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sábado, 20 de agosto de 2022

El pacto de Princeton, una Alianza para la Miseria y el Sometimiento

 

Por Valeria Insfran Michelagnoli 

 Hace tres años empecé a investigar sobre las nuevas herramientas de avance de la izquierda, como el feminismo, el lobby LGBTQ, el indigenismo, el ecologismo, los derechos humanos distorsionados en favor de criminales, el multiculturalismo, entre otros, y me di cuenta que la mayor parte de los movimientos sociales y partidos políticos, que en Paraguay apoyaban y promocionaban las causas citadas, estaban relacionados al Foro de San Paulo, en general, el mismo patrón se cumplía en casi todos los países de Latinoamérica Al mismo tiempo, miraba a Europa y a los EEUU, veía como estos mismos fenómenos llevaban décadas desarrollándose en esos lugares. 

 En mi desconocimiento me preguntaba ¿Cómo es posible que el marxismo cultural, que en Latinoamérica es impulsado coordinadamente desde el Foro de San Paulo, la organización revolucionaria narco política que lleva casi tres décadas imponiendo regímenes totalitarios en la región, esté tan adelantado en supuestos países democráticos y de primer mundo? Algo no cerraba, debía haber un factor común. 

 Lentamente fui armando un complicado rompecabezas, estudiando sobre el socialismo fabiano, su influencia en los grandes centros de poderes políticos y económicos mundiales. Fui viendo cómo a través de la historia se han dado alianzas muy improbables pero no imposibles, como por ejemplo, Wall Street financió la Revolución Bolchevique de 1917 [1] o como los Rockefeller apoyaron la Revolución Comunista China. 

Una idea tomaba fuerza, el entendimiento que el comunismo podría ser el instrumento de dominación de los grandes capitales en el mundo. Capitales formados, en general, con protección de los gobiernos de turno o por medio de monopolios, expulsando a los competidores y reduciendo la competencia.

 Empecé a entender que mucho de la historia, reciente y no tan reciente, estaba moldeada por los dueños del mundo, empecé a ver que la ideología comunista, genocida y liberticida por definición, sólo sigue existiendo por una poderosa fuerza tras ella, financiación constante, apoyo permanente de los grandes poderes mundiales.

 Pero me seguía preguntando ¿en qué momento el Foro de San Paulo, amenaza continental, coordina acciones con la izquierda internacional que hacía lo suyo en Europa y EEUU? Fue entonces que el libro O EIXO DO MAL LATINO AMERICANO E A NOVA ORDEN MUNDIAL de Heitor de Paola, (El eje del mal latinoamericano: y el nuevo orden mundial )llegó a mis manos. En ese libro leí sobre el PACTO DE PRINCETON, éste era el punto de encuentro que estaba buscando para avanzar en mi rompecabezas.

 El PACTO DE PRINCETON se firma en 1993, entre Fernando Henrique Cardozo, en representación del DIALOGO INTERAMERICANO y Lula Da Silva, en representación del FORO DE SAN PAULO.

 El encuentro fue coordinado por Warren Christopher, en aquel entonces Secretario de Estado de Bill Clinton. En este pacto se sentaron las bases sobre algunas estrategias para Latinoamérica. 

Las estrategias eran el blanqueamiento de la izquierda radical marxista revolucionaria (este en el marco de este objetivo, que hemos visto llegar a los Gobiernos de nuestros Estados a ex terroristas, Pepe Mujica, Dilma Rousseff, García Lineras, Michelle Bachelet, la propia candidatura de Petro e incluso el ignominioso Acuerdo de Paz con los narcoterroristas de las FARC se dieron en cumplimiento de este punto de la Agenda), el control poblacional y el debilitamiento de la iglesia católica, debilitamiento de los partidos políticos de la elite, debilitamiento de las Fuerzas Armadas, compromiso a contribuir a la apertura comercial de Cuba, entre otras. Profundicemos un poco sobre los protagonistas de este Pacto. EL DIALOGO INTERAMERICANO El DIALOGO INTERAMERICANO se funda en 1982, es un THINK TANKS líder de política estadounidense y exterior, que aglomera a banqueros internacionales, sus Fundaciones y ONG vinculadas. Algunos de ellos son el Grupo Rockefeller, el Grupo Bilderberg, la familia Bush, Kissinger, The English Royal Institute, la Reserva Federal Norteamericana, la Universidad de Yale.

 Como se ve en este grupo de personas y organizaciones podemos encontrar a grandes billonarios del planeta y a muchas personas de todo el mundo con gran influencia en sus países. El Dialogo Interamericano creó el decálogo de la Globalización.

 El decálogo serían los diez puntos que deberían ser obedecidos para que el proceso de globalización se dé, cediendo a los intereses de estos grupos mencionados. 

 Estos son los más importantes 1. Desmontar los Estados Nacionales, 2. Desmoralizar las Religiones Tradicionales, 3. Forzar el desempleo, 3. Limitar el desarrollo de los países con la propaganda chantaje ambientalista, 4. Disminución de las Fuerzas Armadas de los países, 5. Cultura de la Paz, DD.HH, desarme, 6. Reducción drástica de la población, 7. Agenda de Género, 8. Liberación de las drogas para la pacificación química de las mentes inquietas, 9. Diseminación de las prácticas de control mental a través del Instituto de Stanford y Tavistock, 10. Control de la Educación. 

 El decálogo no sólo suena familiar, sino que es la misma gente reunida hoy en el Foro Económico Mundial o Foro de Davos, elaborando en los años ´80 una agenda que podría ser tomada como uno de los muchos antecedentes a la Agenda Global actual.

 Mismas personas, mismos objetivos. Desde su fundación el Dialogo Interamericano defiende tesis como la soberanía limitada o relativa de las naciones, el derecho de injerencia y la interdependencia entre las naciones. [2] EL FORO DE SAN PAULO EL FORO DE SAN PAULO fue fundado en 1990 en la Ciudad de San Paulo, a instancias de Fidel Castro y Lula Da Silva. Fue así que el PT de Brasil y el Partido Comunista Cubano convocaron a sus aliados para un encuentro de partidos y organizaciones de izquierda de Latinoamérica y el Caribe.

 Se presentaron 48 delegaciones de 14 países. Vale la pena citar a algunos partidos políticos que formaban parte de las delegaciones, para dimensionar el verdadero carácter revolucionario y violento del Foro de San Paulo, ya desde su fundación misma. Entre los más resaltantes, Partido Comunista argentino, Partido Intransigencia Revolucionaria, Partido Revolucionario de los Trabajadores. 

Por Bolivia: Eje de Convergencia Patriótica y Partido Comunista boliviano. Partido de los Trabajadores (PT Brasil), Partido Comunista del Brasil, Partido Comunista Brasilero, Partido Democrático Trabajador, Partido Socialista Brasilero. Partido Comunista Colombiano y Unión Patriótica (las FARC fueron creadas por el Partido Comunista Colombiano y la Unión Patriótica fue el primer partido político de los narcoterroristas). 

El Partido Comunista de Chile y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). El Partido Comunista Cubano. Por el Salvador, Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMNL). Partido Comunista de Ecuador, Partido Socialista de Ecuador. Por México: Partido de la Revolución Democrática y Partido Popular Socialista. Por Paraguay: Corriente Patria Libre, brazo político de los terroristas del EPP y el Partido Comunista paraguayo. Partido Comunista Peruano, Partido Unificado Mariateguista y Partido Comunista Revolucionario. Partido Comunista Dominicano.

