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jueves, 27 de noviembre de 2014

Miradas al pasado Zarateño...cementerios


LAS OTRAS CIUDADES. LOS CEMENTERIOS DE ZÁRATE Y DE LIMA

“Los pueblos que olvidan sus tradiciones pierden la conciencia de sus destinos y
los que se apoyan sobre las tumbas gloriosas son los que mejor preparan el porvenir”

¨     Algunos conceptos preliminares

La palabra “cementerio”, por su etimología, se encuentra estrechamente ligada al concepto de “dormitorio”. “En realidad, se trata de indicar que el fin de la vida no es otra cosa que entrar en un sueño, un estado intermedio hacia la resurrección, independientemente de cómo quiera llamársela”. (1)

Las cuatro grandes fuentes en que se nutrió nuestra cultura expresaron a través del arte sus creencias, mitos y leyendas relativas a la muerte. Si para los egipcios el difunto podía continuar con sus actividades en el más allá los griegos consideraban la muerte como una existencia incertera en el reino de las sombras. Los romanos favorecieron la idea de una hermosa existencia en la muerte como compensación de una vida virtuosa, mientras que para la cristiandad sólo la vida futura en el más allá es importante.

Los egipcios fueron los primeros en realizar la gran arquitectura funeraria y templaria. Los griegos y los romanos, si bien no nos dejaron demasiadas construcciones funerarias monumentales, enriquecieron su arte a través del argumento del difunto. En cuanto a la cristiandad basta con recorrer catedrales, iglesias y museos.

Las “Ciudades de difuntos” que llegaron mejor conservadas a nuestros días son las etruscas. De hecho es gracias a ellas que debemos la mayor parte de nuestros conocimientos de su cultura.

¨     La otra ciudad

Antes de la creación de los municipios el enterramiento de los muertos se encontraba disperso en distintos lugares, costumbre que perduró en la campaña hasta la década de 1870.

Con el surgimiento sistemático de la arquitectura para la muerte, ésta presenta inevitables semejanzas con la que conforma el paisaje urbano de nuestras comunidades, creando una ciudad dentro de otra, en donde conviven casi todos los estilos arquitectónicos desde el eclecticismo a través de ejemplos de desbordantes ornamentaciones hasta estilizaciones modernistas o Art Nouveau como, así también, la depurada geometría Art- Decó. Bóvedas, tumbas y nichos repiten en los cementerios las variantes estilísticas y jerárquicas de las diversas categorías residenciales. Por otra parte, una lectura atenta de los epitafios permite recordar a destacados personajes y reconstruir hechos de honda repercusión en la historia local y regional.







Las fotografías testimonian el entierro de Juan B. Ytharte. Zárate. Octubre 20 de 1915


Como marco de referencia partimos de considerar que a fines del Siglo XVIII nace en el mundo occidental la idea de que la sociedad está compuesta tanto por los vivos como por los muertos, idea que alcanzará su pleno desarrollo en el Siglo XIX. Tal lo planteado por Philippe Ariés, en su Historia de la muerte en Occidente. Desde la Edad media hasta nuestros días, para quien: “La ciudad de los muertos es el reverso de la sociedad de los vivos o, más que el reverso, su imagen, su imagen intemporal”.

En los cementerios se evidencia la existencia de una sociedad con clases bien diferenciadas tanto en lo social como en lo económico y lo cultural. El tamaño de las bóvedas y su calidad constructiva queda expresado en las diferentes texturas de los materiales empleados, los detalles de herrería reflejan trabajos artesanales de un gran valor ornamental y de diseños variados que pueden observarse tanto en las puertas y ventanas como en algunos detalles perimetrales; la cristalería empleada que en muchos casos presenta tallados, las ornamentaciones, los mobiliarios y jarrones existentes dentro de los sepulcros como, así también, las placas recordatorias presentes son indicadores evidentes de diferenciación socioeconómica.

Cada monumento o sepulcro implica un cambio sustancial en la manera de mirar y apreciar la vida que tenían estos personajes de la época, ellos construyen la cultura desde la idea de la trascendencia, es decir del trascender en el tiempo a partir de la obra. Porque la muerte es tan importante como la vida y el monumento fúnebre que se construye o que le construye la familia (muchos se lo construyen en vida) tiene que ver con trascender y demostrar cómo vivieron, qué hicieron y quiénes fueron.


Cortejo fúnebre en la década de 1940
¨     Los cementerios en Zárate

Nuestras modernas necrópolis corresponden a la concepción de mediados del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX. De los cementerios franceses, en alguna medida de los españoles pero particularmente de los italianos tomaron su impronta los cementerios de la ciudad de Zárate y de la localidad de Lima; los dos forman parte de nuestro patrimonio cultural, ameritan ser visitados y requieren ser preservados en atención a sus valores históricos, arquitectónicos y artísticos.

Fueron precisamente maestros albañiles, italianos de origen, los mayormente convocados por familias zarateñas para construir y ornamentar sus moradas finales. Para ello se inspiraron en los gustos de la época y en particular en un modelo, repetido hasta ya entrado el siglo XX, el Cementerio de Staglieno de Génova.




