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jueves, 12 de febrero de 2015

La encuesta que alegra a Macri y preocupa a Scioli


Por luis Majul
Una encuesta privada y confidencial puso en estado de alerta a la presidenta Cristina Fernández y a Daniel Scioli, el candidato del Frente para la Victoria con más chances de sucederla.

Es la misma encuesta que llenó de alegría a Mauricio Macri y le dio satisfacción al líder del Frente Renovador, Sergio Massa. Fue encargada a una de las tres consultoras más importantes del país y fue realizada horas después de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Contiene información comparativa desde febrero del año pasado hasta ahora. Se aclara que las preguntas fueron realizadas a través de dos sistemas telefónicos diferentes. Uno se denomina Computer Assisted Telephonic Interviewing (CATI) y consiste en preguntas telefónicas dirigidas por una persona que repregunta y va orientando a quien contesta. El otro es el archiconocido y engorroso paquete de preguntas de una máquina de voz y sus siglas son IVR. El primer sistema (CATI) tiene más posibilidad de chequeo y rechequeo. Por lo tanto resulta más confiable.

La alerta oficial se debe a que, ante la pregunta "A quién votaría para presidente si las elecciones fueran hoy", Macri aparece, por primera vez, liderando la encuesta con 26 puntos, seguido por Massa con 22 y por Scioli, con 19. Sin embargo, se trata de contestaciones obtenidas por medio del método IVR. Al gobernador podrían tranquilizarlo con la explicación de que sigue primero, con 28 puntos, a 4 de Massa y de Macri, cuando las preguntas las formula un entrevistador "en vivo". Pero, para poner las cosas en contexto, la verdad es que después de la muerte de Nisman, y según este trabajo que la encuestadora no hizo para ser publicado, Macri sube dos puntos, Massa crece un punto y Scioli desciende cinco. Y, para colmo, en los escenarios de segunda vuelta, el gobernador pierde con Massa 42 a 29, pero también con Macri 42 a 31. La euforia del equipo del jefe de gobierno de la ciudad se basa en que el ingeniero, además, aparece superando a Massa en una hipotética segunda vuelta, 38 a 28, aunque esta pregunta podría ser considerada un tanto abstracta si uno se atiene a los cambios de escenario que en la Argentina suceden cada cinco minutos.

El otro dato que está llenando de preocupación al presidenciable Scioli es el crecimiento en 4 puntos de la respuesta "cambiaría la mayoría de las cosas" que hizo este gobierno. En diciembre era de 31 puntos y después de Nisman subió a 34. Al mismo tiempo, el porcentaje de quienes preferirían continuar con la mayoría de las cosas bajó de 26 a 20 puntos. ¿Está creciendo de manera persistente el deseo de cambio rotundo por encima del de "continuidad con cambio" o el de "continuidad sin cambios"? Es demasiado temprano para asegurarlo de manera rotunda, porque no aparecen enormes subas y bajas entre una línea y la otra. Y porque, más allá del enorme impacto inicial que produjo la muerte de Nisman, ningún encuestador serio se atreve a pronosticar que el enojo o la indignación contra el Gobierno podrá mantenerse en estos niveles durante mucho tiempo.

Los mismos consultores que entregaron el trabajo explicaron a su cliente que los porcentajes de intención de voto a presidente no pueden ser tomados como una verdad revelada si se lo preguntan a través de la máquina de voz grabada. También le aclararon que la opinión pública argentina está cada vez más "latinoamericanizada" y que a la mayoría le importan muy poco los temas vinculados con las "instituciones" y la defensa de "la República". Que siguen primero en el ranking de preocupaciones la inseguridad, el trabajo, la inflación, mucho más atrás la corrupción, y que el caso Nisman terminará diluyéndose entre otras urgencias más personales.

Sin embargo, el especialista recomendó también leer con cuidado la tendencia de intención de voto de los tres presidenciables desde febrero de 2014 hasta ahora, con respuestas logradas por el sistema CATI. En ellas, Macri pasa de 17 a 24 puntos; Massa, de 35 a 27, y Scioli se mantiene en un promedio de 26, entre los 24 puntos obtenidos en febrero del año pasado y los 27 que logra en enero de este año.