 Por Uruguay: Frente Amplio, MLN Tupamaros, Frente de Izquierda de Liberación, Movimiento Revolucionario Oriental, Movimiento 26 de Marzo. Partido comunista de Venezuela Causa R [3] El Foro de San Paulo fue pensado para recuperar en América Latina lo que el comunismo había perdido en Europa del Este, o sea transformar el mundo latinoamericano en una nueva Unión Soviética, teniendo por modelo a Cuba y posteriormente al Socialismo del Siglo XXI del Castro Chavismo.

 Volvemos al punto de las alianzas improbables a simple vista, pero no imposibles, sobre todo cuando uno empieza a bucear en esa historia no contada que siempre va detrás de la oficial. Sobre el tema cito a Heitor de Paola: “El Pacto de Princeton fue una táctica política dentro de una estrategia mucho más antigua y establecida a largo plazo. Reunidos el DIALOGO INTERAMERICANO y el FORO DE SAN PAULO, estaban realmente reunidas las corrientes socialistas Fabiana y Marxista, para ajustar una política común para Brasil y Latino América dentro de objetivos mundiales de más largo plazo” [4] En perfecta connivencia dos grupos, aparentemente antagónicos en el colectivo popular, han operado en conjunto para desarrollar en Latino América por casi 30 años, una serie de estrategias políticas y sociales de gran perjuicio para nuestros países. 

Desde gobiernos totalitarios con ropaje democrático han desarrollado políticas de gran impacto y lesivas a nuestras sociedades. El enfrentamiento ciudadano que sufrimos al verse atomizadas nuestras sociedades, nos han robado la paz social necesaria para que nuestras naciones se desarrollen y prosperen, dividiendo a las sociedades, crean el caos y centralizan el poder. Si analizamos los objetivos, que estos grupos de poder han establecido, juntos o por separado, se han cumplido o están en camino a cumplirse. 

Millones de idiotas útiles, luchan contra las propias instituciones de sus Repúblicas por causas supuestamente anti imperialistas, sin saber que son agentes de los más criminales imperios que gobiernan el mundo, sin saber que han sido lavados de cerebro por tácticas de manipulación mental creadas en los Institutos de control social de los centros de poder mundiales.

 Es oportuno recordar el Informe Kissinger (1974), rezaba: “Se deben cambiar los preceptos religiosos y culturales de los pueblos que hacen inviables las políticas de control de natalidad. Los encargados de implementar esas políticas deben ser los mismos naturales de los países, previamente reeducados en los países del Norte” [5] Hoy esto mismo se aplica para toda la Agenda del Marxismo Cultural. 

 Desde el año 2019 tenemos en escena al llamado GRUPO DE PUEBLA, que no es otra cosa que la elite política e intelectual del Foro de San Paulo, esta vuelta incluye oficialmente a representantes de la izquierda española. Es el Grupo de Puebla el que marca ahora la agenda para Iberoamérica, algunas de las líneas de esa agenda son 1. 

Agenda Progresista: aborto, legalización de drogas, promoción del homosexualismo y de la identidad de género, defender la relatividad de los valores establecidos, 2. Desmitificar la religión, 3. Controlar la educación y dedicarla al adoctrinamiento político fomentando la lucha de clases, 4. Introducir en el ejército personas afines al partido, 5. Magnificar la corrupción de los partidos tradicionales, 6. Perseguir a los grandes empresarios para que huyan del país, 7. Expropiaciones masivas de terrenos y empresas, 8. Colocar en manos del Estado todos los bienes de producción, 9. 

Reforma de la Constitución y de las leyes electorales, entre otras [6] CONCLUSIÓN La rápida mirada que hemos hecho a organizaciones como el Dialogo Interamericano, sus integrantes, sus objetivos, nos da la pauta que son los mismos grupos empresariales y/o personas que desde hace décadas operan en el Foro de Davos, que sin ser electos por ni un Estado, deciden los destinos de la humanidad arbitrariamente. 

 Luego del análisis realizado queda en evidencia que el Foro de San Paulo/Grupo de Puebla es el brazo ejecutor de la Agenda Globalista en Iberoamérica desde hace décadas. El Foro de San Paulo ha desarrollado durante años un lento y continúo proceso de subversión ideológica en nuestros países. Han implementado gobiernos totalitarios, han empobrecido y desmoralizado a nuestros pueblos de una forma criminal.

 El Socialismo Fabiano y el Marxismo Revolucionario Terrorista son dos caras de una misma moneda. El cinismo de los líderes de izquierda que firmaron el Pacto de Princeton debe ser expuesto y denunciado, tenemos la superioridad moral de la verdad y la ética, no nos achiquemos ante poderes ilegítimos, llenémonos de valentía ante los miserables que nos someten y quieren destruirnos, quieren destruir no solo nuestras naciones, vienen por nuestras familias y nuestros propios hijos. 

 Es hora de despertar queridos iberoamericanos y de luchar por nuestra libertad, por nuestros valores, por nuestras tradiciones y por nuestra fe cristiana. Patriotas de Iberoamérica unamos fuerzas, sí por una Patria Grande, pero una Patria Grande libre, independiente que vele por nuestro capital humano, nuestros recursos e intereses.

 El Pacto de Princeton, verdadera alianza para la miseria y el sometimiento de IBEROAMÉRICA debe ser profundizado para desenmascarar el juego macabro con el que nos flagelan. BIBLIOGRAFÍA [1] Sutton, Antony, Wall Street y Los Bolcheviques, 1a. Ed. 1974 [2] Maier, Feliz, Artículo Teorías de Conspiración: Club Bilderberg y el Dialogo Interamericano. 07 agosto 2009. [3] O Foro de San Paulo: A mais perigosa organizacao Revolucionaria das Americas, Salgueiro, Graca, Editores Graca Salgueiro – Alex Pereira. www.observatoriolatino.com [4] O Eixo do Mal latino americano e a Nova Orden Mundial, De Paola, Heitor. Ed. Observatorio Latino, 2da. Edición, 2015, pág. 235. [5] Sanahuja, Juan Claudio, El Desarrollo Sustentable, La Nueva Ética Internacional. Editorial Vortice, Buenos Aires 2003 [6] YOUTUBE, Reporter Channel, video de Herbin Hoyos, “El Plan Macabro del Grupo de Puebla y el Foro de San Paulo” 1. De Paola, Heitor. O EIXO DO MAL LATINO AMERICANO E A NOVA ORDEN MUNDIAL.

 Editorial Observatorio Latino, 2da. Ed. Año 2015 2. Salgueiro, Graca. O FORO DE SAN PAULO, A MAIS PERIGOSA ORGANIZACAO REVOLUCIONARIA DAS AMERICAS. Editorial Observatorio Latino, 1ra. Ed. Año 2016 3. SALBUCHI, ADRIÁN. EL CEREBRO DEL MUNDO, LA CARA OCULTA DE LA GLOBALIZACIÓN. Editorial Solar, 4ta. Ed. Año 2003 4. SANAHUJA, JUAN CLAUDIO. EL DESARROLLO SUSTENTABLE, LA NUEVA ÉTICA INTERNACIONAL. Editorial Vortice, Año 2003 5. SUTTON, ANTONY. LA PLUTOCRACIA, WALL STREET Y LOS BOLCHEVIQUES. LOS CAPITALISTAS DEL COMUNISMO. 1ra. Ed. 1974 6. LEÓN CEBRIÁN, ALBERTO. LAS REVOLUCIONES BANCARIAS. UNA HISTORIA CRÍTICA DE LA BANCA DE INVERSIÓN. 

