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sábado, 15 de abril de 2017

Cada vez más populismo Por René Balestra Para LA NACION




Fue fuerte contra ese seductor inconstante que se llama el fervor popular. Adolfo Saldías, sobre Rivadavia.

ROSARIO EL populismo no es un invento moderno; es tan antiguo como la humanidad. El que manda, los que mandan, necesitan acatamiento. Y algo más. Desde siempre, el poder debe ser aceptado. Pero el excesivo halago hacia los gobernados persigue la devoción, es decir, el seguimiento exaltado. A través de los siglos, adoptó formas diversas. Los "clientes" de la república romana fueron los primeros rehenes de los gobernantes patricios, cuando el sufragio fue otorgado a todos los hombres libres. El populismo es mucho más que el halago, la dádiva, el comercio de favores, las canonjías. Es un duro sistema de oligarquía en el que una minoría ejercita el poder en forma ilimitada y para su provecho exclusivo. Es un círculo minoritario y abusivo que no sólo se hace aceptar, sino aplaudir. Es un engaño estructurado que se autoalimenta. Modifica las formas, según los tiempos, pero no cambia la esencia.


El bonapartismo de Napoleón III y el estatismo lisonjero de Bismark consiguieron, en la Francia y en la Prusia de la época, el fervor de los explotados. En un tiempo de exitismo como el actual, importa demasiado saber que lograr la devoción ardorosa de multitudes circunstanciales no significa necesariamente estar en el buen camino.


El auténtico gobierno democrático contemporáneo consiste -en cualquier parte del mundo, y en nuestro propio país- en manejar los incontables resortes del Estado para intentar lograr un mejoramiento social. Esto significa utilizar los mecanismos de la república para conseguir un ascenso generalizado. Acompañando y alentando a esa sociedad en su propio adelantamiento. Paradójicamente, esto sólo es posible si los gobernantes de turno tienen una idea clara de la lamentable situación del común.


Conocer fehacientemente y a fondo el estado del país es una condición previa y necesaria para aplicar políticas adecuadas. Por una idea perversa de la sensibilidad, que es la sensiblería ramplona, la demagogia inventa la realidad. Imagina un conglomerado humano que no existe. Aviesamente edifica una patraña. En puridad de verdad, no es que se equivoque, sino que usa el ardid para sus objetivos. Estos no son otros que hacer perdurar la realidad deforme, llena de manquedades, para continuar usufructuándola. Este populismo antiguo, moderno y eterno vive de mayorías degradadas. Esta degradación es la materia prima del sistema. El adecentamiento de la masa, la elevación de su cultura, significaría su fin. El siglo XX fue un formidable muestrario -exhibidos en enormes vitrinas- de oligarquías zurdas que verbalizaron ideas avanzadas para fijar y hacer perdurar sistemas abyectos de explotación.

Nuestro siglo continúa en lo mismo. El oficialismo argentino actual es un ejemplo paradigmático. Venezuela, Cuba y Nicaragua constituyen otra "santísima trinidad" latinoamericana.


Desde siempre, las políticas auténticamente progresistas y exitosas son aquellas que se han enfrentado valientemente a ciertas realidades precarias, tal cual son. Las que han comenzado por aceptar la verdad de la miseria, el analfabetismo y la barbarie. Sabedores de ello, los civilizadores de ayer, de hoy y de siempre acometieron la inmensa tarea de la educación popular, no como una empresa pedagógica escolar, sino como un imperativo civilizador.

Suavizar la condena hacia la masa inculta no es una manifestación de ternura con ella, sino una imbécil complicidad con su barbarie. Es como si imagináramos a médicos supuestamente sensibles y solidarios con sus enfermos que, por una mentida fraternidad, les dijeran que están sanos. La clave de bóveda de este problema y de esta política es que se necesita en los controles del Estado gobernantes que, además de ganar elecciones, sean estadistas.

