Mostrando entradas con la etiqueta FA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta FA. Mostrar todas las entradas

miércoles, 26 de mayo de 2021

MARCHAR AL ESPIEDO

 

En una entrevista en el diario El Observador, el ex intendente de Montevideo y ex candidato presidencial del Frente Amplio, Daniel Martínez declaró que si el Frente Amplio no entiende las causas reales de la derrota, corre riesgo de “marchar al espiedo” en el 2024, aunque haya un “mal gobierno”. Gran verdad.
En estos casi 14 meses de nuevo gobierno multicolor y de oposición del Frente Amplio, esto se puede comprobar de muchas maneras, en particular en el nivel de apoyo que recibe la Presidencia de Luis Lacalle Pou a pesar de que en el último semestre ha tenido un pésimo manejo de la pandemia, situando al país la peor posición del mundo, por contagios, y también por muertes. Solo la vacunación ha impedido un desbarranque peor. 

A todos los aspectos de la salud, se podría agregar la muy lenta recuperación económica y el fuerte impacto social del covid-19, en aumento del desempleo, de la pobreza y de la miseria. En 16 meses desde la derrota del FA no se ha procesado un debate serio, profundo, adecuado y al nivel de la cultura y la historia política de la izquierda uruguaya y los resultados no pueden medirse solo por los textos, por los análisis, sino fundamentalmente por los resultados, es decir la acción política. Y estos con muy pocas excepciones son paupérrimos.

 No se ha logrado elaborar lo fundamental, no solo un texto de autocrítica consensuado, asumido, bien elaborado, sino algo mucho más importante, una línea política adecuada a esta nueva situación. La agenda y las principales decisiones políticas del FA las fija el gobierno y sus partidos. Y esa es una gran desventaja. No estamos asistiendo a una ola de avance de la derecha en el continente como algunos vaticinaron, lo demuestra Bolivia, Chile, Perú y sobre todo Brasil y sus perspectivas y la gran movilización en Colombia. 

El panorama se ha hecho mucho más variado y complejo en la región. Argentina, juega en un campeonato aparte. He escrito varias columnas sobre el conjunto de la situación y las causas que llevaron al FA a la derrota, incluso tuve tiempo de releer algunos artículos del 2018, 2019 y no creo que deba arrepentirme, con tiempo y con los argumentos que logré construir, anuncié la seria posibilidad de perder las elecciones y la perdida profunda de identidad de la izquierda uruguaya, desde su gobierno semi paralizado, su falta de firmeza para reaccionar frente a la corrupción y los desastres en la gestión en varias dependencias del Estado y la pobreza absoluta de la batalla ideológica y política, cuya gran consigna era casi exclusivamente ganar nuevamente las elecciones. 

Los uruguayos nos dieron una gran lección, incluso llena de sutilezas que todavía no hemos logrado captar. Hoy la izquierda está encepada en reclamar menos movilidad, más inversión social para enfrentar la pandemia y en el plebiscito contra la LUC. Y poco más. Lo voy a reiterar, si no fuera por los tres intendentes (Canelones, Montevideo y Salto), sus iniciativas, su presencia pública y su labor de gobierno, sería un verdadero desastre. Y sobrevolándolo todo está el tema recurrente y casi obsesivo: las elecciones del 2024 y los cargos. El golpe político de perder las elecciones tuvo y tiene un corolario eruptivo: la pérdida de cargos a todos los niveles. 

Y se nota. Hasta tanto los dirigentes del FA, no muestren que estos cinco años deben servir para recuperar en un tiempo nuevo y mucho más complejo, los valores políticos, morales y hasta humanos de una auténtica fuerza de izquierda, el problema no será solo ganar, sino que hacer luego, que no se reduzca a repartir nuevamente cargos a diestra y siniestra. La enfermedad senil del carguismo, de los sillones, está lejos de desaparecer, es un virus que tiene una sola vacuna: elevar al lugar adecuado los valores, principios e ideas de auténticas fuerzas de izquierda y progresistas. Incluyendo los valores morales, humanos y hasta épicos.

