¿Amenaza de Irán en Uruguay?
por Andrés Oppeheimer
aoppeheimer@elnuevoherald.com
por Andrés Oppeheimer
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Dos recientes amenazas de bomba cerca de la embajada de Israel en Uruguay y la misteriosa salida del país de un diplomático iraní que fue filmado cerca de uno de los incidentes, están levantando nuevas sospechas sobre las actividades terroristas de Irán en América Latina.
Los detalles sobre el descubrimiento de los paquetes con materiales de bombas el 24 de noviembre y el 8 de enero cerca de la embajada israelí son poco claros, pero están saliendo a la luz a cuentagotas desde que el diario israelí Haaretz informó el 6 de febrero que Uruguay había expulsado a un diplomático iraní por el incidente de noviembre.
Tanto Uruguay como Irán negaron la expulsión del diplomático, y el gobierno del presidente saliente de Uruguay, José Mujica, criticado por la oposición de haber tratado de minimizar los hechos, negó que hubiera una “amenaza iraní”.
Pero el gobierno dijo más tarde que el diplomático iraní — identificado como Ahmed Sabatgold, de 32 años — había abandonado el país alrededor del 7 de diciembre, tres días antes de que el canciller uruguayo convocara al embajador iraní para expresarle su preocupación por un video que lo ubicaba en las cercanías del hecho.
Legisladores de la oposición de Uruguay dicen que el canciller Luis Almagro, actualmente el principal candidato a Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, forjó estrechos lazos con Irán durante sus cinco años en la embajada de Uruguay en Teherán, de 1991 a 1996. Almagro ha sido un crítico inusualmente duro de Israel, y trató de restarle importancia al incidente con Irán, dicen sus críticos.
Los legisladores de oposición agregan que Almagro se tomó más de dos semanas después de la primera amenaza de bomba para convocar al embajador iraní, incluso cuando ya se conocía el video donde se ve el auto con el diplomático iraní cerca del lugar del incidente. Funcionarios uruguayos dijeron más tarde que el falso explosivo — partes de una bomba dentro de un maletín — fue probablemente dejado ahí para medir la capacidad de monitoreo y tiempo de respuesta de la embajada de Israel.
En una entrevista telefónica esta semana, Almagro me dijo que no hay elementos probatorios de que Irán o un diplomático iraní estén vinculados a estas amenazas de bomba. Dijo que lejos de minimizar el hecho, quizás hasta sobreactuó al convocar al embajador iraní el 10 de diciembre, porque solo había “casualidades” que podían conducir a especular sobre una posible conexión iraní.
“Quizás me excedí un poco en mi celo profesional y actué más allá de lo que los elementos me permitían, porque no me gustó la coincidencia de que hubiera alguien de la embajada de Irán justo cerca de la embajada de Israel cuando ese maletín fue encontrado”, me dijo Almagro. “Pero fue una coincidencia que a mi no me gustó, y por lo tanto obré para que ese tipo de coincidencia no se diera más en el futuro”.
Almagro calificó su mensaje al embajador de Irán el 10 de diciembre como “una advertencia. Le advertí de que estas casualidades no me gustan, y que las considero inadmisibles”. Irán dice que el diplomático se encontraba en las cercanías porque iba a una cita médica.
En cuanto a por qué se tomó más de dos semanas para convocar al embajador iraní, Almagro dijo que estaba en una visita oficial en México, y que actuó de inmediato al regresar a su país.
Preguntado por que no lo hizo público en primera instancia, Almagro dijo que “esto es algo que manejamos de manera reservada todos los países involucrados: Irán, Israel y Uruguay”. Agregó que si hubiera tenido evidencias sólidas para hace una denuncia pública “lo hubiera hecho, como lo hice cuando un embajador iraní negó la existencia del holocausto”.
Mi opinión: Almagro tiene razón en que la mera presencia de un diplomático iraní cerca del lugar donde se encontró el maletín con materiales de una bomba no prueba que haya habido una responsabilidad iraní.
Pero Irán tiene una larga historia de terrorismo en el extranjero, incluyendo el ataque de 1994 al centro comunitario israelita AMIA en Argentina, en el que murieron 85 argentinos y otros 300 resultaron heridos. Argentina solicitó a Interpol el arresto de varios funcionarios iraníes sospechosos de haber planeado el ataque.
En años recientes, además de financiar a grupos terroristas de Hamas y Hezbollah, Irán ha sido vinculado por la policía de India a un atentado terrorista contra un diplomático israelí en India en el 2012, y por funcionarios búlgaros por el ataque suicida que mató a seis turistas israelíes en Burgas, Bulgaria, ese mismo año.