El mundo propiamente político es el del poder y el de los que lo ejecutan. Es inimaginable pensar en ese gobernante huérfano de apoyo. La autoridad, que es la otra cara inexorable de todo poder, se consigue con el acatamiento. Con la idea generalizada entre los gobernados de que quien dirige merece el cargo. Esto significa gozar de un consenso mayoritario, que en buen romance se llama popularidad. La popularidad es el renombre; la fama, el acompañamiento gustoso. El populismo es el exceso, el abuso, la desmesura. La popularidad apela a la conciencia, al criterio, al sentido común de los seres humanos. El populismo los transforma en objetos maleables. No somos originales si decimos que todos tenemos dentro nuestro impulsos nobles y otros francamente inaceptables. La educación, desde la paidea griega, consiste en alentar las partes buenas y aminorar, acotar o hacer desaparecer las malas. Existe una parábola de una tribu norteamericana: narra que un viejo cacique, rodeado de nietos, les dice que todos tenemos dentro dos lobos eternamente en lucha, desde el nacimiento hasta la muerte. Uno es bueno, generoso, altruista; el otro mezquino, bajo, ruin. El menor de los que escuchan interrumpe, y pregunta: "Abuelo, ¿cuál de los dos gana?". El cacique contesta: "El que alimentamos". Así de simple y de complejo. Toda la milenaria historia de la cultura ha consistido en alentar y alimentar lo mejor de los seres humanos. Y desde los orígenes eso ha significado tener el coraje de enfrentarse al facilismo. La educación involucra esfuerzo. Hasta en la etimología latina está el empeño. Literalmente educar viene de e-ducere , que significa "conducir hacia arriba".

El populista halaga lo fácil; lo bajo. Excita los impulsos inferiores: el resentimiento, la envidia, el afán de venganza. Siempre ha sido así y siempre será así. La pueblada, el hombre anónimo del montón, el piquete, frente al aula, el taller o el laboratorio. El absurdo, la negación, el pecado mortal del educador o del estadista es el populista y el populismo. El primero alimenta con increíble esfuerzo la verdad objetiva; el segundo vive de la duplicidad y la mentira. El universo populista es sustancialmente cínico o sarcástico. La duplicidad entre lo que dice y lo que hace es fenomenal. El término apropiado sería "fantasmagórico", por lo irreal. Sin embargo, está exhibido y a la vista de todos. En el gobierno actual, personajes de obscena riqueza y de guardarropas infinito pontifican cotidianamente sobre la austeridad. Ex funcionarios del Ministerio de Justicia (retengan el nombre del ministerio) en la época del proceso simulan ser mártires de ese mismo proceso. Madres y abuelas de desaparecidos del terrorismo adhieren fervorosamente al terrorismo actual en España y en Irán. Y una pandilla de sedicentes intelectuales oficialistas podrían reivindicar esta frase de Tertuliano: credo quia absurdum (creo porque es absurdo).

El populismo es la garantía segura del inmovilismo. No será nunca -nunca lo fue- la antesala de ningún progreso. Los glotones aprovechadores de esa oligarquía rapaz deben ser señalados y combatidos.

© LA NACION

El autor dirige el doctorado en Ciencia Política de la Universidad de Belgrano

LA NACIONOpinión

martes, 21 de abril de 2015

Fiesta de escandalos


Por Ian Vasquez


Es interesante cómo han surgido casos de corrupción política en los más altos niveles en buena parte de América Latina justo en momentos en que ha caído el crecimiento económico. La bonanza que produjo los precios altos de las materias primas acabó y la fiesta de escándalos explotó.

En Brasil han detenido al tesorero del partido del gobierno —Partido de Trabajadores (PT)— y han imputado a 35 funcionarios públicos y ejecutivos de empresas importantes por desfalcar por cientos de millones de dólares a la empresa estatal petrolera Petrobras en beneficio del PT. El mes pasado en Lima, Aecio Neves, ex candidato a la presidencia de Brasil, le dijo a Mary Anastasia O’Grady del Wall Street Journal que perdió las elecciones de octubre debido al “crimen organizado”. Así se refirió al uso ilegal de fondos dePetrobras en las muy reñidas votaciones de ese país. Dos millones de brasileños salieron a las calles a protestar contra el gobierno y se habla de hacerle un juicio político a la presidentaDilma Rousseff.

En Chile, la presidenta Michelle Bachelet ha tenido que declarar que no piensa dimitir. Su hijo participó en una transacción multimillonaria que parece haber sido posible únicamente por tráfico de influencias. Financiamientos ilícitos por parte de grandes empresas a miembros de los partidos más importantes también han deslegitimado a la clase política chilena. EnArgentina, el escándalo mayor ha sido la muerte del fiscal Alberto Nisman antes de que acusara formalmente a la presidenta Cristina Kirchner de corrupción. En México, la esposa del presidente y el ministro de Hacienda han sido cuestionados por adquirir casas de valores muy por encima de lo que sus ingresos parecieran justificar.

Sacar a la luz del día los abusos de la DINI (Dirección Nacional de Inteligencia) ya tumbó a una primera ministra en el Perú, y los casos de corrupción de gente que ha sido cercana al presidente son preocupantes.