 El FA no ha logrado hasta ahora liberarse de las más simples reacciones y adjetivaciones contra el actual oficialismo y construir su propio relato, su propia propuesta de renovación en serio y el crear un clima de interrogantes adecuadas a este nuevo tiempo a nivel mundial, regional y nacional. Y todo gira en torno a posibles candidatos. No está mal interrogarse en torno a la capacidad de renovación de los líderes, de los referentes, pero cuando eso ocupa casi todo el horizonte, es porque la pobreza política debería comenzar a asustar. Los líderes surgen desde muchas realidades combinadas, inclusive las encuestas, pero deben reflejar la calidad política, ideológica, cultural y humana de esos aspirantes. Si el FA no es capaz de una nueva propuesta que contenga con mucha fuerza la crítica y el aprendizaje ante sus errores, sus horrores, sus debilidades, sus nuevas experiencias, y sus resultados positivos, no superará sus notorias debilidades actuales.

 Escribir sobre estos argumentos, es incómodo, siempre es incómodo, porque la cantidad de aferrados a la verdad sacrosanta, al pasado, a la devoción y la fe en lugar de a las ideas y al sentido crítico que en definitiva es quien identifica a una fuerza de izquierda, es muy grande y peligrosamente arraigado. Se expresa en los silencios o en cierto primitivismo casi fanático que se aprecia no solo en las redes. Un programa debe necesariamente expresar las fuerzas sociales y culturales que hay que convocar e incorporar para iniciar un nuevo ciclo de cambios, mejores, más profundos, más sólidos y sostenibles y con horizontes mucho más ambiciosos y no solo para administrar la flotación o una decadencia más lenta. El Uruguay necesita un nuevo Proyecto Nacional y su construcción está llena de contradicciones, de tensiones y de altos requerimientos políticos.

 Un nuevo Proyecto Nacional, sobre el trabajo y la producción, donde solo repitiendo las viejas consignas y apoyados por los mismos sectores no nos permitirá crecer y sobre todo desarrollarnos con un salto elevado en la justicia social. Que ya no es solo los porcentajes en la distribución de la riqueza, su clave son las oportunidades y liquidar en serio la miseria, la pobreza fuertemente instalada en el país. No un nuevo ciclo algo mejor, sino una revolución en la educación, en la vivienda, en el empleo, en los indicadores sociales cambiados radicalmente. 

 Eso implica afectar intereses, no hay que hacerse ilusiones, ni mentir, para esos cambios hay que identificar las fuentes de los recursos necesarios. Sin dudas el crecimiento es fundamental, incluyendo las inversiones, pero no alcanzan, esa es la principal diferencia con la derecha, de donde deben salir los recursos para progresar, para desarrollarse, para construir con las grandes mayorías nacionales un tejido social y cultural mucho más justo, pero mucho más potente y beneficioso para todo el país. Y allí tenemos mucho que aprender, porque confundimos esa tarea irrenunciable, con acceder simplemente a los reclamos sindicales o corporativos, sin contrapartidas y sin resultados proporcionales. Necesitamos un Proyecto Nacional con una propuesta sobre el papel de los sectores empresariales, nacionales y extranjeros y no avanzar al golpe del balde. 

 Un Proyecto Nacional debe obligatoriamente y de una vez por todas reformar el Estado, no a mordiscones sino con un rediseño completo, un nuevo pacto social y político y no manteniendo una interminable cantidad de tribus y sus beneficios y vicios. Un nuevo Proyecto Nacional necesita utilizar las experiencias sobre la seguridad pública, sobre las graves carencias y errores cometidos en 15 años y la ventaja que ya nos lleva el actual gobierno. Aunque tratemos de mordisquear con críticas menores y sin asumir nuestras culpas. Y un Proyecto Nacional requiere nivel, estudio, cuadros, científicos, profesionales, educadores, intelectuales además de políticos. 

La tecnología, la ciencia no pueden convocarse cuando trona la pandemia, en la actualidad son una exigencia permanente, no sólo en la economía sino en muchos otros frentes de la acción. El arte de combinar la política y la ciencia, la tecnología, la salud, la pedagogía, la profesionalidad, la cultura, son fundamentales. Creer que una línea política es una competencia entre el actual oficialismo y la oposición para establecer quien tiene la mayor cantidad de casos de corrupción y de irregularidades, es desvalorizar la política, y en ese clima se avivan las brasas del espiedo. Esa línea política debe incluir la capacidad de comunicación con la sociedad, renovando métodos, temas, amplitud, si la derecha y el centro derecha logra recrear el clima de: todos contra el Frente Amplio y contra el progresismo, el espiedo es inevitable. Luego, muy luego viene una adecuada, una buena campaña electoral, que requiere de todas las innovaciones que se incorporan a diario.