"Yo me prepararía para un escenario de triple empate hasta unos días antes de las PASO en agosto", los aconsejó.

martes, 13 de enero de 2015

Las incógnitas de 2015 están en la política, no en la economía


Un año de política





Las incógnitas de 2015 están en
la política, no en la economía


Operadores y empresarios coinciden en vaticinar que la actividad
seguirá planchada y en descartar una crisis. Menos predictible
resulta, en cambio, la política, porque CFK no tiene sucesor.


por Observador


En el último año del kirchnerismo en la Casa Rosada las principales dudas surgen de la política. Aunque la posibilidad de una crisis económica nunca debe ser descartada en una economía con fuertes desequilibrios macro, la decisión de la presidenta Cristina Fernández de reajustar las estrategias monetaria, cambiaria y salarial redujo las expectativas de un colapso en el segundo semestre de 2014 y se estimaa que tendrá igual efecto en 2015.

Más si se tiene en cuenta que el ajuste "ortodoxo" no tuvo consecuencias negativas para el gobierno, sino lo contrario. La presidenta mejoró las opiniones favorables a su gestión que en el primer y segundo trimestre del año pasado eran bajas y las chances de que el oficialismo gane las presidenciales aumentaron. Daniel Scioli encabeza la intención de voto en más de una encuesta desde fines de diciembre pasado.

No habrá inversiones y los proyectos económicos importantes esperarán hasta la próxima gestión, pero la posibilidad de un colapso fue reducida. La receta será dólar anclado y restricción de la liquidez. El Banco Central cerró el 2014 con una absorción récord de casi 99 mil millones de pesos y sus reservas quebraron la tendencia a la baja de los últimos tres años sumando más 800 millones de dólares. El precio de esta estrategia "ortodoxa" es la recesión y la caída del consumo, pero CFK da muestras de estar dispuesta a pagarlo. Por lo menos por ahora.

La pregunta es qué efecto tendrá este ambiente recesivo y menos tumultuoso en el panorama electoral. Todos los sondeos coinciden en que hay tres candidatos con chances reales: Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa. Hay variaciones constantes de los niveles de apoyo, pero los expertos en opinión pública señalan que "grosso modo" cada uno cuenta con el apoyo de un 25% del electorado. Hacia donde se incline el 25% restante definirá la elección.

Las últimas mediciones registran un repunte de Scioli. Si se considera que gobierna el distrito más grande, con el 40% de los votantes, y que el gobierno nacional enderezó el barco, es el que aparece mejor perfilado. Lo probable, entonces, es que la sucesión se defina dentro del propio oficialismo.

Su adversario de mayor cuidado por lo tanto no es ni Macri, ni Massa, sino la presidenta Cristina Fernández. No tiene sucesor, está amenazada por problemas judiciales y se encuentra obligada por razones de supervivencia a demostrar que su "proyecto" seguirá después de que se mude de la Quinta de Olivos. Pero lo real es que el kirchnerismo no tiene sucesor, ni candidato que lo represente.

Esto la obliga a jugar todas sus fichas en la interna "K" y a esta altura es evidente que resolvió darle batalla al gobernador promoviendo a Florencio Randazzo en la interna oficialista. Sabe que es altamente improbable derrotar a Scioli, no sólo porque le lleva muchísima ventaja a Randazzo, sino porque detrás de él se alineará el grueso del peronismo -gobernadores, intendentes- que quieren un candidato ganador en la "externa". Su objetivo es simplemente que Scioli no gane las PASO con el 80% de los votos, lo que lo convertiría en el dueño del PJ.

¿En qué medida la hoy presidenta podrá condicionar a un Scioli instalado en la Casa de Gobierno? La fantasía del retorno de CFK en 2019 y de la formación de un bloque "cristinista" que complique al nuevo presidente en el Congreso parece inviable. Quedó probado en la última década que el que maneja la chequera maneja al oficialismo y, en medida apreciable, hasta a la oposición. Con esa plasticidad tan propia del peronismo los jóvenes "camporistas" no serán una excepción a la regla. Lo lógica política más elemental indica también que Scioli deberá deshacerse del kirchnerismo si llega al poder, así como los Kirchner se deshicieron de Duhalde. Es un simple principio de autopreservación.

Los candidatos opositores, en tanto, correrán con desventaja si la calma económica se consolida. El que más lo sentirá es Massa, cuyo principal activo es el periodismo opositor que lo promueve. Macri, en cambio, puede tener chances reales de competir con Scioli, pero para eso debe entrar en el balotaje.

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