Autopublicado en Amazon 2021 Valeria Insfran Michelagnoli Abogada por la Universidad Católica de Asunción - Paraguay, Año 2000. Especialización en medios Alternos de Resolución de Conflictos, Año 2001. Egresada de la Escuela Judicial, año 2006. Pdte. de la RED CIUDADANA POR LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA – PARAGUAY. Instituto de Investigación Solidaridad agosto 18, 2021

martes, 27 de julio de 2021

El ranking de la imagen de los presidentes de América Latina después de un año y medio de pandemia

 

Un sondeo regional realizado por la encuestadora IPSOS midió el impacto entre 380 líderes de opinión de la gestión de los gobernantes durante la pandemia y el proceso de vacunación Por Yalilé Loaiza
Luis Lacalle Pou, Sebastián Piñera, Guillermo Lasso, Iván Duque, Jair Bolsonaro, Andrés Manuel López Obrador, Luis Arce y Alberto Fernández Una encuesta realizada a líderes de opinión de América Latina evaluó la aprobación del desempeño de los jefes de Estado de la región en el contexto del COVID-19. 

Los datos ubican en primer lugar a Luis Alberto Lacalle Pou, presidente de Uruguay. Le sigue Sebastián Piñera, presidente de Chile y, en tercer lugar, se ubica el novel presidente del Ecuador, Guillermo Lasso. No obstante, en cuanto al manejo de la pandemia y al proceso de vacunación, el ranking cambia y coloca a Chile como cabeza de la lista. Uruguay y Colombia se ubican en el segundo y tercer lugar respectivamente. El sondeo fue realizado por Ipsos, la multinacional de investigación de mercados y consultoría con sede en París, Francia. Para obtener los resultados, se realizaron 380 entrevistas en 14 países Latinoamericanos. 

 En cuanto al ranking de aprobación de los jefes de estado latinoamericanos, con menos del 30 % de aprobación se encuentran: Alberto Fernández, presidente de Argentina, está en el octavo puesto, le sigue Andrés López Obrado de México, que está en el noveno lugar. La lista continúa con Miguel Díaz-Canel de Cuba, ocupa el décimo puesto; Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, se ubica en la posición número once; y, Nicolás Maduro, de Venezuela, ocupa el último puesto. Estos tres últimos jefes de estado mantienen los menores porcentajes de aprobación con el 19%, 14% y 6% respectivamente. 

 Chile, Uruguay y Colombia encabezan los resultados con el mayor porcentaje de aprobación de sus procesos de vacunación. Bolivia, Brasil y Venezuela ocupan los últimos puestos con un porcentaje de desaprobación del 46%, 82% y 76% respectivamente. Los mejores puntuados y sus medidas Entre las medidas tomadas por el gobierno chileno durante la crisis sanitaria, se incluyen cuarentenas y cierre de fronteras durante las primeras etapas de la pandemia. Por otro lado, el país inició con la campaña de vacunación en febrero y hasta el 19 de julio de 2021 ha alcanzado la inoculación con una dosis de más del 85% de la población objetivo, mientras que el 77,36% ya cuenta con el esquema completo de vacunación. Según el portal Chile Se Recupera, el éxito del programa de vacunación radica en la compra temprana de vacunas que incluyen Pfizer-BioNTech, Sinovac, AstraZeneca, CanSino (Saval) y Janssen (Johnson & Johnson). Recientemente incluso se ha aprobado el uso de emergencia de la vacuna Sputnik V. 

De acuerdo con el sondeo de Ipsos, el 77% de encuestados chilenos aprueba firmemente el proceso de vacunación del gobierno de Piñera. En cambio, el 27% de líderes encuestados aprueban firmemente y 45% aprueban en algo el programa de vacunación de Uruguay. En este país ya se ha habilitado el proceso de agenda de vacunación para todas las personas mayores de 12 años. El 71,69% de la población uruguaya ha recibido la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19, y el 60,41% ha recibido las dos.

 El gobierno de Luis Alberto Lacalle ha tomado entre otras medidas el aumento de recursos necesarios para el tratamiento de casos graves de COVID-19 y el número de pruebas de detección del virus en áreas estratégicas; además, se limitó el número de participantes en reuniones privadas a 10 y el uso obligatorio de mascarilla, entre otras. En el caso de Colombia, para mitigar el impacto de la pandemia, se tomaron las siguientes medidas: creación de Coronapp, una aplicación gratuita que permite monitorear y detectar zonas afectadas y personas cercanas con diagnóstico positivo para COVID-19; restricciones de ingreso al país y aislamiento preventivo obligatorio para viajeros; la puesta en marcha del Plan Nacional de Vacunación contra el COVID-19, entre otras. 

El 39% de encuestados por Ipsos aprueba en algo el plan colombiano de vacunación propuesto por el gobierno de Iván Duque. De acuerdo con el Ministerio de Salud de Colombia, hasta el 24 de julio de 2021, más de 9 millones de personas han recibido el esquema completo de vacunación. Aunque Lasso sea el tercer presidente con más aceptación, 

Ecuador, en cambio, se encuentra en el octavo puesto con el 33% de aprobación según el sondeo realizado por Ipsos. En el país se está llevando a cabo el Plan de Vacunación 9-100 propuesto por el gobierno de Guillermo Lasso. El objetivo es vacunar a 9 millones de ecuatorianos en los primeros cien días de la gestión del nuevo gobierno. De acuerdo con el vacunómetro del Ministerio de Salud, hasta el 24 de julio más de 7 millones de personas han recibido la primera dosis, mientras que más de 2 millones han sido inoculados con las dos dosis de vacunación contra el COVID-19.

sábado, 19 de junio de 2021

América Latina, sin marea rosa ni azul: por qué cada país gira hacia otro lado y la alternancia aquí no es fortaleza

 

Se terminó entre 2014 y 2015 el giro a la izquierda que había marcado la primera década del siglo XXI latinoamericano. Desde entonces, ya no hay un patrón dominante y la única constante es la inestabilidad y la debilidad de los gobiernos
Por Darío Mizrahi 19 de Junio de 2021 dmizrahi@infobae.com 

 Las elecciones presidenciales en Perú son una muestra extraordinaria del momento crítico que atraviesa la política latinoamericana. Todas las facetas de una era de máxima tensión e incertidumbre están presentes en ese inusual proceso electoral que se inauguró el 11 de abril y que dos meses después, transcurridas dos semanas desde el ballotage, continúa abierto.

 En la primera vuelta se vio una tendencia que crece en toda la región: el profundo desencanto de la ciudadanía con la clase política. Nadie superó el 20% de los votos tras una campaña con un nivel tan alto de volatilidad que ninguno de los contendientes que pasaron a segunda vuelta aparecía con chances serias de disputarla, según lo que marcaban las principales encuestas sólo un par de semanas antes. Pedro Castillo, un sindicalista docente del sector rural que terminó siendo candidato de Perú Libre casi de casualidad, tras las inhabilitación de su líder, Vladimir Cerrón, ni siquiera figuraba entre los cinco primeros puestos.

 Poco conocido a nivel nacional —y evidentemente poco preparado—, emergió a último momento como un voto de protesta ante la política tradicional, y terminó arriba el 11 de abril, con el 18,9% de los votos. No menos sorprendente fue que Keiko Fujimori saliera segunda, con el 13,4 por ciento. Su carrera política parecía terminada por la sucesión de escándalos. Entre el uso de la mayoría parlamentaria con la que contaba desde 2017 para boicotear las presidencias de Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra, y las causas de corrupción que la llevaron a la cárcel en 2018 y en 2020, su imagen pública había quedado pulverizada.