 Con una buena campaña solamente no se ganan las elecciones, pero con una mala campaña, se pueden perder perfectamente. Hay un aspecto que no tiene una unidad de medida, pero que para la izquierda es fundamental, es la reconstrucción del sentido de fraternidad, de compañerismo, de compartir humanamente un proyecto político-histórico que no se basa en la refundación del país, sino en una racionalidad profundamente renovadora, pero también en una historia de sacrificios, de pérdidas, de profundas heridas compartidas.

De un compañerismo, que incluya la capacidad de entender las diferencias y no defender cualquier cosa y a cualquier precio. Nadie debe horrorizarse o hacerse el desentendido, en política marchar al espiedo es muy, pero muy malo, sobre todo luego de haber gobernado 15 años seguidos, pero mucho peor es asarse en su propia paralización, en su rabia, en sus diatribas y en su impotencia. La reacción ante la derrota es una prueba inevitable para saber si se tienen las condiciones necesarias para obtener la victoria. Esteban Valenti

martes, 25 de mayo de 2021

Edil del FA que reivindicó al nazismo pide disculpas; Mesa Política condena comentarios y pasa a Tribunal de Conducta

 

ROCHA (Uypress) – El edil de Rocha Nilson Portugal, que a través de las redes sociales había expresado que se preguntaba “¿qué tan equivocado estaba Hitler?”, en alusión al Holocausto del pueblo judío y al actual conflicto entre Israel y Hamás, emitió un comunicado pidiendo disculpas. 

Por su parte, la Mesa Política Departamental del FA resolvió pasar los antecedentes al Tribunal de Conducta Política.ROCHA (Uypress) – El edil de Rocha Nilson Portugal, que a través de las redes sociales había expresado que se preguntaba “¿qué tan equivocado estaba Hitler?”, en alusión al Holocausto del pueblo judío y al actual conflicto entre Israel y Hamás, emitió un comunicado pidiendo disculpas. Por su parte, la Mesa Política Departamental del FA resolvió pasar los antecedentes al Tribunal de Conducta Política.

lunes, 22 de febrero de 2016

ESOS ESTÚPIDOS URUGUAYOS

imagen del contenido Esteban Valenti
Esteban Valenti
22.02.2016
No tengo suficiente experiencia para opinar a nivel más general, pero puedo decir con total certeza, con absoluta convicción que hay algo que los uruguayos de todos los sectores sociales, de todo el territorio nacional, de todos los orígenes y posiciones políticas no soportan: que alguien los trate de estúpidos, los subestime.
Una de las peores formas de subestimarlos es considerar que algún sector político, algún partido, gobierno o corporación de cualquier tipo puede manejarlos y llevarlos de las narices detrás de su batuta. No lo logró hacer ni siquiera la dictadura con su máquina de terror, su cuasi monopolio de los medios de comunicación y sus muchos años de poder absoluto. El plebiscito de 1980 fue una sorpresa mundial y un gesto natural de los orientales. Somos pocos, pero despiertitos.

Hubo un tiempo en que la izquierda votaba muy bajo o al menos por debajo de sus expectativas y algunos se las agarraban con la gente y aunque en los sesudos análisis no decíamos nada, en el fondo despreciábamos esas mayorías. Algunos consideraron incluso que por esa vía, la de recurrir a la opinión ciudadana no se lograría nada, más que adornar al sistema. ¿Se acuerdan?

En el fondo y no tanto, eso era precisamente lo que se discutía. Nunca lo discutimos a fondo en la izquierda, pero el golpe de estado triunfó por muchos motivos, por la ofensiva imperial en la región, porque los sectores golpistas civiles y militares asumieron la mayoría del control de las Fuerzas Armadas, pero además porque la mayoría de los ciudadanos fueron indiferentes o los apoyaron. Los que resistimos fuimos una minoría.

Fue una resistencia única en toda la región, con huelga general incluida, pero los trabajadores y estudiantes organizados chocamos no solo contra la represión, sino sobre todo con la indiferencia y en algunos casos con el sordo reclamo de amplios sectores de más orden, de más control. Y perdimos esa batalla y nos llevó 7 años recuperar la iniciativa a través del plebiscito de 1980.