Estas amenazas de bomba en Uruguay no deberían ser tomadas a la ligera: parecen seguir un patrón muy habitual de un régimen teocrático que ve el terrorismo como otra forma más de hacer avanzar su guerra santa.
Los detalles sobre el descubrimiento de los paquetes con materiales de bombas el 24 de noviembre y el 8 de enero cerca de la embajada israelí son poco claros, pero están saliendo a la luz a cuentagotas desde que el diario israelí Haaretz informó el 6 de febrero que Uruguay había expulsado a un diplomático iraní por el incidente de noviembre.
Tanto Uruguay como Irán negaron la expulsión del diplomático, y el gobierno del presidente saliente de Uruguay, José Mujica, criticado por la oposición de haber tratado de minimizar los hechos, negó que hubiera una “amenaza iraní”.
Pero el gobierno dijo más tarde que el diplomático iraní — identificado como Ahmed Sabatgold, de 32 años — había abandonado el país alrededor del 7 de diciembre, tres días antes de que el canciller uruguayo convocara al embajador iraní para expresarle su preocupación por un video que lo ubicaba en las cercanías del hecho.
Legisladores de la oposición de Uruguay dicen que el canciller Luis Almagro, actualmente el principal candidato a Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, forjó estrechos lazos con Irán durante sus cinco años en la embajada de Uruguay en Teherán, de 1991 a 1996. Almagro ha sido un crítico inusualmente duro de Israel, y trató de restarle importancia al incidente con Irán, dicen sus críticos.
Los legisladores de oposición agregan que Almagro se tomó más de dos semanas después de la primera amenaza de bomba para convocar al embajador iraní, incluso cuando ya se conocía el video donde se ve el auto con el diplomático iraní cerca del lugar del incidente. Funcionarios uruguayos dijeron más tarde que el falso explosivo — partes de una bomba dentro de un maletín — fue probablemente dejado ahí para medir la capacidad de monitoreo y tiempo de respuesta de la embajada de Israel.
En una entrevista telefónica esta semana, Almagro me dijo que no hay elementos probatorios de que Irán o un diplomático iraní estén vinculados a estas amenazas de bomba. Dijo que lejos de minimizar el hecho, quizás hasta sobreactuó al convocar al embajador iraní el 10 de diciembre, porque solo había “casualidades” que podían conducir a especular sobre una posible conexión iraní.
“Quizás me excedí un poco en mi celo profesional y actué más allá de lo que los elementos me permitían, porque no me gustó la coincidencia de que hubiera alguien de la embajada de Irán justo cerca de la embajada de Israel cuando ese maletín fue encontrado”, me dijo Almagro. “Pero fue una coincidencia que a mi no me gustó, y por lo tanto obré para que ese tipo de coincidencia no se diera más en el futuro”.
Almagro calificó su mensaje al embajador de Irán el 10 de diciembre como “una advertencia. Le advertí de que estas casualidades no me gustan, y que las considero inadmisibles”. Irán dice que el diplomático se encontraba en las cercanías porque iba a una cita médica.
En cuanto a por qué se tomó más de dos semanas para convocar al embajador iraní, Almagro dijo que estaba en una visita oficial en México, y que actuó de inmediato al regresar a su país.
Preguntado por que no lo hizo público en primera instancia, Almagro dijo que “esto es algo que manejamos de manera reservada todos los países involucrados: Irán, Israel y Uruguay”. Agregó que si hubiera tenido evidencias sólidas para hace una denuncia pública “lo hubiera hecho, como lo hice cuando un embajador iraní negó la existencia del holocausto”.
Mi opinión: Almagro tiene razón en que la mera presencia de un diplomático iraní cerca del lugar donde se encontró el maletín con materiales de una bomba no prueba que haya habido una responsabilidad iraní.
Pero Irán tiene una larga historia de terrorismo en el extranjero, incluyendo el ataque de 1994 al centro comunitario israelita AMIA en Argentina, en el que murieron 85 argentinos y otros 300 resultaron heridos. Argentina solicitó a Interpol el arresto de varios funcionarios iraníes sospechosos de haber planeado el ataque.
En años recientes, además de financiar a grupos terroristas de Hamas y Hezbollah, Irán ha sido vinculado por la policía de India a un atentado terrorista contra un diplomático israelí en India en el 2012, y por funcionarios búlgaros por el ataque suicida que mató a seis turistas israelíes en Burgas, Bulgaria, ese mismo año.
Estas amenazas de bomba en Uruguay no deberían ser tomadas a la ligera: parecen seguir un patrón muy habitual de un régimen teocrático que ve el terrorismo como otra forma más de hacer avanzar su guerra santa.