¿Qué explica este brote de escándalos? Sin duda, la desaceleración económica envalentona al público y a la oposición política a presionar por una mayor rendición de cuentas. Pero no sería la primera vez en América Latina que la insatisfacción económica produjera protestas o hasta cambios políticos. Es más interesante ver qué otros factores han influido y cómo los países han respondido.

Lo más llamativo es el caso brasileño. A diferencia de Ecuador o Argentina —donde se destapan escándalos de corrupción en los más altos niveles y no pasa nada—, en Brasil se está ejerciendo el peso de la ley contra gente de mucha importancia en el mundo político y de negocios.

Las claves parecen ser la interacción de la apertura económica, la democracia y la libertad de prensa. Los estudios muestran que la corrupción se cae cuando hay democracia y prensa libre, pero no si uno de los dos factores está ausente o es débil, ya que hay que saber quién es corrupto y poder contar con un mecanismo para reemplazarlo. Por ejemplo, hay mas libertad de prensa en Brasil que en Argentina, Ecuador o México, según Freedom House, y su democracia es más fuerte que la de los últimos dos casos. La constitución brasileña de 1988 fortaleció la independencia de la policía y los fiscales federales. La credibilidad de las instituciones brasileñas aumentó cuando se arrestaron y condenaron a altos funcionarios del gobierno y el PT en el 2005 en el caso “mensalão” de compra de votos. Dado que los estudios también muestran que la libertad económica se asocia con menos corrupción, la mayor apertura de Brasil comparado a Argentina o Ecuador, por ejemplo, juega a su favor y permite que Petrobras se cotice en la bolsa de Nueva York donde se somete a los estándares del mercado.

No hay receta mágica para combatir la corrupción, pero algunos países están avanzando y están mejor preparados para hacerlo.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Argentina defiende su Republica, Uruguay la entrega alegremente

Mucho se critica desde Uruguay la política Argentina muchas veces con razón, pero nada se dice de los que luchan cada día en defensa de los avances que los grupos que ostentan en poder intentan para consolidar ciertos proyectos a los cuales muchos se les rechaza desde el mismo seno del pueblo saliendo a la  calle junto a sus propios legisladores y periodismo critico, que aun bajo presión mantienen su postura, prueba de ello fueron las paso un mensaje claro y contundente de desconformidad aun hasta de los propios oficialistas lo que demostró que mas allá de su corazón se razona con equilibrio de lo que podría suceder si se alcanza los objetivos pretendidos desde el Gobierno de turno.

Muy por el contrario el Uruguay a demostrado en estas elecciones una sumisión jamas vista ante un Gobierno paralizado sin mayores expectativas de desarrollo solo aprovechando la bonhomía económica mundial y con serios problemas sin resolver de seguridad y corrupción, sin mensajes claros de futuro en la campaña solo apelando al insulto y el agravio logran consolidar un nuevo mandato que se resolverá el próximo domingo 30 con un plus de mantener su mayoría en el Congreso lo que literalmente aseguran la escribania de brazos enyesados que acepta lo que se le pida sin mayores debates por su propia decision dejando de lado lo que un 50.% de la población este o no de acuerdo.

Por lo tanto en diciembre desembarcaran de lleno en el atropello mas obseno desde la dictadura a la Constitución misma, tratando de reacomodarla a sus intereses como lo es de preservarse de mantener el poder ilimitadamente con el beneplácito de su 50 % tratando de obstruir cualquier sorpresa significativa como paso en esta campaña, donde surgió un Partido Nacional renovado y desafiante con un candidato joven y mentalidad abierta hacia el desarrollo e inserción en el mundo mas alla de la coincidencia ideológica, este mismo al cual no interesa demasiado al oficialismo ante los buenos resultados logrados en sus 10 años de poder dejando de lado la enseñanza, donde ya se refleja el impacto ocasionado en las nuevas generaciones que ya no aspiran a mejorar su situación personal sino a vivir el momento sin sacrificios y que el gobierno se haga cargo de todo fiel retrato de Venezuela o Cuba.

El próximo domingo por la noche seguramente festejaran con alegría lo que ni siquiera piensan lo que detrás se prepara para dar por tierra las instituciones Republicanas de un País reconocido mundialmente por su capacidad intelectual, hoy opacado por la figura de un Presidente que se dice pobre y humilde con un estilo de vida poco común en el mundo a lo cual considero bueno, pero nada que ver lo que realmente es si sacamos el personaje tan bien llevado de alguien que habla de una forma y piensa de otra.

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