A la salida de la dictadura ganó las elecciones Julio María Sanguinetti del Partido Colorado y las dos fuerzas principales de la resistencia el Frente Amplio y el Partido Nacional, perdimos. Es cierto nuestros dos principales dirigentes estaban presos o proscriptos, Liber Seregni y Wilson Ferrerira Aldunate, pero esa no fue el único motivo, "El cambio en paz" conquistó las mayorías electorales de 1984. Y no fue una consigna correcta y bien manejada, fue toda una propuesta que luego se frustró a partir de 1985, la concertación y el espíritu común de la lucha contra la dictadura cívico-militar.

Y si bien no entusiasmaron a nadie, no movilizaron a nadie, en 1989 en el plebiscito contra la ley de impunidad, nos ganaron. Convencieron a la mayoría de mirar sobre todo hacia adelante y tratar de olvidar el pasado. El pasado volvió inexorablemente a golpear las puertas y durante el primer gobierno de izquierda abrió las investigaciones y los cuarteles y encarceló a algunos de los principales responsables.

La crisis del 2002 fue otra prueba de la cordura de los uruguayos y de su rechazo a ser tratados como manada. Jorge Batlle comenzó su gobierno con un alto nivel de aprobación, más alto que sus antecesores, hasta que la herencia de la decadencia sembrada y regada por Sanguinetti, Lacalle y Sanguinetti y los propios errores y compromisos lo derrumbaron. Fue la crisis bancaria, fue la aftosa, fue la situación argentina, pero fue un viraje violento en nuevos y mucho más amplios sectores sociales que se sintieron engañados y hartos del poder tradicional de los dos partidos más viejos del mundo aferrados al poder.

Y hemos ganado tres elecciones al hilo por nuestros méritos, de eso no hay duda, pero también porque los opositores siguen tratando mal a las mayorías nacionales. Y estuvimos a punto de perder las elecciones en el año 2014, cuando iniciamos la misma como si ya hubiésemos ganado, como si fueran un acto casi ritual y hasta que no volvimos a presentar un candidato que se sometía a su voluntad, que volvía a La Teja y a sus orígenes, que descruzaba los brazos y se sacaba la corbata de presidente y volvía a ser "El Taba", estuvimos a un pelo de perder las elecciones, ni que hablar la mayoría parlamentaria.

Un susto de novela nos llevamos en las elecciones departamentales y municipales del 2010, cuando aparateamos a la gente y le impusimos una candidata. Nos taparon de votos en blanco y anulados y aunque seguimos gobernando, nunca nos perdonaron y la Intendenta tuvo una constante hostilidad, incluso de frenteamplistas de toda la vida.

Pagamos caro el tema Pluna. No lo pagó el Frente Amplio lo pagó por entero el FLS y era obvio que iba a suceder eso, a pesar de que las diferencias con ANCAP son abismales, pero hubo formas y contenidos que la gente no se tragó.

Pero nunca como ahora, desde que existe el FA, tenemos encima la mirada atenta e inquisidora de la gente, de esos uruguayos que odian ser tratados como rebañó de seguidores incondicionales a los que se les puede arrear con un relato. Porque en definitiva aunque nuestros cambios han sido tan evidentes y nuestra historia es tan rica y llena de pasión y creemos que llegado el momento emergerá para sepultar a los críticos y a los dudosos y a los que se atrevan a poner en discusión algo de la refulgente realidad, pensar así es un suicidio.

Está muy bien que sigamos construyendo el relato sobre como recibimos el país en el 2004, hace 12 años...y todo lo que hicimos, que fue extraordinario, pero hay pruebas y preguntas inexorables: ¿Cómo sigue esto? ¿Cuáles son los ejes centrales de la nueva etapa? ¿Qué capacidad de iniciativa tenemos en la nueva situación? E inexorablemente: ¿cómo reaccionaremos ante los errores, horrores o inmoralidades e ilegalidades si se comprueban? De esto último que nadie se haga ilusiones, no le venderemos un tranvía a la gente.

Discutamos con altura, adoptemos las medidas legislativas y de todo tipo para, pero sobre todo políticas para que no vuelva a suceder, para cambiar a fondo, no solo el directorio y varias gerencias y jefaturas de ANCAP y encaucemos con sentido progresista a la principal empresa del país.

Una de las cosas más difíciles del poder es lograr que las ventanas de sus palacios, miren siempre hacia la calle, hacia la gente, a las plazas y los caminos del país y no se transformen en espejos donde se observan los gobernantes. Es el camino más corto para subestimar a la gente y confundir la realidad de los pasillos del poder con la realidad.


Noticias que interesan