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jueves, 12 de febrero de 2015

Derechos humanos en manos de violador...


EDITORIAL
MUCHO MÁS QUE UNA BURLA

editorial@diariocastellanos.net



Que un funcionario, Carlos Alberto García Muñoz, de la Secretaría de Derechos Humanos sea un exconvicto por violación, habla de que los Derechos Humanos no están cuidados ni protegidos por quienes se autoproclaman sus campeones.

Ahora, en medio del escándalo, el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, aseguró que García Muñoz, no era funcionario sino que "revestía como trabajador", sostuvo además, que su currículum le fue acercado "por militantes".

En cierto modo es comprensible que Fresneda haya sido sorprendido en su buena fe, en base al rico Currículum Vitae del individuo: "Tenía antecedentes de haber trabajado en organismos de DD.HH. en Madrid, de haber tenido el secundario completo". Sólo le faltó una foto del viaje a Bariloche con sus compañeros de promoción.

No se sabe a cuándo se remontan esos antecedentes en organismos de Derechos Humanos o si referían a algún organismo intracarcelario.

Pero si eran anteriores a 1999, qué dice de su actividad en los once años siguientes. Según Fresneda "Tenemos un sistema de control y de chequeo de la información, en particular de los currículum, y por cierto referencias. Su currículum presentaba referencias que eran suficientes para contratarlo".

De aquí se podría deducir que el secretario y sus sistemas son absolutamente inútiles o que nada de todo lo que dice es cierto.

García Muñoz fue condenado en 1999 en Barcelona por haber violado a su exesposa María Jesús Anguren Sanjulian, con quien tenía un largo historial de violencia familiar.

La condena fue por haberla agredido con una navaja, atarla, violarla y golpearla hasta la inconsciencia, siendo arrestado in fraganti por la policía que actuó ante pedidos de auxilio y gritos de los pequeños hijos de la pareja.

Lo risible del caso, en estas tragicomedias a las que nos acostumbra el Gobierno, es que el hombre presentó su renuncia indeclinable.

Seguramente dolido y ofendido por la imputación que le hacían. En un país en serio dicha renuncia habría sido rechazada y se lo dejaría cesante por antecedentes deshonestos.

Además, se investigaría a quien hizo llegar su CV.

Fresneda, con irresponsable naturalidad dijo: "Yo estaba tomando gente porque necesitaba reforzar las áreas de políticas reparatorias y así fue". Lo cual da una idea de la seriedad con las que deben tratar dichas políticas reparatorias.

Más allá de Fresneda y sus políticas reparatorias, más allá de este ejemplo humano que es Carlos Alberto García Muñoz, fotografiado en varias ocasiones con la presidente Cristina Fernández, lo que llama la atención es el poco cuidado de la imagen que se hace desde el poder.

Dejemos de lado la política. Si querían repatriar a García Muñoz y premiarlo por su militancia, le hubieran podido dar un puesto en la Dirección de Puertos y Vías Navegables, o en Agricultura y contingencias climáticas, pero no en Derechos Humanos ni en Educación.

En un país donde la violencia de género se cobra la vida de una mujer cada 35 horas, poner a un violador y golpeador en Derechos Humanos suena mucho más que a burla, suena a mal gusto, a machismo exacerbado, pero también habla de la ineptitud e incapacidad de quienes dirigen.

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