 Pero ante la ausencia de partidos políticos y de liderazgos confiables, terminó convirtiéndose en la candidata por descarte de un establishment temeroso con el triunfo de una alternativa radicalizada por izquierda. En la segunda vuelta se terminó de configurar la película que compendia escenas presentes en distintos países de la región. Primero, la polarización más absoluta. Concluido el 100% del escrutinio, Castillo, que por momentos tiene un discurso extraído de los manuales populistas de los años 50, aventaja por apenas 44.058 votos a Fujimori, la encarnación de una derecha muy dura, contraria a los valores de la democracia liberal. 

 Una democracia que ganara quien ganase iba a estar en riesgo, y que ya se está viendo dañada por la suma de impugnaciones con las que Keiko busca revertir el resultado, mientras algunos en su fuerza llegan incluso a pedir la repetición de las elecciones, consideradas limpias por los observadores internacionales. Flourish logoA Flourish map En esas aguas revueltas, casi que a la deriva, está gran parte de la política latinoamericana. Si la década de los 80 fue la de la transición democrática, la de los 90 fue la de las reformas de mercado y la primera de los 2000 fue la del giro a la izquierda, la etapa actual es mucho más difícil de caracterizar. Entre gobiernos débiles con proyectos fallidos, alternancias conflictivas, un malestar social creciente e instituciones políticas bajo amenaza, la única certeza es que lo que hay por delante no será fácil. 

 “Los principales peligros que enfrenta la región en la actualidad tienen que ver con la polarización política que se ha producido en un contexto de crisis económica y sanitaria”, dijo a Infobae Kenneth M. Roberts, profesor de gobierno y director del Programa de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Cornell. “Los partidos políticos son excepcionalmente débiles y frágiles en la mayor parte de la región, y las instituciones democráticas están sometidas a una presión creciente para responder a las necesidades de la sociedad en medio de estas crisis. 

Las corrientes políticas antidemocráticas se han fortalecido en varios países, como Brasil y El Salvador, mientras que los regímenes autoritarios se han consolidado en Venezuela y Nicaragua. En este marco, los avances democráticos de finales del siglo XX lucen cada vez más tenues en los años por venir”. Flourish logoA Flourish map Una era de incertidumbre La caída de la Unión Soviética en 1991 cimentó el consenso generalizado en que la única vía para el desarrollo económico parecía ser el mercado, sobre todo en países que habían terminado los años 80 hundidos en dramáticos procesos inflacionarios producto de políticas de corte estatista que claramente no estaban dando resultado. Sin embargo, el siglo XX se cerró para América Latina con un claro agotamiento político de los gobiernos que habían impulsado las reformas liberales.

 Los magros resultados económicos de las transformaciones en la mayoría de los países —con las excepciones de Chile y Perú, fundamentalmente—, sumados a condiciones internacionales muy desfavorables, crearon las condiciones para la alternancia política. Con Rusia y China volcadas totalmente hacia el capitalismo, la izquierda dejó de ser vista como una amenaza. Así que fue casi un proceso natural que los electorados, repudiando a los gobiernos de derecha de los 90, se inclinaran por darle una posibilidad a líderes con discursos más antiliberales. 

 “Después de la ‘década perdida’ de los 80, los llamados gobiernos ‘neoliberales’ parecían apropiados, para poner la casa en orden. Del mismo modo, a finales de los 80 se produjo el colapso de la Unión Soviética y el socialismo quedó ampliamente desacreditado. China y otros regímenes comunistas abandonaron en gran medida los principios económicos socialistas. Esto obligó a un importante ‘replanteamiento’ de lo que significa ser ‘de izquierda’. Sin embargo, tras unos años en el poder, el enfoque ‘neoliberal’ perdió su brillo y los votantes de muchos países dieron una oportunidad a los partidos de izquierda. 

En América Latina, estas fuerzas se beneficiaron durante la década de 2000 de unas condiciones económicas mundiales muy favorables”, dijo a Infobae David Samuels, profesor de ciencia política de la Universidad de Minnesota especializado en política latinoamericana. Lo que pocos anticipaban es que se iba a producir un giro masivo en América Latina, que duraría cerca de 15 años. Es que precisamente cuando empezaban a asumir los nuevos gobiernos, comenzaba el inusitado boom de las materias primas, impulsado esencialmente por el ingreso de China en el mercado mundial como gran consumidor de commodities y exportador de bienes industriales. 

Eso les permitió expandir el gasto público y tomar diferentes medidas muy populares, que les despejaron el camino para ganar sucesivas elecciones. Así, en 2011 el mapa latinoamericano estaba teñido de rojo. De 20 países, 12 eran gobernados por presidentes de izquierda, siete por mandatarios de derecha y uno —Costa Rica— por una mandataria centrista —Laura Chinchilla—. Por supuesto, izquierda y derecha son simplificaciones burdas, ya que agrupan bajo un mismo rótulo a mandatarios tan diferentes como Tabaré Vázquez en Uruguay y Hugo Chávez en Venezuela. Pero sirven como categorías orientativas, con las que se busca diferenciar a aquellos gobiernos que consideran que el Estado debe tener un rol más decisivo en la gestión de la economía, y los que piensan que en cambio hay que mejorar las condiciones para ampliar el margen de acción del sector privado. Precisamente en 2011, cuando estaba en su apogeo, el giro a la izquierda empezó a agotarse. 

Fue el último año en el que la economía sudamericana tuvo una tasa de crecimiento superior al 4 por ciento. Desde 2014, directamente se terminó el crecimiento: el PIB subió apenas 0,5% ese año, cayó 1,1% en 2015 y 2,4% en 2016, y entre 2017 y 2019 apenas superó el 0 por ciento. En 2015 se produjo el primer gran cimbronazo electoral, que fue el triunfo de Mauricio Macri en Argentina, que cortó con 12 años seguidos del kirchnerismo en el poder. Al año siguiente fue la destitución de Dilma Rousseff en Brasil, que interrumpió 14 años consecutivos del Partido de los Trabajadores en el gobierno. En 2017 ganó Lenín Moreno en Ecuador, que era el candidato de Rafael Correa, pero que terminó implementando políticas exactamente opuestas. Muchos observadores ya daban por hecho que América Latina estaba ante un giro a la derecha. 

 “Yo caracterizaría la época en la que vivimos desde aproximadamente 1980 como una era de neoliberalismo, en la que el giro a la izquierda fue una reacción a las limitaciones impuestas”, sostuvo Maxwell A. Cameron, profesor de política comparada especializado en América Latina de la Universidad de Columbia Británica, en diálogo con Infobae. “En muchos casos, esos gobiernos fracasaron espectacularmente, y Venezuela es el más angustioso de todos. Pero ninguno logró proporcionar una alternativa duradera. Así que más que un giro a la derecha, veo el agotamiento del giro a la izquierda. Sin embargo, el relativo éxito de varios políticos y partidos de derecha sugiere que hay bases sólidas para la política conservadora en América Latina, a menudo basada en la retórica de ‘mano dura contra el crimen’, en movimientos religiosos como los evangélicos y en una cierta reacción contra las políticas socialmente progresistas. El reto para la derecha es que tiene dificultades para construir una organización partidista sostenible y suele estar socialmente aislada y sin conexiones con gran parte del electorado”. 

 El corolario de lo que parecía una consolidación de la política conservadora fue la victoria de Jair Bolsonaro en 2018, la primera de un presidente que podría caracterizarse como de derecha radical en el país más importante de la región. Pero tres años después de su sorprendente consagración, el panorama es mucho menos claro. Es verdad que cuando se mira el mapa latinoamericano, se invirtieron los números: manteniendo a Costa Rica en el centro, ahora hay 12 gobiernos de derecha y seis de izquierda, a los que probablemente se sume el de Castillo en Perú si es oficializado como presidente. Pero no hay una tendencia predominante. “Creo que el llamado ‘giro a la derecha’ en América Latina nunca existió realmente —dijo Roberts—. Yo argumentaría que con el fin del boom de las materias primas en 2014, el ‘giro a la izquierda’ latinoamericano perdió su impulso y América Latina volvió a una forma más convencional de voto antioficialista, en un contexto de profundización de las dificultades económicas y del desgaste político. 

