Por MARINA MÚNERA – LA GRAN ÉPOCA
Frente a la localidad costera de San Juan de Urabá en Colombia, y a sólo escasos 200 metros de sus pobladores, reaparece cada 7 años, la isla Damaquiel.
La misteriosa isla de la “fantasía”, o de la “prosperidad”, como la llaman los lugareños, es en realidad un volcán de lodo, conformado a sus caprichos por azufre y barro, según la describe el Instituto Colombiano de Geología y Minería (INGEOMINAS).
La última aparición de Damaquiel data de enero de 2007 después de un sismo, señala el medio local Urabá en Línea.
Geólogos de INGEOMINAS identificaron este evento como un fenómeno de diapirismo, o proceso de ascensión tectónica en la formación de la corteza terrestre, que tiene características regionales, y que en Colombia abarca desde el área de Barranquilla hasta el Golfo de Urabá.
El Municipio de San Juan de Urabá se encuentra en el extremo norte del Departamento de Antioquia, en la parte baja del río San Juan. La región está situada en una zona que comprende una extensión costera de 21,5 kilómetros sobre el mar Caribe, y que limita al sureste con el municipio de Arboletes, al oeste con el municipio de Necoclí, y por el norte roza el Mar Caribe, siendo en todos los casos, sectores donde se existen volcanes de lodo.
Lugareños que vieron emerger el islote o isla en aquel enero del año 2007, contaron que “solo aparece en época de verano, pero desaparece en la noche, cuando sube la marea”, señala Antioquia Digital.
Muchas historias se tejen alrededor de esta misteriosa isla, por ejemplo, algunos aseguran que se trata de un “volcán dormido”, indicó esta fuente.
Los habitantes de dicha región aseguran que la aparición de la isla se produce siempre después de un temblor de tierra.
“Esa es la señal, uno siente un poco de temor, pero entre el miedo y la alegría, terminamos disfrutando del fenómeno natural”, dijo Samira Paredes, al diario local.
“Ella ha vivido toda su vida en ese poblado, habitado por unas 4.000 personas”, agregó.
Similar a como hacen en el volcán de lodo de Arboletes, allí turistas y visitantes aprovechan para darse un baño de barro porque creen que por ser volcánico, podría ser medicinal debido a sus altos contenidos de azufre, señala Urabá en Línea.
“Cuando la isla emerge se mantiene por encima de la superficie marina unos 20 días y luego, igual que como aparece, se va yendo lentamente, hasta que todo vuelve a ser como antes”, dicen testigos, al diario de la localidad.
Desde ese momento, los campesinos calculan su próxima aparición, con lo cual hasta muchos hacen sus apuestas. En todo caso, sea medicinal o no, símbolo de prosperidad o no, en base a la opinión pública, es un gran atractivo turístico de este pujante corregimiento del municipio de San Juan de Urabá.
INGEOMINAS alertó que estos volcanes representan un riesgo para los turistas en el momento de la erosión, ya que con una recurrencia aún no establecida, los volcanes de lodo presentan erupciones violentas, generando con ello flujos de lodo, fracturamiento del terreno y también, a nivel local, provocan incendios cuando el gas metano entra en contacto con la atmósfera.
“Diapirismo” en sectores residenciales de Cartagena
El pasado 18 de febrero, este fenómeno del diapirismo tomó por sorpresa a los habitantes del Rodeo en Cartagena, informó el diario local Universal.
El Ingeniero Germán Castro Rodríguez, académico de la Universidad Tecnológica de Bolívar, dijo que “el fenómeno del epicentro del diapirismo en esa zona está a kilómetro y medio del barrio El Rodeo”, según el Universal.
Además explicó que esto no es un obstáculo para la construcción de las viviendas, ya que “la arcilla expansiva es un fenómeno que está en toda la Costa, incluso en Cartagena, (y que) son pocos los barrios que no tienen este problema en la ciudad, entre los que podemos mencionar, Crespo y Manga”.
En sus estudios por el Caribe Colombiano, Germán Castro Rodríguez confirmó que “hay volcanes de lodo en Turbaco, Santa Catalina y Flamenco (Marialabaja)”, y puntualizó que “la Popa, es un fenómeno diapírico”.
Finalmente, el ingeniero Castro aclaró que las arcillas expansivas son las responsables de rajar las paredes de las casas en muchas partes de la ciudad, por lo que hay que “construir con los cimientos adecuados”.