desacralizado, y están al alcance de todos aquellos que los busquen. Hoy, veintinueve años después, se han sentado las bases que reconocen una identidad y un patrimonio, que necesariamente debe continuar, mediante el renovado compromiso con los vecinos y con las nuevas generaciones que lo heredarán.
Al cumplirse un año más de vida de nuestro Museo Histórico Quinta Jovita…
Norma Edith Sorolla
Yo he tenido la suerte que, desde un comienzo, he trabajado en él, en las instalaciones de la Vieja estación Urquiza y un 12 de agosto de 1996 paso a la casona, la Quinta Jovita de la familia Pérez de la Torre, con todo el respeto que me significó entrar en ella. La fuimos arreglando entre todos. No solo era mi trabajo fue también mi casa. Fui su secretaria, viendo pasar generaciones de alumnos. Y soy parte de la Asociación de Amigos que se crea a la par del Museo con el objetivo de estar siempre pendiente de cualquier necesidad. Nuestra Asociación es un grupo de personas que se reúnen con ese fin, algunas amigas, otras conocidas y con otros muchos nos conocimos allí, pero unidas siempre con el mismo fin. Pasaron distintos funcionarios, pero siempre unidos por el bien del Museo.