Entierro en Zárate, calle Félix Pagola frente al Colegio de Hermanas

El cementerio de la ciudad de Zárate

Al igual que todo asentamiento humano Zárate, a lo largo de su evolución, ha sido poblado por generaciones de hombres y mujeres que han desarrollado su ciclo vital: nacimiento crecimiento y muerte. En relación a esta última instancia corresponde señalar, en principio, que en el noreste de la provincia de Buenos Aires, región en la que se halla inserta el actual Partido de Zárate, existen enterratorios en los que los pueblos originarios realizaron sus sepulturas en los períodos prehispánico y colonial.

El pueblo de Zárate fue fundado el 31 de enero de 1827 y durante los primeros años de su evolución careció de enterratorio público hasta que se constituyó el Partido en el año 1854, siendo los muertos inhumados en Capilla del Señor. El primer cementerio ocupó un predio donado por José Antonio Anta fuera de la traza urbana, en lo que es actualmente la manzana comprendida entre las calles Chacabuco entre Beruti y French hacia las barrancas.

Su funcionamiento se extendió hacia 1890 a pesar de haberse solicitado su clausura y traslado luego de la creación del Parque de Artillería Naval, en diciembre de 1873 durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento.



Cementerio nuevo de la ciudad de Zárate en la década de 1940

Razones de higiene y la necesidad de extender en la parte alta de la barranca el establecimiento militar antes referido motivaron la creación del actual cementerio. En la sesión del 30 de enero de 1887 la Comisión de Higiene del Concejo Deliberante hizo presente la urgencia de clausurar el cementerio y habilitar un nuevo enterratorio, resolviéndose “sacar a licitación la construcción de un cementerio en el terreno comprado a Doña Gumersindo Anta el cual deberá tener una extensión de 150 varas por costado, cercado de pared con una altura de 3 varas incluso el cimiento”. (2)

El 4 de febrero de 1890 el Intendente Municipal Julio Otálora solicita al Honorable Concejo Deliberante autorización “para mandar a levantar el plano del nuevo cementerio y habilitarlo al servicio público a la brevedad posible como, asimismo, la construcción de un camino que permita el fácil acceso a dicho enterratorio”. Vicente Raúl Botta expresa, en su Historia de Zárate, que los terrenos del actual cementerio fueron adquiridos por la Municipalidad a Pedro Alcalá y a Pastor Pacheco. (3) Fue librado al servicio público a partir del 8 de enero de 1891, clausurándose el antiguo “con excepción de aquellos que aún posean bóvedas o nichos”. (4) La nueva necrópolis fue bendecida el 18 de octubre de 1892 por el Cura Párroco Pbro. Andrés Labarga.

La licitación de las obras fue adjudicada al maestro albañil Don Dionisio Ferrari, quien construyó el peristilo que responde a los lineamientos de la arquitectura italianizante, destacándose el frontis triangular que descansa sobre las columnas circulares que franquean el acceso y en el que se distinguen la cruz y la inscripción en latín EXPECTAMVS DOMINUM (Los que esperan en el Señor). Sobrias molduras dan el ordenamiento horizontal coronando el desarrollo de la fachada originalmente con terminación en revoque símil piedra.

Cuando, hacia finales del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX, el cementerio se expandió al mismo ritmo del entonces pueblo de Zárate se construyeron bóvedas inspiradas en las tipologías arquitectónicas y gustos de las diferentes épocas. “Desde muy antiguo el hombre tuvo la piadosa idea de perpetuar el recuerdo de sus antepasados erigiéndoles monumentos cuya imponente masa pudiera resistir la acción de los años”. (5)

A las primeras bóvedas de estilo poscolonial sucedieron otras en las que fueron los maestros albañiles italianos los convocados, en su mayoría, para construir y ornamentar las moradas finales, construyendo no sólo valiosas bóvedas sino también tumbas y mausoleos. En general, los panteones familiares fueron edificados expresando la arquitectura de moda de la época destacándose la presencia de construcciones neogóticas, neoclásicas, Art - Nouveau y Art - decó presentando una imagen similar a las viviendas urbanas generándose, de este modo, una estrecha relación entre ambos ambientes: la ciudad de los vivos y la ciudad de los muertos.



Bóveda de la familia de la Torre y detalle de placa en homenaje a Manuel José de la Torre
por parte de la Sociedad Argentina de S.M.

Dentro del espacio que ocupa el casco histórico del cementerio se encuentran sepultados destacados vecinos que trabajaron por el progreso de la comunidad o personajes relacionados con la historia nacional. A manera de ejemplo podemos citar que en la bóveda de la familia de Manuel José de la Torre se hallan sepultados, además del citado, Doña Ana María Otálora -madrastra de Bernardino Rivadavia-, fallecida en 1857 a los cien años; Doña María Cipriana Soler, hermana del guerrero de la Independencia general Miguel Estanislao; el general Joaquín T. Leiva, miembro del estado mayor del Ejército, y el Dr. Horacio Pérez de la Torre, destacado legislador nacional.