Así, los gobiernos de izquierda sufrieron varias derrotas y la derecha volvió al poder en diferentes países, pero donde gobernaban los conservadores, como en México, la izquierda salió victoriosa en 2018, y en Argentina los conservadores fueron derrotados de nuevo tras un mandato. No hay un giro uniforme en una dirección concreta, las líneas de tendencia varían de un lugar a otro, y el único patrón común real es el voto contra quienquiera que esté en el poder. Es probable que las consecuencias políticas de la pandemia refuercen este patrón”. Macri no pudo conseguir la reelección en 2019 y Cristina Kirchner volvió al poder como vicepresidenta, acompañada de Alberto Fernández. En Bolivia, tras la turbulenta caída de Evo Morales y la transición con Jeanine Áñez a la cabeza, el Movimiento al Socialismo arrasó en los comicios de 2020 con Luis Arce como candidato. 

 En Chile gobierna Sebastián Piñera, pero distintas expresiones de la izquierda obtuvieron victorias muy claras en las elecciones regionales y en las de convencionales constituyentes. Al mismo tiempo, en Uruguay perdió el Frente Amplio después de 15 años y asumió Luis Lacalle Pou, y en Ecuador, donde el escenario más probable parecía el retorno del correísmo con Andrés Arauz, ganó el banquero Guillermo Lasso. “Muchos creyeron que iba a haber un giro a la derecha en América Latina, pero fue una lectura muy superficial de la coyuntura”, dijo a Infobae Eric Hershberg, director del Centro de Estudios Latinoamericanos del Departamento de Gobierno de la American University. 

“Los gobiernos de la marea rosa habían estado en el poder durante un período inusualmente prolongado, y si bien se beneficiaron del boom de las materias primas, eso llegó a su fin en 2014, por lo que la receta para las expectativas frustradas estaba en marcha. Cuando además de eso muchos gobiernos quedaron asociados con la corrupción, vinculada a la incapacidad de proporcionar a la población servicios públicos decentes, la reacción popular llevó a una tendencia general de pérdida de elecciones por parte de los oficialismos. Era algo esperable. 

No es una cuestión de giros de la izquierda a la derecha. El patrón es que los gobiernos están totalmente desacreditados y los electores quieren un cambio fundamental”. Consecuencias alarmantes En democracias plenas y funcionales, la alternancia entre izquierda y derecha es lo habitual. Incluso lo saludable. Así que el cambio de tendencia podría interpretarse como un signo de maduración política en las jóvenes repúblicas latinoamericanas. Pero, salvo algunas excepciones —Uruguay, la más clara—, no parece ser el caso. “Inestabilidad aquí puede significar dos cosas: puede referirse a la falta de un patrón general en todos los países, o puede referirse a los numerosos gobiernos débiles recientes, las destituciones, las dimisiones, etcétera”, explicó Matthew R. Cleary, profesor del Programa de Relaciones Internacionales y de política latinoamericana en la Universidad de Syracuse, consultado por Infobae. “El primer tipo de inestabilidad no es necesariamente un problema: es apropiado y natural que un país sea gobernado por un partido de centroderecha mientras que otro sea gobernado por un partido de izquierda, y que los países puedan ir y venir. 

Mientras todos los partidos respeten la democracia, esto es en realidad una forma saludable de política. Uno de los beneficios del giro a la izquierda, al menos para los países en los que la izquierda se mantuvo fiel a las instituciones democráticas, es que simplemente amplió el espectro político: los votantes pasaron a tener más opciones, y la política puede oscilar de un lado a otro dependiendo de cómo se desempeñen los partidos y cuáles sean las preferencias de los ciudadanos. No hay razón para esperar que toda la región vote a la izquierda o a la derecha en un momento determinado”. Pero la pauta dominante en el último trienio es la debilidad intrínseca de casi todos los gobiernos. Ninguno logra cumplir los planes que se propone, los presidentes muestran niveles inusualmente elevados de desaprobación y la alternancia se produce en un clima de profunda inestabilidad. 

 Es que el boom económico de los primeros 2000 creó un problema político difícil de resolver. Como las condiciones generales de vida de la mayor parte de la población mejoraron sustancialmente, también se elevaron sus expectativas de vida a futuro y sus exigencias a los gobiernos. Pero ese proceso no estuvo acompañado de una modernización económica que permitiera un crecimiento sostenido, aunque fuera más moderado. Entonces, cuando el precio internacional de las materias primas regresó a niveles más normales fue como si encendieran las luces y quedara al descubierto la desnudez de la mayoría de las economías de la región.

 Por eso, comenzó un ciclo de recesión y estancamiento que muy rápidamente se tradujo en un hondo malestar social. Y donde ese descontento no pudo tramitarse por los canales políticos formales, brotó en forma de estallido. Primero fue Ecuador en octubre de 2019, casi al mismo tiempo le tocó a Chile, y luego vino Colombia. Primero a finales de 2019, y luego, con mucha más fuerza, en este 2021. En el medio, la pandemia de COVID-19, que deterioró aún más la economía de los países y la confianza en sus líderes políticos.

 “Existe un enorme riesgo de que, como vemos en Brasil con Bolsonaro, y probablemente veremos en Perú con Castillo, los electores, ante la falta de alternativas, elijan a líderes que fundamentalmente no están calificados para gobernar, que no entienden o son hostiles a la democracia, y cuyo fracaso para proporcionar un gobierno efectivo erosiona aún más el ya frágil compromiso de la opinión pública con el republicanismo electoral —dijo Hershberg—. Este es un momento de grave riesgo para los regímenes políticos en toda América Latina, como lo fue para Estados Unidos con Donald Trump, y debemos esperar que varias democracias no sobrevivan. 

Esto es aún más preocupante dados los estragos que la pandemia ha causado en las sociedades latinoamericanas, y el grado en que sus ya languidecientes economías han experimentado una conmoción mayor que cualquier otra en los últimos 100 años, creando una vasta miseria, ira y pesimismo sobre el futuro. Esa combinación genera consecuencias potencialmente horribles”. Hay diversos indicios de que el efecto más claro de este proceso es el deterioro de la democracia. No es casual que gobiernos autoritarios como los de Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua, que parecían terminados, hayan logrado consolidarse, aplastando a oposiciones que se insinuaban mucho más fuertes. Tampoco es casual el ascenso de nuevas figuras que tienen un evidente desprecio por los valores democráticos liberales.

 Bolsonaro abrió un camino que siguió Nayib Bukele en El Salvador y que muy posiblemente continúe Castillo —o Fujimori— en Perú. A su vez, naufragan las diversas instancias de cooperación regional. Como las instituciones continentales nunca fueron demasiado eficaces para contener a sus miembros, su funcionamiento dependió siempre de la buena sintonía entre los presidentes. En un contexto de creciente heterogeneidad ideológica y polarización, eso se esfumó. “Las consecuencias para el regionalismo son, a mi entender, que tenemos diversas formas de organización regional y una importante dosis de politización en lo que deberían ser espacios para la diplomacia —dijo Cameron—. El regionalismo se ha visto arrastrado por la polarización que se está dando en toda la región. Esto es lamentable porque hay intereses comunes que vale la pena discutir multilateralmente, entre los que yo incluiría la necesidad de sostener y apoyar la democracia”.

