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sábado, 2 de mayo de 2015

La Felicidad de Costa Rica

por Andrés Oppenheimer

El nuevo Informe Mundial de la Felicidad de las Naciones Unidas coloca a Costa Rica entre los países más felices del planeta, y como el más feliz en América Latina. De manera que cuando entrevisté días atrás al presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, no pude evitar preguntarle por qué tanta gente en su país está descontenta.


Según el Informe Mundial de la Felicidad, basado entre otras cosas en una encuesta de Gallup en 158 países, las naciones más felices del mundo son Suiza (1), Islandia (2), Dinamarca (3), Noruega (4,) y Canadá (5). En las Américas, Costa Rica (12) figura como el país mejor clasificado, y se encuentra tres lugares por encima de los Estados Unidos (15)

Cuando le pregunté cómo se explica el hecho de que su país — uno de los más estables y democráticos de América Latina, pero que no está entre los más ricos del mundo — salió tan bien en el informe de la felicidad de la ONU, Solís me dijo que Costa Rica tiene una “combinación virtuosa” de factores, como la estabilidad democrática, el hecho de no tener un Ejército — que fue abolido en 1948 —, un relativamente buen sistema de seguridad social y una economía basada en las pequeñas empresas. Todo esto ha ayudado al país a mejorar su nivel de vida durante más de un siglo, dijo.

Entonces, ¿por qué otras encuestas locales en Costa Rica que muestran altos niveles de insatisfacción?, le pregunté. Una encuesta reciente del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Univesidad de Costa Rica mostró que el 60.6 por ciento de los costarricenses consideran que el país está “mal” o “muy mal”.

Entre otras cosas, hay una prolongada disputa racial sobre un libro escolar titulado Cocorí, que algunos afro-costarricences consideran racista, y una creciente insatisfacción pública por la falta de buenos trabajos para los graduados universitarios, a pesar de un saludable crecimiento económico del 3.4 por ciento que se proyecta para el país este año.

“Creo que las sociedades se han vuelto cada vez más exigentes, y tienen derecho de serlo. Creo que se han informado mucho mejor”, y que temas como la falta de transparencia en la administración pública, la corrupción y la inequidad son más apercibidas que antes, señaló.

Agregó que “el hecho que un país sea feliz no quiere decir que sea perfecto. Y Costa Rica es muy imperfecto es todavía. Tenemos mucho por hacer”.

Sobre el debate en torno del libro para niños “Cocori”, Solís me dijo que se trata de un texto muy popular en Costa Rica publicado en 1947, que debe leerse teniendo en cuenta el tiempo en que fue escrito. Aunque todavía hay racismo en Costa Rica, como en muchos otros países, el debate sobre este libro viene desde hace unos 15 años, y no refleja un aumento en el racismo, dijo.

Sobre otros temas, Solís me dijo que está cumpliendo plenamente con el decreto que firmó poco después de asumir el cargo hace un año, que prohíbe a las oficinas del gobierno exhibir fotografias suyas, y exige que las placas inaugurales de las obras públicas no lleven su nombre. En una región donde muchos presidentes hacen un culto de la personalidad y gastan millones para promover su imágen, el decreto de Solís fue noticia en todo el mundo.

“Se está cumpliendo al pie de la letra”, me dijo Solís. “Incluso en los lugares más íntimos, como pueden ser salones especiales de recepción como el del aeropuerto, no hay una sola imagen del presidente”.

Manuel Orozco, experto en Centroamérica con el Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard y analista del centro de estudios Diálogo Interamericano de Washington DC, describe el actual estado de ánimo en Costa Rica como de “descontento”.

“El país está creciendo muy bien, pero el crecimiento económico no siempre se traduce en mejores niveles de vida”, me dijo Orozco. Agregó que el costo de vida en Costa Rica ha aumentado considerablemente en los últimos años.

Y, sin embargo, Orozco me dijo que, después de 15 años de vivir en Washington DC, está considerando seriamente mudarse con su esposa costarricense a Costa Rica. “Si eres un profesional que trabaja en su campo, vas a tener una mejor calidad de vida en Costa Rica que en Washington DC”, me dijo.

Mi opinión: Puede que Costa Rica esté sufriendo traumas de crecimiento, o que esté siendo afectada por una crisis de expectativas por el hecho de que su gente está comenzando a compararse con la de los países ricos, y encuentra que no vive tan bien como otros.

Sea lo que sea, Costa Rica — sin Ejército y sin imágenes de un “salvador de la patria” en todas partes — está creciendo mucho más y mejor que los países populistas de América Latina.

Post Data: Pueden ver la entrevista con el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, el domingo a las 9 pm en CNNEE.

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