De gran calidad constructiva y diseño son los panteones de las sociedades mutuales de extranjeros que cumplieron un rol destacado en el desarrollo socio - cultural de nuestra comunidad destacándose, entre ellos, el de la Sociedad Española, el de la Sociedad Unión Italiana XX de Setiembre, el de la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos y el de la Sociedad Austro - Húngara.


    

Panteón de la Sociedad Argentina de S.M. y bóveda de la Familia de Florestano Andrade
en el cementerio de la ciudad de Zárate

El predio que ocupó originalmente este nuevo enterratorio -el actual- fue ampliado sucesivamente a través de diversas adquisiciones de terrenos. En 1927 se sanciona la Ordenanza Nº 170, de fecha 27 de junio, por la cual se autoriza al Departamento Ejecutivo para adquirir en compra particular una fracción de terreno lindera al cementerio local compuesta de 119,60 metros por 214 metros, propiedad de Don Pastor María Pacheco (6); en 1963 una nueva ampliación incorporó 2.936 metros cuadrados por compra al vecino José Marcaccio.

Por Ordenanza Nº 3560, sancionada por el Honorable Concejo Deliberante el 2 de junio de 2005, el área del Cementerio Municipal de la ciudad de Zárate que incluye las construcciones del acceso principal y de las secciones A, B, C, D, E y F fue establecida como Área de Protección Patrimonial.

El cementerio de Lima

La localidad de Lima surgió como consecuencia del loteo realizado por el Dr. Faustino Alsina, hacia 1888, generándose una colonia agrícola integrada principalmente por inmigrantes italianos. Por entonces y hasta muchos años después el poblado careció de enterratorio propio siendo sus muertos sepultados en Zárate.

El cementerio de Lima fue construido sobre tierras que habían pertenecido a Rafael Fulco y, luego, a Santiago Berceletti quien realizó la donación para tal fin, siendo librado al servicio público el 27 de abril de 1919, día en que fue solemnemente bendecido. Fueron sus padrinos la Sra. Nydia Ocampo Lima de Atucha y Cristóbal Capello.




Edificio de acceso al Cementerio de Lima

En él se conservan antiguas bóvedas pertenecientes a las primera familias del pueblo: Fulco, Lettieri, Betbede, Tanghertoni, Paganini, Carmelo González, Cataneo, Dellaghelfa, Urouro, Avigliano, Gambín, Ristol, Bartolomeo Ferraro, Tomás Ragazzo, Guglielmoto, Formigoni, Merlo, Agudelo, Mondino, Tabano, Alderete, Murri, entre otras. Varias de ellas, localizadas en la calle principal, fueron construidas por el maestro albañil Don Víctor Sbarra conforme lo señala la correspondiente inscripción en la fachada.



Calle principal del Cementerio de Lima. Enmarcando la misma se observan las bóvedas de
tipologías diversas construidas por el maestro albañil Víctor Sbarra

Destaca, además, entre sus construcciones el edificio del acceso cuya fachada conserva su trama original en ladrillo sin revestir y en la que se distinguen, por su audacia estructural, los arcos ojivales y los centrales lobulados que descansan en esbeltas columnas circulares. Presenta una planta simétrica con un hall central, la capilla a la izquierda y un recinto -hoy oficina- a la derecha. Se estima que fue construido en décadas posteriores a la habilitación del cementerio, habiéndose dispuesto el retablo donado por Don Pedro Nazar y su esposa.

Por Ordenanza Nº 3549, sancionada por el Honorable Concejo Deliberante, el 19 de mayo de 2005, el Cementerio Municipal de la localidad de Lima fue establecido como Área de Protección Patrimonial.

Nos toca hoy como comunidad  respetar y valorar los hitos de nuestro pasado expresados, en este caso, a través de los ejemplos del patrimonio histórico y arquitectónico que nos legaron quienes nos precedieron y que tenemos la enorme responsabilidad de atesorar para las generaciones venideras.

Arq. Silvia Irene Baccino


Notas

(1) BRAUN Mario: Recoleta. Arte y Símbolos – Estudio Siena
(2) Libro de Actas del Honorable Concejo Deliberante. Sesión del 30 de enero de 1887. Folio 9
(3) BOTTA VICENTE Raúl: Historia de Zárate 1689 – 1909. Publicaciones del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires. La Plata, 1948 – Páginas 149/150
(4) Libro de Actas del Honorable Concejo Deliberante. Sesión del 8 de enero de 1891. Folio 258
(5) Buenos Aires nos cuenta Nº 5. Recoleta – Cofre de Historias
(6) Libro de Actas del Honorable Concejo Deliberante. Sesión del 27 de junio de 1927. Folio 8


Fuentes consultadas

HONORABLE CONCEJO DELIBERANTE DE ZÁRATE – ORDENANZA Nº 3549/2005

HONORABLE CONCEJO DELIBERANTE DE ZÁRATE – ORDENANZA Nº 3560/2005


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