 La primera víctima fue la Unasur, que está muerta de hecho desde 2019. Algunos gobiernos trataron de reemplazarla por el Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur), pero el proyecto nunca pasó de un estado embrionario. Tampoco sería extraño que el Mercosur siga por el mismo camino, considerando los enfrentamientos cada vez más virulentos entre sus integrantes, que no pueden acordar ni siquiera ejes fundamentales de acción conjunta en materia comercial. La gran incógnita es si esta es una etapa de transición hacia un nuevo tipo de orden cuyos rasgos permanecen ocultos por el momento o si, por el contrario, la inestabilidad llegó para quedarse por mucho tiempo. Ambas alternativas son factibles. Pero no hay muchas razones para ser optimistas con ninguna de las dos. 

 “El segundo tipo de inestabilidad es un gran problema y desgraciadamente creo que veremos más de ella en el futuro —dijo Cleary—. Hay muchas razones. A nivel internacional, no hay ningún factor fuerte que empuje a favor de la estabilidad. A nivel interno, creo que algunas de las principales preocupaciones, que están todas relacionadas, son los niveles extremadamente altos de corrupción, la voluntad de algunos líderes políticos de socavar las instituciones democráticas, la búsqueda de algunas élites económicas de socavar los estados y los gobiernos, y la desilusión pública con la democracia. La polarización política también es un problema en algunos países, pero no en todos.

 Si se añaden unos resultados económicos débiles y una pandemia, el panorama se vuelve aún más preocupante. Esto conducirá previsiblemente a la debilidad de las instituciones, a un menor apoyo a la democracia por parte de los ciudadanos y a una inestabilidad política como la que hemos visto recientemente en Bolivia y Perú. Espero que esto no conduzca al colapso de la democracia, más allá de Nicaragua y Venezuela, en donde esto ya ha ocurrido”.

jueves, 17 de junio de 2021

América Latina en sus atolladeros políticos sinfín

 

RÍO DE JANEIRO (Other News/Por Mario Osava*)- La ínfima ventaja con que triunfó Pedro Castillo en las elecciones presidenciales del 6 de junio alienta su impugnación y la inestabilidad política de Perú, que ya cuenta cuatro mandatarios desde 2016 y seis expresidentes acusados de corrupción, incluso Alan García, que se suicidó antes de ser detenido en abril de 2019. 

 Se abre un nuevo capítulo de uno de los variados dramas de América Latina que vive un nuevo ciclo de vuelcos, protestas, violencia y gobiernos autoritarios, pero también de elecciones democráticas. Castillo, candidato de Perú Libre, un partido de "izquierda socialista", derrotaba a la derechista Keiko Fujimori por escasos 47 145 votos, cuando faltaba contabilizar solo 0,04 por ciento de las actas electorales la noche del 14 de junio.

Eso representa 0,27 por ciento de los 17,6 millones de votos válidos. La proclamación de su triunfo está demorada mientras se observa el reclamo de Fuerza Popular, el partido de Fujimori, que requirió al Jurado Nacional de Elecciones la nulidad de 802 actas del interior del país, que corresponden a unos 200 000 votos y donde Castillo tuvo el mayor respaldo, lo que podría invertir el resultado final. "Veo difícil la nulidad, porque los argumentos son endebles. Tendrían que probar fraudes, voluntad de delito", evaluó Javier Torres, un antropólogo y director del portal Noticias Ser.

 El triunfo del docente rural Castillo en la primera vuelta sorprendió por tratarse de un líder campesino poco conocido nacionalmente y sin una carrera política (solo postuló una pequeña alcaldía en 2002 sin éxito), contra la hija y heredera del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), apoyada por el empresariado, los grandes medios de comunicación y la élite en general. "Una combinación de factores favoreció a Castillo", resumió Torres, en entrevista a IPS por teléfono desde Lima. "Hay una demanda por reconocimiento, a tener un lugar en la sociedad peruana" por parte de la población rural, campesina, que "votó por Castillo en la casi totalidad, más de 90 por ciento". Además "él atrajo el voto anticentralización, contra Lima como centro de poder", explicó. 

 En consecuencia conquistó una amplia mayoría de las regiones de la sierra, "de pobreza rural y origen indígena", y también de la Amazonia. Pero tampoco dejó de aunar votos en las regiones costeras, en Lima por ejemplo obtuvo un 30 por ciento, en distritos pobres. 

 Además "Fujimori estaba condenada a perder a causa de la corrupción", acotó Torres, porque ella está acusada de haber recibido fondos ilegales de la constructora brasileña Odebrecht para sus campañas electorales. Su padre está preso desde 2007, condenado por corrupción y masacres durante su gobierno, que priorizó el combate a la guerrilla del grupo Sendero Luminoso. "Todo fue potenciado por la pandemia de covid-19, una crisis económica y sanitaria que desnudó la incapacidad del Estado en atender las necesidades de la población, especialmente en las zonas alejadas", observó Torres.

 El trasfondo es "el modelo económico que representó un crecimiento económico durante diez a 15 años que no benefició a los pobres. En varias regiones se implantaron proyectos mineros, pero no les llegó el bienestar", recordó. La lucha contra los impactos sociales y ambientales de la minería tuvo gran movilización y repercusión en los últimos años en Perú. 

 El personaje también contribuyó al éxito. Castillo es "un maestro del campo y los profesores disfrutan de gran respeto en las zonas rurales, representan el conocimiento", destacó Torres. "Su conexión real con la gente del campo, sobre todo del campo, sobresalió en los debates", acotó. Al intento de asociarlo a la violencia del grupo maoísta Sendero Luminoso, que aterrorizó el Perú en los años 80 y 90 y cuya derrota brindó gran popularidad al expresidente Fujimori, Castillo recordó haber sido un "rondero", miembro de las rondas campesinas, que enfrentaron a Sendero y ahora combaten a ladrones de ganado.

 Ser religioso, católico con mujer e hija evangélicas, también lo ayudó a "enganchar con el pueblo, con sus metáforas y frases de la Biblia, un lenguaje sencillo", subrayó el antropólogo. Pero eso se relaciona también con su moralismo, es un conservador en costumbres como en general la población rural. Pero su oposición al aborto, a los derechos de las minorías sexuales y al matrimonio homosexual puede generar conflictos con movimientos sociales y las feministas. Situación chilena Es uno de los contrastes con el proceso chileno, cuya Convención Constitucional, con representantes elegidos el 15 y 16 de mayo, tiene fuerte presencia de los LGBTIQ y las feministas. La gran diferencia está en la profundidad de los cambios. Mientras Perú vive un vuelco electoral, de transformaciones limitadas incluso por un gobierno de minoría parlamentaria, 

Chile busca coronar una rebelión de la sociedad, de un año y medio y decenas de muertes, para sustituir un sistema dominado por el neoliberalismo y el autoritarismo. En la primera semana de julio se instalará la Convención Constitucional, con una clara mayoría de los movimientos sociales y de la izquierda. Resulta de las manifestaciones en las calles que forzaron el plebiscito del 25 de octubre de 2020 en que 78 por ciento de los electores aprobaron la elaboración de una nueva Constitución, que entierre la de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), hasta ahora vigente. "Sin duda, habrá un predominio de ideas de avanzada, que pondrán en cuestión las bases del neoliberalismo, como el Estado subsidiario, los derechos previsionales, de salud, educación y vivienda, desprivatización del agua, y también la igualdad de género y los derechos reproductivos, además de las reivindicaciones de los pueblos originarios", resumió Gustavo Gonzalez, exdirector de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile a IPS, desde Santiago.

 Este es un año de muchas elecciones en América Latina, pese a la pandemia. En el mismo Chile la primera elección de gobernadores regionales de la historia del país, concluida el 13 de junio, en segunda vuelta, favoreció los partidos que dominaron buena parte de la política chilena desde el retorno de la democracia en 1990, el Socialista y la Democracia Cristiana, y que habían perdido terreno en la Constituyente. Pero el aspecto más sobresaliente fue la abstención récord. Solo votó 19,6 por ciento del padrón de electores, un indicador de un desinterés que puede distorsionar pronósticos sobre las elecciones presidenciales del 21 de noviembre. Imagen en Twitter del general retirado Hugo Torres, héroe de la guerrilla sandinista y disidente del gobierno de Daniel Ortega, en Nicaragua. Él es uno de los líderes opositores presos el 13 de junio, en una campaña de detenciones de opositores. Minutos antes de la detención difundió un mensaje por las redes sociales, reafirmando su lucha contra lo que calificó como una dictadura. 

, las más grandes elecciones de su historia, el 6 de junio, el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador y su izquierdista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) conquistaron nuevas gobernaciones, pero perdieron fuerza legislativa. La mayoría depende de los aliados y no es suficiente para aprobar reformas constitucionales. Eso apunta a un equilibrio democrático, pero la elección para 21 383 cargos, entre los cuales 15 gobernadores y 500 diputados nacionales expuso la tragedia de México: la campaña, hasta el día de los comicios, había registrado 91 dirigentes políticos asesinados, 36 de ellos candidatos. La violencia también acomete las protestas políticas que persisten en Colombia desde fines de abril, con más de 70 muertos. El detonante fue un proyecto de reforma tributaria, reflejo de un drama común, la desigualdad agravada por políticas económicas que concentran el ingreso. En Nicaragua es la represión política que azota el país. 

Este mes ya encarceló por lo menos 13 opositores, entre ellos cuatro precandidatos a la presidencia. También decenas de periodistas críticos del gobierno de Daniel Ortega sufren detenciones, amenazas y enjuiciamientos, en una operación que también incluye a dirigentes históricos del sandinismo, la fuerza que sustenta al gobernante. "Es un terror brutal", definió a IPS una activista social por teléfono desde Managua. "Tengo 73 años. Nunca pensé que en esta etapa de mi vida iba a estar luchando, de forma cívica y pacífica, contra una nueva dictadura", dijo el general retirado Hugo Torres Jiménez, en un mensaje que grabó antes de ser detenido por la policía el domingo 13 de junio en Managua. Torres es un héroe de la guerrilla sandinista que derrocó al dictador Anastasio Somoza en 1979 y alzó Ortega a la presidencia en los años 80 y luego desde 2007. Igual suerte tuvo otra figura histórica, Dora María Téllez, la "Comandante 2" del asalto al Palacio Nacional en 1978, decisivo para el triunfo del sandinismo. 

 En El Salvador, el presidente Nayib Bukele apunta a otro autoritarismo populista. Su amplia mayoría legislativa recién conquistada la estrenó con la destitución de todos los jueces del Supremo Tribunal de Justicia, cinco titulares y cuatro suplentes, el 3 de mayo, formalmente por discrepancias en la gestión de la pandemia. *Periodista de IPS desde 1978, año en que empezó a trabajar en la corresponsalía de Lisboa, donde escribió también para Cuadernos del Tercer Mundo y fue asistente de producción de filmes en Portugal, donde trabajo con el célebre realizador luso José da Fonseca e Costa (1933-2015). Corresponsal en Brasil desde 1980. Es miembro de consejos o asambleas de socios de varias organizaciones no gubernamentales. Foto: Sputnik Other News UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias

viernes, 11 de junio de 2021

Infografías: así es el mercado de TV paga en América Latina y el Caribe

 

Unos 73,62 millones de hogares están suscritos a ese servicio en la región, lo que representa una penetración del 40%, según un informe de la consultora BB-Media
En los últimos años aumentó de forma significativa el impacto de los servicios de “streaming” a nivel mundial. En gran parte del mundo las audiencias ya los adoptaron como un nuevo hábito de vida. 

Este cambio disruptivo es visto como una nueva modalidad tanto de la televisión como del cine. BB-Media es una empresa de consultoría e investigación de mercados, que opera desde 1987, con oficinas en Argentina, Brasil, Colombia, México y Estados Unidos. Como hace cada año, recientemente publicó la actualización del mapa de América Latina y el Caribe sobre el mercado de TV paga y los OTTs en 2021.

 El informe señala la cantidad de hogares que acceden al servicio de TV Paga, quiénes son suscriptores y cuántos abonados son declarados por los proveedores de TV Paga. Además, proporciona datos sobre la Penetración del servicio, y el “Market Share” de los Proveedores de TV Paga y de los contenidos online. infografia

 En el caso de América Latina a nivel global, en el último año se registraron 85,35 millones de hogares con acceso a TV Paga, con una penetración del 46%. Los hogares suscritos a ese servicio, en tanto, fueron 73,62 millones, con una penetración del 40% en la región. Como resultado del incesante avance de los servicios de “streaming”, esos datos reflejan un descenso del impacto de la TV Paga en América Latina y el Caribe, ya que en 2020, según el mismo informe de BB-Media de ese año, el total de hogares con acceso a TV Paga fue de 91,84 millones, y el de usuarios suscritos ascendía a 79,59 millones.

 La diferencia entre los hogares con acceso y los suscritos es que los primeros son todos aquellos que tienen acceso al servicio, ya sea de manera legal o por piratería. Los segundos, en cambio, están suscritos de forma lícita. Y casi 66 millones de hogares se ubican en el rubro de “Declarados con TV Paga”. Por su parte, con relación a los contenidos online, la empresa consultora identificó 235 plataformas y 893 “live streaming”, y el número de películas y series incrementó a 475.000 y 84.000, respectivamente

. A la hora de analizar el mercado global, el estudio indica que los hogares en la región contratan en un 41% lo que se conoce como el “Fresh Market”, y en un 24% la TV Paga y los OTTs. Estos últimos son servicios que consisten en la transmisión de audio, video y otros contenidos a través de internet sin la implicación de operadores tradicionales, tanto en el control como en la distribución del contenido. El 19% de los hogares contratan solo OTTs, y el 17% solo TV Paga. A continuación, los casos de Brasil, México, Argentina y Colombia, cuatro de los mayores países en telecomunicaciones en América Latina. Brasil infografia

 El gigante sudamericano registró en el último informe 20,72 millones de hogares con acceso a TV Paga, con una penetración del 29%, y 16,61 millones de suscritos a ese servicio, alcanzando una penetración del 23%. Los declarados, en tanto, fueron 15,41 millones. Con relación a los contenidos online, hubo 88 plataformas digitales, 324 streaming en vivo, 130.000 películas y 20.000 series. México México es otro gigante de las telecomunicaciones, tal vez el mayor de la región. En este último estudio de BB-Media, el balance del país fue de 23,15 millones de hogares con acceso a TV Paga (68% de penetración), y 21,58 millones suscritos (63% de penetración). 

 El número de hogares declarados con TV Paga, por su lado, fue de 20,06 millones (59%). Las plataformas digitales en México ascendieron a 95, mientras que los “Live Streaming” se ubican en 390. Asimismo, el número de películas y series es de 106.000 y 14.000, respectivamente. Argentina A diferencia de los tres países anteriores, en Argentina un 42% de los hogares contratan TV Paga y OTTs. Según el informe, la penetración de los hogares con acceso a TV Paga es del 77%, con un total de 11,52 millones. 

Los suscritos se ubican en 9,72 millones, con una penetración del 65%. Los declarados, por su parte, son 8,61 millones en el país sudamericano. Respecto a los contenidos online, se reportaron 98 plataformas, 538 live streaming, 84.000 películas y 15.000 series. Colombia En el país se registra una penetración del 56%, con 8,40 millones de hogares con acceso a TV Paga. Los suscritos son 7,31 millones (48%) y los declarados 6,41 millones (42%). Las plataformas online fueron 86, los servicios de live streaming 355, mientras que las películas y las series se ubicaron en las 65.000 y 12.000, respectivamente.

 Los mayores proveedores de TV por suscripción en los cuatro países son Claro TV (Brasil), SKY (México), Cablevisión (Argentina), y América Móvil (Colombia). En otras naciones, como por ejemplo Ecuador, lidera DIRECTV. Un denominador común es el impacto de Netflix en la industria de los servicios de streaming, con un “share” en el mercado de plataformas superior al 20% en cada país. Amazon Prime y HBO Go también cuentan con una fuerte presencia en la mayor parte de la región. Los países que mayor penetración de TV por suscripción poseen en el continente son: Costa Rica (69%), Argentina (65%), México (63%), Uruguay (60%), Chile (59%), Panamá (52%) y Colombia (48%).

jueves, 27 de abril de 2017

Sergio Roses disertará en el II Foro Regional sobre Economía Verde e Inclusiva en América Latina



El Presidente del Concejo Deliberante y de la Agencia de Desarrollo de Campana estará presente en Montevideo, Uruguay, donde expondrá acerca de la gestión de residuos industriales para reducir el impacto ambiental.

Sergio Roses, Presidente del HCD y la Agencia de Desarrollo de Campana, disertará en el 2do Foro de Diálogo Regional de Intercambio y Expertos “Poniendo en Práctica la Economía Verde e Inclusiva en América Latina y el Caribe” que se llevará a cabo en Montevideo, Uruguay.

En esta ocasión, Roses expondrá acerca de la gestión de residuos industriales y el desafío de pasar de una economía lineal a una economía circular para darle valor a los materiales residuales y reducir el impacto ambiental que éstos generan.

"Por el carácter innovador de la propuesta que impulsamos desde la Agencia de Desarrollo Campana, fuimos convocados a este encuentro que representa una gran oportunidad para discutir e intercambiar experiencias con otras instituciones y organismos internacionales que trabajan para resolver la misma problemática", explicó Roses.

Durante la jornada, los expertos y actores alemanes y latinoamericanos de diversos sectores abordarán distintas temáticas como empleos verdes e inclusivos, edificios y espacios públicos sostenibles, consumo y turismo sostenible, el uso de recursos renovables, e inclusión social y participación en la gestión de residuos integrados.

La actividad está organizada por el Ministerio Federal para el Medioambiente, Protección de la Naturaleza, Construcción y Seguridad Nuclear de Alemania y el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medioambiente del vecino país.

“En Campana estamos poniendo el tema de los residuos urbanos e industriales sólidos y su reutilización en el eje de la discusión al tiempo que generamos iniciativas para darle solución concreta a esta problemática ambiental que preocupa a todos los vecinos”, concluyó Roses.

lunes, 19 de enero de 2015

Latinoamerica: Una nueva agenda

por Andrés Oppenheimer

Los economistas han estado pronosticando desde hace ya varios meses que América Latina no crecerá mucho este año, pero las nuevas proyecciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sugieren que 2015 puede ser peor de lo esperado.


Eso es una mala noticia, porque el Banco Mundial y el FMI - y en mayor medida aún la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) - suelen hacer proyecciones económicas más optimistas que los principales economistas independientes. Cuando las instituciones internacionales reducen sus pronósticos de crecimiento, es hora de preocuparse, porque puede que pronto vuelvan a revisar sus estimados hacia la baja.

Pocos dias atrás, el Banco Mundial redujo su proyección de crecimiento para la región de 2.9 a 1.7 por ciento. Se espera que el FMI también haga un recorte de 2.2 a 1.5 por ciento cuando anuncie sus previsiones anuales la próxima semana.

Ambas instituciones internacionales coinciden en que la caída de los precios de las materias primas y la caida en las importaciones de China figuran entre los principales factores que causarán un bajo crecimiento en la región.

Marcelo Giugale, uno de los principales economistas del Banco Mundial, dice que “con suerte, este será un año mediocre” para la región. El estancamiento económico de Brasil, el gigante sudamericano del que dependen las economías de varios países, será otro factor negativo para la región, agregó.

Alejandro Werner, el director del FMI para las Américas, me dijo en otra entrevista que este año va a ser muy parecido al 2014 para la economía de América Latina. Y el 2014 ya fue el peor año para la región en doce años, con la excepción de 2009, señaló.

Latinoamérica crecerá a dos velocidades, dicen ambas instituciones financieras internacionales: los países importadores de petróleo en América Central y el Caribe crecerán mucho más rápido que los que exportan petróleo y otros productos básicos en Sudamérica. México, que exporta petróleo pero tiene una economía bastante diversificada, estará en un punto medio, dicen.

Entre las economías que tendrán peor desempeño en 2015 estarán Venezuela, Argentina y Brazil, los mayores exportadores de materias primas de la región.

Venezuela, que depende del petróleo para el 96 por ciento de sus exportaciones totales, tendrá un crecimiento negativo del 2 por ciento este año, según el Banco Mundial. Los bancos privados pronostican que la economía de Venezuela se desplomará a un crecimiento negativo de hasta el 4 por ciento. Venezuela tiene la tasa de inflación más alta del mundo, proyectada en 70 por ciento para 2015.

La economía de Argentina se contraerá un 0.3 por ciento y la economía de Brazil crecerá sólo 1 por ciento, según los pronósticos del Banco Mundial. Según Goldman Sachs y otras empresas privadas, Brazil crecerá apenas un 0.7 por ciento o menos este año.

Entre los países de la región que les irá mejor este año están Panamá, que crecerá un 6.1 por ciento, República Dominicana con un 4.9 por ciento, Perú con un 4.8 por ciento, Colombia con un 4.4 por ciento, y México en un 3.3 por ciento, según el Banco Mundial. La mayoría de estos países exportan gran parte de sus productos a Estados Unidos, la mayor economía del mundo, cuya economía se está recuperando rápidamente.

Mi opinión: América Latina debe adoptar urgentemente una nueva agenda de crecimiento. En lugar de seguir en piloto automático, dependiendo de las exportaciones de materias primas y manufacturas básicas, la región debería apostarle fuertemente a la educación de calidad, la innovación y la integración a la economía global, para poder vender productos más sofisticados a los mercados más grandes del mundo.

En lugar de realizar constantes cumbres presidenciales que terminan con declaraciones huecas sobre la unidad regional, los países latinoamericanos deberían juntarse para negociar acuerdos comerciales con los Estados Unidos, la Unión Europea y Asia. Hoy, América Latina representa sólo el 5 por ciento del comercio mundial de mercancías: si no se inserta más en la economía global, se quedará aún más atrás.

Al mismo tiempo, América Latina debe mejorar sus bajos estándares de educación e innovación. Hoy en día, los paises de la región están en los últimos puestos de las pruebas internacionales PISA que miden el desempeño académico de estudiantes de 15 años. Y todos los países de América Latina juntos registran apenas un diez por ciento de las patentes de nuevas invenciones que registra un solo pais asiático –Corea del Sur- ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.

Es hora de que la región empiece a hacer lo que los paises asiáticos vienen haciendo desde hace tiempo: hacer a un lado sus prejuicios ideológicos obsoletos, e insertarse en la economía global del conocimiento.

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